CONGRESO
2001 "CONSTRUIR LA ESCUELA DESDE LA DIVERSIDAD Y PARA LA
IGUALDAD"
Materiales
previos y conclusiones del Grupo de Trabajo
La
educación y su entorno. La comunidad educativa
Coordinación
del grupo: Fidel Revilla (FETE - UGT)
Materiales
previos
Autor: Fidel Revilla
Introducción
Desde
la aprobación de la LODE se ha normalizado en la terminología escolar
e incluso en la legal la denominación comunidad educativa para
referirse al conjunto de personas que intervienen y son responsables de
la educación de quienes están en edad de escolarización obligatoria.
Es conveniente dejar claro desde el principio que la función educativa
es tarea en primer lugar de las familias y en segundo lugar del centro
escolar.
Aunque
los objetivos de formación son comunes a profesorado y padres y madres,
no siempre la colaboración es fácil. Lo que es normal o bueno en el
funcionamiento de las Escuelas Infantiles o en los Centros de Primaria,
en ocasiones deja de serlo en los Centros de Secundaria.
La
existencia de una comunidad educativa en términos legales no garantiza
la existencia de una comunidad real y ésta es una de las condiciones
para conseguir un clima de relaciones que permita la vivencia de una
cultura crítica. Paradójicamente es éste uno de los aspectos más
ignorados e incluso obstaculizados en la cultura de la escuela pública
en España. La condición funcionarial de los y las docentes del sistema
público, el sistema de traslado y la historia de la propia escuela pública
en nada favorecen la creación de una comunidad de aprendizaje, en
palabras de Ángel I. Pérez.
Una comunidad democrática
debe implicar al conjunto de sus integrantes en las decisiones más
importantes. La confrontación de opiniones, la discrepancia razonada y
el respeto a la diferencia suponen un proceso de aprendizaje y de
maduración esencial para quienes se están formando.
Compromiso
de la sociedad con la Escuela
La
importancia de la educación para una sociedad debería ser tanta que
supusiese un compromiso de todas las personas e instituciones en la
tarea educativa y de aprendizaje. Es la Escuela una institución
demasiado importante como para dejarla sólo en manos del profesorado.
Una
educación de calidad, reclamada por todo el mundo,
requiere igualmente la participación y el concurso de todos y todas. El
compromiso por la calidad
no se debe medir por las declaraciones más o menos ampulosas e
insistentes de autoridades, profesorado, organizaciones empresariales o
sindicales , sino por la disponibilidad, por el compromiso y por los
recursos que se dedican a la misma.
Es
necesario avanzar cada vez más en proyectos y programas que se
preocupen de instruir y formar a toda la ciudadanía y que a la vez
pueden ser aprovechados desde los centros escolares. Uno muestra de este
tipo de iniciativas
son las Ciudades Educadoras.
Deben poner las ciudades sus recursos al servicio de las escuelas
para que niños/as y adolescentes del municipio puedan conocer la
historia del lugar, los diferentes elementos que son necesarios para que
una comunidad humana funcione. Aunque no es suficiente con la observación
y la comprensión de lo que significa la maquinaria urbana y municipal,
estas Ciudades Educadoras deberían avanzar en las formas de participación
de sus ciudadanos/as más pequeños/as en aquellos asuntos y problemas
que les afectan. Con ello no harían más que seguir las sugerencias de
declaraciones internacionales y
cumplir algunas leyes del Parlamento español.
Pero en estos proyectos no debería caber todo. No puede ser una
ciudad educadora aquella que no se ocupa de que el urbanismo sea más
humano, aquella que da prioridad a los coches sobre los peatones,
aquella que olvida a las personas más débiles, etc. No es suficiente
con hacer un programa de apoyo a las escuelas y colgarse el cartel de
ciudad educadora. Los valores que se pretenden imbuir en la ciudadanía
no deberían ser contradictorios con los que el Ayuntamiento practica.
La escuela, centro receptor de todo tipo
de iniciativas
Quienes
están en edad escolar pasan una cuantas horas al día recogidos y
ordenados en las aulas. Es por ello un lugar perfecto para que a
cualquiera que tenga una idea relacionada con la infancia o la
adolescencia se le ocurra que el mejor sitio para llevarla a cabo es el
centro escolar.
A él suelen llegar todo tipo de programas e iniciativas, apoyos
y sugerencias; incluso mucha publicidad disfrazada de educación:
(programas de educación vial, de drogodependencias, de educación
sexual, antiviolencia, contra el racismo, por el día de... concursos
literarios, de poesía de dibujo, de visitas, etc. )
Alguien debería encargarse de seleccionar, organizar e
incluirlos en una programación organizada o desecharlos.
