Ser para sí, autoconciencia de clase y partido.
¿Cuál es la actual situación? Por un lado,
con la apertura del "corralito", el frente popular espontáneo se ha
debilitado ante el repliegue de su componente pequeñoburgués. Pero, por otro
lado, el sinceramiento económico y la conversión de la crisis financiera en
económica, aumentó el paro en todas las ramas del trabajo social y arrastró
al hambre aguda a los asalariados menos cualificados de la población.[27]
Esta nueva coyuntura aumentó el activismo entre los parados, al tiempo que favoreció
su confluencia con los empleados. De hecho, el movimiento "piquetero"
no ha hecho más que reforzarse y extenderse a nivel nacional.
¿Modifica esta nueva realidad la correlación
política de fuerzas? La modifica. ¿Entre quienes? He aquí la "pregunta
del millón" en este debate.
Antes de entrar directamente
en ella, es necesario saber cuanto y cómo la modifica. Respecto de lo primero,
el recrudecimiento de la crisis ha conseguido masificar el movimiento piquetero
hasta el punto de convertirlo en centro de atracción y eje social en torno al
cual tiende a gravitar el descontento de los demás sectores subalternos en conflicto
con el sistema. En cuanto a la forma, los molestos "cortes de ruta"
con el único propósito de llamar la atención, pasaron a combinarse con tomas
de fábrica que interfieren directamente el normal funcionamiento del aparato
productivo. Un ejemplo de esta nueva forma de lucha fue el conflicto en Repsol-YPF
a 15 Km. de Las Heras, localidad situada al norte de la provincia de Santa Cruz,
donde después de realizar intermitentes cortes en la ruta 43 durante quince
días, los despedidos de la empresa decidieron tomar la planta de tratamiento
de crudo y el 4 de agosto de 2002 amenazaron con volar uno de los tanques si
no se atendían sus demandas de empleo. Esta actitud forzó la negociación entre
el sindicato de petroleros privados de la provincia y representantes de la empresa,
de la cual resultó la contratación de 80 nuevos empleos. Según la revista "Polo Obrero", situaciones como ésta se repitieron en Pico Truncado y Comodoro Rivadavia, aunque
no parecen haberse generalizado
Es
evidente, pues, que el grado de profundización de la crisis económica del sistema
en Argentina, ha provocado un salto cualitativo en el movimiento social contestatario,
cuya vanguardia está hoy, din duda, encarnada en los piqueteros, constituidos
en la más alta expresión del "ser para sí" del proletariado.
Pero, ¿es el "ser para
sí" sinónimo de "conciencia de clase? Como hemos visto, el principio
activo de la relación dialéctica entre ser y nada, opera el devenir. De tal
modo, ese movimiento conduce -por adición- de la cualidad a la cantidad: cantidad
extensiva o número y magnitud intensiva o grado. Se llega así a la medida, cantidad
de la que depende el cambio cualitativo, la negación del ser "en sí mismo"
en tanto se compara con su opuesto distinguiéndose de él, repeliéndole, pero
dentro de su relación inmediata con él, sin la cual él no es más que un "ser
en sí", en el caso del ser del trabajo, un trabajador aislado, pura capacidad
potencial de trabajo, sin contrato laboral, un parado.[28]
De este transito del "ser
en sí" saliendo de "sí mismo" para expresarse presentándose como
un otro del capital, como el agua que se distingue de sí misma al confrontarse
con sus distintos estados físicos, surge "el ser para sí" de ese elemento
llamado proletariado, cuya conciencia no cambia por eso de naturaleza, del mismo
modo que su "ser para sí" no altera su relación con el capital.
.
Otra forma del "ser
para sí" del trabajo como capital variable, se produce cuando el grado
de explotación al que es sometido alcanza la medida en que experimenta un cambio
cualitativo; es el momento en que, el distinguirse del capital repeliéndolo
alcanza la forma de la lucha por distintas y mejores condiciones de vida y de
trabajo al interior de la misma relación. El "ser para sí", es pues,
eso: negación del capital por parte del asalariado como capital variable, o
distinción de su ser capital variable sin dejar de serlo, de reconocerse en
su condición general de tal, aunque bajo condiciones particulares distintas
según los resultados de su lucha en cada momento del proceso de acumulación.
El cambio de cualidad del
"ser para sí" del trabajo-capital que experimenta el proletariado
en tanto capital variable, es el que propiamente manifiesta el capital como
"otro de sí mismo", como asalariado, y que se verifica cuando ese
proletariado se rebela y rompe la disciplina laboral que le ata al patrón en
determinadas condiciones (de vida y/o de trabajo) y lucha por mantenerlas o
mejorarlas -según sea la situación que motiva la lucha- dentro de la misma relación
y del proceso de valorización (D-M-D+d) que no sufre alteración alguna.
