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EN RECUERDO DE MIGUEL NUEZ
Miguel Nez, entre la historia y la leyenda Miguel Nez, al igual que Tomasa Cueva, encarn una militancia comunista de una entrega y una integridad insobornable.
La personalidad de Miguel Nez me trae una serie de recuerdos.
Recuerdo que mientras redactaba Elogio de la militancia, la narracin biogrfica de Joan Rodriguez, nio de hospicio, obrero de la construccin y convertido tempranamente al comunismo en Tarrasa la roja, estuve entrevistando a Juan Martnez, de vida paralela -del mismo pueblo, obrero y comunista en Terrassa-, que me cont sus memorias carcelarias que siempre iban acompaada de palizas y cosas peores. En un momento dado, tras un momento de interrupcin, le pregunt a Martnez como era que l, padre de una familia ms bien numerosa, sigui persistiendo a pesar de todo. Su respuesta fue tan sencilla como convincente: Porque yo saba que existan otros camaradas que haban dado la cara y la seguan dando tanto o ms que yo
No hay duda, uno de esos camaradas era Miguel Nez Gonzlez (Madrid, 1920, Barcelona, 2008), una de aquellas leyendas vivas que alimentaban la ilusin en El Partido, de obreros militantes que en los aos en los que la dictadura golpeaba muy especialmente a los comunistas, hicieron lo imposible por reconstruirlo en la clandestinidad y en crceles, y con l las comisiones obreras con una lnea de trabajo que trataba de pasar pgina con la guerra y con las tremendas querellas internas del campo republicano. Haba mucha gente as un poco en todas partes, en Catalua eran bastante comunes en los barrios emigrantes a los que haban llegado tempranamente en los aos cuarenta, sin duda huyendo de sus pueblos, por la miseria como todos, pero tambin porque all estaban sealados, o vivan con familiares que lo estaban, y por lo tanto la emigracin era para ellos, una forma de exilio.
Eran militantes de a pie, honestos y sencillos como el Avelino, como la Pura Fernndez y el Felipe Cruz Tanto el Avelino como Felipe conocieron una cada en medio de una controversia con los sectores de jvenes radicalizados de LHospitalet. Para ellos no haba bromas. Das despus de haber salido, me encontr con los dos, y el Avelino insisti en ensearme algo apartndose hacia un rincn cercano del colegio Amadeo Vives de Pubilla Casas. Yo no imaginaba de qu podra ir la cosa, pero era algo muy importante. Cuando llegamos a un rincn apartado, el Avelino mismo le quit la camisa a Felipe que se puso de espaldas. La tena llena de quemaduras desde la cintura hasta cerca del cuello, y algunas no se le haban curado todava. De esas podra contar Miguel Nez muchas, sobre todo cuando volvi a ser detenido en 1958 y cay en las garras del comisario de la Brigada Poltico-Social de Barcelona, Antonio Juan Creix, uno de los mayores smbolos de la Espaa franquista, y Miguel no solamente aguant como un comunista de verdad, incluso le pregunt al sicario cunto le pagaban por el oficio, a lo que ste respondi: Me pagan una miseria. Claro, que se jubilara con unas cuantas medallas, y me apuesto que con ms de una jubilacin como era propio para cualquier miembro de la Benemrita un poco atento. No es por casualidad que en este pas, alguien como Karadzic se habra muerto en su estanco, y hasta con una calle a su nombre o porqu no, con un hospital, no lo tiene el general Yage?.
