23-27 de marzo
de 2005: III Conferencia de El Cairo
Contra la Globalización, el Imperialismo y el Sionismo
"El fuego está
bajo las cenizas"
Entrevista a
Aida Seif al-Dawla* y a Kamal Jalil**, activistas de la izquierda
egipcia
Entrevista
realizada por Luke Stobart***
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 4 de mayo de 2005
Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb
La izquierda
radical egipcia ha dado grandes pasos en los últimos años.
Algunos ejemplos: desafiar las leyes de emergencia para protestar
contra la guerra, la represión y la opresión de
los palestinos, o el desarrollo de la exitosa Conferencia del
Cairo contra la Globalización, el Imperialismo y el Sionismo,
que en marzo de este año alcanzaba su tercera edición.
En esta Conferencia dos prominentes activistas de la izquierda
egipcia nos hablaron sobre sus experiencias. Ellos son Aida Seif
al-Dawla, feminista y miembro del movimiento 20 de Marzo, y Kamal
Jalil, portavoz de los Socialistas Revolucionarios y director
del Centro de Estudios Socialistas.
Luke Stobart
(L.S.): ¿Qué dificultades enfrentan los activistas
egipcios a la hora de organizarse?
Kamal Jalil: Vivimos bajo un estado de emergencia
impuesto que permite a las autoridades arrestar a cualquier persona
sin justificación alguna; existen 20.000 presos políticos;
la tortura es algo extendido, y las prácticas de tortura
en los cuarteles de Seguridad del Estado incluyen el empleo de
electricidad y las quemaduras. También tenemos cerca de
un millón de policías antidisturbios en un país
de 70 millones de personas. En 1986, los antidisturbios en huelga
se manifestaron y fueron más de 600.000. No podemos hacer
manifestaciones en Egipto. Al minuto de reunirnos ya estamos
rodeados por la policía y se nos impide continuar. Si
nos manifestamos 500 personas, habrá 5.000 policías
rodeándonos. En Egipto, si pudiéramos manifestarnos
libremente, nos juntaríamos decenas o cientos de miles
de personas. De hecho, el 2 de abril del 2002, ya hubo un millón
de manifestantes en todo Egipto, como confirmaron todas las agencias
de prensa. Las manifestaciones no sólo se controlan con
una barrera de policías: si los manifestantes intentan
romper el cerco, se les golpea con las porras, se les disparan
balas de goma, y son barridos por cañones de agua. Varios
manifestantes perdieron un ojo en las concentraciones de solidaridad
con Palestina a causa de las balas de goma.
No existe esa libertad de formar partidos políticos que
dicen, no es real; el gobierno no legaliza ningún partido
político excepto los que han llegado previamente a un
acuerdo con el régimen de Mubarak. Nosotros, como socialistas
y la izquierda en general, construimos nuestras organizaciones
de manera clandestina, así que no debemos someternos a
ningún compromiso con el régimen. Los trabajadores
en las nuevas ciudades industriales no tienen sindicatos, en
las viejas ciudades industriales los sindicatos están
bajo el control de una federación filial del gobierno.
Consideramos este tipo de sindicatos como "comisarías
de trabajadores". Los trabajadores no tienen ningún
derecho a organizarse de manera independiente. Muchas de las
organizaciones de profesionales también están bajo
control. Yo soy miembro de sindicato de ingenieros que ha sido
ilegalizado durante 10 años por orden judicial. Lo mismo
se aplica a las asociaciones de médicos y farmacéuticos.
Realmente estamos bajo unas condiciones represivas, ¡pero
lucharemos y ganaremos!
L.S.: ¿Se encuentra en la misma situación
el movimiento de la mujer?
Aída Seif al-Dawla:
Sí, no hay
organizaciones políticas independientes de mujeres. La
Unión Egipcia de Mujeres fue disuelta por Nasser en 1956,
al mismo tiempo que permitió a las mujeres ser candidatas
al Parlamento. Desde entonces, a las mujeres no se les ha permitido
unirse en una organización independiente. Pero sí
existen organizaciones de mujeres, y la mayoría de ellas
están atrapadas en el discurso del desarrollo (impulsando
proyectos que generen ingresos propios para las mujeres); no
son organizaciones políticas. Si las organizaciones existentes
siguieran un programa político, serían prohibidas
y sus integrantes podrían ser encarceladas.
L.S.: ¿Qué nos podéis
contar sobre el Movimiento para el Cambio en Egipto?
