Una lucha sin parpadeos
Azmi Bishara*
Al-Ahram Weekly, núm. del 10 al 16 de octubre de 2002.
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"Hemos llegado al
final del conflicto sobre los derechos palestinos. Estamos en
el punto de definir los términos de una solución
duradera. Y no importa lo duramente que Sharon pueda mirar a
nuestros ojos, no podemos parpadear. No olvidemos que los israelíes
también están ante un dilema. Ellos también
están luchando por los términos que más
les convienen. También están en una carrera contra
el tiempo".
En una manifestación celebrada recientemente en Londres
para protestar contra la guerra contra Iraq, la bandera palestina
ondeaba entre la marea de pancartas. Curiosamente, atrajo escasamente
la atención a pesar de que era absolutamente normal para
el símbolo palestino asumir cierta prominencia en tal
evento. Pero esta cuestión no es trivial -al menos no
en Europa- considerando que Israel se ha salido con la suya desde
el 11 de septiembre al asociar la causa palestina con el terror
y considerando que el presidente de EEUU Geroge W.Bush afirma
que la dirección palestina es el principal obstáculo
para la paz en Oriente Medio. Y sin embargo, aquí estamos:
una manifestación en Londres, sobre Iraq y la bandera
palestina es el símbolo más visible.
Aquellos que han intentado reducir la cuestión palestina
a una cuestión de terrorismo han fracasado porque la causa
palestina es una causa justa. Se trata de un claro caso de ocupación
y del más duradero resquicio colonial asentado de los
tiempos modernos. Palestina es la herida abierta de los árabes
y duele a otras naciones igualmente porque evoca amargos recuerdos.
Incluso quienes no ven la creación de Israel como un problema
colonial conceden que la ocupación de 1967, con sus continua
actividad de asentamientos y con el apartheid que ha generado,
lleva la marca del colonialismo. No hay duda sobre ello.
Este aspecto moral y ampliamente reconocido de la cuestión
palestina le ha otorgado la fuerza para sobrevivir a las acusaciones
de terrorismo. Es el viento que hace ondear bien alto a la bandera
palestina incluso cuando las banderas de otros países
árabes están aquí para ser vistas e incluso
en manifestaciones que conciernen a otras causas. La bandera
palestina es la bandera de una causa justa incluso para el criterio
europeo, e incluso en países que son aliados de Israel.
Ni el Reino Unido, ni Francia, ni ningún otro país
con un pasado colonial puede negar esta realidad. Y sus pueblos
simpatizan con quienes son forzados a vivir bajo la ocupación.
Paradigma de opresión e injusticia
La cuestión palestina se ha convertido en el paradigma
de la opresión y la injusticia. Ello no ha ocurrido de
repente ni ha sido fácilmente aceptado por la izquierda
de Occidente con su simpatía hacía los judíos.
Sin embargo, desde que estalló la primera Intifada, la
causa palestina se convirtió progresivamente en un símbolo
de la injusticia. Y no ha cedido un ápice del terreno
que ganó.
La lucha palestina no trata de secesión. Palestina
no es Kurdistán, Chechenia, Cachemira o el País
Vasco. Aunque podamos tener diferentes puntos de vista sobre
esos casos y debatir la conveniencia y complejidad de la autodeterminación
en cada situación, ninguna de ellas son instancias [derivadas]
del colonialismo. Las aspiraciones nacionales y la identidades
cultural de las comunidades de los casos mencionados deben de
ser realizadas, pero siempre hay un margen para el compromiso.
Los palestinos no tienen ese margen porque la suya no es una
cuestión de separatismo. Israel no ofrece la ciudadanía
a los palestinos de Cisjordania ni siquiera ofrece un estatuto
de segunda clase. La estructura de las relaciones entre esos
palestinos e Israel implacablemente colonial. Nadie puede afirmar
otra cosa, ni siquiera los estadounidenses.
EEUU no sugerirá que los palestinos sean sacrificados
o siquiera asimilados en el Estado que fue construido sobre las
ruinas del suyo propio, como es el caso, por ejemplo de los nativos
americanos. Incluso Washington tiene que manejar la cuestión
palestina en términos de colonialismo, liberación
e independencia. Podrán estallar las guerras, se podrán
ganar o perder batallas, pero nada cambiará esta realidad.
En la actualidad, el conflicto trata sobre las condiciones
para poner fin al colonialismo. Occidente, EEUU e incluso Israel
han aceptado el Estado palestino en principio. En consecuencia,
el conflicto ahora es sobre las condiciones para establecer ese
Estado. El primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair,
mientras prepara la guerra contra Iraq a pesar de la mayoritaria
oposición interna, se ha sentido obligado recientemente
a solicitar la urgente creación de un Estado palestino.
