Toma y daca unilateral
El futuro de Gaza y Cisjordania
Roni Ben Efrat*
Challenge nº 90 (marzo-abril
de 2005)
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 30 de marzo de 2005
Traducción para CSCAweb de Pablo Carbajosa
"Los
palestinos han cerrado el círculo, después de una
odisea que comenzó hace once años en Oslo, de vuelta
al "paso inicial" de esos días, llamado "Primero
Gaza y Jericó". El Plan de Retirada no promete más
que eso. Aún menos, puesto que no les promete soberanía
en Gaza. En su día, Yaser Arafat comprendió que
no debía permitirse que Israel separase Gaza de Cisjordania.
Abu Mazen ha dejado que suceda. En Sharm el Sheij se avinó
a la separación de ambos territorios, mientras que Israel
no se comprometió en nada respecto al futuro"
En los días de antaño,
cuando atrabiliarios derechistas gritaban "¡Arik,
Rey de Israel!" [1], los dirigentes de la izquierda
hacían muecas de desagrado. El pasado 20 de febrero, sin
embargo, después de que el gabinete aprobara el Plan de
Retirada de Arik, los ministros laboristas se mostraron radiantes
de satisfacción. Hacían lo que podían para
no tener que gritar: "¡Arik, Rey de Israel!".
Sharon ha comenzado a llevar a cabo por ellos lo que los Acuerdos
de Oslo nunca se atrevieron a abordar: el desmantelamiento de
los asentamientos. Los medios le han prometido un lugar en el
panteón de los grandes. Es el hombre que ha establecido
un plazo para el "fin de la ocupación", que
"ha abierto un nuevo capítulo en la historia de Oriente
Medio" (Shimon Shiffer, Yediot Aharonot, 20 de febrero).
En ese domingo tan festivo pocos querían que se les recordara
que, tras aprobar la retirada -prácticamente al tiempo-,
el Gobierno decidió la construcción de su su conocida
"barrera de separación" siguiendo una línea
que, de hecho, se anexionará unilateralmente el 7% de
Cisjordania. El principio de acción unilateral, según
demuestra Sharon, puede funcionar en dos direcciones. Pero esta
vez no era uno de sus conocidos trucos. El Partido Laborista
se asocia plenamente a la decisión sobre el muro, que
anexiona a Israel el gran asentamiento urbano de Maaleh Adumin
y el Bloque de Etzion.
Sever Plotzker, veterano analista
de Yediot Aharonot, escribió acerca de ese histórico
domingo en un editorial: "El sueño del Gran Israel
se ha desvanecido, desaparecido del orden del día, al
menos para la actual generación. Con Ariel Sharon Israel
se retira de Gaza y liquida todos los asentamientos de la zona,
como primer y no último paso para un regreso a sus verdaderas
fronteras".
¿Pero cuáles son esas auténticas fronteras?
Tal como leemos en el mapa, los palestinos han cerrado el círculo,
después de una odisea que comenzó hace once años
en Oslo, de vuelta al "paso inicial" de esos días,
llamado "Primero Gaza y Jericó". El Plan de
Retirada no promete más que eso. Aún menos, puesto
que no les promete soberanía en Gaza. En su día,
Yaser Arafat comprendió que no debía permitirse
que Israel separase Gaza de Cisjordania. Abu Mazen ha dejado
que suceda. En Sharm el Sheij se avinó a la separación
de ambos territorios, mientras que Israel no se comprometió
en nada respecto al futuro.
Por lo que respecta a Israel,
Gaza y y Cisjordania son mundos separados. En abril de 2002,
mientras arreciaba la Intifada, el Likud y los laboristas se
unieron para llevar adelante una guerra en toda regla contra
Cisjordania, en una operación conocida como "Escudo
defensivo". Israel no dudó en arrasar la Autoridad
Palestina y poner políticamente en cuarentena a Arafat.
Pero no entró en Gaza y no es casualidad. Israel no tiene
allí intereses, mientras que considera Cisjordania como
territorio estratégico propio, aunque parte de ello pueda
pasar con el tiempo a manos de una dócil Autoridad Palestina
(AP).
Nahum Barnea, veterano comentarista
de Yediot, interpreta el rumbo adoptado por Sharon
en términos ajedrecísticos, como una forma de sacrificar
una torre en un intento de salvar a la reina (21 de febrero).
El peón son los colonos de Gaza y la reina representa
a los de Cisjordania. El humorista de Yediot, B. Micha'el
escribía el 22 de febrero: "Lento en aprender y dirigido
por un prestidigitador, Israel pone otra vez en marcha una de
sus operaciones de "timo": un nuevo e inútil
intento de vender mercancía averiada a un precio exorbitante."
Las "verdaderas fronteras"
del futuro Estado palestino varían según quien
las mire. Del lado de los engañados, depende del poder
que puedan reunir para recobrar lo que les han robado. Si para
conseguir la devolución de Gaza, territorio que Israel
no desea en absoluto, han sido necesarios cuatro años
de Intifada, imaginemos ¡qué suerte de Guerra Civil
no haría falta para recobrar Cisjordania!
Sacar partido
de la farsa
Entretanto, y con la excepción
del pueblo palestino, son muchos los que le sacan partido a la
farsa. Para Abu Mazen y la AP, el camino de vuelta a la escena
política, tras el fiasco que dejó Arafat, debe
pasar por Sharon. El Partido Laborista israelí se adjudica
parte del gobierno sin tener que hacer dejación de principios
que, en todo caso, nunca tuvo... El Partido Yahat (que tiene
el copyright de la Iniciativa de Ginebra) cree que Sharon, al
romper el tabú del desmantelamiento de los asentamientos,
dejará expedito el camino para que se pueda seguir por
él cuando se marche. Los partidos árabes, como
de costumbre, no han ido más allá del plano de
las proclamas. Anunciaron su oposición a la retirada porque
no garantiza las mínimas necesidades palestinas, pero
absteniéndose en votaciones cruciales de la Knesset, o
votaron "no" sabiendo que ganaría el sí.
En las comisiones de la Knesset, cuando el resultado se adivinaba
apretado, dos de ellos votaron a favor de la retirada. La izquierda
oficial israelí, por decirlo en una palabra, muestra su
acostumbrada miopía.
El destino de Cisjordania no
será el de Gaza. El desmantelamiento de algunos pequeños
asentamientos de Cisjordania les saldrá caro a los palestinos:
tendrán que aceptar que se queden los demás
asentamientos, más grandes, por no mencionar las concesiones
sobre Jerusalén y los refugiados. Cuando se anuncie el
precio, sacarán en conclusión que el coste de la
independencia es la rendición de esa misma independencia.
Y entonces, de nuevo, recurrirán a las armas. Y "Arik,
Rey de Israel" descubrirá que no es que vaya a llevarlos
simplemente de la mano, ni a ellos ni a Israel sino finalmente
a si mismo. Cuando enjauló a Arafat en la Muqata para
que se consumiera de muerte lenta, dejó a Abu Mazen vagando
en el exterior. Pero un Abu Mazen con las manos vacías
se verá impotente para detener el próximo levantamiento.
¿Y quién le quedará entonces al rey Arik?
Nota de
CSCAweb:
[1] Refiriéndose
al primer ministro israelí Ariel Sharon.
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