BIOGRAFÍA
DE PAULO FREIRE
UN EDUCADOR POPULAR QUE ABRAZA
LA LIBERTAD
Por Wenceslao Moro
Paulo Reglus Neves Freire,
conocido mundialmente como Paulo Freire, nació el 19 de septiembre
de 1921 en Recife, Brasil. Hijo de Joaquín Temístocles Freire
y Edeltrudes Neves Freire.
Para la familia Freire, nació
un lunes de tristeza y aflicción pues su padre no tenía esperanzas
de restablecerse de una grave enfermedad, afortunadamente le sobrevive
trece años más.
En opinión de su madre,
Pauliño fue un niño limpio, vanidoso, muy devoto,
cariñoso, sensible y amoroso. Era tan afectuoso que no consentía
que sus hermanitos se acercaran a su mamá, les decía "sáquense,
sáquense, mi mamá es mía"
A los 10 años se fue
a vivir a Jaboatao en donde aprende el sufrimiento, el amor y la angustia
de su propio crecimiento. Aquí también sintió, aprendió
y vivió la alegría de jugar fútbol, nadar desnudo
en el río y ver trabajar a las mujeres lavando en las piedras la
ropa de su propia familia y la ropa de los ricos. Aprende a cantar y saborear
las cosas que tanto le gustó hacer para aliviar el cansancio y las
tensiones de la vida diaria.
Aprende a dialogar en la ronda
de amigos y por fin en Jaboatao aprende a tomar con pasión sus estudios
de la sintaxis popular y erudita lengua portuguesa. Así, Jaboatao
significó para Paulo un crisol de aprendizajes de dificultades y
alegrías vividas intensamente que le enseñaron a armonizar
entre el querer y no querer, el ser y no ser, el poder y no poder, y el
tener y no tener.
"Fui un niño de la
clase media que sufrió el impacto de la crisis del 29 y que tuvo
hambre, yo sé lo que es no comer", recuerda Paulo Freire casi con
alegría, como si esa circunstancia le hubiera cargado de potencias
aún mayores para comunicarse con el pueblo, conocerlo, conocerse
mejor y actuar juntos. "Pesqué en ríos, robé frutas
en frutales ajenos. Fui una especie de niño colectivo, mediatizado
entre los niños de mi clase y los de los obreros... recibí
el testimonio cristiano de mis padres, me empapé de vida y existencia,
entendí a los hombres desde los niños." ...
Así se formó Freire la disciplina
de la esperanza . . .
Se casó en 1944 con Elsa
María Costa Oliveira, profesora de primaria con la que tuvo 5 hijos.
En ese tiempo, Freire trabajó como profesor de portugués
en el colegio de secundaria "Oswaldo Cruz", donde él mismo había
estudiado.
Aunque él aspiraba
a ser educador, se graduó en Leyes en la Universidad Federal de
Pernambuco por ser la única carrera relacionada con las ciencias
humanas, no existían cursos de formación de educadores.
Después de ejercer
una corta carrera como abogado, regresa a su labor de enseñanza
luciendo su figura alta y delgada en ropa de luto como una expresión
de protesta y tristeza a causa de la segunda guerra mundial.
En 1947 fue director del Departamento
de Educación y Cultura del Servicio Social de la Industria, órgano
recién creado por la Confederación Nacional de Industrias.
Ahí tuvo contacto con la educación de adultos/ trabajadores
y sintió que la nación enfrentaba el problema de la educación
y más particularmente de la alfabetización.
Junto a otros educadores dirigidos
por Raquel Castro, fundó en los años 50' el Instituto Capibaribe,
institución privada reconocida en Recife por su alto nivel de enseñanza
y de formación científica, ética y moral encaminada
hacia la conciencia democrática.
En 1961 fue el primer director
del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife.
Tuvo sus primeras experiencias como profesor de educación superior
en la Escuela de Servicio Social en la misma universidad. En 1959 obtuvo
el título de Doctor en Filosofía e Historia de la Educación
defendiendo la tesis "Educación y Actualidad Brasileña".
Como tal es nombrado profesor efectivo nivel 17 de Filosofía e Historia
de la Educación de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras.
Obtuvo el nombramiento de Docente Libre de Historia y Filosofía
de la Educación de la Escuela de Bellas Artes.
Fue uno de los primeros 15
consejeros pioneros del Consejo Estatal de Educación de Pernambuco
escogido por ser una de las personas de "notorio saber y experiencia en
materia de educación y cultura" En 1958 participa en el "II Congreso
Nacional de Educación de Adultos" en Río de Janeiro donde
es reconocido como un educador progresista.