Miguel debera ser un muchacho cuando tom parte en la fundacin del PSUC, y ya era un militante comunista. Estudiaba en la Escuela superior de Comercio cuando la guerra y combati en el bando republicano. A los 18 aos fue nombrado comisario poltico. Adems, se afili al PCE, y su historial es una de las muestras de una resistencia tremenda. Lo atestiguan casi 17 de aos de crcel sobre sus espaldas, amn de varias condenas a muerte y diversos consejos de guerra. Estren su experiencia penitenciaria en el Madrid de 1939, con apenas 18 aos, y pas por el penal de Ocaa, donde el cura participaba en las palizas y tena debilidad por dar los tiros de gracia tras las ejecuciones. All coincidi en 1941 con un ya dbil Miguel Hernndez, y en las clases de poesa de la prisin escribieron, con la gua del maestro, un poema dedicado al citado cura: La Luna lo vea y se tapaba / por no fijar su mirada / en el libro, en la cruz / y en la Star ya descargada. /Ms negro, ms, que la noche, / menos negro que su alma, / el cura verdugo de Ocaa. Miguel concluy su carrera en la universidad de los presos polticos: la prisin central de Burgos.
Por entonces todo estaba claro como la luz del da. La gente que se jugaba la vida y la libertad por sus ideales, se haban forjado en una guerra que no permita dudas sobre quienes eran los malos y quienes los buenos. Miguel era testigo vivo de aquellos presos que eran tan conciente de su dignidad. Cuando luchas por la libertad formas parte de un grupo de valientes, que por sus ideales pone en peligro su trabajo, su familia... Y eso para cualquier sistema dictatorial -incluidos los llamados comunistas- te convierte en un peligro con el que hay que acabar, afirma. Y para el franquismo result difcil controlar a gente a la que la II Repblica haba dado dignidad, libertad. Lo que me llev a la militancia poltica fue esa libertad que respir, alimentada por mi padre -culto, republicano y socialista-, y por lo que me inspir una revolucin, la rusa, que an no estaba prostituida. Sobre esto, seguro que habra que precisar mejor las fechas. En 1936 el trmino prostitucin era muy insuficiente, pero Miguel, como tantos otros comunistas de buena ley, no comenz a repasar todo aquello hasta 1956, es decir bastante despus. Nosotros veamos a la URSS como una alternativa, como una esperanza, y fue frustrante, dir en una declaraciones, y en sus memorias, ofrece un diagnstico sin paliativos sobre el estalinismo. Por supuesto, tambin sobre el capitalismo.
Sus memorias son un ejemplo de aprecio por esos matices y, al tiempo, un estupendo muestrario de la barbarie franquista. En 1939, por ejemplo, los falangistas lo apaleaban sistemticamente en la madrilea comisara del pasaje de Cordn. Cuenta que all presenci algunas muertes por paliza; los falangistas tuvieron incluso la macabra idea de enviar mi ropa interior ensangrentada a mis padres, quienes pensaron que me haban matado, se presentaron en la comisara y nadie les dijo nada. Yo me enter unos das despus por un guardia, que adems se ofreci a ayudarme y a hacerles llegar carta a mis padres, dice Nez en un ejemplo del que la compasin puede florecer en pramos inmisericordes. Experiencias como estas le llevaran a huir de maniquesmos: Nunca fue todo blanco o negro; siempre hubo matices; ni todos los camaradas eran buensimos ni todos los franquistas malsimos.
Precisamente, en unas fechas en la que buena parte de las vctimas de las dictaduras vctimas muchas veces por mero parentesco lo que haca que estas se refugiaran en el miedo y la mezquindad- se hacan al silencio y se dedicaban a reconstruir sus vidas, un sector nada desdeable de herederos de los vencedores fueron tomando sus distancias del rgimen, y acabaron dando vida a la nueva promocin de antifranquistas. Sin ellos no hubiera sido posible la recomposicin de una clandestinidad que lleg a los aos sesenta completamente extenuada.
