Crónica
de los brigadistas
Décimo día
de invasión y ataques sobre Iraq
Bagdad/Madrid, 29 de marzo de 2003
En Shu'ala, el último
escenario conocido de la barbarie militar estadounidense, el
impacto provocado ayer por un solo misil causó, al menos,
57 muertes de gente inocente. Shu'ala es un barrio muy humilde
y popular situado al noroeste de Bagdad, a las afueras de la
capital, habitado por población mayoritariamente shi'í
con pequeñas casas de ladrillo claro. El Mercado de Naser,
un espacio abierto y populoso, fue atacado en la tarde de ayer
por la aviación estadounidense en una hora en que sus
callejuelas estaban transitadas por una multitud de hombres,
mujeres, jóvenes y niños que hacían compras
o paseaban. En sus inmediaciones, en un descampado, niños
y adolescentes del barrio jugaban un partido de fútbol
cuando se produjo el impacto del misil: 25 de ellos murieron
en el acto.
La Brigada internacionalista en Bagdad se ha desplazado esta
mañana hasta el lugar para comprobar los daños
causados. El impacto del misil estadounidense ha destrozado el
lateral derecho del mercado: todo el conjunto de tiendas y puestos
ha quedado destruido, al igual que los comercios de la parte
central. Techumbres, locales y placas de las tiendas han quedado
completamente destrozadas por el impacto que esta vez no ha causado
fuego sino una explosión violenta de metralla.
En el Hospital Al Nur, centro público especializado
en cirugía y traumatología y el más próximo
a Shu'ala, los brigadistas se han entrevistado con uno de los
doctores al cargo, el Dr. Mahmud Shihab, quien les ha informado
de que desde ayer por la tarde se han producido solo en su centro
45 ingresos afectados por el ataque al mercado, todos ellos con
heridas muy graves y de los que tres ya han fallecido a lo largo
de esta noche mientras se les intervenía. El registro
de personas que han ingresado cadáver tras el ataque es
de 41 si bien el Dr. Shihab tiene constancia de que otros centros
hospitalarios han registrado también ingresos de heridos
y fallecidos. Su reflexión ante los brigadistas es la
siguiente: "Es una vergüenza que esto se considere
una 'guerra limpia'".
Según los brigadistas, las salas del hospital están
atestadas de heridos de todas las edades, mujeres, hombres ancianos,
jóvenes y niños.
A un joven de 20 años, Sadam Husein, con el mismo nombre
que el presidente, sí, mecánico de profesión,
le sorprendió el ataque cuando compraba frutas en un puesto
del mercado mientras miraba a los niños y jóvenes
que jugaban al fútbol en el descampado próximo.
Postrado en la cama y acompañado de su tío, describe
lo que ocurrió con un rostro impenetrable, sin un gesto
de dolor o de reproche, con sus ojos profundamente negros y el
rostro bello de la dignidad: esta noche le han amputado el brazo
izquierdo a la altura de la clavícula. Dice que el ejército
de EEUU atraviesa miles de kilómetros para atacarles en
sus ciudades. Se pregunta en voz alta si esta es la libertad
de la que hablan. Sostiene que dará su sangre y la vida
por su país.
Mientras los teletipos de las agencias de prensa se hacen
eco de cómo se gestionará la "ayuda humanitaria"
internacional, el tío de Ahmed lo expresa de forma simple
con amarga ironía cuando habla de "la impudicia de
una cifra abrumadora de dinero [dos mil millones de dólares]
que se está poniendo en circulación mientras están
destruyendo nuestro país y discuten para ver quién
lo reconstruye".
Bombas de racimo contra población
civil
En el Hospital Yarmuk, situado en el barrio de Qadisiyya que
ya han visitado varias veces los brigadistas, se vuelve a constatar
que a pesar de las informaciones que reproducen los medios de
comunicación acerca de que los ataques van dirigidos contra
grandes edificios institucionales, como el Ministerio del Interior,
que ha sido ya atacado por cuarta vez desde que se inició
la invasión, los impactos de bombas y misiles se dirigen
indiscriminadamente contra centros y barrios de población
civil.