Y por supuesto que este cambio
cualitativo del proletariado como "ser para sí" que se diferencia
del capital dentro del capital, es la condición necesaria para dar el salto
desde su "ser para si" dentro del capital, a su ser fuera de él en
tanto concepto no ya del proceso de valorización sino del proceso de trabajo,
esto es, como unidad (socialista) entre su ser (sujeto social real del trabajo)
y la racionalidad (de sus medios de producción). Tal es la conciencia de clase
o autoconciencia de las fuerzas sociales productivas.
Ahora bien, este cambio hacia
el concepto o autoconciencia, no puede ocurrir por el simple aumento en el grado
de su combatividad. De hecho, si esta mayor combatividad es desplegada por el
mismo "ser para sí" del proletariado, por masas objetiva y subjetivamente
dependientes del capital que se mueven por reivindicaciones inmediatas al interior
de la relación social capitalista, incluso si esas demandas efectivas son dirigidas
por organizaciones políticas reformistas que solo pretenden un cambio cualitativo
en la forma de manifestación del ser político o gobierno capitalista de la sociedad
-quítate tú que me pongo yo y unas cuantas modificaciones más para que todo
siga igual- es del todo imposible que se opere en ellas ni un atisbo de cambio
hacia la autoconciencia, sino bien al contrario. Porque en caso de que la ley
del valor se vuelva incompatible con los proyectos reformistas, en última instancia
el mayor grado de combatividad del "ser para sí" de los asalariados
provoca un cambio cualitativo en la forma de dominio del capital, determinando
que la burguesía en su conjunto apele a su brazo armado para que haga desaparecer
momentáneamente al proletariado como "ser para sí", como un "otro"
del capital dentro del capital, obligándole a retroceder en su conciencia, a
replegarse "en sí mismo", es decir, como capital variable que ha perdido
su capacidad para repelerse tras haber negado las condiciones de vida y de trabajo
que habían sido impuestas por la ley del valor, motivo de su repelerse de ellas
y que, tras la derrota, tras el resultado de la lucha carente de capacidad para
trascender su relación originaria con el capital, el "ser para sí"
del asalariado se repliega sobre sí mismo, pasando a comportarse como si la
unidad dialéctica de los contrarios, se resolvieraen unaidentidad eleática,donde
nada puede de momento cambiar y todo sigue como antes del enfrentamiento. Lo
único que ha cambiado es la forma de dominio del capital sobre sus clases subalternas,
que esto es lo que momentáneamente ocurre durante las dictaduras políticas bajo
el capitalismo.
Con esto queremos insistir
en que el salto hacia la autoconciencia o conciencia de clase del proletariado
no se puede ejecutar desde el simple impulso de las luchas espontáneas del proletariado.
Si bien tiene a esas luchas por condición necesaria, sin el accionar del partido
revolucionario en ella, no hay posibilidad real ninguna de que ese salto permita
a la conciencia del proletariado pasar por encima de la relación de dependencia
política con el capital. El principio activo de la autoconciencia proletaria
no está, pues, en la materialidad de su acción, en su ejercicio puro y simple
de la lucha, sino en el conocimiento de las condiciones de su acción, esto es,
de la naturaleza de las cosas sobre las que recae su acción. Y es condición
de todo partido verdaderamente revolucionario, saber ejercer el arte político
de conseguir que las masas conozcan su necesidad histórica y las condiciones
de su acción a través de su propia experiencia. Por eso Lenin decía -con toda
razón- en "¿Qué hacer? que la
"conciencia de clase" o autoconciencia del proletariado, sólo puede
introducirse desde fuera de la relación inmediata entre patronos y obreros,
esto es, desde fuera de la lucha de clases espontánea; pero al mismo tiempo
dentro de ella. Fuera desde el punto de vista lógico, dentro desde el punto
de vista histórico.
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[27] Al principio de la desaceleración,
en 1998, el paro alcanzaba a 14 de cada 100 empleados. En mayo de 2000 subió
al 25%. Hoy ha llegado a superar el 40%
[28] "Tan pronto, pues, como al capital se le ocurre —ocurrencia arbitraria o necesaria— dejar de existir para el trabajador, deja éste de existir para sí; no tiene ningún trabajo, por tanto, ningún salario, y dado que él no tiene existencia como hombre, sino como trabajador, puede hacerse sepultar, dejarse morir de hambre, etc. El trabajador sólo existe como trabajador en la medida en que existe para sí como capital, y sólo existe como capital en cuanto existe para él un capital. La existencia del capital es su existencia, su vida; el capital determina el contenido de su vida en forma para él indiferente. En consecuencia la Economía Política no conoce al trabajador parado, al hombre de trabajo, en la medida en que se encuentra fuera de esta relación laboral. El pícaro, el sinvergüenza, el pordiosero, el parado, el hombre de trabajo hambriento, miserable y delincuente son figuras que no existen para ella, sino solamente para otros ojos; para los ojos del medico, del juez, del sepulturero, del alguacil de pobres, (del policía) etc.; son fantasmas que quedan fuera de su reino." (K. Marx: "Manuscritos económico-filosóficos": Segundo manuscrito. Lo entre paréntesis es nuestro)