Sembrando tempestades: Israel,
EEUU y la guerra que viene
Roni Ben Efrat*
Chalenge, núm. 76, noviembre-diciembre de 2002
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"La combinación
de poder militar y crisis económica es peligrosa. Induce
a los fuertes a resolver los problemas económicos por
medios militares. Esa es la mezcla que no hace tanto tiempo engendró
el fascismo. Dio lugar a un holocausto contra la humanidad. Estamos
de nuevo ante la misma intersección. La pregunta no es
si puede el mundo vivir con Sadam Husein. Más bien, la
pregunta es ¿puede el mundo vivir con George W. Bush?"
El presidente Geroge W. Bush recibe respaldo incondicional
de Israel para su inminente guerra contra Iraq. La izquierda
y la derecha le ensalzan. La prensa redobla los tambores. Las
que son palomas en la cuestión palestina se convierten
en halcones en la cuestión de Iraq. Entre la más
amplia opinión pública israelí, el 40% apoya
una respuesta nuclear si Iraq utiliza armas químicas o
biológicas contra ellos, aun cuando [tales armas] no constituyan
una amenaza real a la existencia del Estado. Los israelíes
forman fila obedientemente para adquirir sus máscaras
de gas. Los beneficios de la guerra parecen tan evidentes que
ni siquiera ha tenido lugar una sola discusión ni en la
Knesset [Parlamento israelí] ni en gobierno.
Cuando la guerra se produzca, el país que más
ira sentirá será probablemente Israel. Aún
así, los israelíes apoyan la guerra de Bush incluso
más que los estadounidenses. Este hecho llama más
la atención especialmente si se considera que en el resto
del mundo, incluido en EEUU, el tema es causa de acalorados debates.
El canciller Gerhard Schroeder ganó las elecciones debido
a su firme posición "contra" la guerra sobre
Iraq. En el momento en que escribimos, en el Consejo de Seguridad
de NNUU (CS de NNUU), Francia y Rusia amenazan con vetar la resolución
de EEUUU que autorizaría una guerra inmediata de impedir
Iraq [el trabajo] de los inspectores de armas.
La mitad de la población de EEUU apoya la guerra, sin
embargo desde junio se ha producido un descenso del 17%. El 26
de octubre, una coalición llamada ANSWER organizó
una marcha contra la guerra de 150.000 personas [1]. En
Londres, el 28 de septiembre, otras 350.000 personas protestaron.
(Según The Guardian, solo un tercio de los británicos
apoyan la guerra). En Italia, un millón y medio se manifestaron
contra la postura favorable a la guerra (y contra la política
económica) del gobierno de Berlusconi.
¿Y la oposición israelí? No se oye ni
pío. Yossi Sarid [del Partido Laborista], su líder
parlamentario, hizo un discurso el 14 de octubre en la sesión
de apertura de la temporada de invierno de la Knesset. No mencionó
nada ni de Iraq ni de los palestinos. Limitó su discurso
a la pobreza en Israel. Habló de un chico que recibía
comida en la escuela. La profesora se dio cuenta de que llevaba
un paquete en el bolsillo que resultó ser una pata de
pollo que el chico había ahorrado para su madre. Seguramente
esta es una historia legítima pero Sarid omitió
el contexto: el cada vez más profundo desastre social
de Israel "es en mayor medida un resultado del empeoramiento
de su aventura política tanto con los palestinos como
con la mayor parte del mundo árabe". La guerra contra
Iraq lo enredará todavía más.
Una junta mesiánica
Israel es tradicionalmente pro estadounidense. Eso no es nada
nuevo. Los israelíes tienen que preguntarse a si mismos,
sin embargo, si la Administración Bush merece la misma
fidelidad que sus predecesores. La respuesta es un sonoro ¡no!