Ahmad Abu Lah, un joven médico de origen sirio, informa
de que cada día se producen entre 10 y 15 ingresos de
heridos civiles en ese centro. En relación a la visita
de hace una semana, las heridas son mucho más graves y
ello es debido a que la aviación estadounidense ha intensificado
el uso de bombas de fragmentación o de racimo, cuyo sistema
lanza una gran bomba que explota en el aire y suelta pequeñas
bombas que se esparcen antes de caer y que al estallar se dispersan
en miles de partículas de metralla. Casi todos los heridos
lo son por efecto de estas bombas de fragmentación y están
afectados por metralla incrustada en diversas partes del cuerpo,
desde la cabeza y el cuello hasta el abdomen, la espalda o las
piernas y los pies. Desde el 26 de marzo han ingresado cadáver
en este hospital 9 víctimas fallecidas en el acto como
consecuencia de bombas o misiles, según confirman familias
y médicos a los brigadistas.
De los diez heridos con los que han hablado los brigadistas,
solo uno de ellos era miliciano. El resto eran niños,
adultos, hombres y mujeres, población civil procedente
de barrios distintos y distantes de Bagdad en cuyas casas o calles
impactaron misiles o bombas.
Se trata en su mayoría de grupos familiares, como el
de Omar Ahmed, de cinco años, del barrio de Al Rashid,
en el centro sur de Bagdad, herido por bomba de racimo al igual
que sus tres hermanas. Su madre falleció el miércoles
pasado como consecuencia del ataque. Ahmed tiene lesiones abdominales
y rotura de bazo, hígado e intestino.
Ahmad Asad, de 8 años, herido junto a su padre, a quien
se le ha amputado un pie, y su madre y su hermana, ambas igualmente
heridas por metralla. El pequeño Ahmad tiene heridas en
el cuello, en el abdomen y en la pierna derecha.
Salah Ahmed, de 40 años, que vive a 40 Km. al sur de
Bagdad, en la pequeña localidad de Al Sufia, ingresó
en el Hospital Yarmuk el 24 de marzo. En su pueblo murieron como
consecuencia del mismo ataque 4 personas. Su situación
es crítica porque tiene afectado el intestino grueso y
delgado además del hígado.
Fa'ad Hasim, de 42 años, ingresó en el Hospital
ayer, 28 de marzo, porque le alcanzó el impacto de tres
misiles cuando circulaba por la autovía en su coche a
las 8:00 de la mañana. Le estalló el parabrisas
como consecuencia de la onda expansiva de los misiles y está
herido en la pierna y el abdomen.
Sa'ad, 36 años, ingresado con su hermano de 33 y procedentes
ambos de otro barrio de Bagdad, de Nahed al Rashid. Describe
como se abren las bombas de racimo cuando estallan en miles de
partículas antes de llegar al suelo. Igualmente está
herido de metralla en diversas partes de su cuerpo.
Yasin Muhamad, campesino de 75 años que vive en Ahmad,
un espacio rural y agrícola a las afueras de Bagdad. Tiene
heridas en el pecho. Veinte miembros de su familia están
igualmente heridos e ingresados en este o en otros hospitales
de la ciudad. El 28 de marzo, el impacto de una bomba a las 21.00
horas de la noche derrumbó su casa y los establos. Todos
los animales murieron. Su hija 'Alia de 53 años, con la
cara drenada y vendada, está sentada al lado de una de
sus hijas heridas. Todavía no le han dicho que otra hija
ha muerto.
Fayyed Sohe, técnico del Aeropuerto de Bagdad, en un
correcto inglés, cuenta a los brigadistas que fue alcanzado
el día 24 de marzo cuando se produjo el ataque al aeropuerto.