Con
demasiada frecuencia aparecen personas totalmente ajenas al centro, que
en un rato pretenden aleccionar a un grupo de niños/as o adolescentes
en torno a una temática sobre la que ni siquiera se les ha informado
previamente.
La
incidencia educativa de estas iniciativas suele ser escasa aunque los
recursos empleados en ellas no lo sean tanto.
La participación escolar
Los
Consejos escolares se crearon como un instrumento de participación,
pero no han conseguido dinamizar ni democratizar la vida de los Centros.
Se han convertido en órganos formalistas y burocráticos que aportan
poco a la vida de las Escuelas y menos a la formación del alumnado.
No
es suficiente con esta participación formal, sobre todo porque quienes
estudian en los niveles más bajos no tienen posibilidad de participar
en los Consejos Escolares. La participación en el aula y en otras
actividades educativas del Centro pueden contribuir a la formación en
la participación.
Si
los Consejos de Centro han tenido poca relevancia en la educación, los
de Distrito, Municipio o Comunidad menos aún, pues en muchos casos ni
siquiera han comenzado a existir.
Escuela y entorno
“Es
al niño a quien se educa, y para obtener excelentes resultados la única
vía posible es mantenerlo en contacto permanente con la vida, para lo
cual la propia escuela debe ser catalizadora del entorno, para que éste
entre en el aula”. Estas palabras de Bartolomé Cosío sirve de marco
de referencia a la importancia que el entorno tiene en la educación.
Desde
la época de la I.L.E. se escribe y se teoriza sobre la necesidad de
conocer y de investigar el medio en la escuela y sobre la importancia
del aprendizaje fuera del aula. Durante
los años finales del franquismo y durante la Transición se
llevaron a cabo multitud de experiencias y programas de conocimiento del
medio.
Con
la LOGSE el Conocimiento del Medio se ha convertido en un Área de
Contenidos en la Educación Primaria. El estudio de este Área puede
hacerse de forma totalmente teórica y cerrada sin salir del aula. En
este caso poco habríamos avanzado en la aproximación escolar al
conocimiento del medio. Es imprescindible para la maduración como
persona y para un buen aprendizaje, la observación y la aproximación a
la realidad física y social más próxima. La escuela debe reflexionar
sobre esa realidad si quiere cumplir el papel
formativo que le corresponde.
Conclusiones
del Grupo de Trabajo
1.
La escuela hoy no es un espacio abierto por miedo a la calle, a
lo desconocido, a los cambios, a las personas intrusas, etc. La mejor
manera de resolver este problema es trabajar para conseguir unos centros
educativos más abiertos, en los que se posibiliten modelos pedagógicos
innovadores y transformadores del entorno en el que están ubicados y
que, tomando como punto de partida las características y circunstancias
materiales y humanas, oferten a la Comunidad Educativa programas
contextualizados y consensuados que den respuesta a las necesidades,
carencias y expectativas del grupo social al que van destinados y en
cuya elaboración hayan participado los agentes educativos
pertenecientes a los tres ámbitos básicos e intrínsecamente
relacionados que conforman el proceso educativo: ámbito familiar, ámbito
escolar y ámbito social.
2.
La participación es un valor fundamental en la sociedad actual.
El aprendizaje de este valor debe ser fomentado en el aula y en el
centro escolar, ¿cómo si no aprenderán a participar los niños y jóvenes?
Conviene llevar a cabo en los centros educativos proyectos de
participación que superen el marco estricto de alumnado, familias y
profesorado.
3.
Los Consejos Escolares de Centro se han convertido en órganos
formalistas y burocráticos con fuertes carencias democráticas y con
una representatividad demasiado sectorializada y poco adecuada a la
realidad actual. Es necesario modificar sus competencias, pues con
frecuencia se convierten, más que en instrumentos de participación en
un órgano que justifica y ratifica las decisiones previamente tomadas
por la Junta Directiva del Centro.
4.
El Centro Escolar debe incorporar a su proyecto educativo los
recursos que le ofrece el entorno y aprovecharlos para llevar a cabo sus
objetivos educativos.
5.
El entorno social de la escuela: medios de comunicación,
instituciones políticas, económicas, culturales y otro tipo de
organismos, ha de ser consciente de que con frecuencia se generan
actitudes de violencia, racismo, consumismo, individualismo, etc.,
actitudes que luego se pide a la escuela que corrija y palie.
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