Coronel Lucio E. Gutiérrez B.
Sociedad Patriótica 21 de Enero
Como
todo ciudadano progresista y democrático, estuve y estaré
permanentemente preocupado por la crítica situación económica,
política, social y moral del ecuador, de América y del mundo,
ocasionada por la degradación de los valores éticos en ciertos
políticos, funcionarios públicos y privados, actitud que
ha conducido a nuestros pueblos a una pobreza, miseria y marginación
generalizadas. La participación en el 21 de enero no fue un acontecimiento
aislado, imprevisto. Con mucha anticipación dimos indicios de nuestra
vocación antirepresiva al pueblo, pero como siempre, las autoridades
militares no supieron, o no quisieron escucharnos, nunca nos entendieron.
Rápidamente daré algunos detalles
hasta el momento desconocidos por la opinión publica, sobre mi actuación
el 5, 6 y 7 de febrero de 1.997, en el derrocamiento del ex-presidente
Bucaram. Cuando como edecán del presidente de la república
y al momento el militar de mayor rango con la responsabilidad en la defensa
del palacio de gobierno, consciente que en esta y en todas las ocasiones
en que el pueblo se levanta, es porque rebasaron el límite de su
tolerancia, yéndome en contra de las ordenes superiores, dispuse
que no se dispare a los exaltados manifestantes que rodeaban el palacio
y amenazaban con tomarlo por asalto, mencionando a los oficiales de la
escolta presidencial que si bien la misión es defender el palacio
hasta el sacrificio, hay ocasiones en que la "situación esta por
encima de la misión" y ese momento vivíamos una de esas situaciones
de excepción, en que la solución también tenia que
ser de excepción, porque no era un pequeño grupo anárquico
el que rodeaba y podía asaltar y arrasar con el palacio, eran la
mayoría de indignados ecuatorianos, representados por el pueblo
de Quito. La situación era dramática, muy peligrosa, si no
manteníamos la calma y accedíamos a disparar, la narración
de este hecho histórico ecuatoriano, pudo haber sido terriblemente
sangriento.
El 19 de enero de 1.999, un año antes
del 21 de enero del 2.000, en la ciudad de cuenca, siendo comandante del
grupo de caballería blindada "General Dávalos", por escrito,
con mi firma y nombre, presente al comandante general del ejercito una
serie de inquietudes relacionadas con la corrupción flagrante que
imperaba con absoluta impunidad en el gobierno, pidiendo una posición
más protagónica y firme del alto mando militar, para defender
la soberanía que radica en el pueblo y evitar la festinación
de los dineros del Estado, en caso contrario estaríamos rebasando
el limite de la complicidad y esa no era misión de las FF.AA,
en el mes de agosto de 1999, en el auditórium del Instituto de Altos
Estudios Nacionales públicamente manifesté al ministro de
defensa nacional y en presencia de la Dra. Elsa de Mena, directora del
Sistema de Rentas Internas, que fueron a tratar de justificar la subida
del 10% al 15% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), mi oposición
frontal a que el pueblo siga pagando por los errores y malos manejos administrativos
de los gobernantes de turno, insistí en que si no se paraba la corrupción
y la impunidad de los banqueros que se apropiaron indebidamente de los
depósitos de los clientes con la complicidad de las autoridades
de control del gobierno, habría una explosión social y las
FF.AA tendríamos que ponernos del lado de los que tienen la razón,
es decir del pueblo explotado y vilmente engañado, mencione que
era el momento histórico de una revolución democrática
en forma pacífica, para cambiar radicalmente las estructuras del
Estado, para terminar con la corrupción generalizada, la injusticia
social y la impunidad.
En noviembre de 1999, realice recomendaciones
similares, al presentar por escrito, al jefe del comando conjunto de las
FF.AA., un análisis de la coyuntura política, social, económica
y militar del país, haciendo énfasis en que el gobierno debía
con suma urgencia recuperar la credibilidad ética ante el país
y el mundo. Mencione que vivíamos un momento histórico requiriendo
decisiones que impliquen cambios profundos en la institucionalidad democrática
para cortar de raíz las cadenas que nos atan a la corrupción
y al subdesarrollo, a través de un dialogo franco, patriótico,
civil - militar, como una alternativa seria para evitar el estallido social
que se venia a pasos cada vez más rápidos. Que la acción
era urgente, o el país estallaba, y si estallaba los militares nos
uniríamos a ese pueblo soberano, pero no tuvimos respuesta.