Tambin contaba que mientras Creix le interrogaba en abril de 1958, ste amenaz a Miguel Nez con hacerlo desaparecer mientras le torturaba en la ltima planta de la Jefatura Superior de Polica de Via Laietana de Barcelona, una prctica por lo dems, de lo ms habitual. Miguel permaneci colgado de una esposa en una tubera con el hombro dislocado. En un momento en que Creix y los suyos me dejaron colgado y se fueron, ocurri algo inslito, o una voz que deca a mi lado: Aguanta, Miguel, que los tienes vencidos; mi compaero y yo hemos sido guardias de asalto con la Repblica y nos han incorporado despus de la depuracin. Podemos hacer algo por ti?. Les di un nmero de telfono y a los dos das Radio Pars y Radio Londres daban cuenta de mi detencin. Posiblemente, el guardia de asalto le salv la vida. Como ha explicado muy bien Manuel Vzquez Montalbn, personajes como Miguel Nez consiguieron que los comunistas fueran admirados incluso entre los grupos que, como FLP, donde militaba Manolo, que vieron que el PSUC era el instrumento ms de fiar en la lucha contra la dictadura.
Durante muchos aos, la vida de Miguel estuvo ligada a la de Tomasa Cueva, otro mito autntico de la resistencia comunista, quien adems de resistente supo trabajar para romper el silencio que rodeaba la lucha callada de muchas mujeres. Tuve el honor de conocerlos a ambos a principios de los aos noventa en Vilanova i la Geltr, en parte por amigos comunes como Joan Rodrguez y Natatxa Urbano, y en parte porque ambos, pero sobre todo Tomasa, era una habitual obligada en el centro de salud en el que yo trabajaba, y eso daba posibilidad de echar algunas parrafadas.
Tomasa muri no hace mucho, para entonces, Miguel ya estaba muy apartado de ella. Detrs de la leyenda exista obviamente una historia humana ms comn, aunque no por ello menos noble. Por este tiempo, Miguel ya no era el comunista de antao, era un luchador de mente abierta, que asista con atencin a las discusiones, y que ofreca opiniones abiertas y matizadas. Era un tiempo en que desde Iniciativa no se conceba la vida fuera de las instituciones. En una ocasin, le pregunt qu diantres hacan en el Congreso con Carrillo, y tuvimos una buena discusin. Miguel ya estaba cansado de una historia que estaba acabando, y desde luego no se empeaba en defender para nada la actuacin del PCE-PSUC en la Transicin Entre las ancdotas haba una que describa a Alfonso Guerra ofreciendo prebendas a los diputados comunistas con una insistencia que, sin lugar a dudas, estaba incentivada por los xitos que estaba obteniendo.
Durante un cierto tiempo coincidimos en Iniciativa, en unas actividades municipales de la comarca de las que guardo recuerdo agridulces, pero por lo que supe, Miguel se apart de la militancia, aunque hizo alguna que otra declaracin bastante en lnea italiana, y cuando tuvo lugar el litigio entre la derecha representada por Rafael Rib y la izquierda de Julio Anguita, tom partido por el primero en clave desencantada. Algunas de sus declaraciones sobre los viejos tiempos causaron cierta perturbacin en la militancia que segua en pie.
Entonces ya estaba volcado en las actividades de cooperacin con la fundacin de la ONG, Acsur Las Segovias y se implic en la cooperacin con Amrica Latina, en la que tambin han trabajado algunas amistades de siempre. Su libro La revolucin y el deseo, (Pennsula, 2002), puede considerarse como un testimonio inexcusable, y como el examen crtico de toda una generacin de comunistas que despus de darlo todo, se encontraron con que la historia le daba la espalda. De haber tenido oportunidad le habra preguntado porque diantres permiti el miserable prlogo de Lus Goytisolo. Estuvo muy enfermo en los ltimos aos, y al fallecer ha legado su cuerpo a la ciencia. La ltima vez que hizo presencia en un acto, fue en la despedida de Gregorio Lpez Raimundo, otro combatiente de dedicacin y honestidad fuera de toda duda El acta de defuncin, fue firmada por Joan Ramn Laporte, en cuanto a su profesin se dice que fue un luchador por la libertad. Antes, le haban dado un cierto nmero de medallas, los mismos que durante los aos ochenta y noventa dedicaron parte de los medios adictos a desprestigiar el comunismo, confundiendo ste con su negacin, o sea con el estalinismo.
Y s alguien tiene alguna duda al respecto, no tiene ms que leer el libro.