Tiene metralla en la caja torácica que todavía
no le han podido extraer.
Yisiam Maher, un niño muy tímido y lindo de
7 años tiene heridas en el cuello provocadas por el impacto
de un misil en el jardín de su casa.
Nara Amari, 25 años, trabajadora de la Central Eléctrica
de Dora, resultó igualmente herida en el tórax
junto a su marido y su hija estando en casa, también en
el barrio de Naher al Rashid. Su hija afortunadamente ha salido
ilesa del ataque.
Yesus Yasin, de 28 años, estudiante de la Universidad
de Babel, en Bagdad y miliciano, ingresó el 24 de marzo
tras ser alcanzado por la onda expansiva de un misil lanzado
desde un helicóptero Apache. Tiene afectadas las
cuerdas vocales y no puede hablar.
El ritmo de la ciudad está alterado de día y
de noche por el silbido permanente de los cazas y los B-52 estadounidenses
que sobrevuelan el cielo de Bagdad de forma impenitente y por
el sonido de las explosiones que se escuchan como una constante
intermitente pero sostenida en todas partes. A pesar de la presión
colectiva a la que los habitantes de Bagdad están siendo
sometidos por este mecanismo añadido a los ataques directos
de bombas y misiles desde que se inició la invasión
el pasado 19 de marzo, la población sigue saliendo a las
calles a rehacer sus vidas cada día. En Shu'ala, tras
la brutal matanza y el desastre provocado ayer, la gente del
barrio ha vuelto a salir esta mañana de sus casas y caminaba
entre las ruinas del mercado sobrecogida. Conmocionados todos
por la destrucción y por las muertes que ha causado entre
sus vecinos, los rostros de las personas han perdido la frescura
y la vivacidad de los días previos pero aún así
siguen mostrándose amables, comunicativos y abiertos con
los brigadistas. Les dicen que no tienen miedo y que van a luchar,
que lo de ayer, les ha hecho aún más fuertes y
más determinados a resistir combatiendo contra quienes
les invaden y les agreden.
Como una ironía perversa, mientras los brigadistas
recorrían las callejuelas hablando con las gentes del
lugar, ha cruzado el cielo un avión militar estadounidense
dejando su estela amenazante y provocando las vibraciones de
los cristales de los edificios próximos. Las bombas seguían
estallando en alguna parte de la ciudad.
La bandera de Iraq ondea en duelo
a media asta y con crespón negro en la Embajada de España
en Bagdad
Ayer por la mañana, 28 de marzo, los miembros de la
Brigada en Iraq contra la Guerra 'Mohammad Belaidi', se desplazaron
hasta el inmueble de la Embajada de España en la capital
iraquí con el fin de retirar la bandera española
que colgaba del mástil en el tejado del edificio diplomático.
La víspera los miembros de la Brigada habían
solicitado al funcionario iraquí Saleh Hafar permiso para
entrar en el patio de la Embajada y proceder a retirar la bandera.
El señor Hafar es quien custodia la sede diplomática
española desde que el gobierno de Aznar decidiera evacuar
a todo el personal diplomático y a todos los funcionarios
semanas antes de que comenzara la guerra ilegal contra Iraq.
El señor Hafar les comunicó que no tenía
autorización para abrir la puerta y se negó a la
petición de los brigadistas.
Ayer a las 12.00 del mediodía hora de Iraq, dos de
los brigadistas saltaron el muro del jardín de la Embajada
y abrieron las puertas por si mismos. El resto de los compañeros
y las compañeras entraron en el recinto del jardín
de la sede diplomática y otros dos brigadistas subieron
al mástil del que pendía la bandera española
y la retiraron. En su lugar colgaron la bandera de Iraq a media
asta y con un crespón negro en señal de duelo por
las víctimas iraquíes que la agresión de
EEUU y de Gran Bretaña, con la complicidad del gobierno
de Aznar, han causado ya entre la población de Iraq.
