24 Mar '09 -Un poema de Conrado Santamaría
Una sola consigna
Al principio éramos
cuatro o cinco, como siempre, todos
más bien bajitos, algo de alopecia
en la mirada y en el aire un sudor de familia.
Vergonzosos de mostrarnos, mas
alegres por dentro, como quien construye alta una verdad.
Hacía algo de aire y los escaparates iluminaban
y los transeúntes sólo veían su propio reflejo.
El primer grito,
....................¿quién lo dio? ¿Quién alzó el primer puño?
Inmediatamente,
coreamos todos la consigna como quien salda una larga deuda
y por fin descansa.
Las palabras calentaban y nos mirábamos.
Cuando apareció la policía ya éramos cien. Todos gritando, todos
un solo corazón, un solo carné de identidad.
Los coches ya se paraban y los uniformes tenían sus dudas.
Cuando los gritos de la ciudad estallaron bajo las estrellas
como fuegos artificiales,
había manos en cada esquina que se entrelazaban con fuerza.
Y una sola consigna que transportaba el viento.
Una sola consigna.
Contra la propia muerte.
Amanecía.
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