Un extracto de mi primer escrito se filtró
de alguna manera a la prensa y se publico en el mes de marzo de 1.999,
en el periódico "El Expreso" de Guayaquil, intentaron darme la baja,
pero la situación convulsionada del país, (había un
paro de taxistas, los indígenas se movilizaron, tuve el respaldo
de muchos militares), evito que me separen del ejercito y la situación
se calmo. Pero ese mensaje contundente no pasó inadvertido para
las fuerzas patrióticas y progresistas del país, rápidamente
me contactaron líderes de movimientos sociales y dirigentes indígenas,
y comenzamos a buscar soluciones radicales al sistema perverso, injusto,
e insaciable, que enriquecía a unos pocos, mientras condenaba a
la más oprobiosa pobreza a la mayoría de indefensos ciudadanos.
El gobierno no accedía a los cambios que el pueblo en su mayoría
imploraba. Entonces comenzó a tomar forma la idea de la revolución,
como una forma autentica de autodeterminación de un pueblo hambriento
de cambios, y con derecho a una vida digna.
Recordemos que la petición de renuncia
de Mahuad como primer paso para
la rehabilitación especialmente ética del país,
fue publica y prácticamente
unánime, al punto que los sondeos de opinión coincidieron
que el porcentaje
superaba el 95%.
Como habíamos planificado, el 15 de enero
del 2.000, la legítima protesta
indígena, se toma Quito, jamas escucharon a los indígenas,
considerando que
representan el sector de la población de menores recursos
y permanentemente
relegados, al punto que muchos de ellos por este sistema político
de injusticia,
viven en la miseria, mientras que los causantes de la crisis, se
pasean impunemente
en el país, algunos han sido diputados porque la politizada
justicia ecuatoriana extrañamente les ha sobreseido, o viven en
el exterior disfrutando de sus picaras acciones que nadie castiga. ¿Debíamos
permanecer inmóviles ante tanta injusticia?, evidentemente que no.
En esta situación de crisis incontrolable
llegamos al 21 de enero del 2.000, y los militares tentamos dos opciones:
¿reprimir y masacrar al pueblo que reclamaba justicia, manchándonos
las manos con sangre inocente, como en décadas pasadas?
O unirnos a esa legítima protesta popular. Nosotros mantenemos
que las FF.AA y
los soldados se justifican en la medida en que defiendan al pueblo
soberano y a su
nación, coherentes con este criterio decidimos la segunda
opción. Vivimos una
situación mental y espiritual de responsabilidad suprema
con la patria y en
nuestra mente y conciencia no había posibilidad para otra
opción. Estamos
convencidos que ese acto heroico, obedecía al criterio de
causa justa y legítima
insuperable, acorde con nuestro esquema y principios en varias ocasiones
mencionados y defendidos. Era la oportunidad que una sola vez se
le presenta en
la vida, para terminar con la corrupción, con un modelo de
democracia mal
entendido y administrado, injusto y perverso, un gobierno entreguista
que no entendía y respetaba la soberanía nacional, que quería
privatizar y festinar las empresas estatales y estratégicas más
rentables del país, y nosotros no lo podíamos permitir. Seguimos
creyendo que no había otro camino, porque el pueblo ya lo intento
de todas las formas (paros, huelgas de hambre, manifestaciones,
diálogos, levantamientos indígenas, etc.) y nunca
hubo respuesta positiva por
parte de los poderes político y económico.