Con un lenguaje muy peculiar
y con una filosofía de la educación absolutamente renovadora
propuso que una educación de adultos tenía que estar fundamentada
en la conciencia de la realidad cotidiana vivida por la población
y jamás reducirla a simple conocimiento de letras, palabras y frases.
Que se convirtiera el trabajo educativo en una acción para la democracia,
en resumen, una educación de adultos que estimulase la colaboración,
la decisión, la participación y la responsabilidad social
y política. Freire entendió la categoría del saber
como lo aprendido existencialmente por el conocimiento vivido de sus problemas
y los de su comunidad.
La Teoría del Conocimiento
de Paulo Freire debe ser comprendida en el contexto en que surgió.
En los años 60's, en el Noroeste de Brasil, la mitad de sus 30 millones
de habitantes eran marginados y analfabetas y como él decía,
vivían dentro de una cultura del silencio, era preciso "darles la
palabra" para que "transitasen" a la construcción de un Brasil que
fuese dueño de su propio destino y que superase el colonialismo.
Con esta filosofía
desarrolló el método con el que se conocería en todo
el mundo fundado en el principio de que el proceso educativo debe partir
de la realidad que rodea al educando.
No basta saber leer que "Eva
vio una uva", él dice que "... es necesario saber qué posición
ocupa Eva en el contexto social, quién trabaja en la producción
de la uva y quién lucra con este trabajo ..."
Las primeras experiencias
del método lograron en 1963 que 300 trabajadores rurales fueran
alfabetizados en 45 días. Para el año siguiente, el Presidente
de Brasil Joao Goulart lo invitó para reorganizar la alfabetización
de adultos en el ámbito nacional. Estaba prevista la instalación
de 20,000 círculos de cultura para 2 millones de analfabetas.
Sin embargo, estando Freire
en Brasilia, activamente involucrado con los trabajos del Programa Nacional
de Alfabetización, fue destituido a raíz del golpe militar
del 31 de marzo de 1964 protagonizado por el general Humberto de Alencar
Castelo Blanco.
Paulo Freire fue exiliado
"porque la Campaña Nacional de Alfabetización concientizaba
inmensas masas populares" lo que incomodó a las élites conservadoras
brasileñas. Pasó 75 días en prisión por considerarlo
un peligroso pedagogo político y acusado de "subversivo e ignorante".
Refugiado en la embajada de Bolivia, pasa unos días en este país
y de ahí viaja a Chile donde trabajó para varias organizaciones
internacionales.
Participó en importantes
reformas conducidas por el gobierno demócrata-cristiano de Eduardo
Frei, recién electo con el apoyo del Frente de Acción Popular
de Izquierda. El gobierno de Chile necesitaba nuevos profesionistas y técnicos
para apoyar el proceso de cambio, principalmente en el sector agrario.
Freire fue invitado para trabajar en la formación de estos nuevos
técnicos.
En Chile encontró un
espacio político, social y educativo muy dinámico, rico y
desafiante, que le permitió re-estudiar su método, asimilando
la práctica y sistematizándolo teóricamente. Esta
experiencia fue fundamental para consolidar su obra y para la formación
de su pensamiento político-pedagógico
Freire inició una psicología
de la opresión influenciado por los trabajos de Freud, Jung, Adler,
Fanon y Fromm. Las ediciones clandestinas de Freire pasaron de mano en
mano contribuyendo a difundir los nuevos planteamientos pedagógicos.
Términos como educación bancaria, alfabetización como
concientización, educación liberadora se insertaron por influencia
suya en el lenguaje educativo.
Los educadores de izquierda
se apropiaron de la filosofía educativa de Paulo Freire, pero la
oposición del Partido Demócrata Cristiano lo acusó,
en 1968, de escribir un libro "violentísimo". Era el libro "Pedagogía
del Oprimido". Esto fue uno de los motivos que lo hicieron abandonar Chile.
Esta obra, publicada en 1970,
tuvo gran influencia sobre las miradas filosóficas incluidas la
fenomenología, existencialismo, cristianismo, personalismo, marxismo
y hegelianismo.
Después de pasar un
año en Harvard, fue a Ginebra en donde completó 16 largos
años de exilio. Desde aquí viajó como "consejero andante",
del Departamento de Educación del Consejo Mundial de las Iglesias
por tierras de África, Asia, Oceanía y América con
excepción de Brasil, para su tristeza.
