El gobierno colaboracionista
entrega la soberanía económica de Iraq a las instituciones
financieras globales
EEUU cancela el 100% de deuda
a cambio de mantener las medidas establecidas por Bremer antes
de la transferencia de "soberanía"
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 22 de diciembre de 2004
La actitud
de EEUU supone un nuevo intento de reforzar a Alaui ante las
elecciones del 30 de enero, seriamente amenazadas por los constantes
ataques de la resistencia, y para asegurarse que sean cuales
sean los resultados de esos comicios se van a mantener las reformas
económicas puestas en marcha por el procónsul Paul
Bremer durante el tiempo que estuvo al mando de la Autoridad
Provisional de la Coalición que entregó la "soberanía"
a los iraquíes el pasado 28 de junio, dos días
antes de la fecha inicialmente anunciada ante el temor de un
ataque de la insurgencia. Al mismo tiempo, esas medidas económicas
puestas en marcha por Bremer son la base sobre la que se sustentan
los acuerdos con el FMI.
El 17 de diciembre el secretario
de Estado de los EEUU, Colin Powell, anunció la cancelación
del 100% de la deuda de Iraq a los acreedores públicos
de EEUU, unos 4.100 millones de dólares. Lo hizo delante
del colaboracionista ministro de Hacienda y del gobernador del
Banco Central de Iraq, los dos principales representantes del
gobierno colaboracionista en las negociaciones mantenidas con
el Club de París y con el Fondo Monetario Internacional,
y sigue a la decisión adoptada el 13 de diciembre por
la Organización Mundial del comercio (OMC) de aprobar
un grupo de trabajo para examinar la incorporación de
Iraq a dicho organismo.
La actitud de EEUU supone un
nuevo intento de reforzar a Alaui ante las elecciones del 30
de enero, seriamente amenazadas por los constantes ataques de
la resistencia, y para asegurarse que sean cuales sean los resultados
de esos comicios se van a mantener las reformas económicas
puestas en marcha por el procónsul Paul Bremer durante
el tiempo que estuvo al mando de la Autoridad Provisional de
la Coalición que entregó la "soberanía"
a los iraquíes el pasado 28 de junio, dos días
antes de la fecha inicialmente anunciada ante el temor de un
ataque de la insurgencia. Al mismo tiempo, esas medidas económicas
puestas en marcha por Bremer son la base sobre la que se sustentan
los acuerdos con el FMI.
Desde su constitución,
el FMI ha venido propugnando políticas de ajuste estructurales
en las economías de los países del denominado Tercer
Mundo, provocando un aumento de la desigualdad social y de la
pobreza entre las poblaciones de estos países. Aunque
los detalles del acuerdo alcanzado por los colaboracionistas
con el FMI no se conocen al completo [1], sí ha trascendido
que afectan a una reducción de los gastos en los servicios
públicos como la sanidad y la educación, se pone
el énfasis en la exportación de los recursos naturales,
se hace una "firme apuesta" por los principios del
libre mercado fomentando la presencia de los inversores
extranjeros en Iraq- y la privatización de las industrias
y sectores que estaban bajo en control del Estado durante el
gobierno de Saddam Hussein [2]. El FMI ya ha dicho que quiere
conseguir un acuerdo definitivo con el gobierno que salga de
las elecciones del 30 de enero, aunque todo parece indicar que
dicho acuerdo va a seguir las líneas maestras diseñadas
por el procónsul Bremer quien, a su vez, siguió
la pauta establecida por la Resolución 1483 aprobada por
el Consejo de Seguridad de la ONU el 22 de mayo de 2003, nada
más proceder el presidente de EEUU a proclamar el fin
"oficial" de la guerra.
El gobierno colaboracionista
no ha derogado ni uno solo de los decretos aprobados por Bremer
[3], especialmente el número 39 y en virtud del cual se
establece la privatización de 200 empresas públicas
y , abriendo de par en par las industrias y los mercados iraquíes
a la inversión extranjera sin ningún tipo de restricción.
En Iraq hay ya tres bancos extranjeros realizando operaciones
sin restricción alguna, por ejemplo, y una larga lista
de aspirantes a hacerlo en cuanto se estabilice la situación
y finalice "la violencia". Al mismo tiempo, el gobierno
colaboracionista ha proclamado en repetidas ocasiones, de forma
especial durante la Conferencia de Donantes celebrada el mes
de octubre en Tokio [4] que está firmemente decidido a
impulsar la participación de las multinacionales en todos
los ámbitos del sector petrolífero y a aumentar
los precios de los productos derivados del mismo, incluido la
gasolina, lo que va a provocar un beneficio a los EEUU de unos
1.000 millones de dólares durante el año 2005 dado
que son sus empresas las que están beneficiándose
de este mercado.