Los que detentan el poder, siempre nos engañaron
y
a los militares nos
utilizaron en su beneficio, para reprimir las justificadas manifestaciones
de
protesta de los más débiles, los que siempre han luchado
por un Ecuador más
justo, digno y democrático, lamentablemente sin lograrlo
todavía. Esta historia
repetitiva, por el más elemental sentido de justicia y legitimidad
tenía que
acabarse y como soldados de nuestra querida patria bajo ningún
pretexto,
podíamos permanecer inactivos, sumisos, indolentes, garantizando
que unos
cuantos se festinen los recursos y dineros del estado, sobre el
sufrimiento y
desesperación de la mayoría. El no hacer algo cuando
se conoce que se están
cometiendo los más flagrantes delitos de peculado, se llama
complicidad,
inmoralidad, no lealtad, porque la lealtad es hacia la patria, hacia
las
Instituciones, hacia el pueblo, hacia los valores éticos
y morales, no a los sistemas y gobernantes corruptos.
El heroico día 21 de enero del 2.000 quedará
papa la posteridad como la
fecha histórica de defensa de la dignidad y soberanía
nacional. Los militares
hemos jurado defender la constitución de la república
y acudimos junto al
pueblo a defender la constitución que había sido sistemáticamente
violada por
los malos gobernantes. Entre las violaciones más flagrantes
a la constitución
política mencionare las siguientes: el salvataje bancario
por alrededor de 7.000
millones de dólares que ya lo estamos pagando los 12,5 millones
de ecuatorianos
pobres, el feriado bancario para salvar a ciertos financistas de
las campañas
políticas, la congelación por parte del gobierno de
los depósitos de más de 1.600.000 ecuatorianos en los bancos
por alrededor de 3.800 millones de dólares, muchos de ellos los
ahorros y jubilaciones por el trabajo de toda una vida, la ley de la creación
de la Agencia de Garantía de Depósitos para salvar a los
banqueros
corruptos sin contemplar sanciones para estos delincuentes de cuello
blanco,
ciertos diputados que no hacen la declaración de bienes como
es su obligación
legal antes de posesionarse de sus cargos, el Tribunal Constitucional
ordeno que
se devuelvan los dineros arbitrariamente congelados y el gobierno
no cumple, candidatos que reciben dinero para sus campañas de deudores
del estado, de
transnacionales y otros de dudosa procedencia, que esta prohibido
por la ley y no hay sanciones, éstos los casos más recientes,
sin nombrar todos los escándalos anteriores como el arroz con gorgojo,
flores y miel, caso ecuahospital, gastos reservados, recolectores de basura,
locomotoras, caso peñaranda, sucretización de la deuda externa
adquirida en dólares para favorecer a un reducido grupo de banqueros
y empresarios, etc., que en nombre de la democracia, la constitución
y el pueblo se han cometido y que nosotros los ecuatorianos con angustia
e impotencia, pero con complicidad por nuestra inacción, lo hemos
permitido.
El 21 de enero, acudimos a cumplir con lo que
la constitución nos ordena a todos los ecuatorianos, civiles y militares
en el art. 97, num. 14 "combatir y denunciar los actos de corrupción".
En el art. 183 de la constitución se estipulan las misiones de las
FF.AA. que son defender la soberanía nacional, defender la integridad
territorial e independencia del Estado y garantizar el ordenamiento jurídico.
Con respecto a la primera misión, en el art. primero de la constitución
se define el ámbito de la soberanía y se menciona que la
soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es la base de la autoridad
y nosotros fuimos a defender la soberanía de nuestro pueblo que
en forma clamorosa y con desesperación pedía la unidad civil-militar,
en ese momento histórico para la patria, la integridad territorial
se la defendió en la guerra del Alto Cenepa, en donde quedaron sembrados
piernas y brazos de nuestros héroes, en una guerra que no la queremos
los pueblos. Y esos Héroes del Cenepa el glorioso 21 de enero sin
armas defendieron la dignidad nacional. La tercera misión es garantizar
el ordenamiento jurídico. Pero en el articulo 3, numeral 6, la constitución
dice "garantizar el sistema democrático pero con instituciones publicas
libres de corrupción", la constitución es claramente selectiva,
nos impone garantizar un ordenamiento jurídico con instituciones
publicas libres de corrupción. Es decir no estamos obligados a mantener
una administración lesiva a los intereses nacionales por corrupto.