En esta época asesoró
a varios países de África, recién liberados de la
colonización europea, ayudándolos a implementar sus sistemas
educativos basados en el principio de la autodeterminación. Sobre
estas experiencias fue escrita una de las obras más importantes
de Freire: "Cartas a Guinea Bissau".
Freire asimiló una
cultura africana en el contacto directo con el pueblo y sus intelectuales
como Amílcar Cabral y Julius Nyerere. En este período mantiene
contacto próximo con la obra de Gramsci, Kosik, Habermas, Henri
Giroux, y otros filósofos marxistas.
Regresa a los Estados Unidos
con un bagaje nuevo traído del África y discute el Tercer
Mundo al interior del Primer Mundo con Milles Horton. Esto da origen al
libro, escrito con mucha pasión, esperanza y sabiduría titulado:
"Hacemos camino al andar: conversaciones sobre educación y cambio
social".
En agosto de 1979, bajo un
clima de amnistía política, felizmente regresa a Brasil.
Es recibido calurosamente por parientes, amigos y admiradores. Tuvo que
recomenzar más de una vez. Se planteó él mismo "re-aprender
a mi país". Para ello, realizó incesantes viajes por todo
Brasil dando conferencias, publicando y entablando diálogos con
estudiantes y profesores.
El recibió docenas
de Doctorados Honoris Causa de Universidades de todo el mundo y numerosos
premios incluyendo el de la paz de la UNESCO en 1987.
Al hablar de Freire, se habla
de método. La universalidad de la obra de Freire, discurre en torno
de la alianza entre teoría y práctica. Piensa una realidad
y actúa sobre ella ... Esta es una pesquisa participante.
En el origen del método,
no debe de ser subestimada la influencia de Elsa María, su primera
esposa. Ella lo insertaba permanentemente en discusiones pedagógicas.
Al método, vislumbrado por ella, Freire le dio sentido, fundamento,
orientación y compromiso. Esquemáticamente consiste en:
1) Observación participante de los educadores,
"sintonizándose" con el universo verbal del pueblo,
2) Búsqueda de las "palabras generadoras"
buscando la riqueza silábica y su sentido vivencial,
3) Codificación de las palabras en imágenes
visuales que estimulen el tránsito de la cultura del silencio a
la conciencia cultural,
4) Problematización del escenario cultural
concreto,
5) Problematización de las palabras generadoras
a través de un diálogo del "círculo de cultura",
6) Recodificación crítica y creativa
para que los participantes se asuman como sujetos de su propio destino.
La esencia de este método
apunta hacia el hacer "un mundo menos feo, menos malvado, menos deshumano",
"viviendo hacia el amor y la esperanza". Nos heredó la indignación
por la injusticia que no debe envolverse con palabras dulces y sin sentido
vivencial.
No cabe duda que la aportación
de Freire arraigó debido a su doble mensaje político y profético.
No sería exagerado afirmar que Freire más que estrictamente
marxista o revolucionario, fue un humanista cristiano vinculado a movimientos
genuinamente latinoamericanos como el de la teología de la liberación.
A sus 70 años Freire
seguía disfrutando de la vida, predicando la fuerza del amor, defendiendo
la necesidad del compromiso personal con los desheredados y reelaborando
sus ideas sobre educación. Incluso, en México problematizó
sobre la educación universitaria, su legado al respecto se encuentra
en la obra "Paulo Freire y la Educación Superior" publicada en inglés
en 1993 por Miguel Escobar, Alfredo Fernández y Gilberto Guevara.
Pocos días antes de
su muerte debatía sus proyectos sobre las nuevas perspectivas de
la educación en el mundo en su propio Instituto en Sao Paulo, Brasil.
A los 75 años, Paulo Freire muere el viernes 2 de mayo de 1997.
Su muerte nos dejó en la memoria, su semblante calmo, sus ojos color
miel, sus siempre expresivas manos revelándonos los deseos y espantos
de su alma eternamente apasionada por la vida. Sus gestos y voz junto a
su barbada cara blanca nos proyecta la imagen de un profeta con sus maravillosos
libros socráticos.
CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN
POPULAR
Entendemos la Educación
Popular como "...un enfoque educación alternativo dirigido hacia
la promoción del cambio social". No promueve la estabilidad social,
sino dirige su acción "...hacia la organización de actividades
que contribuyan a la liberación y la transformación".
