Comité de Derechos Humanos por Perú en Buenos Aires
AL PUEBLO
PERUANO
A LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL
A LOS ORGANISMOS
DE DD.HH.
A LAS INSTITUCIONES
SINDICALES, GREMIALES, ESTUDIANTILES.
PRESENTE.-
"Hemos sufrido impacientes
bajo la tiranía, hemos peleado como hombres, y algunas veces como
gigantes, estamos atravesando aquél período de reposo turbulento,
lleno de gérmenes de revuelta... tenemos que batallar para conquistar
la libertad"
(José Martí)
La
conciencia política de una nación no se apaga encarcelando
a los cultores del sueño a una sociedad justa, sin diferencias,
donde los gobiernos no conculquen los derechos a pensar, a elegir a ser
solidarios y tener ilusiones a un mundo sin amos, ni alguacil con prácticas
de inquisidor moderno.
Perú:
país de eterna resistencia contra la violencia de estado construyó
esta cultura desde tiempos inmemoriales: colonia, virreinato, república
y contra las dictaduras que impusieron la corrupción y abuso del
poder como norma legal.
En este contexto,
desde que la violencia se intensificó en el Perú, ésta
ha tenido distintas manifestaciones y nos remitimos a las décadas
del 60 y 70.
El descontento
se expresó en bloqueos de carreteras, toma de fábricas, movilizaciones
estudiantiles, tomas de tierras, paros nacionales y otras formas de resistencia
contra regímenes cada vez más des-legitimados y anti-populares.
Era la lucha
del pueblo por mejores condiciones de vida y por una real y auténtica
democracia. Siempre la respuesta fue la represión indiscriminada
contra los luchadores sociales, dirigentes gremiales, estudiantiles y militantes
de la izquierda que fueron vinculados directamente con la resistencia a
las dictaduras de entonces que desarticularon las incipientes organizaciones
armadas que insurgieron para exigir soluciones a las justas demandas de
las necesidades básicas del pueblo.
En la década
del 80 un grupo más numeroso de peruanos insurgen con un nuevo referente
de insurrección armada para tratar de construir una alternativa
de sociedad diferente. Existió una respuesta integral que implicó
iniciativas de carácter legal. Penalizando y tipificando las acciones
armadas como delitos de terrorismo, implementando también acciones
de carácter asistencial en las zonas donde actuaban las organizaciones
alzadas en armas.
La represión
se intensificó declarando vastas zonas del territorio peruano en
estado de emergencia, controladas por las Fuerzas, Armadas (FF.AA.), Las
torturas, las violaciones a los derechos humanos fueron en aumento: comunidades
campesinas arrasadas, matanza de periodistas que buscaban la verdad de
la escalada de violencia de las FFAA. torturas, fosas con los cadáveres
de los detenidos desaparecidos, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones
se fueron dando como parte de la estrategia contra la subversión.
Esta llamada democracia del conservador Fernando Belaúnde Terry
(AP. 1980- 1985) salpicado de sangre y demagogia terminó sin resolver
las graves denuncias de abuso de poder y violación a los derechos
humanos por parte del comando conjunto de las Fuerzas Armadas y Fuerzas
Policiales (FF.AA. y FF.PP.)
Luego dejó
el poder al populista socialdemócrata Alan García Pérez
(APRA 1985-1990) sanguinario "demócrata" que ordena a las FF.AA.
el aniquilamiento en una emboscada por aire y tierra a una columna guerrillera
en Molinos-Jauja (Abril 1989) así como la masacre en los penales
de Santa Bárbara, Lurigancho y El Frontón durante el congreso
socialista en Lima (1986). Más de 300 muertos fue el saldo en este
ataque de la "democracia" contra los presos políticos. Las violaciones
a los derechos humanos y el abuso de poder se dieron en todas las capas
sociales y políticas del país.
La corrupción
se agudizó y la situación económica se reflejó
en una traumática recesión económica y una inflación
del 3000%. Entre el caos y la desesperanza de las mayorías terminó
su período el 28 de julio de 1990.
