03
Crisis económicas periódicas y sobresaturación
absoluta permanente de capital
Así las cosas y según se suceden las
rotaciones del capital en las distintas empresas —que no deja de acumularse—, las
ganancias aumentan pero cada vez
menos, según se reduce
relativamente la masa salarial explotada en todas ellas. Hasta que el
proceso alcanza un extremo, en el que las posibilidades de seguir transformando
salario en ganancias, deja de ser
rentable. Porque no justifican el cada vez mayor gasto imprescindible en medios técnicos para producirlas. Dicho más sintéticamente: las
ganancias aumentan menos de lo que cuesta producirlas. O sea, que ya no se
pueden seguir maximizando. Tal es el fundamento
matemático de las crisis
económicas periódicas típicas del capitalismo:
<<Si sabes
gastar menos de lo que ganas, has encontrado la piedra filosofal>> Benjamín Franklin.
Pero
en realidad este problema para la burguesía no es subjetivo
sino fundamentalmente objetivo y predeterminado, es decir, que no
depende de la voluntad de nadie. Es sistémico e inevitable. Los
capitalistas saben que no pueden impedir que así sea pero no lo
dicen. Esto explica que sus ideólogos y políticos profesionales institucionalizados,
induzcan a confundir las crisis económicas con las financieras,
como si no fueran los propios capitalistas quienes provocan conscientemente y
dan forma a las burbujas especulativas, desviando hacia esos
mercados aleatorios la parte del capital industrial supernumerario,
al que retiran de la producción por no resultarles rentable.
Así, según se suceden los ciclos económicos periódicos completos
de expansión, crisis, recesión y recuperación en los países de mayor desarrollo
económico relativo, la competencia intercapitalista recrudece acelerando
el desarrollo científico-técnico incorporado a los medios de producción, de
modo tal que, entre un ciclo y el siguiente, la masa de capital
que acaba tornándose supernumeraria y ociosa —llamada por Marx sobreacumulación
absoluta porque las ganancias obtenidas con él no compensan su
inversión productiva—, es cada vez mayor. De lo cual resulta que las
recesiones económicas que suceden inmediatamente a las crisis financieras,
sean cada vez más profundas, extensas y difíciles de superar. Hasta
que la acumulación de plusvalor entre una crisis y las siguientes, alcanza un
punto en que se produce el fenómeno de la sobresaturación al que
ya nos hemos venido refiriendo desde julio de 2015 bajo el título: “La gallina de los huevos de oro agoniza en la unidad de cuidados
intensivos”, y que desde 1929 a instancias de Henryk Grossmann en
su obra: “La ley de la acumulación y del derrumbe del sistema capitalista”, se
conoce por sobresaturación permanente de capital con
semi-parálisis crónica del proceso productivo y transferencia o
desvío de ese capital sobrante, hacia países subdesarrollados y/o a esferas de
la pura especulación:
<<Hemos demostrado cómo la sobreacumulación absoluta, que
se expresa periódicamente en las crisis, aunque sólo en forma transitoria, se
impone en el transcurso de la acumulación de capital a través de las
oscilaciones del ciclo económico, de crisis en crisis, en un grado progresivamente
creciente, y finalmente, a un nivel elevado de la acumulación de capital, (el sistema) alcanza
un estado de “sobresaturación de capital”, en el cual no existen suficientes
posibilidades de inversión para el capital sobreacumulado (que se vuelve
ocioso por falta de rentabilidad suficiente), resultando (así) cada
vez más difícil la superación de esta “saturación” y, por ello, el mecanismo
capitalista se acerca a la catástrofe final con la necesidad de un fenómeno
natural. (Mientras tanto,) Los capitales excedentarios e improductivos
pueden preservarse provisoriamente del derrumbe total de su propia rentabilidad,
sólo a través de la exportación de capital o mediante la “actividad” (puramente
especulativa) temporal en el mercado de valores>>. (H. Grossmann:
Op. Cit. Ed. Siglo XXI/1979 Pp. 342. Lo entre paréntesis y el subrayado
nuestros).
Una
de las formas tradicionales de exportar capital excedentario
sobresaturado en los países más desarrollados, ha consistido
en instalarse como empresas de capital industrial en países de menor
desarrollo relativo. Fue éste un proceso que comenzó en la etapa
pre-monopolista del capitalismo. Y aunque al principio desempeñó un
papel secundario respecto de la exportación de mercancías, no dejó de ser
capital sobrante que pudo emigrar del centro económico mundial hacia su periferia
subdesarrollada, atraído por salarios más bajos y tasas de ganancia nacionales
consecuentemente más altas.
http://www.nodo50.org/gpm
e-mail: gpm@nodo50.org