Igualmente, los brigadistas pintaron la fachada externa del
edificio con pintura roja como símbolo de la sangre derramada
iraquí que mancha ya las conciencias de quienes han instigado,
ejecutado y apoyado esta invasión criminal y neocolonial.
Ante los medios de comunicación congregados por los
brigadistas, éstos dieron lectura en inglés, castellano
y euskera a un comunicado [1].
Esta acción que se inserta en las iniciativas de denuncia
contra el apoyo del gobierno de Aznar que las Brigadas contra
la Guerra 'Mohamed Belaidi' llevan realizando en Bagdad desde
que se pusieran en marcha el pasado 16 de febrero, cuenta con
el respaldo de los organizadores de esta iniciativa, el Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe (CSCA) y la Campaña
Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq (CELSI).
Desde el CSCA y la CELSI, solicitamos a las organizaciones
que a nivel estatal están participando activamente en
el Movimiento contra la Guerra, que, en el caso de que el gobierno
Aznar decida emprender acciones legales contra nuestros compañeros
y compañeras brigadistas por esta acción, les apoyen
igualmente.
Nota:
1.- Véase
en CSCAweb: Comunicado
de la Brigada internacionalista en Iraq contra la Guerra: Retirada
de la bandera española de la Embajada de España
en Bagdad
Crónica
de los brigadistas
Décimo primer día
de invasión y ataques
Bagdad/Madrid, 30 de marzo de 2003
En el décimo primer
día de la agresión militar de EEUU y Gran Bretaña
contra Iraq, la Brigada Internacionalista contra la Guerra 'Mohamed
Belaidi' en Bagdad informa de que al igual que las noches anteriores,
los bombardeos sobre la ciudad se han mantenido constantes produciéndose
fuertes explosiones en las cercanías de su alojamiento
a las 24.00, 2.00 y 5.00 hora local. Durante toda la noche, minuto
tras minuto, se ha podido escuchar el zumbido persistente y nítido
de los aviones militares B-52.
Nuevos ataques contra los centros
de telecomunicaciones
Como han podido ver esta mañana los brigadistas, los
fuertes impactos escuchados durante la noche han tenido como
objetivo los centros de telecomunicaciones. El de Shalajiyya,
en la margen izquierda del Río Tigris, situado en el barrio
del mismo nombre junto al nuevo ferroviario de la Estación
Central de Bagdad, ha sido atacado cinco veces esta madrugada.
Se trata de un edificio de cinco plantas que por efecto del ataque
con bombas de implosión ha quedado intacto en su estructura
pero reventado en su interior pudiéndose ver desde la
calle el destrozo de sus dependencias, amasijos de cables y mobiliario
calcinado. La alta torre de comunicaciones permanece en pie.
Este centro de telecomunicaciones está situado a cien
metros del Hospital de cirugía cardiaca Ibn Al Baitar,
tan solo separado por una baya.
Igualmente, los brigadistas han podido ver el centro de comunicaciones
situado en la calle Omar Ben Abdelasis, en el barrio Addamiyya,
que ha sufrido ya varios ataques en los últimos días
y que ayer a las 11.00 de la mañana fue de nuevo objetivo
de dos misiles estadounidenses. Esta madrugada, a las 5.00 hora
local, ha vuelto a ser alcanzado por tres impactos de misil.
Un cuarto lanzado contra el centro fue a parar a un edificio
colindante de viviendas y locales comerciales en la esquina con
la Plaza Antar. El impacto del misil ha convertido su esquina
en un cráter destrozando el chaflán. Los laterales
y la parte de atrás del edificio de dos plantas del centro
de comunicaciones, así como los edificios de las calles
laterales, de unos 50 metros de anchura, han quedado muy gravemente
dañadas. Sorprendentemente no ha habido víctimas
posiblemente porque en esa parte del edificio están instaladas
tiendas y comercios y este último ataque se ha producido
de madrugada. El muro del edifico que albergaba el centro de
comunicaciones se ha caído sobre el lateral izquierdo
del edificio que milagrosamente no ha aplastado las viviendas.
