Samuelito es paciente del Departamento
de Hematología del Hospital de Niños
Baca Ortiz de Quito. Tiene cinco años y es
oriundo de Macusa, población indígena
que se encuentra a tres horas del cantón
Joya de los Sachas, en la provincia de Orellana.
Este adorable pequeño
comenzó con una dolorosa historia a los tres
años, cuando le diagnosticaron leucemia.
Por las paupérrimas condiciones económicas,
sus padres no pudieron continuar con el tratamiento
iniciado en Quito. Así transcurrió
un año... Y regresó a dicha casa de
salud. En esta ocasión le detectaron una
metástasis en los testículos; era
preciso extirparlos para en algo frenar el avance
acelerado de la enfermedad. Y así lo hicieron.
Además, Samuelito está
sometido a las sesiones semanales de quimioterapia.
El pequeño solo habla el idioma nativo de
los shuaras, no entiende el español y su
único medio de comunicación es su
madre, Rita, que muy pocas palabras entiende del
castellano.
Rita, que no entiende la pregunta
de cuántos años tiene, con dificultad
y tristeza dice que tres hijos más, a los
que les extraña, porque son muchos meses
que no les ve, la última ocasión fue
hace dos años. La caza y la pesca son las
actividades prioritarias de su comunidad. En los
últimos meses los hombres están trabajando
con las compañías que están
ingresando a la zona y que les contratan para cierto
tipo de trabajo; es ahí donde actualmente
está laborando el marido de Rita, para conseguir
un poco de plata.
En el hospital ha recibido la
solidaridad de la Fundación ‘Por una
Vida’, que se dedica a ayudar casi en la totalidad
del costo (en lo referente a medicamentos y tratamientos)
a los pacientes de escasos recursos que sufren de
leucemia y cáncer, y subvencionan la comida
a los familiares que deben permanecer o trasladarse
hasta esta casa de salud con los pacientes.
Porcentajes y estadísticas
alarmantes Estos casos de leucemia y cáncer
que están matando a la población del
Oriente ecuatoriano, inciden también en la
predisposición genética de las personas.
Coincidentemente, en el Ecuador estos porcentajes
denotan que la principal causa de muerte es el cáncer
en un 32% del total de muertes, 3 veces más
que la media nacional de muertes por esta enfermedad
que es de 12%, y 4 a 5 veces superior que en Orellana
(7.9%) y Sucumbíos (5.6%). La tasa de mortalidad
por cáncer de la población estudiada
asciende a 13.6 por 10.000 habitantes, el doble
que en la Sierra, el triple que en la Costa y 6
veces superior al índice de las provincias
amazónicas.
Particularmente, la incidencia
de cáncer de estómago, leucemia, hígado,
intestino, útero y huesos está aumentando.
Posiblemente estos datos sean en realidad más
altos debido a la falta de diagnósticos adecuados
(19%). Influyen también los fungicidas, que
afectan a la población infantil y es mayor
su porcentaje en la provincia de Orellana, especialmente
en el cantón Joya de los Sachas, donde existe
el mayor número de pozos petroleros de la
región amazónica. En esta región
todas las enfermedades afectan en mayor cantidad
a la población, las estadísticas muestran
que en las zonas de mayor contaminación la
desnutrición bordean el 43%, mientras que
en otras regiones llega al 21.5%; en igual porcentaje
se observan la anemia, las infecciones de la piel,
abortos, tuberculosis y cáncer. El principal
elemento de contaminación es el petróleo.
De una producción de
400.000 barriles por día (bpd), cada año
se derraman más de 32.000 barriles a los
ríos; solo en el 2001 se produjeron 75 derrames,
lo que supone el equivalente a varias veces la carga
del hundimiento del Exxon Valdez en Alaska.
Además, se queman más
de 30.500 millones de pies cúbicos diarios
(mpcd) de gas, cuyos subproductos de la combustión
son eliminados directamente a la atmósfera,
y se producen alrededor de 850.000 barriles diarios
de aguas de formación cada día. En
toda esta actividad, son cantidades astronómicas
de químicos que contaminan el ambiente, el
agua, la tierra y que provocan aquellas lesiones
irreparables y que por obvias razones las compañías
no quieren aceptar su responsabilidad.
Las empresas están convencidas
de que con limpiar la parte negra de las aguas y
entregar unas cuantas obras ya remedian los daños;
sin embargo, muchas veces los pobladores caen en
ese juego y no meditan que los químicos que
están en las aguas de formación; que
los químicos que se utilizan para separar
el petróleo del agua y del gas; que los químicos
que sueltan los mecheros al quemar el gas, son los
cancerígenos y que están terminando
con la vida en la región.
En la construcción
del puente Carlos Pérez Perasso,
Fallas técnicas, sobreprecios
y atracos a lo grande
Por:
Gonzalo Sono M.
Un nuevo caso de corrupción
a la vista, entre otros tantos que a diario ocurren
en este país. Ahora se trata del famoso puente
Carlos Pérez Perasso, en construcción
dizqué para mejorar el servicio del viejo
puente Rafael Mendoza Avilés, sobre el río
Daule.
Lo desconcertante de este contrato
es que se descubren errores en el diseño,
fallas técnicas en la construcción,
desajustes en el presupuesto, cálculos mal
hechos y otros tantos conflictos, justo cuando la
obra ya estaba construida en un 85 por ciento y
los contratistas se disponían a entregarlo.
Entonces se descubre que los diseños iniciales
tienen horrendas fallas y por tanto los reajustes
en su costo vienen a alterar todo, plazos y precios.
