CONGRESO
2001 "CONSTRUIR LA ESCUELA DESDE LA DIVERSIDAD Y PARA LA
IGUALDAD"
Materiales
previos y conclusiones del Grupo de Trabajo
Fracaso
escolar
Coordinación
del grupo: Mª
Jesús González (CCOO)
Materiales
previos
Autora: Mª
Jesús González
1.-
Introducción
La
utilización del concepto de ‘fracaso escolar’ ha sido recurrente
cuando se plantean reformas y cambios en los sistemas educativos
modernos; no obstante, conviene tener presente que estamos ante un
concepto polisémico y ambiguo que puede ser interpretado y utilizado de
acuerdo a intereses ideológicos y políticos concretos.
En
general, el término “fracaso escolar” se aplica habitualmente al
alumnado y hace referencia a quienes al finalizar la escolarización
obligatoria no han logrado una formación básica que les permita
integrarse de forma autónoma en la sociedad o comportarse como
ciudadanos/as responsables.
Con
todo, el indicador más habitual para cuantificar el fracaso es el
porcentaje de alumnos y alumnas que abandonan prematuramente el sistema
y de aquellos que suspenden sin lograr la titulación que les permite
continuar estudios postobligatorios.
2.- Modelos
explicativos: Diferentes perspectivas.
La búsqueda de causas que expliquen el
fracaso escolar ha dado lugar a numerosos estudios que abordan el tema
desde diferentes ópticas.
a. - La responsabilidad
del fracaso escolar está en el propio alumnado: dificultades de
aprendizaje, bajos cocientes intelectuales, déficits instrumentales,
escaso interés, etc.
A partir de este presupuesto se
propone como remedio para superar estas dificultades las adecuadas
terapias, aplicadas en el ámbito individual.
b. - El fracaso escolar
refleja la desigual distribución de los bienes culturales en la
sociedad: las desventajas socioeconómicas y culturales de las familias
explicarían las desigualdades de los resultados escolares.
Esta visión tiende a
responsabilizar del fracaso escolar a la estructura social;
la solución pasaría por la superación de las diferencias de
base que coartan la igualdad de oportunidades.
c. - El fracaso se
considera responsabilidad de la institución escolar, argumentando que
la escuela enseña cosas que no interesan al alumnado y que ni el currículo
ni los métodos y contenidos favorecen las posibilidades de éxito de la
mayor parte del alumnado.
Desde esta perspectiva se
reclama una ‘reconceptualización’ de la escuela, del tipo de enseñanza
que en ella se imparte y de los criterios de evaluación.
d. - El problema del
fracaso escolar es ‘multidimensional’: existen diferentes causas que
interactúan y que deben ser tenidas en cuenta para superarlo.
Desde este punto de vista no son
admisibles los discursos que legitiman y excusan el fracaso escolar como
socialmente inevitable.
Nuevas dimensiones del
fracaso escolar
Los cambios sociales, económicos
y culturales que se han producido en nuestra sociedad plantean un nuevo
escenario educativo y laboral. En
este nuevo escenario, las consecuencias derivadas del fracaso escolar
-entendido como ausencia de la titulación básica– se ven modificadas
y agravadas.
Los
y las jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo, o
quienes no alcanzan una titulación básica, tienen muchas más
dificultades que antes para encontrar trabajo. En la sociedad de la
información, el fracaso escolar, la falta de una capacitación básica,
puede convertirse en el mayor riesgo de exclusión y marginación
social.
3.- La enseñanza comprensiva.
La LOGSE apuesta por una educación
obligatoria de carácter comprensivo. Este modelo supone una forma de
organización escolar que ofrece las mismas experiencias básicas de
aprendizaje para la totalidad del alumnado, combinando la instrucción
académica con las técnicas de iniciación profesional. Su
objetivo primordial es que el mayor número de alumnos y alumnas
alcancen la formación básica necesaria para proseguir sus estudios o
incorporarse con garantías a la vida laboral activa. La enseñanza
comprensiva implica retrasar la separación del alumnado en
ramas educativas diferentes.
La educación común para todos
y todas encierra dificultades debido a la presencia en una misma clase
de grupos de alumnos y alumnas con diferentes capacidades, intereses y
motivaciones; esta circunstancia provoca una polémica constante
respecto al nivel de conocimientos del alumnado y a su posible
incidencia en la pérdida de nivel educativo.
Actualmente el debate suele
centrarse en las fórmulas para el agrupamiento del alumnado -grupos
homogéneos o grupos heterogéneos-
y en las estrategias para atender a la diversidad -optatividad versus
itinerarios -.
Por otra parte, el sistema
escolar tiende a transferir hacia otros dispositivos externos al
alumnado con trayectoria de inadaptación escolar. En estos dispositivos
ajenos al sistema escolar se busca una segunda oportunidad para el
alumnado. Se sitúa así fuera de la escuela la respuesta y la solución
al fracaso que se origina dentro de ella.
Aunque parece lógico que para
el alumnado que no encuentra adaptación al sistema escolar formal se
propongan soluciones que no reproduzcan el modelo de la institución
escolar, con todo, parece necesario reforzar las medidas preventivas
durante la escolarización obligatoria, evitando dar una respuesta que
como norma eluda la responsabilidad del sistema educativo en su objetivo
integrador.
La opción por unas u otras fórmulas
debe tener en cuenta los principios que la sustentan y las consecuencias
y efectos que su elección puede conllevar, teniendo muy presente que
integrar o segregar es el principal dilema al que se enfrenta nuestro
sistema educativo.