El mundo se encuentra ante un nuevo/viejo fenómeno cuyas
ramificaciones se extienden más allá del conflicto
EEUU-Iraq. Tras unas dudosas elecciones, la Casa Blanca ha sido
tomada por una junta de derechas sostenida por 70 millones de
cristianos fundamentalistas que vinculan su destino con Sión.
El concepto mesiánico encuentra su contrapunto secular
en la interpretación de la historia que mantiene la gente
que rodea a Bush: el vicepresidente Dick Cheney, el secretario
de Defensa Donald Rumself, la asesora de Seguridad Nacional,
Condoleezza Rice y sus subordinados, Paul Wolfowitz y Richard
Perle. Según este grupo de personas, en la era de Reagan
una Administración republicana derrotó al "Imperio
del Mal" dejando a EEUU como única superpotencia.
Bush padre explotó la nueva situación montando
una exitosa ofensiva internacional contra Iraq. Entonces llegó
la caída. Debido a las nimiedades económicas, los
estadounidenses eligieron a Bill Clinton. En lugar de conducir
a la nación a su destino manifiesto como dirigente mundial,
Clinton buscó "los dividendos de la paz". Las
defensas del país se echaron a perder. Al final, sin embargo,
el equipo de Reagan-Bush ha vuelto. Conducirá a EEUU a
la hegemonía global.
Esta idea se recoge en un extenso documento titulado Reconstruyendo
las defensas de EEUU (Rebuilding America's Defenses).
Fue publicado en septiembre de 2000, antes de las elecciones
presidenciales estadounidenses, por un grupo conservador que
de denomina "Proyecto para un nuevo siglo estadounidense"
(The Project for the New American Century). "En términos
generales", declaran sus autores, "consideramos el
proyecto como medio para construir la estrategia defensiva trazada
por el departamento de Defensa de Cheney en los últimos
días de la Administración Bush [padre]. La Guía
de Política de Defensa (Defense Policy Guidance,
DPG) preparada en los primeros meses de 1992, proporcionó
un anteproyecto para el mantenimiento de la preponderancia de
EEUU, que excluía el surgimiento de una gran potencia
rival y configurase el orden de seguridad internacional de acuerdo
con los principios e intereses de EEUU" [2].
Reconstruyendo las Defensas de EEUU ha sido la base
de la política exterior y de defensa de George W. Bush.
Su vector principal es la expansión del poder militar
estadounidense, de manera que EEUU siga siendo "la única
superpotencia mundial" incontestable. Con ese fin, se dice,
EEUU debe incrementar los gastos de defensa, desarrollar el poder
nuclear y reanudar las pruebas nucleares. Se aboga por la cancelación
del Tratado General de Prohibición de Pruebas (Comprehensive
Test Ban Treaty), que firmó Clinton [3]. Su
influencia ya era notoria durante el primer año de la
nueva Administración Bush que bloqueó los tratados
internacionales de control de armamentos.
Reconstruyendo las Defensas de EEUU se escribió
antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Éstos
imprimieron una nueva urgencia a la deriva estadounidense por
el control global, según se refleja en un documento más
reciente, "La Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU",
publicada por la Administración Bush en septiembre de
2002 [4].
El documento sobre la nueva Estrategia Nacional contiene lo
que ha llegado a conocerse como la "Doctrina Bush".
"El más grave peligro al que nuestra nación
hace frente yace en el cruce del radicalismo y la tecnología".
EEUU debe mostrar que esta determinado a actuar. "Nuestro
objetivo inmediato serán aquellas organizaciones terroristas
de alcance global y cualquier Estado terrorista o que patrocine
el terrorismo para intentar obtener o utilizar armas de destrucción
masiva [...] Aunque EEUU se esforzará constantemente por
conseguir el apoyo de la comunidad internacional, no dudaremos
en actuar solos si es necesario, para ejercitar nuestro derecho
a la autodefensa mediante acciones preventivas [...].".
