2.-Las condiciones de
la lucha
como premisa de cualquier planteo táctico
Señor Guy Sabatier:
Suponemos que acordará
usted con nosotros, en que, antes de actuar o de analizar lo actuado en política,
es preceptivo reproducir en el pensamiento y tener en cuenta la exacta correlación
de fuerzas entre las clases y sectores de clase en un determinado lugar y momento
de la historia, condición "sine qua non" tanto para intervenir en política
desde cualquier perspectiva ideológica, como para analizar los hechos
una vez ocurridos. Usted no se ha ocupado de este asunto. Lo ha obviado por
completo. Se limitó a deducir resabios ideológicos anticomunistas
dominantes en el comportamiento de los bolcheviques desde la firma del tratado
de Brest Litovsk, respecto del acuerdo alcanzado en las Conferencias de 1915
en Zimmerwald y Kienthal, que, según parece, entiende como un principio
de acción política absoluta, es decir, históricamente incondicionada
y, por tanto, abstracta. Nos referimos al acuerdo en cuanto a que los revolucionarios
deben "tratar de transformar la guerra imperialista entre los
pueblos en una guerra civil de las clases oprimidas contra sus opresores"
(subrayado nuestro). Lenin no se cansó de señalar que las consignas
inmediatas para cada lugar y momento de la lucha de clases, deban cambiar con
las cambiantes condiciones de los distintos conflictos. En tal sentido, respecto
del caso que nos ocupa, la consigna de "paz democrática sin anexiones"
que dio pábulo a la paz anexionista por separado con Alemania en marzo
de 1918, ha sido táctica respecto a la estrategia para el período
de "convertir toda guerra interimperialista en guerra civil revolucionaria",
ajustada a las condiciones objetivas y subjetivas de la Rusia revolucionaria
en ese momento. De ahí que los acuerdos de Zimmerwald y Kienthal hayan
contemplado esta condicionalidad histórica variable de la lucha de clases.
Una de estas condiciones
fue que la revolución se produjo en medio de la ruina económica
del país y la guerra imperialista, donde Rusia estaba comprometida con
el bando anglofrancés. Por tanto, a partir del 17 de octubre (8 de noviembre)
de 1917, quedó inmediatamente planteada la necesidad de abandonar la
guerra, recuperar económicamente al país y transformar el ejército
zarista -cansado de combatir, diezmado por las bajas y el hambre después
de tres años de combate- en un ejército revolucionario. Esto explica
la decisión bolchevique de ordenar su inmediata desmovilizaciónn
-algo que ya estaba ocurriendo de hecho- y plantear a ambas partes beligerantes
la consigna de la paz, aprobada entre el 25 y el 26 de octubre (8 y 9 de noviembre)
de 1917, durante el II Congreso de los Sóviets de toda Rusia.
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