Para comenzar, el costo de su
edificación y la remodelación del
puente Mendoza Avilés, pasó de 80
millones dólares a 142 debido a que los supuestos
que utilizaron en los diseños no coincidieron
al momento de la construcción y por tanto
se obligaron a construir nuevos rubros, lo que aparece
sorprendente desde todo punto de vista y se presume
que tamaños errores no se dan ni en la construcción
de una alcantarilla y peor aún en una obra
de esta magnitud. Hay mala fe, sin duda alguna.
Y bien se puede observar que en asunto de precios,
de reajustes, de nuevas ganancias y nuevos condicionamientos,
la precisión es absoluta y los cálculos
no fallan en lo más mínimo.
Un informe de la Corporación
Andina de Fomento (CAF) sostiene que existen sobreprecios
en tres rubros (acero de refuerzo, casetas para
peaje y reparaciones de fisuras), que, por lo pronto,
tienen un costo de 22 millones de dólares.
Por otra parte, también
en base a una precisión técnica increíble,
se ha descubierto que existía variedad en
el tipo de suelos y que tampoco se ha hecho un estudio
completo y minucioso de las características
del suelo, antes de dar comienzo a la obra; se han
incrementado las perforaciones más allá
de lo que estuvo programado, se han ampliado los
índices de profundidad de los pilotes, se
han cometido errores en la cuantificación
del uso de materia prima, se ha procedido a la reubicación
de cables telefónicos, se sugiere proceder
a un rediseño del intercambiador de la Puntilla,
el incremento de gastos imprevisto.
Aesto hay que agregar los 23
meses de retraso que tiene la obra, ya que debía
entregarse en diciembre del 2004 y ahora se ofrece
hacerlo en junio del 2006. Este nuevo puente tendrá
una longitud de 850 metros y contará con
11 pilotes. Hasta la presente fecha se han instalado
8, por lo que aún faltan 3, marcados con
los números 9, 10, y 11, sobre los cuales
aún no se sabe a qué profundidad quedarán,
lo que se verá según el avance de
la obra y lo que significa, en el fondo de esta
“negociación”, el recurso que
se utiliza para llegar a un acuerdo en cuanto a
reajuste de precios, que aún no está
definido, pues se habla de un incremento de más
de 60 millones, en tanto que, según criterios
de los entendidos en esta materia, un reajuste (que
hasta hoy no tiene justificación) no podría
fijarse en más de 20 millones de dólares.
Los costos adicionales se han fijado de la siguiente
manera:
(Ver cuadro 1) Ante este panorama
y a fin de que la empresa privada brasileña
no se sienta perjudicada, el gobierno actual lo
que está haciendo es buscar el financiamiento,
recurrir a alguna entidad bancaria que le preste
dinero a fin de poder cubrir esta suma. De esta
manera se pondrá el punto final a un contrato
celebrado y ejecutado contra todo principio ético
y moral, y sobre todo, contrariando los puntos de
vista técnicos y los precios justos. En conclusión,
a pesar de la paniaguada actitud del Ministerio
de Obras Públicas, de cierto paternalismo
que quiere asumir el Consejo Provincial del Guayas,
existe negligencia, actos de corrupción e
incapacidad técnica en todo lo concerniente
a esta obra cuyo contratista es la firma Andrade
Gutiérrez con sede en el Brasil.
Pero lo más grave parece
ser que el puente Rafael Mendoza Avilés no
garantiza ninguna estabilidad y en consecuencia
requiere redefinir los aspectos técnicos,
pero a condición de que en esta labor no
metan la mano ni el contratista brasileño
ni los funcionarios de obras públicas, sino
un grupo técnico internacional de prestigio.
No hay que olvidar que esta
empresa constructora, la Andrade Gutiérrez,
tiene un largo historial en el Ecuador, con dos
sentencias judiciales de por medio. Esta firma brasileña
llegó al país en el año 1985,
cuando participó en la licitación
de la carretera que unía Méndez y
Morona, en el Oriente Amazónico. Al poco
tiempo ya comenzaron los problemas con esta empresa.
El diputado Dalton Bacigalupo
presentó una denuncia acusándola de
formar parte de una confabulación con el
ex presidente interino Fabián Alarcón,
sus Ministros de Finanzas Marco Flores y de Obras
Públicas, Homero Torres, y el Procurador
Milton Alava, lo que desembocó en dos sentencias:
la primera, que obligaba a la constructora a devolver
23.4 millones de dólares más los intereses,
que el ex Contralor Alfredo Corral determinó
que se había pagado en exceso; y la segunda,
en el campo penal, que deslindó la responsabilidad
a la firma brasilera. El pago al Estado de la primera
sentencia no se ha ejecutado y aquello no impidió
que la constructora siga participando y ganando
en concursos y licitaciones convocadas por el Gobierno
Nacional.
Andrade Gutiérrez prácticamente
ha sido favorecida con los mejores y más
jugosos contratos, como el canal de riego Tabacundo,
el control de la inundación de la cuenca
baja del río Guayas, dos tramos de la marginal
del Pacífico en la provincia de Esmeraldas,
la construcción de la presa Mazar, en Azuay,
la construcción de la carretera Méndez
Morona, como ya se mencionó y, por último,
la construcción del puente Carlos Pérez
Perasso, provincia del Guayas. Aparte de todos estos
concursos y licitaciones “ganadas”,
mantienen la participación del 50 por ciento
en la construcción del aeropuerto de Quito,
donde además poseen el 45 por ciento de la
concesión de la terminal aérea. Conclusión:
Son muchas las sospechas que están abiertas
acerca de la solvencia y la ética profesional
que se ciernen sobre este monopolio en la rama de
las obras públicas. De ninguna manera se
puede llegar a la conclusión de que la empresa
Andrade Gutiérrez es transparente y tiene
la pureza de un angelito.