Y más adelante [afirma]: "Durante siglos el derecho
internacional reconoció que las naciones no necesitan
sufrir un ataque antes de que puedan ejercitar una acción
legal para defenderse contra las fuerzas que representan un peligro
inminente de ataque [...]. Debemos adaptar el concepto de amenaza
inminente a las capacidades y objetivos de los adversarios de
hoy en día". La consecuencia es clara: los estadounidenses
no estarán seguros hasta que el Tío Sam se convierta
en el Gran Hermano del mundo.
En la New York Review of Books del 26 de septiembre,
Frances Fitzgerald destaca que el anterior Bush, a diferencia
de su hijo, sabía lo que se hacía en las cuestiones
exteriores. Entre los asesores de George Bush padre, el secretario
de Defensa Cheney representaba una minoritaria línea dura.
Ahora, el vicepresidente Cheney está acompañado
por su viejo amigo y mentor, el derechista Donald Rumself, quien
nombró a Paul Wolfowitz -coautor de La Guía de
Política de Defensa (Defense Policy Guidance, DPG)- como
su subdirector. Para la segunda posición del Pentágono,
Rumseld designó a Douglas Feith, un favorito de Richard
Perle que fue uno de los halcones de la Administración
Bush. Perle es en la actualidad asesor del Pentágono.
Así, la minoría belicista de la época del
anciano Bush forma hoy el principal grupo de asesores alrededor
de su ignorante hijo.
La conexión israelí
Según Fitzgerald, en 1996, Perle y Feith escribieron
un documento que aconsejaba a Benjamín Netanyahu, el [entonces]
nuevo primer ministro de Israel, que procediese a la quiebra
abierta del proceso de paz de Oslo y a renovar el control directo
israelí de Cisjordania y Gaza. Cuando Netanyahu declinó
aceptar este consejo, Feith lo publicó en un artículo
de su firma. "El precio en sangre será alto",
escribió, pero será una forma necesaria de "desintoxicación,
la única vía para pasar la página de Oslo"
[5].
Este consejo de Perle y Feith debe ser de interés para
la izquierda israelí que apoya Oslo, los mismos que respaldan
la guerra contra Iraq en la creencia de que tras su victoria,
e imponiendo un nuevo orden en Oriente Medio, Bush instará
a Israel a que se retire de los Territorios Ocupados (TTOO).
Sin embargo, la realidad es la siguiente: los mismos asesores
que hoy lideran la marcha hacia Bagdad abogan con fervor por
una conquista permanente de Israel sobre Cijsordania y Gaza.
Reconstruyendo las defensas de EEUU hace un extenso
recorrido para resolver el misterio de por qué Bush hijo
está tan interesado en atacar Iraq: "De hecho, EEUU
ha intentado durante décadas jugar un papel más
permanente en la seguridad regional del Golfo. En tanto que el
irresuelto conflicto con Iraq proporciona una justificación
inmediata, la necesidad de la presencia de una fuerza sustancial
estadounidenses [sic] en el Golfo trasciende la cuestión
del régimen de Sadam Husein" [6]
Las bases estadounidenses no están en el Golfo, pues,
para proteger a los vecinos de Sadam Husein. "Desde una
perspectiva estadounidense, el valor de esas bases perdurará
incluso aunque Sadam Husein salga de escena. A largo plazo, Irán
podría resultar una amenaza tan grande para los intereses
de EEUU en el Golfo como lo es Iraq. E incluso aunque las relaciones
irano-estadounidense mejorasen, el mantenimiento de fuerzas de
retaguardia en la región seguiría siendo un elemento
esencial de la estrategia de seguridad de EEUU, habida cuenta
de los viejos intereses estadounidenses en la región"
[7]. No debemos esperar a ver, pues, una fuerte conexión
entre los hallazgos de los inspectores de armas y la decisión
de Bush de desplegar la guerra.