En la década
pasada (90) con Alberto Fujimori Fujimori como presidente, se esperaba
un acercamiento a las organizaciones alzadas en armas para la conformación
de una mesa de diálogo, de acuerdo a lo prometido durante la campaña
electoral donde también ofreció no aplicar el shock económico
por la crisis económica que afectaba a la gran mayoría del
país. Pero ante el estupor del pueblo en agosto de 1990 aplica el
shock económico contra las grandes mayorías, los efectos
de esta medida fueron catastróficos. La economía cayó
en un 400% y las pequeñas y medianas empresas cerraron sus puertas
con el consiguiente aumento de la desocupación y pérdida
de la capacidad adquisitiva. La pobreza aumentaba con más dureza
contra la gruesa capa social del pueblo y el descontento se generalizó
en todo el país.
Ante la creciente
ola de protestas y la aguda crisis política el 5 de abril de 1992
con el respaldo de las FF.AA, toma por asalto el congreso, el ministerio
público. Declara en reorganización el poder judicial decreta
el estado de emergencia y se constituye un nuevo gobierno bajo el nombre
de gobierno de reconstrucción nacional. Cerrado el congreso de la
república y suspendida la carta magna, sometidos los poderes de
estado, a partir de esa fecha el país sería gobernado por
decretos firmados por Fujimori nuevo dictador y respaldados por el consejo
de ministros.
El endurecimiento
del sistema carcelario contra los presos políticos, implementando
el régimen especial cerrado de aislamiento y aniquilamiento sistemático,
tanto físico como psicológico y moral provocó una
reacción de rechazo y protestas por parte de los presos políticos
del penal Miguel Castro Castro, la respuesta fue una intervención
armada a cargo de la marina y las fuerzas policiales, que atacaron con
artillería pesada los días 7, 8 y 9 de mayo de 1992; el resultado:
65 muertos y desaparecidos según el propio Fujimori.
Todo esto en
el marco global de una estrategia antiterrorista que Fujimori establecía
en alianza con las FF.AA. y los organismos financieros internacionales,
para implementar sus políticas económicas neoliberales, que
requería de un gobierno autoritario y un estado dictatorial que
militarizara la sociedad peruana usando como mecanismo formal el estado
de emergencia y la total suspensión de garantías constitucionales.
Fue así
que, la clase dominante no tuvo mayores reparos en que se violentara la
legalidad burguesa, si de esa forma se garantizaban sus intereses y su
propia sobrevivencia como clase. La dictadura cívico-militar que
dirigió Fujimori implementó un conjunto de medidas de carácter
político-represivos, en su afán de acabar con el problema
de la violencia política que era un factor importante de la inestabilidad
política-económica. El gobierno dictatorial enquistado en
el poder priorizó la salida y el tratamiento militar a la existencia
de la subversión, dejando de lado los problemas sociales para hacer
más grande la brecha existente entre pobres y ricos.
El argumento
de Fujimori para el auto golpe del 5 de abril fue la agudización
y la generalización de la guerra interna, la poca ayuda y comprensión
del congreso para enfrentar la cuasi guerra civil que se vivía en
el Perú. La dictadura decretó un conjunto de leyes y normas
(DL. 25475 y 25659) violatorios a los principios básicos y jurídicos.
Amparados bajo el gobierno de reconstrucción nacional, diseña
toda una política para derrotar a las organizaciones alzadas en
armas y quebrar moralmente a los presos políticos. En este marco
se constituyen los tribunales militares sin rostro y la figura jurídica
de traición a la patria penalizada con cadena perpetua.
El 28 de julio
de 1995 entra en vigencia la constitución política elaborada
por el Congreso Constituyente Democrático CCD de (1993). Y se restituye
el estado de derecho. Sin embargo, para los miles de presos políticos
no se restituyen los derechos establecidos en la carta magna convirtiendo
las prisiones en zonas extraterritoriales en donde no se aplica la constitución
de la república, ni tampoco el código de ejecución
penal, de esta manera se viola flagrantemente el artículo 1 de la
constitución y los incisos 1.2 y 1.5 del código de ejecución
penal, es letra muerta en sus artículos tres, cuatro, titulo 1,
artículo 1.
