Caso Ahmad
Saadat
La fuerza no es
sinónimo de decencia
Santiago González
Vallejo*
Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe
CSCAweb, 15 de marzo, 2006
"No
sólamente [Israel] quiere detener o asesinar al resistente
secretario general del Frente Popular de Liberación de
Palestina, Ahmad Saadat, sino tergivesar quién es el ocupante
e 'impartir justicia' con violencia frente a la víctima,
resistente a la ocupación".
Israel, con la complicidad
de Gobiernos occidentales, está realizando una nueva fechoría.
En este caso invade nuevamente Ramalla, asesina a quien se le
pone por delante y destruye edificios con la pretensión
de amoldar por la fuerza y destruir al pueblo palestino. No solamente
quiere detener o asesinar al resistente secretario general del
Frente Popular de Liberación de Palestina, Ahmad Saadat,
sino tergivesar quién es el ocupante e "impartir
justicia" con violencia frente a la víctima, resistente
a la ocupación. Ahmad Saadat, encarcelado hasta ahora
en la prisión de Jericó, está acusado de
ser el inspirador del asesinato selectivo de un responsable israelí,
Rehavam Zeevi, ministro de Turismo y claro instigador de delitos
contra el pueblo palestino. Se trata pues de alguien [Zeevi]
que ha ejercido violencia e injusticia durante la ocupación,
aprovechando su estatus de ocupante.
En esta dinámica de
confusión, alentada también por los países
europeos, se pide a las víctimas que reconozcan a Israel
(¡sin haber definido previamente el territorio que debe
ocupar!); que dejen la violencia frente al ocupante (sin molestarse
en llamarla resistencia) y no obligan al agresor a hacer lo propio,
con fuerza, medios y diligencia. ¿Y la violencia intrínseca
de la judeización de Jerusalén, la expulsión
de palestinos de sus tierras, el rechazo al retorno de los refugiados,
el asentamiento de colonos, el arranque de cultivos y la construcción
de un Muro en tierra palestina? Todo ello ha sido condenado por
las instituciones de Derecho Internacional y consentido por sus
aliados occidentales, principalmente Estados Unidos y la Unión
Europea, que mantiene un Acuerdo de Asociación preferencial
con Israel pese a la sistemática vulneración de
los derechos humanos. ¿Quién pone los muertos?,
¿quién el poder de la fuerza?; y, finalmente, el
retruécano: que acepten los acuerdos firmados por la Autoridad
Nacional Palestina, los acuerdos de Oslo, etc. Una Autoridad
Palestina cuyo representante máximo, Arafat, murió
en la cárcel de la Mukata rodeado durante años
por las armas del firmante israelí.
Habrá que hacer un nuevo
curso de alfabetización. El ocupante es Israel; los ocupados,
los palestinos; las manos que poseen la fuerza, el apoyo de grandes
intereses, una indigesta propaganda y sentimientos racistas son
de los israelíes. Los palestinos, mal que bien, resisten,
no aceptan la derrota y deben reconocer que son los culpables
de su infortunio. La culpabilidad es de los sionistas y de quienes
jalean generosas ofertas de sumisión y expulsión
de su propia tierra.
Quizá sigan algunos
sin comprender que el resultado electoral en el campo palestino
y los deberes de la comunidad internacional responden a unas
pautas que ya adelantó el propio Ahmad Saadat hace ahora
un año: "la necesidad de vincular las elecciones
y la lucha contra la ocupación", y exigió
situar este proceso "en el marco de las reivindicaciones
por una protección internacional provisional para nuestro
pueblo, a través de un mecanismo de supervisión
internacional avalado por Naciones Unidas, sobre todo el territorio
ocupado en 1967, incluido Jerusalén. En este caso, y después
de realizarse esta reivindicación, que es una obligación
para la comunidad internacional, las elecciones se convertirían
en un mecanismo para que nuestro pueblo ejerza su derecho a la
autodeterminación, construir su Estado independiente y
ejercer la soberanía sobre su tierra".
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