35 aniversario de la insumisión

En febrero de 2024 «celebramos» el 35 aniversario del inicio de la campaña de la Insumisión. Para recordar la efeméride, la revista Ekintza Zuzena me ha propuesto hacer una reflexión sobre el antimilitarismo en Euskal Herria

Lo primero que tengo que reconocer es que mi reflexión tiene muchos elementos subjetivos, aunque al reflexionar me he esforzado por ser lo más objetivo posible. Creo que esta aclaración es necesaria antes de comenzar la narración, porque no quiero expresar en absoluto que mi opinión sea un reflejo objetivo de los hechos. Además, siempre he militado en equipo, sobre todo en el ámbito de Donostialdea y probablemente se notará.

Mi mirada está condicionada por unas «gafas» que llevo puestas desde joven, desde que empecé a formar parte del movimiento antimilitarista a los 16 años, en un marco ideológico heterodoxo, pero a la vez determinado. Las gafas tienen dos cristales: el del abertzalismo-euskal­tzale y el de la izquierda revolucionaria. Este segundo tiene rasgos ecosocialistas y libertarios que nunca he ocultado.

Huelga decir que desde siempre me he sumado a la estrategia de la no violencia activa. El contexto geopolítico, histórico, cultural y cronológico que me ha tocado vivir, siempre me ha llevado a pensar que Euskal Herria ha sido el marco adecuado para desarrollar esta estrategia, y creo que lo hemos comprobado en gran medida.

Permítaseme también, como hablamos de un aniversario, mencionar en el relato varios nombres y apellidos. Siempre subrayando que, afortunadamente, el antimilitarismo en Euskal Herria ha sido muy colectivo, un movimiento que ha sido muy «sinfónico» y bastante libre de personalismos.

Dando este prólogo por terminado, me dedicaré a la narración.

En Euskal Herria se sabe que la industria armamentística tiene una larga tradición. No es tan conocida la raigambre  antimilitarista, que, sin embargo,  tiene raíces profundas. Si nos limitamos a la historia contemporánea, la fase vertebradora del antimilitarismo puede enmarcarse en la campaña contra la OTAN en Hego Euskal Herria a mediados de los años 80 del siglo pasado.

Una de las muchas canalladas que hizo Felipe González fue el cambio de actitud hacia la OTAN. Quiso disfrazar la apuesta del Estado español por entrar en esa institución militar a través de un referéndum. Los movimientos populares que se organizaron para impulsar el ‘no’ en esa consulta comenzaron a generar cambios y ahí se sembró principalmente la semilla del futuro.

Insumisión

Sin embargo, el mayor salto cuantitativo y cualitativo en el antimilitarismo vasco se produjo a través de la campaña de la Insumisión contra el servicio militar.

Como es conocido, el movimiento de Objeción de Conciencia, al presentar el «documento colectivo» para ser objetor de Conciencia, proporcionó a la objeción claros componentes políticos. Anteriormente, los argumentos de la mayoría de los objetores (a excepción de Pepe Beunza y unos pocos pioneros) eran de carácter religioso. A través de la Declaración Colectiva, aquella acción personal, además de colectiva, se convirtió también en política y revolucionaria.

Después de tener varios encontronazos con UCD, fue al PSOE al que correspondió  la gestión de este conflicto sociopolítico. Y claro, como hizo con la OTAN, la propuesta fue una solución sistémica, la PSS (Prestación Social Sustitutoria). Afortunadamente, para entonces ya sabíamos a quién teníamos enfrente y qué tipo de comportamientos tendría el PSOE. Muchos objetores nos preparamos para el choque político.

No fue fácil. En 1989 tuvimos que hacer un gran trabajo antes de que se presentaran en los gobiernos militares los primeros insumisos. Para entonces, cientos de antimilitaristas acumulados tras varios años de Objeción Colectiva ya estábamos «amnistiados». No eran muchos los compañeros que se encentraban en condiciones de hacerse insumisos, pues se trataba de nuevos objetores y la mayoría acababan de acercarse a los grupos antimilitaristas.

Necesitábamos un número mínimo (número de seguridad) para poder hacer la primera presentación de insumisos; por debajo de una cantidad la detención de todos era segura. Para alcanzar un número mínimo, en un mismo fin de semana nos reunimos los amnistiados y los nuevos objetores en cuatro puntos de la Península. Si bien los amnistiados planteamos la «Reobjeción» (es decir, renunciar al estatus de objeción otorgado por el Estado), sabíamos que el mayor riesgo caería sobre los «nuevos». Así las cosas, de las cuatro asambleas sólo salieron los primeros voluntarios en la celebrada en la localidad guipuzcoana de Orio.

Fue un momento muy importante, porque estaba asegurada una cantidad mínima absolutamente necesaria; pero tenía otros dos rasgos especiales, teóricamente opuestos y perfectamente compatibles en la práctica. Esta asamblea se celebró en Euskal Herria en un momento político difícil, en el que el conflicto armado estaba al rojo vivo. Era importante tener éxito en Euskal Herria; y por otro lado, también era absolutamente necesario que hubiera insumisos de fuera de Euskal Herria desde el primer momento. Lo conseguimos en Orio, ya que a la asamblea acudieron amigos de Asturias, Cantabria y Aragón y su aportación cualitativa fue fundamental. Sin eso no hubiéramos podido iniciar el conflicto con el Estado.

