03. Conclusión
Señor Mariano Rajoy: sepa Ud. que ha demostrado
ser un maestro consumado del oportunismo sin escrúpulos y un mentiroso
compulsivo, cómplice consciente de todas las desgracias
sociales y personales causadas por el sistema capitalista
en España bajo su mandato. Y lo mismo cabe decir, aun cuando en distinto grado,
de sus antecesores, según la gravedad de tales circunstancias. Es Ud. un
paradigma humano de comportamiento, cuyas lacras morales y complicidad,
comparte sin excepción con todos sus colegas
de profesión, que compiten entre sí desde las instituciones de sus
respectivos Estados capitalistas, en todo el Mundo, por alcanzar
a ejercer el poder político. Turnándose en el disfrute de tal privilegio, para medrar
personalmente poniéndose al servicio incondicional de los
explotadores.
Debe saber que ninguno de ustedes
merece el sitio que ocupan en las instituciones políticas del Estado, Señor
Rajoy. Y si todavía están donde siguen estando en todo el Planeta, es porque la
mayoría de nosotros, pobres en todo el sentido de la
palabra —como dijera Sir
Frederick Morton Eden refiriéndose al más óptimo estado en que los
capitalistas deben mantener a los asalariados— queremos seguir siendo unos
necios y unos cómodos acoquinados, divididos como permanecemos entre
los “distintos” partidos políticos, que para eso están aparentando
ser distintos. Unos pobres que no se atreven a salir de esa trampa y unirse
en torno a las ideas revolucionarias, para ponerles a Uds. en su sitio, y que
si no lo hacen es porque se limitan a seguir soñando todavía, como aquella
campesina que imaginó Esopo en su fábula, y no dejan de sorprenderse al
tropezar una y otra vez en la misma piedra de las sucesivas crisis de
superproducción de capital, es decir, de riqueza creada por nosotros, que los
capitalistas usufructúan:
<<Lo que conviene a los pobres
no es una situación abyecta o servil, sino una relación de dependencia aliviada y liberal (a state
of easy and liberal dependence); y a los propietarios [de los medios de
producción y de cambio, lo que les conviene es conservar] influencia y
autoridad suficientes, sobre los que (…)
trabajan para ellos. Tal relación de dependencia —como lo sabe todo aquél
que conozca la naturaleza humana—, es necesaria
para la comodidad del obrero mismo>>. (F. M. Eden: “The State of poor”. Vol. I. Cap. 1. Citado por Marx en “El Capital” Libro I Cap. XXIII Ed. Siglo XXI/1980 Pp. 764. Lo
entre corchetes nuestro)
Pero semejante situación es a la larga
insostenible porque tiene un límite absoluto científicamente
predeterminado. El que le ponen periódicamente al sistema circunstancias
extremas, determinadas por sus propias leyes inflexibles, donde según se
suceden las crisis, la relación de dependencia “aliviada y liberal” de los
pobres, se torna para los ricos cada vez más difícil de mantener. Un límite que
Marx resumió dirigiéndose a los pobres de su tiempo de modo magistral en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”:
<<Hasta que se plantea una
situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan:
¡¡Demuestra lo que eres capaz de hacer!!>>
Así las cosas, según se suceden
inevitablemente una y otra vez las interrupciones violentas del
proceso productivo durante las crisis, cuyas consecuente recesiones son cada
vez más dolorosas y prolongadas cuanto mayor resulta ser —también
inevitablemente— el capital sobrante que las provoca, nos vamos acercando
fatalmente, pues, a ese límite absoluto sin retorno a lo mismo.
Mientras tanto, solo cabe seguir insistiendo en estos seis puntos
programáticos:
1) Expropiación de todas
las grandes y medianas empresas industriales, comerciales y de servicios, sin
compensación alguna.
2) Cierre y desaparición de la Bolsa de
Valores.
3) Control obrero colectivo permanente y
democrático de la producción y de la contabilidad en todas las
empresas,
garantizando la transparencia informativa en los medios de difusión,
para el pleno y universal conocimiento de la verdad en todo momento y en
todos los ámbitos de la vida social.
4) El que no trabaja no come.
5) De cada cual según su trabajo y a cada cual según
su capacidad.
6) Régimen político de gobierno basado en la democracia
directa, donde los más decisivos asuntos de Estado se aprueben por mayoría
en Asambleas por distrito, y los altos cargos de los tres poderes, elegidos
según el método de representación proporcional, sean revocables en cualquier
momento de la misma forma.
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