Conclusiones
del Grupo de Trabajo
¿Qué
es? No nos gusta el término, es del "enemigo" y la
utilización de su lenguaje puede introducirnos en debates que no son
los nuestros. Pero, para entendernos, con carácter general: es la falta
de superación de los objetivos de una etapa educativa, que determina la
imposibilidad de continuar.
¿Qué
consecuencias tiene? Suele suponer dificultades graves de integración:
personal, laboral y social, aunque el "éxito" escolar, en
ocasiones, tampoco es la llave para la integración social, el fracaso
es probable que, cada vez de forma más acentuada, sea predictor de
futuro, lleve a la exclusión, en una sociedad que se configura como
dual.
¿Cuánto
es? Las actuales cifras divulgadas del fracaso en la ESO (en torno al 25%),
no son fruto de seguimientos rigurosos de cohortes escolares, sino
meramente de la lectura de estadísticas con validez de un curso. No son
comparables a situaciones anteriores, donde importantes grupos de
adolescentes no eran contados, al no existir la obligatoriedad, lo cual
les excluía, prácticamente, sin ni siquiera constar en las estadísticas.
¿Por
qué se habla ahora de él? Se habla interesadamente, por parte del PP, pues si
quiere cambiar un sistema, primero debe deslegitimarlo;
en esto cuenta con el apoyo de algunos profesionales
y está condicionando la opinión social. Se aplica un
reduccionismo de la enseñanza a los conocimientos y éstos a sus
aspectos más académicos, olvidando: procedimientos, actitudes,
capacidades relacionales.... El PP no ha creado el fracaso en exclusiva,
la LOGSE nació con graves hándicaps (financieros, organizativos...)
pero aspira a gestionarlo.
¿Quién
fracasa? Es fracaso, en general, del sistema educativo, tal como la
administración y sus estructuras lo han configurado. No se garantiza
que se agotan todas las estrategias posibles antes de admitir la no
titulación. Estadísticamente, en general, fracasan los vástagos de
las clases desfavorecidas, por cuanto la escuela es reproductora social
y el sistema educativo no es autónomo, pero esta realidad no debe
hurtarnos el debate.
¿En
qué etapa se fracasa? Ahora el debate se centra en la secundaria, pero la
escuela genera también un
porcentaje de fracaso inducido,
que procede de la primaria, donde no hay medidas compensadoras, ni que
atiendan la diversidad; este fracaso temprano viene camuflado por la
promoción automática y la mayor interacción con el profesorado, y se
caracteriza por no asentar las destrezas básicas (lectoescritura) tras
una serie de años de escolarización; es este fracaso el quencristaliza
en secundaria.
¿Cuáles
son las grandes causas del fracaso escolar? No se deben jerarquizar
los factores del fracaso pero hay que priorizarlos con criterios de
eficacia para su resolución. En general tienen una doble dimensión:
-Sistema escolar.
-Sistema social.
¿Qué
responsabilidad tiene la administración? El no haberse ocupado de
dar una formación inicial adecuada al profesorado, ni, en muchas
ocasiones, medios para el desempeño de su labor; la falta de orientación
en primaria; el demorar la posibilidad de repetición mecánicamente
y el dificultar el aprendizaje a diferentes ritmos. La falta de
financiación. La responsabilidad por estas lagunas es por omisión. Por
acción, las medidas tomadas (modificación: mínimos, curricula) y las
anunciadas: itinerarios, modificación LOGSE... que caminan en sentido
contrario de la solución.
)¿Qué
responsabilidad tiene el profesorado? No hay que idealizar el
gremio, que debe analizarse con criterios de profesionalidad y no de
mero voluntarismo; tampoco hay que denigrarlo ni caer en la
autoflagelación (muy de tradición escolástica y clerical), pero falta
coherencia: personal -se trabaja en la pública y se envían los hijos a
la privada-; profesional
-se mantienen rutinariamente metodologías homogéneas y heredadas de
anteriores sistemas educativos (que han cambiado dos veces en tres décadas)
y pudiendo marcar los "niveles" se actúa aleatoriamente
o delegando en el libro de texto y también se da falta de
coherencia ideológica -se pretende la democracia y ni se fomenta ni se
motiva-.
¿Qué
responsabilidad tienen los padres-madres? Hay entornos familiares
desfavorecedores y otros
que no lo son. La diversidad del profesorado
es extrapolable a las familias. No se cree en el concepto de
"escuela pública" con todas sus implicaciones y se buscan
atajos con caminos segregadores, pensando que así se favorece la
titulación de los hijos e hijas, cuando esto no está demostrado estadísticamente.
¿Cuáles
son las propuestas para evitarlo? Primero una llamada a la
esperanza. El fracaso puede reducirse
y casi desaparecer, pero para ello es necesaria por parte de la
administración la asunción de sus responsabilidades. La formación del
profesorado debe ser obligatoria y en condiciones. Debe hacerse a los
centros una auténtica evaluación diagnóstica, contextualizada en
función de su proyecto educativo, y proporcionarles los medios para
corregir las disfunciones detectadas; luego, al cabo de dos años,
volver a repetir la evaluación. Deben generalizarse las estructuras de
orientación, así como revisar la estructura organizativa, por los
especialistas de primaria y el profesorado de secundaria. Profundizar en
la democracia, motivando la participación y dando vías para ella. En
el resto de los sectores: profesorado, familias, se debe ir corrigiendo
los elementos de reponsabilidad señalados.
¿Cuál
es nuestro fracaso, aquí y ahora? El que haya dos ausencias
notables: la administración y el alumnado, y sobre todo la posibilidad
de que nuestras reflexiones no hallen eco en la sociedad.
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