Las causas reales
que provocaron la violencia política se dan por la falta de soluciones
a la miseria y pobreza degradante que sufren millones de peruanos, a la
justicia parcializada sólo para los grupos de poder, la falta de
atención a las necesidades básicas del pueblo, trabajo, salud,
educación.
En este marco
de análisis político, social y económico, exigimos
se nos restituyan nuestros legítimos derechos conculcados con leyes
de venganza, aislamiento y de exterminio sistemático; para lo cual
los presos políticos asumimos nuestra lucha activa y pasiva, agitaciones,
huelgas de hambre coordinadas: nuestros familiares se constituyeron en
pilares de apoyo por nuestra lucha, informando y denunciando ante los organismos
internacionales de Derechos Humanos DD.HH. a los medios de información,
realizando diferentes manifestaciones en las plazas, locales públicos.
En esta etapa de resistencia a los objetivos de aniquilamiento, estuvimos
solos, los organismos nacionales de DD.HH. fueron casi indiferentes a nuestros
reclamos, mas bien sugirieron acogernos a la ley de arrepentimiento y buscar
así la flexibilización carcelaria, los medios de información
casi todos chantajeados y manipulados por el SIN. nunca recepcionaron la
lucha por nuestras reivindicaciones. Ha sido nuestra lucha, nuestros esfuerzos,
la entrega de nuestros familiares y el debilitamiento creciente de la dictadura,
lo que provocó finalmente la conquista de espacios, podríamos
afirmar que fue la primera gran derrota que tuvo la mafia con su secuela
de corrupción que se apoderó del país.
Hoy en día
la situación a cambiado, tenemos un contexto político diferente
y se han formalizado un conjunto de conquistas obtenidas por los presos
políticos. Pero aún quedan otras demandas pendientes de solución,
entonces la lucha de los Presos Políticos, no ha terminado por lo
que hoy iniciamos la Huelga de Hambre como forma de lucha para la conquista
de nuestros derechos así como también para la solución
a nuestras demandas, expresadas en nuestra plataforma:
1º. Juicio
y sanción a Fujimori, Montesinos y Hermoza por el asesinato de guerrilleros
rendidos en la Embajada de Japón.
El asesinato
de los militantes del MRTA. en la residencia japonesa tiene que ser aclarada
y hacerse justicia; en esta acción se denunció ante la prensa
mundial la miseria que provoca el modelo neoliberal, el sistema inhumano
de aislamiento y exterminio al que estaban sometidos los presos políticos
y la corrupción que el narco estado creó en toda la clase
política. Durante la toma de la residencia Japonesa se demostró
el respeto irrestricto por la integridad y la vida de los rehenes, la moral
revolucionaria, anteponiéndose la grandeza espiritual que caracteriza
a los revolucionarios.
2º. Exigimos
el cese de la represión y los traslados de castigo en los penales,
el retorno de las compañeras Nancy Gilvonio y Lori Berenson a Chorrillos.Renuncia
del Ministro de Justicia Fernando Olivera.
3º. Cierre
de los penales de máxima seguridad y de altura: la de la Base Naval,
Challapalca y Yanamayo.
4º. Derogatoria
de las leyes terroristas anticonstitucionales de la dictadura. Nuevos juicios
con nuevas leyes. ¡Abajo la cadena perpetua, restitución de
beneficios penitenciarios!
5º. Reubicación
de los presos políticos a penales cercanos de sus familiares.
6º. Exigimos
se busque realmente la verdad. Los prisioneros políticos no somos
terroristas, somos revolucionarios que luchamos por nuestro pueblo y nuestra
patria. Sanción paratodos los criminales de guerra. Que se diga
dónde están los desaparecidos: No habráreconciliación
mientras haya presos políticos, desaparecidos, perseguidos e impunidad
para los crímenes.
7º. Apoyo
a las luchas de nuestro pueblo por sus derechos. ¡Abajo la continuación
de la política neoliberal de la dictadura.
Presos
Políticos del MRTA.
Febrero
del 2002.