La franqueza de este documento es inusual pero lo que revela
es miedo: en su búsqueda de dominación, EEUU está
preparado para avanzar en solitario, arrastrándonos a
todos hacia el caos. No es menos alarmante la reacción
en Israel, donde la vasta mayoría ingiere con gusto todo
el canto mesiánico sobre una guerra entre "el Bien
y el Mal".
Los animadores
El papel de la prensa israelí en el belicismo responde
al hecho de que ninguna discusión alternativa está
teniendo lugar. Hasta el liberal Ha'aretz, que se enorgullece
de su reputación como periódico de las "personas
que piensan" titulaba su principal editorial sobre el 11
de septiembre del 2002: "Confrontando el Eje del Mal".
Sin reservas, esa pieza conecta el desastre que tuvo lugar en
EEUU con la guerra que viene contra Iraq. "Y así,
un año más tarde, EEUU está preparándose
para atacar Iraq dentro del contexto de la misma "guerra
hasta el final"" -milhemet hurmah-, una expresión
bíblica aplicada aquí para la guerra contra el
terrorismo. "Porque el reto y la guerra no se limitan a
los enclaves de las organizaciones terroristas ramificadas y
peligrosas como podemos pensar. La ambiciosa meta que el presidente
Bush se ha impuesto a si mismo y con razón, es quebrar
a la misma fuerza del mal que derribó las Torres Gemelas
de Nueva York y que, en sus varias permutaciones, ha impuesto
la guerra sobre la vida de todo el mundo libre". Tras mencionar
Perl Harbour, el editorial sigue "EEUU entendió [en
1941] que la guerra no era solo contra Japón sino contra
todo el "Eje del Mal" de aquella época. La lucidez
de aquel momento, la determinación, el sacrificio y el
liderazgo desplegado por EEUU en esos años fueron lo que
salvó nuestra civilización".
Mientras Ha'aretz reescribía la Historia, Yediot
Aharonot no se quedaba atrás. En tres de sus principales
editoriales (que los editores del periódico firman), Sever
Plotzker azotaba a los que se oponen a la guerra alrededor del
mundo. Por ejemplo, decía: "En este momento debe
quedar claro para todos: el islam fascista, homicida y terrorista,
nutrido por la inspiración del fanatismo religioso, pero
también por el apoyo de los regímenes dictatoriales
como el de Sadam Husein, constituye una amenaza directa para
la paz, la prosperidad y el progreso de todo el mundo civilizado.
[...] Los manifestantes que se oponen a la guerra contra Sadam
Husein deben comprender finalmente que de hecho se están
manifestando por el ataque terrorista en Bali, por el ataque
en Tel Aviv, por el ataque en Helsinki y por el ataque que se
lanzará en sus propios traseros" [8]. Esta
cruzado, debe hacerse notar, es el ex editor de Al-Hamishmar,
un diario [israelí] socialista que cerró como resultado
de la privatización.
Los días de la preparación para la guerra contra
Iraq serán recordados en la historia si queda alguien
aquí para escribirla- entre los más frívolos
momentos de la prensa de Israel.
Israel espera el 'día después'
Tras la ciega adulación de Israel hacia EEUU yace una
visión del mundo. La Guerra del Golfo de 1991 apagó
lo que quedaba de la primera Intifada junto con el movimiento
nacional palestino, según lo expresado en la histórica
OLP. Muchos guerrilleros palestinos se convirtieron en tecnócratas.
Aquellos que continuaron con el uniforme lo hicieron dentro de
la Autoridad Palestina (AP) y bajo la supervisión de la
CIA. En los años de Oslo (1993-2000), sin embargo, como
las condiciones en los TTOO empeoraron, creció la amargura
en la calle palestina tanto contra Israel como contra
la AP. La explosión tuvo lugar finalmente en forma de
una segunda Intifada que rápidamente quedó fuera
de control. Hoy, tanto la izquierda como la derecha de Israel
cree que una nueva derrota de Sadam Husein tendrá un efecto
como la primera, que dominará la nueva Intifada.
