Análisis de los hechos relevantes en torno al 11M

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YA NO ES TESTIGO PROTEGIDO POR ORDEN DEL JUEZ DEL OLMO
Francisco Javier Lavandera, sobre la muerte de su mujer: "No he tenido suerte con la Policía"
El juez Juan del Olmo ha ordenado que Francisco Javier Lavandera, el hombre que denunció la trama de los explosivos tres años antes del 11-M, deje de ser testigo protegido. El motivo: comprarse una pistola de tiro olímpico y no aceptar un empleo de vigilante en Bilbao. Este lunes, el diario El Comercio publica una extensa entrevista con Lavandera en la que se pregunta por las circunstancias que rodearon el suicidio de su mujer.

(Libertad Digital) Francisco Javier Lavandera, ex miembro de las fuerzas especiales, denunció los planes de Emilio Suárez Trashoras y Antonio Toro para fabricar bombas con móviles en el año 2001. Aquellos a quien denunció están ahora imputados por el 11-M. En el año 2001, ni la Policía Nacional de Asturias ni los mandos de la Guardia Civil del Principado le hicieron caso. Al recordar la muerte de su mujer en lo que pareció un suicido, Lavandera reconoce que no tiene "mucha suerte con la Policía".

En una entrevista con el diario gijonés de El Comercio, el hasta hace pocos días testigo protegido del Estado recuerda los detalles del día en que su mujer falleció.

"Estaba comiendo lejos de Asturias y me envió un mensaje: 'Cuida de nuestro hijo. Te quiero mucho, pero voy a acabar con mi vida. He intentado cortarme las venas, aunque no sangro. Estoy en el mar'". Inmediatamente, Lavandera llamó a los servicios de emergencia: "Llamé al 112 y me pusieron con la Policía. No contestaba. No tengo mucha suerte con la Policía. Luego hablé con la Local y les dije que mi mujer intentaba suicidarse. Me contestaron que no había nadie en el agua, que estaban mirando por las cámaras y no aparecía nadie en una situación de peligro. Me dijeron que me quedara tranquilo y yo me quedé tranquilo".

Sin embargo, una hora después el portado del club El Horóscopo recibió una llamada del jefe del servicio: "Me dijo que había sido atropellada por un coche y que estaba muy grave, pero luego añadió: 'Mira tío, no te puedo engañar, Lorena está muerta, se ahogó y no pudimos hacer nada por ella'".

La muerte de la madre de su hijo hundió a Lavandera, que ni siquiera pudo acudir al funeral porque el magistrado Del Olmo, a través de los escoltas que le habían asignado, le sugirió que no fuera. Su situación era insostenible hasta el punto de que fueron sus escoltas los que " uno a uno, los que pusieron dinero a escote para comprar" un ramo de flores para el funeral de su mujer.

Lavandera se pregunta por qué se tardó 45 minutos en avisar a los equipos de rescate: "¿Por qué? ¿Cuando ves a una persona ahogándose no tienes que avisar inmediatamente?". No obstante, y pese a las sombras que ve en el rescate fallido de su esposa, Lavandera dice que no denunciará este hecho ante el juez: "No tengo dinero para pagar a un buen abogado".

Sobre los motivos que pudo tener su mujer para suicidarse, explicó que ella se sentía "sola y triste" y pensaba que al ser testigo protegido tendría que abandonar España". "Pensaba que quizás no volvería a verme. Se veía sola y con tres hijos y creo que se desesperó", afirma Lavandera que, no obstante, apunta un dato más. Cuenta que su cuñada le comentó un día que un par de individuos le habían seguido por la calle y que se asustó mucho: "Son historias que no quiero escuchar. Nunca la noté rara, pero el día antes de morir pasé por su casa porque debía sacar dinero del banco y ella tenía mi tarjeta de crédito y se despidió con un 'adiós'. No me sonó raro. No pude ni darle un abrazo porque, por seguridad, tenía que marcharme y ahí se quedó y se murió".