A la constitución debemos darle una lectura completa, no parcial,
la carta magna debe ser observada por todas las autoridades y no buscar
culpables en los más inocentes, cuando los gobernantes la irrespetan
también se rompe, no se dobla, porque la constitución política
del Ecuador no es de caucho, como ciertas autoridades y algunos
políticos solapadamente tratan de interpretar. y por si esto no
fuera suficiente, más del 95% de los ecuatorianos, pedían
a gritos que se vaya Jamil Mahuad.
Ante esta vorágine insaciable, era el
momento de decir basta al abuso impune, a la expoliación más
descarada, al robo infame del país. Los soldados a más de
mantener la soberanía e integridad territorial, debemos defender
al pueblo de la discriminación y opresión, esto nos impone
la constitución en el artículo 4, numeral 6, que dice: "el
Ecuador... reconoce el derecho de los pueblos a su autodeterminación
y a librarse de los sistemas opresivos". La gesta del 21 de enero fue un
acto legitimo de autodeterminación contra un sistema opresivo, como
es la corrupción, la impunidad y la injusticia social. Recordemos
que varias constituciones, entre ellas la de EE.UU., reconoce en la carta
de la independencia, que el fundamento de la democracia se basa en el derecho
que tienen los pueblos para rebelarse contra gobiernos opresivos, y que
en esta ocasión no la respetaron.
Ante esta realidad que lacera el alma de cualquier
ciudadano, nuestra obligación moral, irrenunciable, fue asistir
a esa cita cívica, patriótica e histórica, estamos
convencidos que ninguna ley nos puede impedir, que contribuyamos a corregir
lo que esta errado, a enderezar o cambiar un sistema que produce dolor,
lagrimas, desesperación en los más necesitados, en los más
humildes y desprotegidos, era una cuestión de honor, y los militares
ante todo somos hombres de honor, no podíamos negarnos, bajo ningún
concepto, por el contrario, pienso que el no hacerlo, hubiera constituido
para nuestras conciencias una actitud de cobardía y complicidad
con una situación que la mayoría de ecuatorianos ya la había
condenado. La constitución, el derecho, las leyes, y los códigos
no son estáticos, son cambiantes, lo escriben los hombres y los
van perfeccionando, a través de las experiencias y luchas cívicas
a lo largo de la historia, muchas de ellas amargas, siempre para beneficio
de las mayorías, no para perjudicarlas y si nuestras leyes están
protegiendo a los corruptos y verdaderos originadores de las crisis amparados
en su poder económico e influencia política y castigando
a los que luchamos contra ellos, las normas jurídicas tendrán
que corregir estos errores y ponerse al servicio de la comunidad y de los
grandes intereses nacionales.
Nuestros patriotas que lucharon contra las injusticias,
abusos y corrupción en la época de la colonia, hasta darnos
la libertad, igualmente eran perseguidos, encarcelados y ajusticiados,
hoy son nuestros héroes, ejemplo para las actuales y futuras generaciones
y quienes inspiraron nuestra participación el luminoso 21 de enero
del 2.000, como una demostración viva de desprendimiento personal
y material, por algo sublime, que esta por encima de nuestros hijos y padres,
por sobre la institución militar, la patria.
En la noche del 20 de enero del 2.000, con 4
capitanes de la escuela politécnica del ejercito, entre ellos mi
hermano el capitán Gilmar Gutiérrez, planificamos la toma
del congreso de la república, junto a los indígenas y el
pueblo
mestizo que mantenía el cerco al parlamento, desde hace dos días.
Ellos ingresarían a las 8 a.m. por el costado izquierdo, con los
alumnos de la politécnica del ejercito, unos 200 oficiales entre
subteniente y capitán, y yo ingresaría por el costado derecho,
con militares de otras unidades acantonados en Quito. Esa fue una de las
noches más inolvidables de mi vida. al día siguiente, el
glorioso 21 de enero, a las 6 de la mañana reuní a mi familia
y les comente, la decisión que había tomado, redacte un testamento,
le entregue a mí esposa recibos, cuentas que estaban por pagar y
otras por cobrar, fueron instantes muy tensos, de altísimas emociones
y sensibilidad, especialmente por mis hijas, no sabia que podía
acontecer con mi destino, incluso podía. perder la vida, porque
había la orden de disparar contra los manifestantes, pero mí
decisión era irreversible, lo maravilloso fue que recibí
el apoyo total, coincidieron conmigo que primero está la patria,
antes que los intereses personales, y con las bendiciones respectivas,
acudí al encuentro que el destino y la historia me tenían
preparado.