En esta teoría existen dos nociones más. La
más simple considera la campaña militar para derrocar
a Sadam Husein en tamdem con el proyecto de Israel de
derrocar a Yaser Arafat. La segunda, una valoración más
seria, procede de figuras de la inteligencia militar israelí.
Estas creen que Israel puede hacer frente por si mismo al terrorismo
palestino pero que para alcanzar una solución política,
se necesita un gran cambio estratégico en Oriente Medio.
Tal cambio debe proceder del exterior. Solo EEUU puede dirigir
la región de acuerdo con las necesidades geopolíticas
de Israel. Esta posición se escucha con frecuencia en
la prensa. Por ejemplo: "Ya que[Bush] nos ha pedido que
permanezcamos al margen de la cuestión iraquí,
la verdadera tarea del gobierno debe ser concentrarse en las
ventajas de estar preparados para "el día después"
[9]. Aluf Benn alude a la misma posición en Ha'aretz
(10 de octubre de 2002): "Uno también pude leer el
mensaje israelí de este modo: la crisis en Iraq es una
buena oportunidad para dar a los palestinos un coup de grâce
[golpe de gracia], que ponga fin a la Intifada y mejore
la posición de salida de Israel en las negociaciones que
se pondrán en marcha tras el derrocamiento de Sadam".
Como Israel quiere comerse las uvas, no discutirá con
el guardián. En su reciente visita a EEUU, Sharon prometió
comportarse de manera que beneficie al mercado de Bush en el
mundo árabe mientras Bush ayudará al mercado de
Sharon ante los círculos de negocios internacionales y
banqueros, en un momento en que la valoración del crédito
israelí está sometida a examen.
Expectativas peligrosas
La esperanza de que la implantación de un régimen
títere en Iraq prepare el terreno para un correspondiente
régimen títere en los TTOO no tiene fundamento.
Los intentos de cambio o desestabilización de regímenes
forman parte desde hace tiempo de la política de EEUU.
Lejos de tener éxito, han conducido al caos en el
Sudeste de Asia, en Latinoamérica, en Oriente Medio- del
cual se queja ahora la Administración Bush. Israel ha
encontrado la misma dificultad en sus propias tentativas de designar
líderes árabes. Aquí van dos ejemplos:
1. La aventura libanesa. En 1982, durante la presidencia de
Ronald Reagan, Menahem Begin era primer ministro de Israel. Ariel
Sharon, entonces ministro de Defensa, llevó a cabo una
grandiosa campaña para cambiar el mapa político
de Oriente Medio, empezando por Líbano. La idea era eliminar
a la OLP como fuerza de aquel país, de manera que el líder
de las milicias cristianas Bashir Gemayel pudiera tomar el control
y conseguir que el parlamento libanés le eligieses presidente.
Gemayel supuestamente debería pagar entonces su deuda
con Israel firmando la paz. Más aún, habiendo
derrotado a Arafat en Líbano, Israel sería libre
para ejercer su voluntad en las desmoralizadas Cijsordania y
Gaza. De acuerdo con el historiador Howard Sachar, Sharon intentó,
asimismo, desestabilizar al rey Husein, convertir Jordania en
un Estado palestino y anexionarse los TTOO [10].
De hecho, el ejército de Sharon expulsó a la
OLP de Beirut y Bashir Gemayel fue elegido presidente el 23 de
agosto. Unas pocas semanas después fue asesinado. El caos
emergió. Sharon dio ordenes a su junta de mandos militares
de "restaurar el orden" y de permitir a los cristianos
falangistas entrar en los campamentos de refugiados palestinos.
El resultado fueron las masacres de Sabra y Chatila [11].