El propósito central
de este paradigma se vincula con la necesidad de que el proceso de cambio
sea asumido por el pueblo. En consecuencia, "uno de los esfuerzos más
relevantes es el de la educación de los grupos populares que son
potencialmente capaces de actuar como agentes conscientes del proceso de
cambio social".
La Educación Popular
no ha de confundirse con aquella que se lleva adelante en centros educativos
de gestión oficial, gratuitos, cuyos destinatarios son la gente
del pueblo, los pobres, los marginados.
No basta el que los destinatarios
sean miembros de las clases populares, implica algo más: todo un
estilo educativo diferente a aquel elitesco, reproductor del sistema social
de injusticia, que genera hombres y mujeres que se amoldan a la sociedad
sin transformarla, sin ser agentes de cambio.
La Educación Popular
debe entenderse como un aporte a las luchas y organizaciones populares.
Una herramienta más que forma parte de esas luchas. Se trata de
potenciar lo que la vida diaria, las luchas que llevamos adelante, nos
enseñan.
Sus objetivos principales
son:
-
que más y más personas estén
en condiciones de pensar y desarrollar estrategias orientadas a el triunfo
del proyecto popular.
-
que las luchas y organizaciones populares sean más
efectivas y democráticas.
Características de la Educación
Popular:
-
Punto de partida: su punto de partida es lo
concreto, el mundo real de los sujetos de los sectores populares, descubrir
las relaciones de opresión existentes, y los procesos que las formaron.
Reconocerse en ese conflicto social, para poder definir una identidad y
un rol en él, y así, mediante la acción, romper las
barreras que naturalizan la opresión y niegan la libertad.
-
Énfasis en el proceso, no en el resultado:
tiende a acentuar que las cosas no son como son porque sí, sino
que tienen una razón y nacieron de determinadas causas y circunstancias.
Tiende a valorar a la persona por su capacidad de crecer y no a juzgarla
por lo que es. A que cada persona pueda desarrollar sus capacidades, que
no se es bueno o malo en algo para siempre, cualquiera puede aprender.
Su estilo de interacción es participativo y democrático.
Es, por ello mismo, una construcción de diálogo, horizontal
e interactivo. Evaluable por los propios sujetos que la protagonizan. Estas
ideas se materializan en el momento de la evaluación, haciendo hincapié
en el proceso de aprendizaje y no en el resultado que se obtenga.
-
Separar autoridad de criterio de verdad: es
que los chicos y las chicas se asuman como protagonistas de su aprendizaje
y puedan formar su opinión personal, al poder compartir la de otros
y de otras, respetando las diferencias, los saberes previos, en cualquier
tema que se hable, sin sentir la presión ni la influencia del maestro
o de la maestra que en la educación tradicional, aparece como la
opinión que se debe adoptar como válida, como la mejor e
incuestionable. Es que maestros y maestras, alumnos y alumnas pongan énfasis
en lo que el otro tiene para compartir y se asuman como iguales en un proceso
en que todos y todas aprenden y todos y todas enseñan.
-
Apuntalar la capacidad crítica: es
la libertad de pensar, de elegir y construir desde uno mismo una opinión,
una idea. Para eso por ejemplo, es necesario dudar, creer que una cosa
es buena o mala, cierta o falsa solo después de haberla analizado,
de haber pensado sobre ella. Pero además necesita ser expresada
mediante una acción. Una expresión de capacidad crítica
sería, por ejemplo dudar, criticar y analizar está misma
definición.
-
Desarrollar el núcleo del buen sentido:
es apuntalar aquello que las personas al confrontar con su vida cotidiana
descubren distinto al discurso dominante. Actitudes que el sistema opaca,
silencia y oculta, y que como consecuencia, permite el desarrollo de la
pasividad ante las injusticias evidentes.
-
Convivencia: que los chicos y las chicas partan
de la noción que tienen por el respeto, separando los principios
de orden, de carácter represivo, que implanta la escuela. Respeto
por ellos y por ellas y por los demás para poder trabajar en los
ámbitos que encuentren en común; poniendo énfasis
en la responsabilidad que les toca, tratando de establecer la diferencia
entre los tiempos que nos damos para trabajar y para jugar. La idea es
transmitir que el cuidado del espacio nos involucra a todos y a todas por
igual, tanto a los educadores y a las como a los educandos y las educandas.