El primer contacto fue con el cerco externo policial,
quisieron reprimirnos, nos lanzaron gases y hubo intentos de disparar,
pero al ver nuestra decisión declinaron y permitieron nuestro avance
junto a los indígenas, hacia el interior estaba el ejercito, la
situación era más delicada, pues sí a un nerviosos
se le escapaba un tiro, tal ves no estaría contándoles esta
vibrante historia, Felizmente ellos también entendieron el momento
histórico que estábamos viviendo y se unieron a nuestra causa.
Ya en el palacio legislativo me sentí emocionado cuando luego de
escuchar el himno nacional del Ecuador y el pronunciamiento del parlamento
nacional de los pueblos del Ecuador, me designaron miembro de la Junta
de Salvación Nacional. Es necesario insistir que la conformación
del parlamento nacional de los pueblos del Ecuador, es una forma autentica
de autodeterminación de la población, en donde hay un profundo
ejercicio democrático y son una alternativa real de luz y orientación
en la oscuridad y caos al que nos han conducido nuestros pésimos
aprendices de
demócratas. Los parlamentos provinciales, en donde están
representadas todas las tendencias e intereses ciudadanos, designaron verdaderas
personalidades como representantes al parlamento nacional de los pueblos
del Ecuador y es este organismo cívico el que democráticamente
y haciendo gala de lo que dispone el articulo 4, numero 6, de nuestra constitución
y ante la gravedad de la crisis y desgobierno, eligió a la Junta
de Salvación Nacional... es decir mirándolo desde la otra
orilla, para el pueblo soberano, fue un nombramiento legítimo.
¿Pero que es lo que paso?, ¿qué
es lo que fallo? El general Mendoza infiltró 3 coroneles de mayor
jerarquía que la mía, para que terminen con el movimiento
revolucionario, el primero llegó como a la una de la tarde, y luego
de algunas conversaciones, lo convencimos y aparentemente se unió
a la causa patriótica, posteriormente alrededor de las 4 de la tarde
llegan dos coroneles compañeros del anterior, se reúnen en
un baño, y no sabemos que planificaron. Nosotros estábamos
convencidos que vinieron a apoyarnos, nunca nos dijeron que cumplían
ordenes. Más tarde se toma la decisión de marchar con el
pueblo hacia el palacio de gobierno. Allí las negociaciones con
el alto mando militar fueron durísimas, los indígenas les
tildaron de traidores, yo les recordé los documentos que
personalmente les había entregado y que ellos les fallaron
al país, en tal virtud les invite a abandonar el palacio y que permitan
que el pueblo continúe su marcha. Ahí comenzó el trabajo
de los tres coroneles, primero insistieron en que se les reconozca al mando
militar, alguno de ellos pidió que los grupos nos separemos a dialogar,
a una sala los generales y a otra los coroneles, allí los coroneles
completaron su trabajo, me dijeron que el general Mendoza se había
comprometido a llevar adelante los postulados de la revolución civil-militar,
a extraditar a los banqueros corruptos, a refundar la república,
como yo me
resistía, pues no confiaba en la entereza, coraje y decisión
del general para llevar adelante el movimiento, me insistieron que si no
cambiaba de opinión seria responsable de la muerte de más
de 10.000 personas que continuaban vitoreando nuestra acción, pues
el comandante de la fuerza aérea ya había ordenado que bombardeasen
la plaza grande frente al palacio de gobierno, que el comandante de la
fuerza naval ordenó que los infantes de marina acudan a la plaza
grande, que habría un enfrentamiento sangriento en el palacio de
gobierno, y se toco lo más sensible que todo ciudadano y soldado
tenemos: la patria, la unidad de la institución armada, el espíritu
de cuerpo militar y yo que no tenía, ni tengo la
ciega ambición del poder, sino la voluntad de contribuir
a un cambio positivo de nuestro país, acepte la recomendación.
confíe en la palabra de compañeros de armas, pues pensé
que estaban con nosotros, me dije para mí mismo, lo que el pueblo
desea son cambios profundos en sus instituciones democráticas y
no importaba el nombre de la persona que lo haga. Yo ya había cumplido
mi misión histórica.