Olvídalo, Tony. No hay conflicto sobre la creación
de tal Estado para empezar. Y la urgenciano impresiona
a nadie, por no mencionar que Gran Bretaña no está
en posición de hacer nada al respecto.
El 5 de octubre The Guardian informó que Bush
estaba enfadado con Blair por sus comentarios sobre el Estado
palestino porque lo prioritario es la guerra contra Iraq y en
opinión del presidente de EEUU de no hay necesidad de
disculparse constantemente por Palestina. Esa es la posición
literal de Israel. Sin embargo, ante la bienvenida que algunos
palestinos dispensaron a los comentarios de Blair, merece la
pena señalarse que la disputa durante y desde Camp David
no es sobre un Estado palestino como tal, sino sobre sus fronteras,
sobre Jerusalén como su capital y sobre los asentamientos.
La cuestión de los refugiados igualmente permanece sin
resolver. Ocurra lo que ocurra, uno no debe saludar declaraciones
que están designadas para aplacar a la opinión
pública y para distraer la atención de la guerra
contra Iraq, una guerra que no tiene nada que ver con el sufrimiento
de los iraquíes en manos de Sadam Husein. Aunque Blair
hubiese realizado esos comentarios en otro contexto, hubieran
sido irrelevantes. Lo que Gran Bretaña y otros países
deberían hacer es definir su posición sobre las
fronteras del Estado palestino, sobre los asentamientos, sobre
Jerusalén y sobre los refugiados. Allí es donde
hay que actuar. Cualquier otra cosa es una pérdida de
tiempo.
La guerra contra Iraq y la cuestión
palestina
Los palestinos deben tener esto presente, pues probablemente,
y al igual que ocurrió durante la Guerra del Golfo, se
les va a decir que cuando EEUU acabe con Iraq, se prestará
más atención y probablemente se les dará
un Estado. El hecho es que cuanto más débiles son
los árabes, más débiles son los palestinos.
Esta ecuación es central en la política estadounidense.
Si la guerra contra Iraq es un éxito, el campo pro-estadounidense
[palestino] volverá a hablar. "La Intifada está
haciendo estragos entre nosotros", oiremos decir. "Deberíamos
haber aceptado lo que se nos ofreció en Camp David",
añadirán probablemente. Pero el pueblo palestino
que a través de la acción y no de las palabras,
ha convertido el Estado en un proyecto definido, seguirá
luchando para conseguir mejores términos. El campo pro-estadounidense
hablará con insistencia del temor del traslado forzoso
(transfer). Algunos intentarán infundir miedo entre
los palestinos, incluyendo a los árabes israelíes,
con la cuestión del traslado forzoso. Si uno niega que
Israel pueda llevar a cabo tal acción, parece estar defendiendo
a Israel. Si, alternativamente, uno admite la posibilidad teórica,
la conclusión que algunos pueden extraer es que los palestinos
tienen que aceptar lo que se les ofrece.
¡Hasta qué punto pueden legar a rebajarse algunos
por obtener beneficios personales -podrían llegar hasta
acabar con la resistencia y rendirse a las condiciones de EEUU,
que es exactamente lo que algunos árabes quieren. Olvidémonos
de la resistencia, de EEUU y del regateo. Israel no puede hacer
todo lo que quiera ni el pueblo palestino es un rebaño
de ovejas dirigido al matadero. La causa palestina es sólida
y justa, tanto que cubre con su manto a otras causas que necesitan
apoyo. Recordemos cuando los militantes judíos entraron
en Jan Yunis [1] para aterrorizar a la población
[palestina] tuvieron que cometer una masacre. Ahora piénsese
que ocurriría si entraran en las áreas palestinas
para forzar la salida de sus residentes, ¿el pueblo palestino
-con recuerdos de éxodos previos tan amargamente vivos-
agacharía la cabeza? Transfer no es un término
que deba utilizarse a la ligera.
Hemos llegado al final del conflicto sobre los derechos palestinos.
Estamos en el punto de definir los términos de una solución
duradera. Y no importa lo duramente que Sharon pueda mirar a
nuestros ojos, no podemos parpadear. No olvidemos que los israelíes
también están ante un dilema. Ellos también
están luchando por los términos que más
les convienen. También están en una carrera contra
el tiempo.
Nota CSCAweb:
1. Jan Yunis,
campamento de refugiados de la Franja de Gaza invadido el pasado
7 de octubre por el ejército en una operación de
fuerza brutal que acabó con la vida de 14 palestinos y
decenas de heridos. Véase en CSCAweb: Israel da por
comenzada la guerra en la región: el ejército israelí
invade Jan Yunis asesinando a 14 palestinos
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