La
Síntesis Anarquista
Se entiende por "síntesis
anarquista" una tendencia desarrollada actualmente en el seno
del movimiento libertario, que trata de conciliar y "sintetizar"
las diferentes corrientes de ideas que dividen a estos movimientos
en diversas fracciones más o menos hostiles entre sí.
Se trata, en el fondo, de unificar en cierta medida tanto la teoría
como el movimiento anarquistas en un conjunto armonioso, ordenado,
acabado. Y digo en cierta medida porque, naturalmente, la concepción
anarquista no podría ni debería jamás hacerse
rígida, inmutable, estancada. Debe permanecer ligera, viva,
rica en ideas y tendencias. Pero ligereza no debe significar confusión.
Y, por otra parte, entre inmovilidad y fluctuación existe un
estado intermedio. Es precisamente ese estado intermedio el que la
síntesis anarquista trata de precisar, de fijar y de alcanzar.
Fue sobre todo en Rusia, durante
la Revolución de 1917, cuando la necesidad de tal unificación,
de tal síntesis, se hizo sentir. Muy débil ya materialmente
(pocos militantes, escasos medios de propaganda, etc.) en relación
a otras corrientes políticas y sociales, el anarquismo se vio
aun más debilitado durante la Revolución Rusa como consecuencia
de las luchas intestinas que lo desgarraban. Los anarcosindicalistas
no querían entenderse con los anarquistas comunistas y, al
mismo tiempo, unos y otros se enfrentaban con los individualistas
(sin hablar de otras tendencias). Ese estado de cosas impresionó
dolorosamente a varios compañeros de tendencias diversas. Perseguidos
y finalmente expulsados de la gran Rusia por el gobierno bolchevique,
algunos de estos compañeros fueron a militar a Ucrania, donde
el ambiente político era más favorable y donde, de acuerdo
con otros compañeros ucranianos, decidieron crear un movimiento
anarquista unificado, reclutando militantes serios y activos por todas
partes, sin distinción de tendencia. El movimiento adquirió
enseguida una amplitud y un vigor excepcionales. Para consolidarse
e imponerse definitivamente, sólo le faltaba una cosa: una
cierta base teórica.
Sabiéndome un adversario
decidido de las nefastas querellas entre las diversas corrientes del
anarquismo, sabiendo que pensaba como ellos en la necesidad de conciliarlas,
algunos compañeros acudieron a buscarme en una pequeña
ciudad de la Rusia central y me propusieron que fuera a Ucrania para
tomar parte en la creación de un movimiento unificado, proporcionarle
un fondo teórico y desarrollar la tesis en la prensa libertaria.
Acepté la proposición.
En noviembre de 1918, el movimiento anarquista unificado de Ucrania
se puso en marcha. Se formaron varios grupos y enviaron a sus delegados
a la primera conferencia constituyente, que creó la Confederación
Anarquista de Ucrania Nabat (toque a rebato). Esta conferencia elaboró
y adoptó por unanimidad una Declaración que proclamaba
los principios fundamentales del nuevo organismo. Se decidió
que muy pronto se ampliaría esa breve declaración de
principios y se completaría y comentaría en la prensa
libertaria. Los tempestuosos acontecimientos no impidieron ese trabajo
teórico. La Confederación de Nabat hubo de sostener
luchas ininterrumpidas y encarnizadas. Pronto se vio "liquidada"
por las autoridades bolcheviques que se instalaron en Ucrania. Aparte
de algunos artículos de periódicos, la Declaración
de la primera conferencia de Nabat fue y seguirá siendo la
única muestra de la tendencia unificadora (o "sintetizadora")
del movimiento anarquista ruso.