Los convencidos somos desprendidos y una vez
que cumplimos la misión nos retiramos del campo de batalla. Lo más
importante de todo es que se entienda el mensaje de dignidad, de defensa
de la soberanía y lucha frontal contra la corrupción que
los soldados y el pueblo en esa maravillosa simbiosis dimos al país
y el mundo, el luminoso 21 de enero del 2000. Ese día los militares
rompimos la soledad del uniforme, a la que los corruptos y el sistema injusto
nos obliga a vivir dentro de los cuarteles y lejos de la realidad de nuestro
pueblo.
Es cierto que unos pocos privilegiados que tienen
acceso a los medios de comunicación, por su poder político
o económico, ya nos han juzgado y condenado, como golpistas, ambiciosos,
sediciosos, etc., sin conocer nuestro pensamiento e intenciones. cuando
se actúa por principios, por ideales uno muere por ellos, los politiqueros
jamas nos entenderán, nunca comprenderán lo que quiere decir
desprendimiento personal, por una causa y reivindicación nacional,
porque no saben lo que significa sacrificar algo de uno, una profesión
con un futuro brillante, una carrera militar a la que uno ingresa con auténtica
vocación y se la sirve con mística, es como si nos desgarrarían
parte de nuestra alma, terminar con los sueños e ilusiones de una
familia, todo eso por un objetivo superior, por
algo mucho más sublime, por buscar mejores días para
el pueblo llano de mi patria, el marginado, el que no puede reclamar, y
si lo hace nadie le escucha, por solidarizarnos con personas a las que
nunca hemos conocido pero con las cuales nos identificamos y compartimos
sus ideales de cambio plenamente y hoy más que nunca sabemos que
nuestro mensaje de dignidad, altivez y autoestima, cayó en terreno
fértil y dará frutos abundantes.
Al día siguiente 22 de enero, a las 5
de la mañana, cuando salía rumbo a la comandancia general
del ejercito, me persiguieron 2 vehículos, me interceptaron y 8
civiles armados me detuvieron, estuve totalmente incomunicado por tres
días, violando la constitución política del estado,
posteriormente se violentó mi domicilio argumentando investigación
y cobardemente aprovechando que mi esposa estaba fuera desesperadamente
averiguando sobre mi destino, destruyeron las puertas de entrada al departamento,
botaron libros, cuadernos, ropa por el suelo, buscando infructuosamente
alguna "prueba", que ilusos, no
saben que las pruebas están en la mente, en el corazón,
en el idealismo, en el alma, es decir jamas las podrán atrapar,
ellas seguirán viviendo aun con mi muerte.
El desenlace es conocido, lo que no sabemos es
si los coroneles fueron traicionados por el general Mendoza, o todo fue
un complot entre ellos para entregar el gobierno al vicepresidente de la
república y con ello repetir la historia de corrupción, impunidad,
injusticia social, dolarización, migración, pobreza generalizada...
en la prisión me entere, la amarga realidad, los tres coroneles
no se nos unieron por propia voluntad, simplemente fueron a cumplir una
orden y lastimosamente para nosotros, la cumplieron.
Más allá de la sanción,
más allá de haber perdido nuestra profesión, lo que
me duele en el alma y muchas veces no me deja dormir, es que por nuestra
credibilidad e inocencia, se perdió una oportunidad histórica
por ahora, para realizar cambios profundos en el Ecuador, para refundar
nuestro país, para hacer realidad lo que sigue siendo una utopía,
la igualdad de oportunidades, obligaciones y derechos para todos los ecuatorianos,
para que nunca más los delincuentes poderosos se roben impunemente
el dinero del pueblo ecuatoriano,
para que nunca más nos roben la felicidad a la que tenemos
derecho el trabajo quedo inconcluso, el pueblo ecuatoriano tendrá
la ultima palabra y nosotros la acataremos.
Los que tenemos la conciencia libre estuvimos
presos y los presos por su conciencia están libres, nosotros el
21 de enero del 2.000 sembramos dignidad, ellos esparcen ignominia toda
la vida.