-
Explicitación del conflicto social. Reconocimiento
dentro del mismo: si algunos contenidos que transmite el colegio tienen
como fin distorsionar determinados hechos, ocultando el conflicto social
que los produce o enmarca, la educación popular, al plantearse como
"educación para la liberación", no puede dejar de hacer lo
contrario: explicitar el conflicto, e intentar que nos reconozcamos dentro
de él. Poder reconocernos en una de las partes de este esquema,
permite no sólo el cuestionamiento de ciertas condiciones sociales
en las que vivimos, que suelen ser tomadas como naturales, sino también
poder desocultar las relaciones de dominación que se las produjeron
a lo largo de la historia.
-
Papel pedagógico del error. Autoevaluación
de los chicos y de las chicas: al plantearnos estos objetivos lo hacemos
desde una concepción clara de que el énfasis debe estar puesto
en el proceso y no en el resultado, y desde la perspectiva de que es necesario
valorar la diversidad de saberes que el chico o la chica tiene incorporados,
siendo facilitadores en la construcción del conocimiento y la reformulación
de otros. La autocorrección permite al chico o a la chica aportar
aquello que sabe o que ha aprendido, haciéndolo o haciéndola
participe en el proceso educativo. La corrección deja de ser una
instancia de evaluación ajena a él o a ella, donde se comprometen
sus conocimientos con los del maestro o con los de la maestra, para pasar
a ser parte del aprendizaje. Entonces el error cumple una función
distinta al momento de evaluar, convirtiéndose no en un indicador
de falencias que niega todo valor a aquello que el chico o la chica pudo
exteriorizar, sino en indicador de la forma en que este comprende el mundo
y sus relaciones según el entorno social en que se formó.
El error es parte válida en la construcción del conocimiento
que alcanza tanto los conocimientos del chico o la chica como los del educador
o educadora, de allí la necesidad de separar la autoridad del criterio
de verdad, otro de nuestros objetivos.
-
Importancia de aludir al sentido de las actividades:
desde la educación popular al ser considerado cada uno como sujeto,
el educador o la educadora debe exponer al educando o a la educanda los
objetivos de las actividades, permitiendo el cuestionamiento de las mismas.
Pues éstas tienen que ser explicadas y sometidas a una posible reelaboración
que surja de los o de las participantes. Se intenta, entre otras cosas,
que este objetivo permita el desarrollo de una exigencia constante en cuanto
al "por que" de una actitud o un hecho injustificado.
-
Memoria, presencia de luchas populares: conocer
y analizar nuestro pasado nos permite comprobar que hubo en la historia
del país y del mundo, muchos grupos de personas que de distintas
maneras lucharon por cambiar su situación histórica; luchas
que fueron abolidas y silenciadas por conveniencia e intereses del poder
hegemónico. Este intento permanente de ocultar las luchas populares
da lugar al olvido de aquellas experiencias que son la base de las resistencias
actuales y futuras, permitiendo así la naturalización de
las relaciones de dominación entre los hombres y las mujeres.
-
Desnaturalización de conceptos: uno
de los mecanismos que impiden el desarrollo de la capacidad crítica,
es la naturalización de conceptos. Por ejemplo, cuando se dice que
la pobreza es natural, no nos preguntamos acerca de sus causas, no creemos
que pueda solucionarse y por lo tanto no pensamos en ninguna solución
= dejamos de criticar la pobreza y la aceptamos como algo normal. Creer
que algo es natural, entonces, es no creer que pueda cambiar. Nosotros
y nosotras pensamos que este tipo de ideas no son ciertas, creemos por
ejemplo que la pobreza es el resultado de una política, y que quienes
difunden la visión de lo natural, son aquellos y aquellas que quieren
que todo siga igual, aquellos y aquellas a las que les conviene que nada
cambie.
-
Valorización de lo solidario por sobre
lo individual: es darle importancia al otro y a la otra, al que tengo
o a la que tengo al lado, a la riqueza que hay en compartir, en ayudar,
es descubrir lo que uno o una es capaz de dar y de lo que se puede recibir.
Es tratar de ver que lo que podemos construir entre muchos y muchas es
mejor que lo que podemos hacer solos o solas. Es tratar de reemplazar la
competencia por la cooperación, para luchar contra el egoísmo
y el aislamiento. Es tratar de reconocer la alegría del otro y de
la otra en la propia alegría. Y de esta forma lo que descubrimos
como una manera de relacionarnos con los y las demás, poder trasladarla
a todos los ámbitos de nuestras vidas.
