LA FUNCIÓN
POLÍTICA Y SOCIAL DE LAS DISTINTAS INTERPRETACIONES DE LAS CRISIS
La defensa de la teoría marxista
de las crisis no es solamente un deber de honestidad científica, de capacidad
de comprender, explicar y prever la marcha de la economía mundial: tiene también
una función precisa en la lucha ideológica que se está desarrollando ahora mismo
en el seno de la opinión pública, tal como en tiempos pasados a lo largo de
la historia del capitalismo toda vez que suceden hechos como los que hoy sacuden
a la sociedad en medio de la perplejidad general, empezando por quienes gobiernan
el mundo. Más aún, tiene un papel preciso en las diferenciaciones dentro del
movimiento obrero internacional, entre los que, con las formas más diversas
y las excusas más contradictorias, aceptan la crisis como inevitable y se contentan
con proponer recetas para gestionar esta crisis con dosis graduales de austeridad,
y los que quieren organizar, ampliar y generalizar el rechazo de toda política
de austeridad, la resistencia militante y activa contra la ofensiva del Capital,
la lucha contra el paro, por la introducción inmediata de la semana de 35 horas
sin reducción de sal arios, la lucha por una alternativa anticapitalista de
conjunto a la política de austeridad.
En última instancia, aquí se oponen
todos los partidarios de la colaboración de clases y todos los que defienden
de un modo irreductible la independencia de clase del proletariado, por la cual
Marx combatió toda su vida, desde 1850.
No podemos hacer una lista exhaustiva
de todas las "explicaciones" de la crisis alternativas a la explicación
marxista y nos limitaremos a referir los esquemas ideológicos siguientes:
- La crisis sería el resultado inevitable del alza
excesiva de los salarios directos e indirectos durante la fase de auge precedente.
- Hay una versión derechista de esta "explicación"
(la explicación neoclásica, monetarista: "los trabajadores, dados los
altos salarios, se sitúan fuera del mercado de trabajo").
- Hay también una versión "de izquierda"
de esta explicación: la teoría del "aplastamiento del beneficio",
que retrocediendo de Marx al economista clásico David Ricardo, reduce la baja
de la tasa de ganancia a la baja de la tasa de plusvalía, es decir, que explican
las crisis por el alza de los salarios.
- La crisis sería el resultado inevitable de la
inflación, aumentada considerablemente por las alzas de precios del petróleo
en 1973 y 1975.
- La crisis sería el resultado de una conspiración
de las "multinacionales", o de una conspiración del imperialismo
americano para restaurar (o consolidar) su hegemonía sobre la economía capitalista
internacional, o sobre la economía mundial.
- La crisis no sería más que un mecanismo normal
de relanzamiento y nuevo despliegue internacional de la acumula ación de capital,
que el capitalismo está capacitado para realizar y está ya realizando.
La función de estas "explicaciones"
es política y social, no científica. A veces, su aspecto irracional toma una
dimensión grotesca: así, según algunos, en Francia (y no solamente en Francia)
serían sucesivamente el alza y la baja del precio del petróleo los causantes
de la crisis, o factores considerables de su agravación. Pero una vez que descartamos
la pretensión científica de estas "explicaciones", que es nula, no
debemos concluir que carecen, de importancia. Por el contrarío, tienen una importancia
extrema porque son instrumentos de la burguesía para obtener resultados sociopolíticos
precisos:
- Culpabilizar a la clase obrera y al movimiento obrero, como responsables
de la crisis.
- "Culpabilizar" a los jeques del petróleo o, más generalmente,
a los países del "tercer mundo", como responsables de la crisis.
- Presentar la crisis como una fatalidad a la que nadie puede sustraerse.
- Justificar las concesiones llamadas "inevitables" a los imperativos
de la austeridad, es decir, a los imperativos de la ganancia.
- Todos estos objetivos tienen un fin central: ejercer una enorme presión
sobre la clase obrera para evitar que comprendan las verdaderas causas de
las crisis, que es el capitalismo, y solamente el capitalismo, el responsable
de la crisis y que toda lucha real y eficaz contra las consecuencias desastrosas
de la crisis para las masas trabajadoras debe ser una lucha contra el capitalismo,
una lucha anticapitalista. Se trata, pues, de presionar para impedir una lucha
resuelta y consecuente contra la ofensiva internacional de austeridad y de
remilitarización, para impedir la emergencia de una alternativa anticapitalista,
socialista a la crisis, por la cual estarían, dispuestos a combatir amplios
sectores de masas.

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