Kamal: El régimen dictatorial está
socavado por la corrupción, y se encuentra en su momento
más débil. La principal demanda del movimiento
para el cambio en Egipto es evitar un quinto mandato de Mubarak,
ya que ha presidido el país durante 24 años. Es
por eso que nació el movimiento Kifaya (Suficiente). Nosotros,
como socialistas revolucionarios estamos en contra de que la
presidencia sea heredada por Gamal, hijo de Mubarak. El Movimiento
para el Cambio también exige el fin del estado de emergencia,
la liberación de los 20.000 presos políticos, el
fin de la tortura y el maltrato policial y una nueva Constitución
para el país.
Como socialistas revolucionarios no nos limitamos a la exigencia
de democracia. También pedimos empleo para los más
de seis millones de parados egipcios. Queremos fusionar el proyecto
demócrata y el proyecto social, y hemos unido nuestra
lucha a la de los campesinos que se enfrentan a la expulsión
de su tierra, a los trabajadores del amianto (que han ocupado
su fábrica para protestar contra los efectos nocivos de
trabajar con esa sustancia) y otros grupos. Limitarnos a las
exigencias de la democracia sería un error peligroso.
Tenemos un papel importante en las manifestaciones y estamos
intentando unir a todos los grupos izquierdistas de Egipto. En
estos momentos estamos intentando construir una alianza socialista
en Egipto, al mismo tiempo que coordinamos nuestra lucha con
otros movimientos que se esfuerzan para promover un cambio en
el país. Tenemos una oportunidad real para acabar con
este régimen en Egipto. Y esto no es una exageración;
sucedió en Indonesia y Argentina. En Egipto solemos decir:
el fuego está bajo las cenizas. Existe una posibilidad
real para una Intifada popular. Las condiciones de vida de la
gente son muy malas. En 1973 protestábamos porque un kilo
de carne costaba una libra. Hoy día un kilo de lentejas,
que es la comida básica de las clases populares, cuesta
7 libras egipcias. Hay miseria por todas partes y se da un terrible
incremento de los precios y el desempleo. Estas condiciones sin
duda llevarán a revueltas masivas. Es régimen no
tiene nada que ofrecer para resolver esos problemas.
Aída: Yo trabajo con el movimiento 20 de
Marzo, que nació dos meses después de la invasión
de Iraq. El movimiento fue inspirado por los cincuenta mil egipcios
que se citaron en la plaza Tahir y que no sólo gritaban
lemas contra la guerra de Iraq, sino que espontáneamente
también relacionaron la guerra con la dictadura de Mubarak.
También trabajo especialmente contra la tortura, que está
muy extendida y no sólo se dirige contra los activistas
políticos. Durante los últimos 10 años la
mayoría de las 2.000 víctimas de la tortura que
han recurrido a nuestra asociación eran ciudadanos egipcios
de a pie. Lo que tienen en común es que son pobres, están
marginados, no tienen un buen número de teléfono
al que recurrir, y que por alguna desafortunada razón
han sido llevados a comisaría. Hay autenticas historias
de horror sobre lo que ocurre en estos lugares. Hemos estado
en Sarando (un pueblo donde sus campesinos han sido torturados
y asesinados por oponerse a ser expulsados de sus tierras) y
otros lugares. Intentamos estar allí con la gente, antes
que permanecer en El Cairo y publicar declaraciones. Intentamos
en la medida de lo posible organizar actos en la calle. El gobierno
nos ayuda mucho en esto, porque se niega a cedernos ningún
local. Si quieres utilizar un local, tienes que contactar personalmente
con los servicios de inteligencia del Estado y pedir permiso;
nos negamos a negociar con ellos en ese aspecto, así que
salimos a la calle siempre que podemos.
También soy feminista. Lucho por los derecho de la mujer
y creo en el feminismo como una visión política.
No enfoco los derechos de las mujeres sólamente desde
un punto de vista técnico acerca los derechos de las mujeres,
o simplemente como un intento de ayudar a las mujeres pobres.
Si pretendes organizar y movilizar a los sectores más
marginales de la sociedad egipcia esos que no tienen absolutamente
nada que perder en Egipto eso significa tratar con las
mujeres pobres de la clase trabajadora, porque están oprimidas
como mujeres por los hombres de la clase trabajadora en la esfera
doméstica. Si además quieres ir más allá
y añades la discriminación religiosa al resto,
entonces una mujer pobre, copta (cristiana) y de clase trabajadora
engloba todas las formas de opresión que tenemos en este
país.