En ese momento, los estadounidenses volvieron a Líbano
-también con el objetivo de "restaurar el orden"
pero un ataque suicida asesinó a 241 marines en octubre
de 1983. Los estadounidenses se retiraron y el ejército
de Israel se escabulló en el sur [de Líbano]. Lo
que quedó del plan general de Sharon fue una estrecha
"zona de seguridad" más allá de la frontera
norte de Israel. Esa zona, a cambio, costó cientos de
vidas israelíes y miles de vidas libanesas hasta que el
primer ministro Ehud Barak la evacuó hace dos años.
Líbano no se convirtió en la "democracia cristiana"
con la que Begin, Sharon y hasta cierto punto- Ronald Reagan
habían soñado. La invasión israelí
dio lugar, ciertamente, a la salida de la OLP pero también
a la muerte y la destrucción, a la fragmentación
de su propia sociedad, a su descrédito ante todo el mundo,
a la emergencia de Hizbollah y al origen de una nueva táctica
de guerrillas: la bomba suicida.
2. La aventura de Oslo: Tras la expulsión de la OLP
de Líbano, el principal centro de la resistencia palestina
se trasladó a los TTOO. El resultado fue la primera Intifada
(1987). Israel respondió con un tipo de ocupación
más sofisticado. En los años 70 y 80, había
intentado sin éxito instalar colaboradores como dirigentes
las denominadas "Ligas de aldeas". La nueva idea
iba a trasformar a la OLP en un subcontratista del control israelí.
La combinación de las políticas israelíes
y aquellas de su criatura, la corrupta AP, dieron lugar al caos
de la segunda Intifada. El partido Laborista, que había
puesto todo su empeño en Oslo se encontró asimismo
desde octubre de 2000 sin contraparte y sin agenda. Habiendo
perdido todo lo que le hacía diferente, el laborismo se
unió al Likud, fundamentalmente en un intento de apagar
el fuego. Después de doce meses, la asociación
se ha roto [12]. Igualmente, la Intifada también
hizo caer en picado la economía de Israel, haciendo de
ella, de nuevo, un caso para la caridad estadounidense.
Pero en este momento, el propio EEUU está inmerso en
una crisis económica. William Greider escribe en The
Nation (13 de septiembre de 2002):
"El neto de la deuda exterior de la economía de
EEUU la acumulación de dos décadas de grandes
gastos y de gran déficit comercial- alcanzará este
año cerca del 25% del producto interior bruto (PIB) o,
aproximadamente, 2.5 billones de dólares. Hace quince
años, era cero (...). El fantasma de la profunda debilidad
de EEUU parece ir contra la intuición de lo que la gente
ve y experimenta en un momento de aparente prosperidad mantenida.
Pero las arenas movedizas son reales. Estamos ya hasta las orejas".
Los Estados Unidos de la Segunda Guerra del Golfo serán
distintos a los de la Primera. Hace diez años, abundaba
la esperanza en Wall Street de que los mercados del mundo se
abrirían ante las corporaciones estadounidenses; los dividendos
del colapso soviético serían suyos para cosecharlos.
Por el contrario, el derrumbe de las Torres Gemelas ha golpeado
a EEUU. En lo que respecta a la guerra contra Iraq, Europa se
opone, el Tercer Mundo se opone, cualquiera en su sano juicio
se opone. Washington, a cambio, se siente traicionado. A pesar
de la caída del comunismo, la paz y la prosperidad no
han llegado. Solo el pequeño Israel se mantiene firmemente
a su lado, gobierno y pueblo por igual. Después de dos
años de bombas suicidas, los israelíes están
resueltos en su determinación de no ver el hecho de que
la ira alimenta el caos. Ahora están preparados, izquierda
y derecha, para apoyar una cruzada cuyos resultados serán
un aumento exponencial de esa ira. Quien siembra vientos recoge
tempestades. Pero quien siembra la tempestad, ¿qué
recogerá?