Las tres ideas clave que, después
de la Declaración, deberían ser aceptadas por todos
los anarquistas serios con el fin de unificar el movimiento son las
siguientes:
1. La admisión definitiva
del principio sindicalista, que indica el verdadero método
de la revolución social; 2. la admisión definitiva del
principio comunista (libertario), que establece la base organizativa
de la nueva sociedad en formación; 3. La admisión definitiva
del principio individualista; la emancipación total y la felicidad
del individuo son el verdadero objetivo de la revolución social
y de la nueva sociedad.
Desarrollando estas ideas,
la Declaración trata de definir con claridad la noción
de "revolución social" y de destruir la tendencia
de ciertos libertarios que buscan adaptar la anarquía al llamado
"período transitorio".
Dicho esto, preferimos, en
lugar de retomar los argumentos de la Declaración, desarrollar
la argumentación teórica de la síntesis.
La primera cuestión
a resolver es la siguiente:
La existencia de diversas corrientes
anarquistas enemigas, que disputan entre sí ¿es un hecho
positivo o negativo? La descomposición de la idea y movimiento
libertarios en diversas tendencias que se oponen ¿favorece
u obstaculiza el éxito de la concepción anarquista?
Si se considera favorable, es inútil toda discusión.
Si, por el contrario, se considera perjudicial, habrá que extraer
las necesarias conclusiones.
Respondemos así a esta
primera cuestión:
Al principio, cuando la idea
anarquista aun estaba poco desarrollada, confusa, fue natural y útil
analizarla bajo todos los aspectos, descomponerla, examinar a fondo
cada uno de sus elementos, confrontarlos, oponerlos etc. Y eso es
lo que se hizo. El anarquismo se descompuso en diversos elementos
(o corrientes). Así el conjunto, demasiado general y vago,
fue diseccionado, lo que ayudó a profundizar, a estudiar a
fondo ese conjunto de elementos. Por aquel entonces, la desarticulación
de la concepción anarquista fue por tanto un hecho positivo.
Diversas personas se interesaron por las diferentes corrientes del
anarquismo; los detalles y el conjunto ganaron en profundidad y en
precisión. Pero, por eso mismo, una vez se llevó a cabo
esta primera parte, una vez que se examinaron todos los elementos
del pensamiento anarquista (comunismo, individualismo, sindicalismo),
había que pensar en reconstruir, con esos elementos bien trabajados,
el conjunto orgánico del que provenían. Tras un análisis
fundamental, había que volver (conscientemente) a la síntesis
beneficiosa.
Un hecho curioso: no se volvió
a pensar en esta necesidad. Las personas que se interesaron por ese
elemento dado del anarquismo acabaron por sustituirlo. Naturalmente,
pronto tuvieron desacuerdos y, al final, conflicto con quienes trataban
del mismo modo otras parcelas de la verdad entera. Así, en
lugar de abordar la idea de la fusión de los elementos dispersos
(que, tomados por separado, no podían servir de mucho) en un
conjunto orgánico, los anarquistas emprendieron durante muchos
años la estéril tarea de oponer enconadamente sus "corrientes".
Cada uno consideraba "su" corriente, "su" parcela,
como la única verdad y combatía encarnizadamente contra
los partidarios de las otras corrientes. Así empezó,
en las filas libertarias, ese pataleo caracterizado por la ceguera
y la animosidad, que continúa en nuestros días y que
debe considerarse perjudicial para el desarrollo normal de la concepción
anarquista.
Nuestra conclusión es
clara. La división de la idea anarquista en diversas corrientes
ha cumplido su papel. Ya no tiene ninguna utilidad. Ahora mantiene
al movimiento estancado, le causa enormes perjuicios y no ofrece ya
-no puede- nada positivo. El primer período -en el que el anarquismo
buscaba, se precisaba y se fraccionaba inevitablemente en su tarea-
ha terminado. Es el momento de ir más lejos.
Si la dispersión del
anarquismo es actualmente un hecho negativo, perjudicial, hay que
tratar de ponerle fin. Se trata de recobrar el conjunto entero, de
unir los elementos desperdigados, de encontrar y reconstruir conscientemente
la síntesis abandonada.