L.S.: ¿El movimiento internacional
contra la globalización y la guerra tiene algún
tipo de impacto aquí en Egipto?
Kamal: Por supuesto. Nos hemos unido a toda
actividad internacional contra la guerra. Cuando el movimiento
internacional ha organizado manifestaciones también hemos
organizado una. El movimiento internacional nos ha dado fuerza.
Cuando fuimos detenidos, el movimiento internacional contra la
guerra nos expresó su solidaridad. Yo también fui
arrestado antes de la manifestación de 20 de marzo y sñolo
fui liberado gracias a la solidaridad internacional. Estamos
en la misma batalla y estamos todos juntos. Todas vuestras actividades
nos han dado fuerza.
También el movimiento internacional contra la guerra nos
produjo un gran impacto al corregir la percepción equivocada
de que el mundo, como suelen defender los islamistas, está
dividido en musulmanes y cristianos. Los socialistas solemos
destacar que los millones de personas manifestándose contra
la guerra en Occidente no son musulmanes, y sin embargo se manifiestan
por un asunto relacionado con nosotros. Algunos grupos egipcios,
como los islamistas o los Nacionalistas Árabes, defienden
que es un conflicto entre Occidente y Oriente o entre el Islam
y la Cristiandad. La izquierda egipcia en general creemos en
la revolución internacional y la unidad de los oprimidos
de Oriente y Occidente. Creemos que la lucha de los revolucionarios
en Europa y en los EEUU contra sus gobiernos imperiales cumplimenta
la nuestra contra el imperialismo. Queremos continuar la lucha
juntos contra el imperialismo pero también contra los
regímenes opresivos en nuestra región.
L.S.: Aida, has estado muy metida en la organización
de la Conferencia del Cairo. ¿Podrías describirnos
cómo comenzó? ¿Cómo ha progresado
desde su primera edición?
Aida: La primera Conferencia del Cairo fue organizada
antes de la guerra y fue así mismo una manifestación
contra la guerra. La primera declaración del Cairo estuvo
bien. Se refería a la invasión de Iraq pero sólo
había una vaga referencia a los regímenes árabes,
incluyendo el que acogía la Conferencia. Considerando
que los regímenes árabes jugaron un importante
papel posibilitando la guerra contra Iraq, éste fue un
punto débil. La izquierda fue invitada a la Conferencia
sólo para participar en la rueda de prensa final.
La Segunda Conferencia fue muy diferente. Conseguimos que mucha
más gente se involucrara. Se celebró en el sindicato
de periodistas e implicó a sindicalistas y otros grupos.
También fue una conferencia mucho más política.
Cuando finalizó todo el movimiento acabó de golpe.
Creo que este año tenemos algo mucho mucho mejor. Hay
un compromiso real desde la izquierda, que de hecho ha convencido
a los islamistas y a los nasseristas (Árabes Nacionalistas)
a acoger la Tercera Conferencia del Cairo. Nos involucramos en
cada fase de la organización de la Conferencia. Y fue
idea nuestra que la Conferencia se viera continuada por un foro
que englobara diferentes sectores de la sociedad egipcia. Tuvimos
sesiones de mujeres, de trabajadores y campesinos, contra la
tortura, y contra las dictaduras de la región. La gente
trabajó codo con codo en esta Conferencia, se expusieron
ideas los unos a los otros y se delimitó el campo en
el que diferentes grupos políticos pueden trabajar juntos
en proyecto como éste. Estoy satisfecha con el resultado
y especialmente por el de las sesiones. Puedo ver que la Conferencia
ha servido de inspiración a la gente. Los puestos de libros,
las exposiciones y las películas proyectadas han hecho
de la Conferencia una experiencia emocionante. También
va a haber una reunión posterior a la conferencia en la
que se tratarán algunos de los asuntos tácticos
propuestos en la misma. El comité organizativo de la
Conferencia lo formaban cinco miembros de la izquierda, cinco
nasseristas y cinco del movimiento islamista.
L.S.: En Europa existe un debate acerca de
si la izquierda debería trabajar con los islamistas o
no. ¿Cuál ha sido la experiencia de la izquierda
egipcia en este aspecto?
Kamal: Trabajamos con los islamistas pero
no sobre las cuestiones estratégicas, ya que estamos en
desacuerdo sobre la mayor parte de su programa y sus ideas. Nos
coordinamos con ellos en asuntos y posturas concretos, por ejemplo
el fin de las leyes de emergencia y la liberación de los
presos. Nos oponemos a la tortura sobre los islamistas. Hemos
establecido un Comité Nacional para los Presos de Conciencia
junto con los islamistas, los nasseristas y otros grupos. Nuestra
posición como socialistas revolucionarios es que en ocasiones
estamos con los islamistas.