Desde el exterior puede verse la estructura metálica al
aire y los cajetines de la centralita de teléfonos reventadas.
Desde primeras horas de la mañana, los trabajadores están
sacando las mesas y los ordenadores del interior. Tampoco aquí
se ha derrumbado la torre de las comunicaciones.
El centro de comunicaciones de Addamiyya está situado
en frente de la Facultad de Magisterio.
Asimismo, el centro de comunicaciones situado en barrio Sha'ab,
barrio también castigado repetidamente por los bombardeos
y misiles estadounidenses desde el comienzo de la agresión
militar, fue nuevamente atacado ayer. Los operarios trabajaban
esta mañana para intentar recuperar las conexiones telefónicas.
Toda la ciudad ha quedado sin línea telefónica.
Los brigadistas, que hasta hace dos días podían
con toda normalidad contactar telefónicamente con el exterior
desde el servicio de teléfonos del emplazamiento en el
que se encuentran, han tenido que comenzar a operar con un teléfono
vía satélite desde el que pueden seguir llamando
y recibiendo llamadas.
Ataque sistemáticos a barrios
civiles
Tras comprobar en sus visitas a varios hospitales de la ciudad
que los heridos por los ataques de los aviones estadounidenses
son en su inmensa mayoría civiles y que proceden de barrios
que han sufrido ataques reiterados desde que comenzara la agresión,
los brigadistas han decidido hacer un registro de ingresos por
muestreo en hospitales elegidos al azar. Se constata, por los
testimonios de heridos y personal médico de los distintos
centros hospitalarios, que hay muchas incidencias de heridos
y muertes entre civiles que no se registran.
Hoy han visitado el Hospital de Naoman, en el barrio de Addamiyya
cuya población ha sido repetidamente castigada por los
bombardeos estadounidenses. Este centro ha registrado el ingreso
de 20 heridos del ataque lanzado contra el barrio el pasado 25
de marzo [1] que han sido ya dados de alta. No había
registrado aquí ningún fallecimiento de vecinos
de Addamiyya a pesar de que si se produjeron muertes registradas
en otros hospitales. Sin embargo, el centro ha ido registrando
progresivamente ingresos de heridos en distintos días
como consecuencia del lanzamiento de misiles estadounidenses
contra el barrio Sha'ab el 24, 28 y 29 de marzo, viéndose
casos de heridos de la misma familia que han sido alcanzados
por los mismos ataques y por otros producidos en diferentes días
en los mismos barrios.
Los brigadistas han estado con Omar Abdel Karim, de 29 años
de edad, trabajador y vecino de Sha'ab, que ha resultado herido
en el abdomen por el impacto de los misiles lanzados contra el
barrio el día 29 a las 16.40 hras. El ataque afectó
a siete familias de su entorno.
Al igual que él, su vecino Munib Habib Hamid, dependiente
de 31 años de edad, en estado grave, sujeto a las bombas
de oxígeno y sin poder hablar, fue herido el mismo día
por metralla en el vientre, piernas y tórax, junto a su
mujer y a su hijo.
Otro vecino, Georgis Basar, trabajador de nacionalidad egipcia,
fue alcanzado por el impacto de la metralla de las bombas de
fragmentación en el mismo barrio el pasado 28 de marzo.
Tiene incrustadas esquirlas de metralla en manos y piernas. Munir
lleva catorce años viviendo y trabajando en Bagdad y cuenta
que en esta ciudad hay unos cien mil trabajadores de Egipto que
permanecieron en el país a pesar de que buena parte de
sus compatriotas salieron de Iraq durante la Guerra del Golfo
de 1991. Munir mantiene que se siente entre hermanos y que se
quedará pese a todo.
