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Desde el Movimiento Anti-Imperialista (MAI) queremos
enviar un fraternal y caluroso saludo revolucionario a los asistentes y
organizadores de la presente Conferencia, así como agradecer el que se nos haya
invitado y se nos permita exponer algunos de nuestros puntos de vista respecto
a la situación que atraviesa el Movimiento Comunista Internacional (MCI).
Algunas divergencias entre camaradas
Queremos expresar nuestro
reconocimiento al Partido Comunista del Perú (PCP), genuino partido proletario
de nuevo tipo, y a
Dicho esto, nos gustaría señalar
algunas divergencias que ya hemos expresado en repetidas ocasiones y que son
perfectamente conocidas por los camaradas peruanos. En primer lugar, y desde
nuestro punto de vista de inmensa trascendencia, el problema de la guía
ideológica. Creemos que la experiencia de los últimos años, especialmente la
liquidación de la revolución en Nepal y las posiciones que se han generado en
torno a este luctuoso hecho, nos muestran que no vale con autodenominarse
“maoísta” para poder asegurar un certificado de anti-revisionismo,
especialmente cuando este maoísmo se muestra cada vez más heterogéneo y
fraccionado. Creemos que la facilidad con que el viejo revisionismo se
travistió y adoptó nuevas formas bajo los ropajes maoístas es un indicativo
poderoso de la necesidad de un Balance integral de toda la experiencia de
En segundo lugar, no podemos
compartir la tesis de
Finalmente, respecto a la cuestión
de la militarización del Partido, creemos que la consigna “reconstituir
partidos comunistas militarizados” induce a una peligrosa confusión. Si, como
defiende el PCP, la militarización del partido “sólo puede ser llevada adelante
a través de acciones concretas de la lucha de clases, de acciones concretas de tipo
militar”, creemos que “reconstituir militarizado” abre una peligrosa puerta que
puede hacer descarrilar los procesos de reconstitución hacia el militarismo y
el terrorismo, entendido éste como la lucha armada de la vanguardia aislada de
las masas. Si bien podemos comprender que en un contexto de recodo, tras sufrir duros golpes de la
reacción, el partido se deba reorganizar o reconstruir en medio de guerra
popular, “sin arriar la bandera”, entendemos que esto no es así en los procesos
generales de reconstitución y que la propia experiencia del PCP indica que el
partido se reconstituye primero y
después se militariza dando inicio a la guerra popular. Este método asegura
además que sea siempre, como exige el marxismo, el partido y la política
quienes dirijan el fusil y la guerra.
Aspectos de la lucha en el seno del MCI
Desde nuestro punto de vista, la
actual situación mundial está marcada por un ascenso de un nuevo ciclo de
luchas espontáneas de las masas en medio de la crisis histórica general del
capitalismo (imperialismo) y de la actual crisis económica. Sin embargo, no
creemos que políticamente pueda existir una evolución natural desde estas luchas a la revolución. Aunque los proletarios
conscientes debamos apoyar las guerras de resistencia anti-imperialista, por
reaccionaria que sea su dirección, no podemos cerrar los ojos a la
discontinuidad ideológica, política y de clase que impedirá, por ejemplo, al yihadista convertirse en comunista.
En este sentido, el ascenso de las
luchas de masas en las metrópolis imperialistas es un claro ejemplo de esta
discontinuidad. Dominadas por su carácter espontáneo, parcializado y
corporativo, en el mejor de los casos podemos dar con un agosto inglés que señale la base social y certifique la posibilidad
material de la revolución en el corazón del imperialismo, contra quienes
minusvaloran esta perspectiva. No obstante, la vanguardia debe crear un
referente independiente de estas luchas y que sea capaz de dirigirse a esa base
social, no a dirigir sus luchas tal y como aparecen, sino a revolucionarlas, no
a confeccionar un programa reivindicativo parcial, sino, desde la
reconstitución de la ideología, el partido y el programa revolucionarios, a
movilizar y armar masas, a generar Nuevo Poder.