La represión posterior a los militares
del 21 de enero fue un error histórico de mentes obnubiladas por
el poder, se arrepentirán de las injusticias cometidas al tratar
de callarnos. Cuando nuevamente gobiernos corruptos impunemente impongan
su injusticia; y no haya quien saque la cara por el país, como nosotros
lo hicimos junto al pueblo, entonces será demasiado tarde, la mordaza
que hoy nos pusieron se convertirá para nuestros hijos, en una mortal
enfermedad de servilismo y humillación mañana.
Las crisis necesitan sacrificados, gente patriota
que ama, como debe ser más a su país, que su porvenir, que
le importe, como debe ser, más el futuro de la patria, que el suyo
y el de su familia, la historia esta llena de inmolados para que otros
tengan esperanza de una vida digna, en esta ocasión la suerte nos
privilegio a nosotros.
Luego de 5 meses de prisión y ante la
presión popular finalmente nos amnistiaron, pero violando el concepto
de amnistía, nos separaron del ejercito. Y nuevamente teníamos
dos opciones. La una, quedarnos en nuestra casa, junto a la familia, recuperando
el tiempo que estuvimos presos, y lamentándonos por no haber conseguido
todo el objetivo, y la otra opción, continuar la lucha, por refundar
la república, creando un futuro diferente para nuestros hijos, como
buenos quijotes, escogimos la segunda opción Organizamos un movimiento
llamado la "Sociedad Patriótica 21 de Enero", formado por los militares
revolucionarios que participamos en esa gesta y civiles progresistas
y patriotas, unidos bajo un solo objetivo: refundar la república
cimentada en valores éticos, morales, cívicos y patrióticos,
con justicia social. Nos orientamos bajo los lineamientos heredados de
nuestros próceres como Runiñahui, Eugenio Espejo, General
Eloy Alfaro y los sueños libertarios y de integración de
Bolívar y Sucre.
Queremos pedir un apoyo frontal a este proceso
ecuatoriano, nosotros estamos decididos a continuar la lucha por cambiar
la historia de injusticias del Ecuador, pero con vuestro apoyo el camino
será menos tortuoso. Nos solidarizamos y apoyamos la revolución
pacífica y democrática de la República Bolivariana
de Venezuela y creemos que es un referente valido para nuestro país.
condenamos la implementación del plan Colombia por ser un genocidio
innecesario, que afecta política, económica, social y militarmente
al Ecuador, hacemos votos porque Colombia de una manera pacifica, respetando
el principio de no intervención en asuntos internos, el principio
de autodeterminación de los
pueblos y soberanamente resuelva este conflicto.
Queremos plantear para la discusión, el
establecimiento de estrategias de acercamiento con los militares de todas
las naciones, a través de conferencias, boletines, conversaciones,
despertarles a la realidad, quitarles la venda de los ojos, para que se
enteren que los partidos políticos y movimientos progresistas no
son enemigos del Estado, al contrario, que los enemigos son la oligarquía,
los de extrema derecha, los de las privatizaciones salvajes, los que violan
nuestra soberanía, los neoliberales que cada día siembran
más injusticia en el mundo. El otro día decía, la
guerra sólo genera violencia, destrucción, mientras la educación,
el conocimiento, deseos de liberación de las garras opresoras, acerquémonos
a los militares y tendremos sorpresas muy agradables, en nuestra lucha
por alcanzar la justicia social en el mundo entero.
Superemos pacíficamente nuestros conflictos
internos entre países, el enemigo esta en otro sitio, por ahora
aunemos esfuerzos por derrotar a la pobreza, a la corrupción, a
la delincuencia, al narcotráfico, al pesado efecto de la deuda externa
que beneficia a las grandes transnacionales, a la injusticia, al analfabetismo.
Nunca olvidemos que solo la unión nos hará fuertes y libres
y será el único camino que permitirá alcanzar el ansiado
objetivo de cambio profundo en nuestro planeta, el compromiso de honor
es entregar a nuestros hijos un mundo más justo, más digno,
más humano, más solidario y
auténticamente democrático.