EEUU intensifica sus preparativos
para la intervención contra Iraq, mientras presiona a
los Estados árabes para que apoyen la guerra
27 de noviembre de 2002
Nota informativa CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
Tras haber ganado el pulso
al Consejo de Seguridad de NNUU a través de la aprobación
unánime de la resolución 1441, la Administración
Bush ha incrementado las maniobras a nivel multilateral y bilateral
para recabar apoyos y 'legitimidad' internacional a su campaña
belicista contra Iraq. Los frentes son múltiples y abarcan
desde los países miembros de la OTAN a los candidatos
al ingreso en la Alianza Atlántica de la Europa del Este.
Tras haber ganado el pulso al Consejo de Seguridad de NNUU
(CS de NNUU) a través de la aprobación unánime
de la resolución 1441 [1], la Administración
Bush ha incrementado las maniobras a nivel multilateral y bilateral
para recabar apoyos y "legitimidad" internacional a
su campaña belicista contra Iraq. Los frentes son múltiples
y abarcan desde los países miembros de la OTAN y
a sus estructuras militares-, a los candidatos al ingreso en
la Alianza Atlántica de la Europa del Este y a los países
árabes moderados de Oriente Medio y el Magreb.
La cumbre de la OTAN celebrada la semana pasada en Praga ha
servido al presidente Bush de plataforma desde la cual relanzar
la idea de formación de una coalición internacional
liderada por EEUU para llevar cabo la guerra contra Iraq. A diferencia
de lo que ocurriera en la Guerra del Golfo de 1991 -cuando la
coalición internacional que lanzó la guerra contra
el país árabe no pudo incluir formalmente la vinculación
de la OTAN al no haberse modificado todavía ni su Carta
fundacional ni sus ámbitos de intervención- los
nuevos resortes fomentados en su día por la Administración
Clinton en el ámbito de la Alianza Atlántica, ya
utilizados en la guerra contra Yugoslavia, están siendo
utilizados por Bush para lograr el respaldo de los miembros de
la OTAN a su "guerra total contra el terrorismo" ejemplificada
en el caso de Iraq.
La llamada de EEUU para crear una coalición internacional
contra Iraq se ha extendido igualmente a los candidatos de la
Europa del Este que como Rumania, Lituania y otros Estados bálticos
esperan ingresar en la OTAN. En su gira por los diferentes países
realizada la semana pasada, las intervenciones del presidente
Bush se han caracterizado por el tono belicista de los mismos
insistiendo en el discurso del "terrorismo internacional"
y caracterizando a Iraq y a su gobierno como "una amenaza
para la seguridad de todas las naciones libres, incluidas las
naciones libres de Europa" [2] .
La campaña para recabar el respaldo internacional en
la ofensiva militar estadounidense contra Iraq ha tenido especial
importancia en Rumania, a pesar de que tan solo hace un año
la OTAN ni siquiera consideraba la posibilidad de incluir como
candidato a este país. El nuevo clima internacional creado
por la Administración Bush ha permitido a Rumania revalorizar
su posición ante la OTAN debido a la singular situación
estratégica de este Estado báltico a orillas del
Mar Negro. Los estrategas militares estadounidenses ya han valorado
a Rumania como un elemento de gran interés que permitiría
conectar sus bases con las situadas en Oriente Medio, en concreto
con Turquía, y a través de ésta, con las
besas estadounidenses y británicas situadas en el Golfo
Pérsico. Como paso previo, EEUU ya ha incluido a fuerzas
militares de Rumania para participar en Afganistán.
EEUU insta a 11 Estados árabes
a posicionarse sobre la guerra
Según una información de la cadena de TV qatarí
Al-Yasira, del pasado 23 de noviembre, la Administración
Bush ha remitido una carta a 11 países árabes,
incluidos Jordania, Egipto y Arabia Saudí, solicitando
que se posicionen al respecto de apoyar la guerra de EEUU contra
Iraq. Según la información, EEUU habría
dado un plazo máximo de un mes para responder a este requerimiento,
que deberá incluir, además, la disposición
o no de ceder sus territorios e infraestructuras militares a
EEUU para sus operaciones bélicas. La posición
de estos tres países árabes se ha remitido en los
últimos meses a una salida negociada de la crisis a través
del CS de NNUU y por un rechazo a la guerra contra Iraq más
formal que real. La dependencia de sus regímenes políticos
de la alianza estrecha que mantienen con Washington único
soporte de su legitimidad como gobernantes- ha forzado desde
hace meses las presiones estadounidenses para obtener el máximo
beneficio de su privilegiada situación estratégica
dos de ellos, Jordania y Arabia Saudí, vecinos directos
de Iraq.