Entonces surge otra cuestión:
¿es posible actualmente esta síntesis? ¿No será
una utopía? ¿Se le podría proporcionar una cierta
base teórica?
Respondemos que sí.
Es perfectamente posible una síntesis del anarquismo (o, si
se prefiere, un anarquismo "sintético"). No es en
absoluto una utopía. Sólidas razones de orden teórico
hablan en su favor. Anotemos brevemente algunas de estas razones,
las más importantes, en su sucesión lógica:
1. Si el anarquismo aspira
a la vida, si confía en un futuro mejor, se quiere llegar a
ser un elemento orgánico y permanente de la vida, una de sus
fuerzas activas, fecundas, creadoras, deberá entonces tratar
de situarse lo más cerca posible de la vida, de su esencia,
de su última verdad. Sus bases ideológicas deben concordar
lo más posible con los elementos fundamentales de la vida.
Está claro, en efecto, que si las ideas primordiales del anarquismo
se encontraran en contradicción con los verdaderos elementos
de la vida y de la evolución, el anarquismo no podría
ser vital. Ahora bien ¿qué es la vida? ¿Se podría,
de algún modo, definir y formular su esencia, fijar sus rasgos
característicos? Sí, es posible. No se trata, ciertamente,
de una fórmula científica de la vida -fórmula
que no existe- sino de una definición más o menos pura
y justa de su esencia visible, palpable, concebible. Es este orden
de ideas, la vida es, antes que nada, una gran síntesis: un
conjunto inmenso y complicado, orgánico y original, de múltiples
elementos variados.
2. La vida es una síntesis.
¿Cuáles son, pues, la esencia y la originalidad de esta
síntesis? Lo esencial de la vida es que la más grande
variedad de sus elementos -que se encuentran además en movimiento
perpetuo- realiza al mismo tiempo, y también perpetuamente,
una cierta unidad, o más bien un cierto equilibrio. La esencia
de la vida, la esencia de su síntesis sublime, es la tendencia
constante hacia el equilibrio, incluso la realización constante
de un cierto equilibrio, en la más grande diversidad y en un
movimiento perpetuo (advirtamos que la idea de un equilibrio de ciertos
elementos como la esencia biofísica de la vida está
confirmada por experiencias científicas físico-químicas).
3. La vida es una síntesis.
La vida (el universo, la naturaleza) es un equilibrio (una especie
de unidad) en la diversidad y en el movimiento (o, si se prefiere,
una diversidad y un movimiento en equilibrio). Por lo tanto, si el
anarquismo desea marchar a la par que la vida, si trata de ser uno
de sus elementos orgánicos, si aspira a concordar con ella
y a llegar a un verdadero resultado en lugar de estar en oposición
con ella, deberá, sin renunciar a la diversidad ni al movimiento,
realizar también, y siempre, el equilibrio, la síntesis,
la unidad.
Pero no basta con afirmar que
el anarquismo puede ser sintético: debe serlo. La síntesis
del anarquismo no sólo es posible, no sólo es deseable:
es indispensable. Conservando la diversidad viva de sus elementos,
evitando el estancamiento, aceptando el movimiento -condiciones esenciales
de su vitalidad- el anarquismo debe buscar, al mismo tiempo, el equilibrio
en esta diversidad y este movimiento mismo.
La diversidad y el movimiento
sin equilibrio es el caos. El equilibrio sin diversidad ni movimiento
es el estancamiento, la muerte. La diversidad y el movimiento en equilibrio
es la síntesis de la vida. El anarquismo debe ser variado,
móvil y, al mismo tiempo, equilibrado, sintético, unido.
En el caso contrario, no será vital.