La combinación de poder militar y crisis económica
es peligrosa. Induce a los fuertes a resolver los problemas económicos
por medios militares. Esa es la mezcla que no hace tanto tiempo
engendró el fascismo. Dio lugar a un holocausto sobre
la humanidad. Estamos de nuevo ante la misma intersección.
La pregunta no es si puede el mundo vivir con Sadam Husein. Más
bien, la pregunta es ¿puede el mundo vivir con George
W. Bush?
La desaparición del campo socialista se deja sentir
hoy más que nunca. Aquellos que pararon a Hitler no eran
principalmente con el debido respecto a Ha'aretz-
los estadounidenses, sino los soviéticos de Stalingrado.
Los soviéticos previnieron que EEUU invadiera Cuba. Mitigaron
la pobreza alrededor del mundo. Con la caída soviética,
la clase trabajadora internacional y las fuerzas de la paz han
sufrido un gran revés. Han pagado un doloroso precio por
el fracaso de los esfuerzos socialistas. La Unión Soviética
fracasó porque sus dirigentes excluyeron al pueblo de
la toma de decisiones. Fracasaron en construir el socialismo
en el único modo que puede construirse: democráticamente.
Fracasaron, en suma, en mantener vivo el espíritu de la
revolución. Deberíamos valorar esta experiencia,
no obstante, no como la última de esta naturaleza sino
como la primera.
En estos años ha emergido un movimiento masivo contra
la globalización. Se han depositado muchas esperanzas
en él pero ante la inminencia de la guerra, no está
a la altura de las circunstancias. Una razón clave de
este fallo es el aborrecimiento del movimiento hacia los partidos
políticos. Rechazar a las organizaciones estables no pude
establecerse como una alternativa al orden global existente.
No se puede tomar el poder e iniciar un cambio político.
En las actuales circunstancias, cuando el otro bando está
organizado en corporaciones, partidos y regímenes, las
protestas que meramente reaccionan a los hechos son un
lujo que no nos podemos permitir.
No podemos contar con Jacques Chirac y Gerhard Schroeder,
que tomaron parte sólo hace unos años en los ataques
contra Yugoslavia. Ni podemos contar con Vladimir Putin que tiene
sus propias ambiciones.
La necesidad inmediata es, en realidad, reactiva: parar la
megalomanía de la Casa Blanca. Pero a largo plazo, debemos
negar a los capitalistas los medios de arrastrarnos a
la guerra. Tenemos que organizar nuestras protestas alrededor
de la agenda socialista.
Notas de la autora y de CSCAweb:
1. Véase
en CSCAweb: Parar
la próxima guerra contra Iraq antes de que empiece: la
coalición estadounidense ANSWER promueve movilizaciones
internacionales para el 26 de octubre de 2002 y el 18 de enero
de 2003
2. Véase newamericancentury.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf, p. Ii.
3. Ibid., pp. 7-8.
4. Véase http://usinfo.state.gov/topical/pol/terror/secstrat.htm. Véase también
en CSCAweb: Mientras
la Administración Bush da a conocer el contenido de la
nueva estrategia de seguridad nacional de EEUU, Israel da por
iniciada la guerra contra Iraq desencadenando su ataque final
contra Arafat y los palestinos
5. Citado por Fitzgerald en New York Review of Books,
26 de septiembre de 2002.
6. newamericancentury.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf, op. cit.,
pág. 14
7. Op. cit., pág. 17
8. Yediot Aharonot, 14 de octubre de 2002.
9. Yael Gvirtz, Editorial, Yediot Aharonot, 7 de octubre
de 2002
10. Howard M. Sachar, A History of Israel, Volumen II,
New York: Oxford University Press, 1987, pág. 172.
11. Véase en CSCAweb: Jean Genet: 'Cuatro horas en
Chatila'
12. Véase en CSCAweb: Loles Oliván: "Israel,
EEUU y Palestina: el cambio de las 'reglas del juego' a la sombra
de la guerra contra Iraq"
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