Tipificada en los términos precedentes, la
Educación Popular se manifiesta como una herramienta para el fomento
y desarrollo de una conciencia crítica a través de procesos
de carácter pedagógico y dinámicas de acción-reflexión-acción.
Desde el punto de vista operativo funciona según
el siguiente esquema:
-
Diagnóstico de la situación existente.
-
Planificación de la acción.
-
Evaluación de lo realizado.
-
Re-planificación de la acción futura.
-
Re-evaluación del diagnóstico preliminar.
Una práctica de reciente data, desarrollada
en el campo profesional del trabajo social, consiste en la llamada sistematización.
Concebida originalmente como un instrumento dirigido a la descripción,
ordenamiento y análisis de experiencias concretas en el ejercicio
del trabajo social es - en la actualidad - un recurso de común uso
dentro de la educación popular.
La sistematización
procura dar respuestas adecuadas y coherentes acerca de procesos y realidades
determinadas. En ese sentido, una sistematización comprendería
los siguientes aspectos:
-
Descripción del desarrollo de la experiencia
(aspectos tempo-espaciales, datos, actividades cumplidas, balance preliminar).
-
Marco teórico-conceptual dentro del cual se
ubica la experiencia: explicitación.
-
Contexto (histórico, social, político,
económico, institucional, semblanza ambiental).
-
Intencionalidad de la experiencia.
-
Estrategia metodológica que se puso en práctica.
-
Análisis del desarrollo de la experiencia.
-
Resultados de la experiencia.
-
Conclusiones, hipótesis y perspectivas generales
que abre el trabajo.
Se busca no sólo el aprendizaje
de conceptos sino también hacer un proceso de formación e
información basado en una permanente recreación del conocimiento.
Se utiliza una metodología basada en la teoría dialéctica
del conocimiento. De esta manera se apunta a partir de la práctica,
desarrollando un proceso de teorización sobre esas prácticas,
no como un salto a lo "teórico" sino como un proceso sistémico,
ordenado, progresivo y al ritmo de los participantes, que permita ir descubriendo
elementos teóricos e ir profundizando de acuerdo al nivel de avance
del grupo. Aquí es cuando decimos que la teoría se convierte
en guía para una práctica transformadora.
El proceso de teorización
así planteado, permite ir ubicando lo cotidiano, lo inmediato, lo
individual y parcial dentro de lo social, lo colectivo, lo histórico,
lo estructural, llegando paulatinamente a adquirir una visión totalizadora
de la realidad. Debe permitir en los seres humanos regresar a la práctica
para transformarla, mejorarla y resolverla; es decir, regresar con nuevos
elementos que permitan que el conocimiento inicial, la situación,
el sentir del cual participan, ahora lo puedan explicar, entender, integral
y científicamente.
20 MAXIMAS FREIREANAS Y UNA REFLEXION PERMANENTE
1. Es necesario desarrollar una pedagogía
de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta.
Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho
2. Una visión de la alfabetización
que va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una
comprensión crítica de la realidad social, política
y económica en la que está el alfabetizado
3. Enseñar exige respeto a los saberes
de los educandos
4. Enseñar exige la corporización
de las palabras por el ejemplo
5. Enseñar exige respeto a la autonomía
del ser del educando
6. Enseñar exige seguridad, capacidad
profesional y generosidad
7. Enseñar exige saber escuchar
8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean
9. La Pedagogía del oprimido, deja de
ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso
de permanente liberación
10. No hay palabra verdadera que no sea unión
inquebrantable entre acción y reflexión
11. Decir la palabra verdadera es transformar
al mundo
12. Decir que los hombres son personas y como
personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta
afirmación sea objetiva, es una farsa
13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo.
En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente,
el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación
14. El estudio no se mide por el número
de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros
leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas,
sino de crearlas y recrearlas
15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad
entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos
16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros
ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre
17. La cultura no es atributo exclusivo de la
burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos
a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos
a vivir en una "cultura del silencio"
18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras,
sino a decir su palabra
19. Defendemos el proceso revolucionario como
una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder
en el esfuerzo serio y profundo de concientización
20. La ciencia y la tecnología, en la
sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación
permanente de la HUMANIZACION del hombre.
No siempre es fácil
sepultar a nuestros muertos... la presencia de la ausencia nos va volviendo
más capaces ... Nadie que sufra una pérdida sustancial continúa
siendo el mismo de antes. La reivindicación es una exigencia de
la vida.