Por eso, en medio de un contexto
ideológico y político dominado en general por la reacción y el más pútrido
oportunismo de derecha, se hace urgente que los comunistas revolucionarios
breguemos por reconstituir un referente de vanguardia, deslindado y en lucha
contra todo tipo de revisionismo y que aglutine a la izquierda revolucionaria
del MCI.
En nuestra opinión, el Movimiento
Revolucionario Internacionalista (MRI) no es una herramienta útil en esta
tarea. El MRI se ha declarado en bancarrota por su connivencia y liberalismo
con el oportunismo. Si ya las dudas y la indefinición ante
Un motivo más para señalar lo nocivo
de la permanencia de un sector de la izquierda del MCI en el MRI es que muchos
de los que más revuelo están organizando en su defensa son los mismos que en su
momento justificaron el prachandismo como “aplicación creativa y concreta”, y
ahora, ante el evidente ultraoportunismo de éste, expanden la confusión sobre
una supuesta “fracción roja” en el interior del partido nepalí. Esta “fracción
roja” sostuvo las teorías prachandistas (por ejemplo, la llamada teoría táctica, la contienda multipartidista y el remozado del ultraimperialismo
kautskiano), los acuerdos de paz, el desmantelamiento de las bases de apoyo, el
desarme del Ejército Popular de Liberación y la gestión del viejo Estado por
los maoístas nepalíes, manteniéndose dentro de la organización revisionista.
Todos esos oprobios ha protagonizado esa “fracción roja”, lo que
consecuentemente nos lleva a que las divergencias que hoy se manifiestan en el
seno del partido nepalí no lo son entre una línea roja proletaria y una línea
negra burguesa, sino que son contradicciones interburguesas entre revisionistas
en el seno de la misma organización oportunista.
Así pues, esta supuesta “fracción roja” nepalí es hoy
el principal caballo de batalla, junto a la defensa del MRI, del centrismo, de
aquellos que buscan conciliar y mantener unidos a marxistas y revisionistas. Es
el centrismo el que ignora las enseñanzas del MRI y demuestra su verdadero
carácter de soporte del oportunismo de derechas en actuaciones como la nefasta
declaración del 1º de Mayo de este año en que consiguieron que los
revolucionarios naxalitas y los revisionistas prachandistas aparecieran de la
mano, en un claro retroceso de la lucha de líneas contra el revisionismo a
nivel mundial, o las que hemos vivido en el Estado español en las últimas
semanas. En este tiempo, hemos asistido a una serie de virulentas agresiones por
parte de algunas organizaciones italianas y locales, abanderadas del centrismo
internacional, que han concentrado sus ataques contra el Comité Proletario
Internacionalista, órgano de solidaridad internacionalista con la revolución
india recién constituido en el Estado español y contra los camaradas del
colectivo Odio De Clase, principales promotores de dicho organismo. Estos
ataques, a todas luces desproporcionados, contra un organismo que apenas ha echado
a andar, muestran claramente la doblez del centrismo: mientras por un lado, a
casi cinco años de que se consumara la traición en Nepal, se gastan todo tipo
de paños calientes, se concilia y se le hacen concesiones a la derecha
oportunista, por otro, se ataca implacablemente a la izquierda revolucionaria,
aún cuando ésta apenas está recomponiéndose. Desde el MAI, organización
orgullosa de haber sido una de las primeras que denunció públicamente la deriva
liquidacionista de la dirección nepalí, consideramos que nada se puede avanzar
en unidad con el oportunismo y los que concilian con él. Ignorar esto, es
realmente ignorar las enseñanzas de la experiencia del MRI.
En nuestra opinión, ante lo heterogéneo y fraccionado
de las interpretaciones del maoísmo y del verdadero absceso oportunista que, de
la mano de Prachanda y Avakian, ha explotado en su seno, creemos que las bases
para la recomposición de ese referente de izquierda del MCI, en el horizonte de
la reconstitución de
Movimiento Anti-Imperialista
Estado español, 8 de octubre de
2011