Ataques
a la industria petrolífera y a convoyes
Los planes y acuerdos económicos
se están encontrando con un grave escollo: las acciones
de la resistencia contra las instalaciones petrolíferas,
los convoyes de suministro y el resurgimiento de la actividad
sindical de los trabajadores iraquíes. Mientras que en
el sur de Iraq, en las zonas de influencia shií, los sabotajes
contra los oleoductos son menores, en el norte del país
la exportación está casi paralizada. En lo que
va de mes, ha sido saboteado dos veces el oleoducto que transporta
petróleo iraquí desde la localidad de Baiji a la
ciudad turca de Ceyhan. Este oleoducto tiene capacidad para transportar
petróleo para llenar unos 500.000 barriles diarios y,
además, es la zona desde la que se surte de combustible
a Bagdad, lo que ha provocado una severa escasez.
El colaboracionista Ministerio
del Petróleo ha tenido que reconocer que sólo entre
los meses de agosto y octubre, la pérdida de barriles
de petróleo para la exportación por las acciones
de la resistencia se eleva a los 3'5 millones de barriles y que
la cifra de ataques mensuales, de mayor o menor envergadura,
contra las instalaciones petrolíferas y oleoductos se
sitúa entre los 2, ocurridos en el mes de febrero, y los
27 que tuvieron lugar en el mes de noviembre.
Al mismo tiempo, el Pentágono
ha tenido que reconocer que la resistencia está teniendo
una efectividad total en los ataques contra los convoyes de suministro
para sus tropas. La multinacional Halliburton se ha convertido
en el principal suministrados de las tropas ocupantes, con un
volumen de negocio total que supera ya los 10.000 millones de
dólares, de los cuales algo más de 8.000 millones
son como consecuencia de un contrato para proporcionar servicios
a las tropas. También es la principal multinacional en
Iraq en cuestiones relacionadas con extracción y redistribución
del petróleo.
Uno de esos servicios es la
organización de convoyes de camiones que proporcionan
abastecimiento (combustible, suministros, repuestos, etc) a las
tropas de EEUU. Los ataques de la resistencia a estos convoyes
son diarios y el número de camiones destruidos y de conductores
muertos o capturados se está convirtiendo en otro de los
secretos de guerra. La multinacional a la que estuvo vinculado
el vicepresidente Dick Cheney paga cerca de 80.000 dólares
anuales a los conductores de camiones y eso ha provocado una
avalancha de mercenarios del volante que se han desplazado a
Iraq para hacer dinero rápidamente. Sin embargo, muchos
de ellos han muerto en esos ataques. No hay cifras oficiales
del número de bajas debido al secretismo que ha impuesto
Halliburton al respecto, pero informes periodísticos estiman
que entre empleados y subcontratistas son 55 los muertos y 100
el número de heridos [5]. Tras muchas presiones, Halliburton
ha reconocido sólo la muerte de 12 de estos conductores.
El secretismo afecta también a otras compañías
(Betchel, que supervisa la gestión del sistema de agua
potable y de aguas servidas, sólo reconoce 3 muertos)
y al mismo Pentágono.
Salarios
de miseria
Mientras que se pagan esas
cifras astronómicas a los mercenarios del volante, los
trabajadores iraquíes apenas perciben 60 dólares
mensuales, más o menos la misma cifra que cobraban con
el gobierno de Saddam Hussein pero con la diferencia de que antes
tenían cobertura médica y subsidios para alimentos
y ahora no tienen nada de eso, teniendo que sufragarse ellos
mismos los gastos sanitarios en caso de accidente, por ejemplo.
También ha crecido el número de horas diarias de
trabajo, alcanzando una media de 11 en el turno de día
y de 13 en el de noche. Los trabajadores iraquíes carecen
de ropa de trabajo o de material de seguridad, entre otras cosas
[6].
Notas:
[1] Sobre la
condonación de la deuda externa por el Club de París
y el cumplimiento de acuerdos con el FMI, ver en CSCAweb: Alberto
Cruz: 'La cumbre de Sharm el Sheij y la condonación de
la deuda a Iraq: un acuerdo que refuerza el mantenimiento de
la ocupación mientras oculta el genocidio de Faluya'
-Textos de las cartas dirigidas al presidente del Consejo de
Seguridad de NNUU por el primer ministro del Gobierno provisional
del Iraq y por el secretario de Estado de EEUU
- Comunicado oficial final de la reunión ministerial internacional
de los países vecinos de Iraq, del G8 y de China
Final Communique of International
Ministerial Meeting of the Neighboring Countries of Iraq, the
G8 and China
[2] The New
Standard, 19 de diciembre de 2004.
[3] Ver en CSCAweb: Alberto Cruz: 'La cumbre de Sharm
el Sheij y la condonación de la deuda a Iraq: un acuerdo
que refuerza el mantenimiento de la ocupación mientras
oculta el genocidio de Faluya'
[4] Ver en CSCAweb:
El
gobierno colaboracionista de Iraq quiere cobrar lo que le prometieron
- Club de París: Comunicado de prensa
[5] The Houston Chronicle, 21 de noviembre de 2004.
[6] USA Labour Against War, 12 de diciembre de 2004.
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