La generosidad del pueblo
Pese a la devastación y la conmoción que está
causando la invasión de las tropas y aviones estadounidenses
en el país, la gente en Bagdad sigue mostrando su mejor
talante y su cordialidad. Los brigadistas se sienten impactados
cuando pasean por calles de barrios que a pesar de haber sido
atacados están llenos de vida y en los que la gente se
sigue relacionando con una naturalidad que solo quiebra el sonido
constante y pertinaz de los aviones militares estadounidenses.
Sabiendo que estos barrios han sido y seguirán siendo
el escenario repetido de los ataques de EEUU contra esta ciudad,
resulta conmovedor ser testigo a diario de las permanentes muestras
de hospitalidad hacia ellos: hoy en el mercado de Addamiyya,
donde los brigadistas han ido a aprovisionarse de alimentos,
frutas y agua, los vendedores no han querido cobrar sus compras
ofreciéndoselas como un regalo.
La generosidad de esta gente asediada y sometida desde hace
doce años a una agresión exterior permanente y
hoy abiertamente atacada en sus barrios, sus calles, sus mercados
y sus casas, es una expresión más de la madurez
de este pueblo que se muestra a si mismo y al mundo cómo
funcionan los resortes del coraje colectivo para defenderse cuando
se les ataca cobarde e impunemente desde el cielo a golpe de
metralla o de misil.
Resistencia miliciana y popular
Como un mecanismo de resistencia colectiva frente a la agresión
exterior, y a pesar de que los ataques de la aviación
militar de EEUU se producen indistintamente en las horas de luz
o en la oscuridad, los ciudadanos de Bagdad manifiestan una explícita
voluntad de resistir que se expresa en la "normalidad"
con que recuperan cada día los espacios públicos,
las calles, las plazas y los mercados. Solo a la noche, a pesar
de que no se ha declarado oficialmente el toque de queda, la
gente se retira a sus casas como marca la costumbre en cualquier
parte del mundo. En las horas de luz el transporte público
sigue funcionando mediante los autobuses rojos de dos plantas
característicos de las calles de Bagdad y el tráfico
de vehículos privados sigue siendo denso durante el día
en el centro de la ciudad. Los emplazamientos destruidos por
las bombas son inmediatamente limpiados de escombros para ser
reconstruidos. Cada vez hay más comercios abiertos y el
tránsito de mujeres y hombres de todas las edades es bien
visible en las calles. Soldados, milicianos y civiles armados
se mueven con naturalidad entre el resto de la población,
compran sus lechugas en los puestos, descansan en las paradas
con el Kalashnikof entre las piernas, beben el té en los
cafetines hablando con jóvenes y ancianos, departen en
las tiendas o juegan con los niños, en escenas que se
repiten por todas partes y que despiertan la memoria viva de
las imágenes de nuestras propias ciudades durante la guerra
civil contra el fascismo. No se ve escisión entre la defensa
del ejército y la población civil. Esta es una
resistencia miliciana y popular forjada en la entereza, la determinación,
el coraje y la dignidad. Estos son los resortes en los que se
inscribe la resistencia popular, a pesar de la amenaza que pesa
sobre la entrada de las tropas estadounidenses en la ciudad.
Resistencia popular nutrida en la propia historia de este pueblo
y aleccionada en el ejemplo que durante más de cincuenta
años ha dado y sigue dando el pueblo hermano palestino
en su lucha contra la agresión y la ocupación por
parte de Israel.
Hoy, 30 de marzo, cuando el pueblo palestino conmemora el
Día de la Tierra, Palestina e Iraq son un mismo pueblo
en una misma lucha contra la misma violencia y agresión
que la barbarie del sionismo israelí y el fascismo estadounidense
les infligen. [2]
Desde Bagdad, todo nuestro apoyo y nuestra solidaridad para
el pueblo palestino.
Nota:
1.- Véase
en CSCAweb: Crónica
de los brigadistas: 6º día de ataques sobre Bagdad
2.-
Véase al margen el texto sobre el 'Día de la Tierra'
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