Intensificación de la presión
sobre Arabia Saudí
Las reticencias mostradas por Arabia Saudí a ceder
la base militar de Príncipe Sultán -desarrollada
y equipada con material y tropas estadounidenses tras la Guerra
del Golfo de 1991 como el principal y más avanzado centro
de operaciones militares de la región y desde donde EEUU
ha consolidado su hegemonía militar en Oriente Medio en
los últimos diez años- han ocasionado serios trastornos
a los estrategas del Pentágono incluido el traslado
del Comando Regional Central al emirato de Qatar [3].
Por ello, el régimen feudal saudí, que afronta
por primera vez en su historia el despecho de EEUU y sus amenazas,
ha quedado sometido a fuertes presiones políticas que
se han incrementado en las últimas semanas. Las reticencias
saudíes han dado lugar a una nueva formulación
de las alianzas árabes de EEUU que habrían llevado
al equipo de asesores de la Administración Bush a incluir
a Arabia Saudí en los cambios territoriales y de régimen
político planificados para una nueva configuración
del mapa de Oriente Medio una vez invadido y ocupado Iraq, y
derrocado el propio gobierno iraquí [4].
Tras décadas de respaldo y apoyo mutuo que han permitido
no solo el intervencionismo político, económico
y militar de EEUU y de Israel en Oriente Medio, sino la influencia
política preponderante y la expansión de redes
financieras de los petrodólares saudíes a organizaciones
de destacadas corrientes del islamismo radical, el clima creado
por la Administración Bush tras el 11-S y, sobre todo,
el discurso "contra el terrorismo" -que pretende convertir,
primero a Iraq y después al islamismo en una amenaza internacional-
sirven en la actualidad a EEUU para abrir un nuevo frente de
presión contra Arabia Saudí. Las presiones de la
Administración Bush se han intensificado hasta el punto
de que esta semana el Sanado de EEUU ha obligado a abrir una
investigación contra altos representantes políticos
saudíes entre otros, el embajador saudí en
EEUU y su esposa- por sospechas de haber derivado cuantiosos
ingresos a cuentas destinadas a personas de nacionalidad saudí
supuestamente vinculadas con la preparación de los atentados
del 11 de septiembre [5].
Represión militar en Jordania
Por su parte, el régimen jordano, que ha desmentido
oficialmente que haya recibido ninguna carta en tal sentido por
parte de EEUU [6], y pese a mantener una posición
formal contraria a la intervención militar contra Iraq,
habría dispuesto ya desde hace meses los preparativos
para colaborar con el ejército de EEUU cediendo el uso
de las bases militares jordanas situadas al este del país
cerca de la frontera con Iraq- en la aventura bélica
estadounidense. Esta decisión, que se enmarca en la trayectoria
de acatamiento de las exigencias de Washington al régimen
de Jordania en los últimos siete años, constituye
un serio envite frente a la población jordana ampliamente
contraria a cualquier intervención militar contra Iraq.
Por ello, el régimen de Jordania ha incrementado en las
últimas semanas las medidas de represión en el
interior del país. A la invasión por parte del
ejército y la policía Jordania de la ciudad de
Ma'an hace dos semanas -saldada con la detención de decenas
de activistas y con la imposición del toque de queda
[7]- hay que añadir las detenciones de destacados
miembros de la oposición y activistas políticos.
Por segunda vez en el mes de noviembre, Leith Shbeilat, presidente
de la Asociación contra el Sionismo y el Racismo (AZAR),
ha sido detenido en lo que se describe por AZAR como un intento
del régimen de señalarle a él y a otros
activistas como vinculados con acciones o grupos "terroristas".
Tras el asesinato del encargado de la oficina jordana de USAID
(el programa oficial de ayuda al desarrollo de EEUU) a comienzos
de noviembre, el gobierno jordano ha decidido satisfacer a EEUU
intensificando la represión y desencadenar operaciones
de represalia indiscriminadas contra activistas islamistas jordanos
que, como Shubeilat, juegan un papel importante en sus actividades
de oposición al régimen y gozan de gran respaldo
popular.
Notas:
1. Véase
en CSCAweb: Resolución
1441: el CS cede a las presiones de EEUU y otorga carta blanca
a la Administración Bush para atacar Iraq unilateralmente
2. The New York Times, 24 de noviembre de 2002
3. Véase en CSCAweb: La Administración Bush prevé
la ocupación indefinida de Iraq y la imposición
de un régimen militar provisional estadounidense y Luis Mesa: El
fortalecimiento del Comando Central de EEUU (USCENTCOM) y el
factor energético
4. Véase en CSCAweb: Hassan Abu Taleb: El camino a
Bagdad
y Nasser
Aruri: "Redibujando Oriente Medio: ¿De quién
es la guerra esta vez?"
5. The New York Times, 25 de noviembre de 2002, Newsweek,
25 de noviembre de 2002, The Washington Post, 25 de noviembre
de 2002
6. The Jordan Times, 25 de noviembre de 2002
7. Véase en CSCAweb: Toque de
queda en Ma'an: el activismo político jordano reprimido
con tanques y ejército
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