03. Los
trileros del capital con su truco del almendruco
¿Piensa Obama
que la ganancia del capital en
la sociedad civil surge de comprar más barato para vender más caro? Es muy
probable. De tal observación se puede concluir en la verdad de que el capitalismo es —como bien dijeran Marx y
Engels—, “la sociedad del engaño y el
pillaje mutuo”. Pero de aquí en modo alguno cabe deducir, que esa sea la
causa de la ganancia del capital
global, incluyendo naturalmente a los pillos. Sencillamente porque así,
lo que ellos ganan otros dejan de ganarlo. En este negocio de explotar trabajo
ajeno, bajo condiciones normales unos capitalistas ganan más que otros, pero
ninguno pierde. Por tanto, si se trata de calcular el monto de la
ganancia total resultante que se traen entre manos unos capitalistas y otros,
los únicos perdedores en su relación con todos ellos son los asalariados. Y en épocas de
crisis, este aserto es tanto más evidente, al comprobar quienes son los
sacrificados en el altar de “los mercados”. Según la consultoría Wealth-X and UBS, la riqueza de los
multimillonarios en el Mundo desde 2009 se duplicó, alcanzando los 6,5
trillones de dólares en 2013: U$S 6.500.000.000.000.000.000. ¿De dónde pudo
salir esa ganancia, si no del trabajo sustraído a los asalariados?
Así las
cosas, está claro lo que Obama le quiso significar a su colega español con eso
de que “hay que calmar a los mercados”, atribuyéndoles
sin duda el papel de omnipotentes dioses en toda esta historia, a los que hay
que seguir adorando. ¿Y qué hizo Zapatero? Pues, obedecer a ese sumo pontífice
del Occidente capitalista, “por ser vos quien sois”. Y así fue cómo este
obsecuente y “piadoso” socialdemócrata vallisoletano, decidió cumplir con el obligado
ritual de purificar los pecados en España, sacrificando naturalmente a esa
parte mayoritaria de los “pecadores” que, ¡faltaría más!, de hecho fueron los asalariados.
Empezando por los empleados públicos a quienes por decreto les recortó un 5% de
sus sueldos. Y los jubilados, a los que les congeló las pensiones.
De lo mucho
que todavía le quedaba por hacer al Dios capital según se profundizó la
recesión en España, tal como se ha visto quedaron encargados disciplinadamente de
tal ceremonia mitológica, los sacerdotes del ultraliberal Partido Popular, a
cargo del siguiente gobierno de turno, presidido por el inefable registrador de
la propiedad Mariano Rajoy, quien desde principios de 2012 se dedicó a santificar
la miseria del paro que afectó a más de 6 millones de asalariados, abaratando el
despido para que suban las ganancias de los empresarios a expensas de salarios
más bajos y contratos de trabajo a tiempo parcial, medidas que simultaneó con
el aumento de impuestos al consumo para evitar la bancarrota del Estado. La
misma ceremonia que ofició el resto de los gobiernos de turno en toda la C.E.E.
¿Todo eso
con qué finalidad última? Pues forzar a que los asalariados trabajen más tiempo
de cada jornada por menos salario, si es que quieren ser empleados, al mismo
tiempo que favorecían impositivamente a las grandes fortunas, tolerando los
paraísos fiscales como rampa de lanzamiento y aterrizaje de sus capitales,
en su ida y vuelta de sus incursiones especulativas
parasitarias con materias primas varias. O sea, que como ha venido
sucediendo invariablemente, los pagadores por excelencia de las crisis son
los asalariados y en estas todavía estamos. A ver quién es el “listo” que
pueda demostrar fehacientemente lo contrario.
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