4. Por último, hagamos
observar que el verdadero fondo de la diversidad y del movimiento
de la vida es la creación, es decir, la producción constante
de nuevos elementos, de nuevas combinaciones, de nuevos movimientos,
de un nuevo equilibrio. La vida es una diversidad creadora. La vida
es un equilibrio en una creación ininterrumpida. Por lo tanto,
ningún anarquista podría pretender que "su"
corriente fuera la verdad única y constante, y que todas las
demás tendencias en el anarquismo fueran absurdas. Es, por
el contrario, absurdo que un anarquista se deje atrapar en la limitación
de una sola pequeña "verdad", la suya, y que olvide
así la gran verdad real de la vida: la perpetua creación
de formas nuevas, de combinaciones nuevas, de una síntesis
constantemente renovada.
La síntesis de la vida
no es estacionaria: crea, modifica constantemente sus elementos y
sus relaciones mutuas.
El anarquismo pretende participar,
en los terrenos que le son accesibles, en los actos creadores de la
vida. Por lo tanto, debe ser, dentro de los límites de su concepción,
amplio, tolerante, sintético, como movimiento creador.
El anarquista debe observar
atentamente, con perspicacia, todos los elementos serios del pensamiento
y movimiento libertarios. Lejos de precipitarse en un solo elemento
cualquiera, debe buscar el equilibrio y la síntesis de todos
esos elementos recibidos. Debe, además, analizar y controlar
constantemente esa síntesis, comparándola con los elementos
de la vida con el fin de estar siempre en armonía perfecta
con ésta última. En efecto, la vida no se mantiene quieta,
cambia. Y, en consecuencia, el papel y las relaciones mutuas de los
diversos elementos de la síntesis anarquista no serán
siempre los mismos: en los diversos casos, será tanto uno como
otro de los elementos los que habrá que subrayar, apoyar, poner
en marcha.
Algunas palabras sobre la realización
concreta de la síntesis.
1. No hay que olvidar nunca
la realización de la revolución, que la creación
de las formas nuevas de la vida no nos incumbirán a nosotros,
anarquistas aislados o ideológicamente agrupados, sino a las
amplias masas populares, que cumplirán esa inmensas tarea destructora
y creadora. Nuestro papel en esta realización se limitará
al de fermento, de elemento de consejo, de ejemplo. En cuanto a las
formas en las que se desarrollará el proceso, sólo podemos
entreverlas de forma aproximada. No tiene sentido pelearse por los
detalles en lugar de prepararnos, en un esfuerzo común, para
el futuro.
2. Tiene menos sentido reducir
toda la inmensidad de la vida, de la revolución, de la creación
futura, a pequeñas ideas de detalle y a disputas mezquinas.
Ante las grandes tareas que nos esperan es ridículo y vergonzoso
ocuparse de esas tonterías. Los libertarios deberán
unirse sobre la base de la síntesis anarquista. Deberán
crear un movimiento anarquista unido, entero, vigoroso. Mientras no
lo creen, estarán al margen de la vida.
¿En qué formas
concretas podremos prever la reconciliación, la unificación
de los anarquistas y, luego, la creación de un movimiento libertario
unificado?
Antes que nada, debemos subrayar
que no nos imaginamos esta unificación como un ensamblado mecánico
de los anarquistas de las diversas tendencias en una suerte de campamento
abigarrado en el que cada uno permanezca en su posición intransigente.
Semejante unificación no sería una síntesis sino
un caos. Desde luego, un simple acercamiento amistoso de los anarquistas
de las diversas tendencias y una mayor tolerancia en sus relaciones
mutuas (cese de la polémica violenta, colaboración en
las publicaciones anarquistas, participación en los mismos
organismos activos, etc.) sería un gran paso adelante en relación
con lo que sucede actualmente en las filas libertarias. Pero consideramos
ese acercamiento y esa tolerancia como, únicamente, el primer
paso hacia la creación de la verdadera síntesis anarquista
de un movimiento libertario unificado. Nuestra idea de la síntesis
y de la unificación va mucho más lejos. Prevé
algo más fundamental, más "orgánico".
