04.
El ejemplo de
Siria y la supuesta “autoridad” política de la ONU
Otro conflicto bélico a raíz de que la clase dominante de este país,
se dividiera en 2011entre contrarios y partidarios del actual gobierno. Los
primeros habían venido siendo informalmente apoyados por los yihadistas del
Estado Islámico y subrepticiamente por la diplomacia norteamericana, los
Estados del Golfo Pérsico y Turquía. Los segundos acaban de recibir estos
últimos días ayuda de Rusia e Irán.
Alepo es la ciudad más antigua y poblada
de ese país. Según los últimos registros de 2004, contaba con más de dos
millones de habitantes, dejando
en segundo lugar a Damasco, su capital, situada
al noroeste del país, a medio camino en la ruta comercial que une la costa
mediterránea con el Éufrates. Su provincia
ocupa más de 16.000 km², donde entre el 20 y el 30 por ciento de sus habitantes
son cristianos. Invadida por los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) en
lucha contra el gobierno de Bachar al Asad, el suelo de Alepo ha sido blanco de
devastadores bombardeos y escenario de las más sangrientas batallas, cuya
población se ha visto reducida al 10% de quienes lo habitaran antes del
conflicto.
La
tercera ciudad más importante de Siria, después de Damasco y Alepo, es Homs, que
desde 2011 ha sido casi totalmente devastada por la guerra civil entre las dos minorías sociales acomodadas en
ese país, cuyo saldo ha sido de 13.000 muertos. Y su población, que antes era
de 900.000 habitantes, hoy a raíz del conflicto que provocó una masiva
emigración, no supera los 300.000 sobreviviendo entre los escombros de la
destrucción casi completa, en la más absoluta miseria.
El
último episodio de esta guerra sucedió el miércoles 30 de setiembre, cuando
parecía que las fuerzas al mando de Bachar al Assad iban a ser doblegadas. Al día
siguiente, el parlamento ruso autorizó al Presidente del país, Vladimir Putin,
para que ordenara intervenir militarmente, tanto contra los terroristas del
Estado Islámico y el Frente
Al-Nusra,
como contra los opositores árabes sunitas del Ejército Libre Sirio (ELS), que venían
combatiendo al gobierno árabe laico:
<<Putin defendió la legitimidad de
la intervención rusa en Siria, al ser solicitada “por escrito” por el propio
líder sirio, Bachar al Asad, al contrario de lo que ocurre con los bombardeos
de EEUU, Francia y Australia, (que no cuentan con la debida autorización,
al no haber exhibido ante la ONU ninguna solicitud escrita por el país soberano
afectado) dijo>>.
(Lo
entre paréntesis nuestro).
Estos hechos son la más cabal demostración,
de que quienes han podido predominar en las relaciones internacionales, son los
grandes conglomerados del capitalismo industrial, comercial y financiero,
haciendo valer el principio selvático del más fuerte. Una situación de guerra
permanente que la elefantiásica “Organización
de las Naciones Unidas” —con miles de funcionarios en todos los países repartidos
por la geografía mundial— ha sido incapaz de impedir desde sus orígenes. No
sólo porque la idiosincrasia social de quienes hoy dirigen este inútil engendro es la misma de
aquellos que lo inauguraron a principios de 1942. También y primordialmente,
porque esa idiosincrasia social sigue estando en la naturaleza del sistema capitalista que ellos encarnan:
<<No pinto del color de rosa, por
cierto, las figuras del capitalista y el terrateniente. Pero aquí sólo se trata
de personas en la medida en que son la personificación de categorías económicas, portadores (mensajeros) de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista con arreglo al cual
concibo como proceso de historia
natural el desarrollo de la formación económico-social (del capitalismo), menos
que ningún otro podría yo responsabilizar al individuo de relaciones, respecto
de las cuales él sigue siendo socialmente una criatura, por más que
subjetivamente él mismo pueda llegar a elevarse sobre las mismas (superándolas)>> (K. Marx: “El Capital”. Libro I Prólogo a la primera edición. Ed. Siglo
XXI/1978 Pp. 8. Lo entre paréntesis nuestro)
Según estas palabras, aquella
idiosincrasia social dominante que creó la ONU, es exactamente la misma que encarnan
hoy criaturas tales como Barak Obama, David Cameron o Françoise Hollande y
tutti cuanti, quienes responden en sus respectivos países al dictado de los
magnates dueños de los más grandes consorcios económicos y financieros Ellos son los mensajeros del sistema que nos
está conduciendo a la próxima guerra mundial. Los mismos que junto con otros colegas
suyos copresiden hoy al mismo tiempo la “pacífica” ONU y la “belicosa” OTAN.
Pero que no son ellos los que en realidad mueven los hilos de esta historia,
sino el sistema económico-social
del que ellos son simples “criaturas”. Así las cosas, además del temor a la
“destrucción mutua asegurada”, los únicos que podemos detener esta peligrosa
deriva hacia la tercera guerra mundial, somos los asalariados. Pero para ello
debemos unificarnos rompiendo cuanto antes con el despropósito histórico de
dividir nuestra voluntad política entre diversos partidos políticos, que en los
hechos resultan ser uno solo.
Y el porqué de tal despropósito radica,
en los terribles efectos letales que la “democracia representativa” ha venido causando
a la humanidad; esa trampa de la
ignorancia y madre de la estupidez, que mantiene sometida la voluntad política de las
mayorías explotadas en el mundo, dividida
y dispersa como permanece entre los —en apariencia— distintos partidos políticos que,
a lo largo y ancho del orbe se ofrecen en cada país para representarnos. Cuando
lo cierto es que todos ellos sin
excepción, no se distinguen esencialmente
hablando en nada, porque obedecen por igual a las ciegas leyes económicas del sistema que favorecen a los
grandes conglomerados económicos y financieros[1]. En definitiva, que los
partidos políticos son distintos perros con los mismos collares, que a
instancias de las elecciones periódicas se alternan a cargo del poder en sus
respectivos Estados nacionales, y que así cumplen disciplinadamente la tan vieja
como remanida máxima romana del “divide
et impera”.
http://www.nodo50.org/gpm
e-mail: gpm@nodo50.org
[1] Ciegas leyes porque son el producto de la anarquía
en la producción, donde cada empresa produce con total independencia y
desconocimiento respecto de lo que producen las demás, de modo que no responden
a ninguna racionalidad humana. Todas ellas en competencia y cada una con el
propósito permanente de rapiñar a las demás, una parte alícuota mayor de la
ganancia global.