L.S.: Aída, ¿cómo te
sientes, en tanto mujer y feminista, trabajando junto a los islamistas?
Aída: Tengo menos tolerancia para el trabajo
con los islamistas que Kamal. Como ha dicho Kamal, existen muchos
movimientos para el cambio en Egipto, pero si hablas con los
islamistas sólo te hablarán de los Hermanos Musulmanes,
y un nasserista sólo te hablará de Kifaya. Ninguno
de ellos te dirá que también los socialistas radicales
se están organizando para el cambio. Tengo 50 años
y un largo historial de lucha. Puedo soportar a los Hermanos
Musulmanes en caso de necesidad, pero alguna de las jóvenes
que organizaban la Conferencia fueron asaltadas verbalmente por
los Hermanos porque llevaban hombreras o algo así. En
eso soy inflexible.
L.S.: Ahora Mubarak permite que otros candidatos
se presenten a las elecciones generales
Kamal: Mubarak dice que en Egipto existe libertad
para formar partidos, pero al mismo tiempo el régimen
decide qué partido se acepta y cuál no. Eso no
es libertad. Mubarak ha instituido un Consejo Nacional de Derechos
Humanos, pero el Consejo no tiene autoridad. Mubarak ha establecido
un Consejo Nacional para los Derechos de las Mujeres, que está
presidido por su esposa, y al mismo tiempo su policía
detiene a numerosas campesinas en Sarando. Todos sus gestos se
dirigen a George Bush y Occidente, para mostrar que tenemos libertad
y democracia. Pero todo lo que Mubarak hace está vacío
de tal contenido. Sus últimos movimientos van en la misma
línea. Desde el exterior parece que permitirá a
otros candidatos ser nominados democráticamente. Pero
al mismo tiempo él regula y restringe las nominaciones.
Las condiciones son que cada candidato debe conseguir las firmas
de apoyo de 500 miembros del Parlamento y del Consejo de la Shura.
Ambos organismos están copados mayoritariamente por el
partido gobernante y son apoyados por el régimen.
L.S.: ¿Llamaréis al boicot
de las elecciones?
Kamal: La gente está confusa al respecto.
Aún no se ha tomado ninguna decisión. Enfrente
tenemos dos caminos. El primero es presentar nuestro propio candidato
o candidata aunque no cumpla los requisitos exigidos. A través
de esta candidatura podríamos elaborar una campaña
electoral en la calle. Perderíamos la campaña electoral,
pero a través de ella podríamos movilizar a las
masas. La otra vía es la del boicot, que ciertos sectores
están promoviendo; desde mi punto de vista esto es negativo.
Deberíamos salir a la calle en cada oportunidad y aprovecharla
cada vez que se presente.
Aída: No he decidido todavía qué
opción deberíamos tomar. Creo que sí es
posible organizar un boicot "activo". Un boicot no
significa necesariamente quedarse en casa y no hacer nada, porque
la situación es de tal opresión que en realidad
ningún candidato puede cumplir con el perfil, y el opresor
sería muy duro con cualquiera que tomara la calle. Por
eso quieren restringir las candidaturas. Saben que al final ganará
Mubarak, y las restricciones no se deben a que otra persona pudiera
ser presidente, sino a que la ausencia de las mismas significaría
que podríamos nominar a Kamal como presidente. No nos
importa tanto la presidencia como la campaña en sí.
L.S.: En el Estado Español, el pasado
mes de marzo, José María Aznar fue apartado del
poder gracias a la oposición a la guerra de Iraq. ¿La
gente en Egipto lo sabe?
Kamal: Sabemos de las manifestaciones en España
y que Aznar fue apartado del poder. Los socialistas egipcios
estamos muy al tanto, al igual que los egipcios en general. Saludamos
la lucha del pueblo español que logró este resultado,
y creemos que la decisión de retirar las tropas de Iraq
ha animado a otros países a hacer lo mismo. En nuestras
manifestaciones contra la guerra solíamos gritar un lema
muy popular, llamando al antiguo presidente Aznar hipócrita.
El lema se hizo muy famoso y habitual en todas las manifestaciones.
El lema era: "José María Aznar es un mentiroso,
un hipócrita y un burro", y esto rima en árabe.
Así que cuando cayó, este suceso fue muy bienvenido.
¡¡El burro fue derrotado!!
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