Creemos que la unificación
de los anarquistas y del movimiento libertario deberá perseguirse,
paralelamente, en dos sentidos, especialmente:
a) Hay que comenzar inmediatamente
un trabajo teórico que concilie, combine y sintetice nuestras
ideas que a primera vista parecen heterogéneas. Es necesario
encontrar y formular en las diversas corrientes del anarquismo, por
una parte todo los que debe ser considerado falso, que no coincide
con la verdad de la vida y debe ser rechazado; por otra parte, todo
lo que debe constatarse como justo, apreciable, admitido. A continuación,
hay que combinar todos esos elementos justos y de valor, creando con
ellos un conjunto sintético. Es sobre todo en este primer trabajo
preparatorio donde los acercamientos de los anarquistas de las diversas
tendencias y su tolerancia mutua podrán tener la gran importancia
de un primer paso decisivo. Y, en fin, ese conjunto sintético
deberá ser aceptado por todos los militantes serios y activos
del anarquismo como base de la formación de un organismo libertario
unido, cuyos miembros estarán así de acuerdo con un
conjunto de tesis fundamentales aceptadas por todos.
Ya hemos citado el ejemplo
concreto de un organismo así: la Confederación Nabat,
en Ucrania. Añadamos aquí a lo que ya hemos dicho antes
que la aceptación por todos los miembros de Nabat de ciertas
tesis comunes no impedía a los compañeros de las diferentes
tendencias apoyar sobre todo, en su actividad y su propaganda, las
ideas que les interesaban. Así unos (los sindicalistas) se
ocupaban sobre todo de los problemas concernientes al método
de la organización de la revolución; otros (los comunistas)
se interesaban preferentemente por la base económica de la
nueva sociedad; los terceros (los individualistas) destacaban especialmente
las necesidades, el valor real y las aspiraciones del individuo. Pero
la condición obligatoria para ser aceptado en Nabat era la
admisión de esos tres elementos como partes indispensables
del conjunto, y la renuncia a la hostilidad entre las diversas tendencias.
Los militantes estaban unidos de manera "orgánica",
porque todos aceptaban una serie de tesis fundamentales. Así
es como nos imaginamos nosotros la unificación concreta de
los anarquistas sobre la base de una síntesis de las ideas
libertarias teóricamente establecida.
b) Simultánea y paralelamente
al mencionado trabajo teórico deberá crearse la organización
unificada sobre la base del anarquismo comprendido sintéticamente.
Para terminar, subrayemos de
nuevo que no renunciamos en absoluto a la diversidad de las ideas
y las corrientes en el seno del anarquismo. Pero hay diversidad y
diversidad. Esta, especialmente, que existe entre nuestras filas actualmente,
es un mal, un caos. Consideramos su presencia como una falta muy grave.
Somos de la opinión de que la variedad de nuestras ideas sólo
podrá ser y será un elemento progresivo y fecundo en
el seno de un movimiento común, de un organismo unido, edificado
sobre la base de ciertas tesis generales admitidas por todos los miembros
y sobre la aspiración a una síntesis.
Sólo en el ambiente
de un impulso común, sólo en las condiciones de búsqueda
de tesis justas y de su aceptación, tendrán valor, serán
útiles y fecundas nuestras aspiraciones, nuestras discusiones
y nuestras disputas. Así sucedió precisamente en Nabat.
En cuanto a las disputas y las polémicas entre las pequeñas
capillas, predicando cada una "su" verdad única,
no podrán llegar sino a la continuación del caos actual,
de las luchas intestinas interminables y del estancamiento del movimiento.
Hay que discutir esforzándose
por encontrar la unidad fecunda, y no por imponer a toda costa "su"
verdad contra la de los otros. No es esa discusión la que conduce
a la verdad. En cuanto a la otra discusión, sólo llevará
a la hostilidad, a las querellas vanas y al fracaso.
Volin
Organización del Anarquismo
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