Preguntar al Banco Mundial por
qué no nos entrega el desembolso aprobado
y aún pendiente, ha sido una gravísima
afrenta, capaz de provocar hasta la salida del Ministro
de Economía.
Ofendido el caucásico
y soberbio banquero, reclamó airadamente
al Presidente del paisito por tamaña impertinencia
y éste, para no disgustar al imperio, conminó
al joven audaz a presentar la renuncia y la aceptó
inmediatamente, con el ferviente y rabioso aplauso
de la derecha reaccionaria.
Que de afuera nos impongan los
chulqueros, no es nada nuevo; que adentro se levanten
voces traidoras de pitonisas del desastre, tampoco
es extraño. Pero sí cabrea.
El eterno juego de intereses
de los utilitaristas cínicos, que no pueden
permitir sin horrorizarse que se les dañe
el jugoso levante de papeles de nuestra deuda al
100%, que compraron al arranche, con glotonería
y gula, a precio de gallina con mal.
Es que con la nueva distribución
del Feirep, planteada por el ex ministro Correa,
y apoyada por sectores consecuentes, los mañosos
especuladores se quedaron con las ganas de embolsar
la gran tajada, a costa del país.
Ortodoxos se hacen llamar esos
fósiles serviles, a cambio de su plato de
lentejas. Eso no fue lo más grave.
Que se haya atrevido a buscar
alternativas de crédito para financiar el
presupuesto de ingresos, no le perdonan. Peor si
los negocios son con Chávez, cuyo equipo
económico está estudiando la compra
de nuestros bonos con una atractiva rentabilidad.
Y hay “patriotas” que se jalan los pelos
por seguir manteniendo el status de dependencia
y sometimiento y ni muertos aceptarían que
Venezuela nos dé una mano en la refinación
de petróleo, porque ellos son los beneficiarios
de dudosas importaciones de gasolinas y gas.
Con el cuento de que no va a
variar la política económica, engatusaron
a la sucesora. A otro perro con ese hueso...
En cambio, a Correa le hicieron
un favor sacándolo de la cueva de los leones.
En la retina nacional queda la impresión
de que las mismas fuerzas oscuras de la antipatria,
truncaron una gestión saturada de dignidad
antiimperialista y soberana, consolidando la generalizada
opinión de que Correa es una importante reserva
política electoral.
Se fue, no sin antes darse el
gusto de gritarles en su cara cuatro cosas a los
supremos gurús de los organismos internacionales
y no le pasó nada. Lo que sí, ¡nunca
será funcionario del FMI ni del BM! como
todos los chupamedias que le han precedido, pero
bien puede recibir el mandato, ese que sólo
decide la voluntad popular.
Cuando el pobre lava la camisa,
ese día le sacan al Correa. Entonces, no
se quejen si la historia les encuentra con los pantalones
caídos..
¡Róbese un banco!
Por: Fernando Garavito
Argenpress
Para dirigir la política
de crédito de la América Latina, la
solución es fácil: róbese un
banco. A finales de julio, veinte de los veintiocho
países con derecho a voto eligieron como
presidente del Banco Interamericano de Desarrollo,
BID, al embajador de Colombia en los Estados Unidos,
Luis Alberto Moreno.
La hoja de vida de Moreno dice
que 'al momento de su nombramiento en Washington
(1998), se desempeñaba como socio de un fondo
de inversiones negocios en Latinoamérica'.
Rigurosamente cierto.
Ese fondo era el WestSphere
Capital Andina, del que formaba parte junto con
otros políticos de medio pelo en Colombia.
Él y sus socios se hicieron del poder en
1998 bajo la aparente dirección de Andrés
Pastrana. Pero Pastrana era sólo un figurín,
un caballerete. El cerebro de la organización
era Moreno.
De los socios de WestSphere,
Moreno fue embajador en los Estados Unidos, Fernando
Londoño, ministro del Interior y cerebro
del régimen en el actual gobierno, Luis Fernando
Ramírez, ministro de Defensa, y Camilo Gómez
comisionado de Paz.
El otro, Moisés Jacobo
Bibliowicz, permaneció en el sector privado,
donde se dedicó a llevar los negocios del
grupo. Esos negocios habían comenzado de
tiempo atrás cuando, en un acto de piratería
internacional, WestSphere compró el Banco
del Pacífico, una entidad con sede en el
Ecuador y con una importante sucursal en Colombia.
Todo grupo que se respete, debieron
pensar los socios, tiene un banco. Y helos aquí,
propietarios de uno en bancarrota y sin que nada
ni nadie pudiera salvarlo de la ruina.
Pero estamos en Colombia. Y
¿qué importancia puede tener semejante
minucia en un país hundido en la corrupción
como Colombia? Pues bien, con la complicidad de
la directora de Impuestos (que después embajadora
en Canadá), y de la superintendente bancaria
(llegó a ser ministra de Salud), los socios
lograron recibir depósitos por impuestos
que sumaron 35 millones de dólares.
Una vez el dinero se esfumó
(porque se esfumó), el gobierno cerró
el banco e inició la investigación
de rigor que no condujo a nada. Luego, los socios
entraron a ocupar sus altos destinos, los colombianos
se quedaron con los crespos hechos. Repito: el autor
de esa masacre es ahora el nuevo y flamante presidente
del BID.
Cuando al señor Rodríguez,
secretario de la OEA, le comprobaron manejos indebidos
como presidente de Costa Rica, tuvo que renunciar
a su cargo un mes después de posesionarse.
Pero en Colombia las cosas son a otro precio.
En Colombia todos son cómplices.
De manera que Moreno seguirá ahí hasta
el robo (por el cual se le sigue un proceso penal
en el Ecuador) pueda que sea una dimensión
que se acomode más a su ambición que
a su estatura. Y no se trata de una frase ambigua:
Moreno es enano. Poner al BID en manos de Moreno,
es como poner el queso en la cueva del gato.