LAS CONDICIONES HISTÓRICAS
DE LA DEGENERACIÓN POLÍTICA
A nuestro modo de ver, este fenómeno político del pablismo se explica
por las siguientes especificidades históricas:
- Veinte años antes de que Pablo y Mandel hicieran prevalecer "sus"
ideas en el Tercer Congreso de la IVa., la burocracia stalinista pansoviética
rompió con la tradición ideológica del marxismo y liquidó la IIIa Internacional
convirtiendo las que fueran sus diversas secciones nacionales en correas de
trasmisión de la política exterior de la URSS. Para ello debió impedir toda
disidencia interna, de modo que las diferencias políticas en los Partidos
Comunistas de todo el mundo se resolvieran sin discusión, esto es, imponiendo
por vía directamente organizativa -que iba desde la más simple reprimenda
administrativa al crimén político- el pensamiento único de las distintas direcciones
nacionales disciplinadas a las directivas de Moscú.
- La Gran Depresión de los años treinta había inducido a partir de los cincuenta
un cambio cualitativo en las formas de explotación del trabajo social a nivel
mundial. Las luchas de la clase obrera durante los años veinte y treinta,
habían demostrado que los mecanismos clasicos de ajuste (elevación del desempleo
y reducción de salarios), que hasta entonces acompañaban invariablemente a
las crisis periódicas de desvalorización del capital, ya no eran posibles,
porque las luchas obreras impedían la flexibilidad de los salarios a la baja.
La barbarie del fascismo y el genocidio de la segunda guerra mundial, fueron
la contraparte política exacta del poderío de la clase obrera y del fracaso
histórico definitivo de la doctrina del "laissez faire". Una de
las principales funciones objetivas de estas nuevas formas de explotación,
fue permitir que todas las fuentes de un incremento de la tasa de plusvalía
fluyesen simultáneamente, combinando el aumento en la productividad y la intensidad
del trabajo, con un descenso en los salarios reales.
- A partir de estos hechos y de las nuevas condiciones materiales determinadas
por la onda expansiva de postguerra, al lado de la ideología democrática rediviva
surgió la ideología del crecimiento y el pleno empleo. Sobre estos dos caballos
cabalgó la nueva estrategia de control de las luchas de los trabajadores en
el marco de la ley del valor, condicionando la demanda por mayores salarios
a los aumentos de la productividad. Se implementó la política de convenios
por separado y con arbitraje estatal, discriminando salarialmente a los obreros
de las ramas de menor composición orgánica del capital, mientras que al interior
de cada empresa, la política de diferenciación se ejecutó combinando la asignación
de distintos salarios según ciertos puestos de trabajo, con la rotación permanente
del personal a modo de "sanción-recompensa". Esta política de difenciación
salarial fue una norma de comportamiento común de la burguesía internacional,
tanto en las metrópolis imperialistas como en los países dependientes de desarrollo
medio. Ello condujo a una mayor jerarquización y división del movimiento obrero
según los grados de cualificación en el trabajo. Tal estrategia vendría complementada
por medidas de política monetaria y fiscal tendentes a garantizar el equilibrio
entre la plusvalía capitalizable y la acumulación efectiva. Fue el keynesianismo.
El retroceso político de la clase obrera europea impuesto por el ascenso del
fascismo y la guerra, preparó las condiciones objetivas para una recomposición
de la tasa de ganancia en un proceso de absorción productiva del ejército
de reserva. La "exitosa respuesta keynesiana a la crisis"-primero
en EE.UU. con el desarrollo de su industria bélica inmediatamente anterior
a la guerra; posteriormente en Europa con la derrota de los frentes populares
por el Plan Marshall- deben verse en el contexto de esta drástica modificación
en las condiciones de explotación del proletariado en los principales países
imperialistas respecto de los años veinte.
- Como producto de la síntesis histórica entre la parálisis de toda discusión
al interior del movimiento obrero políticamente organizado y la onda larga
expansiva del capitalismo de la segunda post guerra mundial, la tarea de formación
teórica y debate de los problemas políticos del movimiento obrero se trasladó
a los aparatos ideológicos de la burguesía internacional. Esto tuvo especial
incidencia en los países altamente desarrrolados y de desarrollo medio, donde,
por exigencia del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo en el nuevo
marco de la acumulación capitalista expansiva de post guerra, la enseñanza
técnica superior -incluídas las técnicas de control social- dejaron de ser
algo sólo accesible a una relativa minoría social y las universidades privadas
de élites perdieron importancia estratégica frente a las univeridades públicas
de masas. No por menos ponderado, el hecho de eliminar toda disidencia política
y discusión teórica al interior de los PC reconvertidos, ha dejado de ser
uno de los más valiosos servicios que la burocracia stalinista ofreció en
bandeja a la burguesía internacional.
- Así fue cómo en las universidades del sistema, el pensamiento de Marx fue
materia prima para la fabricación de un subproducto ideológico llamado "neomarxismo".
La tarea principal de esta trasmutación ideológica corrió principalmente a
cargo de las escuelas americana y europea de marxismo con sede en las universidades
de Harvard y Francfort respectivamente, la primera fundada por Sweezy en colaboración
con Baran, la segunda por Pollock y adláteres como Horkheimer, Adorno y Marcuse.
Desde la década de los cincuenta hasta hoy, principalmente a instancias del
neomarxismo, las universidades del sistema fueron la única fuente sustancial
en que abrevaron todos los partidos de la llamada "izquierda"
con influencia de masas obreras en el mundo entero. Y desde luego que a este
influjo no ha escapado la IVa Internacional. De hecho, el Pablismo fue un
subproducto político de las tesis burguesas acerca de la pretendida integración
definitiva del proletariado en el sistema capitalista: la escuela de Harvard
teorizando sobre la hipotética capacidad económica de la burguesía monopólica
para garantizar la producción del plusvalor sin solución de continuidad; la
de Frankfort pontificando sobre la no menos presunta imposibilidad absoluta
de que las clases subalternas en la etapa monopólica del capitalismo puedan
trascender políticamente "la tiranía de la racionalidad tecnológica",
poder que -según parece- los pablistas hicieron extensivo al sistema soviético
stalinista. De otro modo no hubieran podido explicar la proposición de sustituir
la dialéctica internacional entre burguesía y proletariado por la contradicción
global entre USA y URSS.
mayo 2001
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