04. Ley de la tendencia decreciente de la tasa
general de ganancia
Así las cosas y teniendo en
cuenta que la jornada colectiva
de labor no se puede extender más allá de las 24 Hs. de cada día, de estas premisas reales típicas del capitalismo
se infiere que:
1)
El plusvalor aumenta, pero cada vez menos respecto del capital global que funge como coste para obtener esa ganancia.
2)
Pero el plusvalor también aumenta cada vez menos en
términos absolutos, es decir, respecto de si mismo, porque lo
hace a expensas del salario, cuya parte restante susceptible de convertirse
en plusvalor capitalizado disminuye
progresivamente, dado el límite natural de la jornada colectiva de
labor. ¿Por qué causa el plusvalor aumenta cada vez menos según progresa la
fuerza productiva del trabajo? Pues, porque:
<<El trabajo objetivado (en
los medios de vida del obrero) que está
contenido en el precio de la fuerza de trabajo, es siempre igual a una fracción
del día completo (de trabajo), está
siempre expresado aritméticamente en la forma de un quebrado, es siempre una
proporción numérica, nunca un número simple>> (K. Marx: "Grundrisse"
III. Lo entre paréntesis nuestro)
3)
Consecuentemente, la tasa de ganancia tiende históricamente a disminuir, al mismo tiempo que
la tasa de explotación —como relación entre el plusvalor y el salario—, aumenta, pero cada vez menos.
[1]
4)
De modo que, según progresa la productividad
y se reduce la parte de la jornada en la que el asalariado crea el equivalente
a su salario, en las subsiguientes rotaciones del capital social global ocurre
que, aun cuando la transformación o metabolismo de salario en plusvalor aumenta,
ese incremento se va reduciendo necesariamente según mengua su base salarial, convertida ya
en plusvalor capitalizado. Hasta que el proceso llega a un punto, en que la masa de capital acumulado a
expensas del salario, no puede ser compensada por un aumento cada vez más mermado del plusvalor, desencadenando
así las crisis periódicas.
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[1] G’
= p/(c + v). En esta fórmula, la tasa
de ganancia (G’) es el
cociente aritmético promedio, como resultado de la relación entre la
magnitud de plusvalor (p) y una determinada masa de
capital (c + v), invertido en
producir y realizar dicha ganancia en determinado lapso de tiempo llamado
rotación. Proceso en el cual “c”
es la parte del capital invertido en uno de los dos factores fundamentales de la producción, que Marx
denominó capital constante,
en virtud de que, a instancias del trabajo asalariado, se limita a transferir su propio valor al
producto. Este capital se divide, a su vez, en dos partes: una de ellas denominada capital fijo, constituido por maquinaria, herramientas, edificios, tierra cultivable, mobiliario y
demás material durable; su otra parte está integrada por materias primas y materias auxiliares
(estas últimas combustibles, lubricantes y demás productos de consumo directo), a las que Marx
denominó capital circulante,
en razón de que antes de ser
utilizados para crear el valor
contenido en el producto final,
pasan por sucesivos procesos previos de transformación parcial. El otro factor fundamental de la producción: “v” es el salario, al que
Marx denominó capital variable,
porque durante el proceso productivo
los asalariados comprometidos en él, con su trabajo crean un plus de valor que añaden al producto final bajo la
forma de plusvalor o ganancia que se apropian los
capitalistas, según la tasa de
explotación: (p/v), definida por la relación entre
ese plus adicional de valor “p” y el salario “v”.
Relación que aumenta según progresa técnicamente la
productividad física del trabajo en detrimento
del salario. Pero como hemos visto cada vez menos.