Gracias al «suelo» que nos daba esta cifra mínima, ganamos dos meses de oro, porque cada dos meses enviaban nuevos «reclutas» a los cuarteles; y, por consiguiente, cada dos meses, aparecían nuevos insumisos. El tiempo jugaba a nuestro favor y nosotros lo sabíamos. En todo momento el «tempus» fue controlado por el Movimiento Antimilitarista. El Estado no tenía flexibilidad para evitar nuestros movimientos tácticos. Les adelantábamos una y otra vez: aumentando el número de insumisos, multiplicando las acciones directas, saliendo semanalmente en los medios, reconduciendo la represión en nuestro favor, politizando los juicios, ampliando la red social.

Diversidad y coherencia claves. Kakitzat versus KEM-MOC

Detrás del éxito de la insumisión se encuentran variables como el peso demográfico de esa generación, el contexto geopolítico, las nuevas corrientes ideológicas, el conflicto armado… Tuvimos la capacidad de gestionar la diversidad de forma bastante coherente. Dos coordinadoras eran las más extendidas: KEM-MOC y Kakitzat. Muchas veces las relaciones no fueron fáciles. Sin embargo, ambas fueron necesarias y ambas hicieron una aportación muy positiva. Muchos grupos y personas funcionaban en las dos coordinadoras, por encima de cualquier disciplina grupal se impusieron la autodisciplina y la flexibilidad. La aportación del grupo Malatxa, impulsado por la izquierda aberzale, fue sin embargo muy modesta.

EUDIMA. Autoinculpaciones, protección social, autonomía insumisa

En la Insumisión abordamos diferentes etapas para completar un «colchón» que ampliara la protección social y dificultara la represión. Cada insumiso presentaba 4 autoinculpados para apoyarle en el juicio. La lista de autoinculpados era muy amplia: empezamos los objetores «amnistiados»; pronto la gente de renombre. Cada insumiso elegía a sus autoinculpados y eso fortalecía su autonomía de decisión.

El apoyo de varios ayuntamientos de Euskal Herria tuvo una gran importancia. Los ayuntamientos debían entregar a los militares la lista de los aspirantes (quintos). EUDIMA se constituyó legalmente en 1996, pero antes de ello muchos ayuntamientos habían optado por la desobediencia. En total 140 municipios. El apoyo de estos cargos electos e instituciones públicas dificultó la represión, siendo uno de los ejes centrales del «colchón social».

Cambio en la Izquierda Abertzale Oficial

A finales de la década de los 80 del siglo pasado, en el ámbito político de la izquierda, y sobre todo en la juventud, la Izquierda Abertzale detentaba la «hegemonía». Como solía decir el sociólogo, amigo y compañero Jakue Pascual: «la Izquierda Abertzale Sociológica».

La pirámide demográfica de Euskal Herrria era muy joven. Los que éramos jóvenes hace 35 años formábamos la zona más amplia de la pirámide poblacional. Calles, ocio, creación cultural, corrientes estéticas… La mayoría de las nuevas aportaciones sociopolíticas y culturales que se hacían nacían de este ámbito. Fue una gran ruptura con la generación anterior.

En ese ambiente, los hijos de los votantes habituales del PNV en Hego Euskal Herria se alineaban en el independentismo de izquierdas; también muchos hijos de votantes del PSOE. En Iparralde el proceso fue diferente, como mencionaré más tarde.

En el ámbito sociológico de izquierdas se hacía hincapié, principalmente, en la diferencia entre abertzales y no abertzales, aunque la realidad siempre fuera mucho más compleja. Así las cosas, para lograr un salto cuantitativo en la insumisión era necesario llegar a los sectores más amplios de esa izquierda plural.

La Izquierda Abertzale Sociológica era una fuerza «emergente» que la Izquierda Abertzale Orgánica quería dominar-organizar en su totalidad. Herri Batasuna era, sobre todo, una herramienta táctica de cara a las elecciones, el liderazgo estratégico lo tenía KAS. Fue un proceso dinámico de altibajos en todos los momentos y nada simple, porque había un montón de militantes activos de HB que no eran de KAS; y al margen de la Izquierda Abertzale Orgánica, había otras corrientes independentistas y no independentistas de izquierdas muy activas en los movimientos populares.

La Izquierda Abertzale de Hego Euskal Herria estaba condicionada orgánicamente, afectivamente y sobre todo a través de acciones, por ETA. Activar el antimilitarismo vasco en ese contexto era muy difícil. Sin embargo, poco a poco el antimilitarismo contemporáneo y revolucionario fue abriendo un hueco en el mapa sociopolítico. Como recordaremos, al inicio de la campaña de la insumisión KAS se mostró muy reacio a los antimilitaristas. Muy próximos estaban lemas como «La mili con los milis», y la desconfianza de Jarrai (organización juvenil de KAS) era absoluta.

La insumisión abrió un resquicio en un panorama político muy embarrado, el de la época del Pacto de Ajuria-Enea. En tan solo en dos años, empezó a normalizarse ser insumiso y muchos insumisos empezaron a acercarse desde el ámbito de la Izquierda Abertzale Orgánica. Uno de los pioneros fue el donostiarra Koldo Auge, declarado insumiso tras desertar, encarcelado, que en huelga de hambre contó con el apoyo de la KEM-MOC de Donostia. Otro, destacado fue Santi Quiroga, miembro navarro de la mesa nacional de HB. Los que fueron valientes en variar de actitud influyeron mucho para que los cambios pudieran acelerarse.

Jarrai todavía no lo tenía claro, mientras que en el entorno sociológico de la Izquierda Abertzale se veía cada vez más eficaz ser insumiso frente a la mili y con ello interiorizar una actitud antimilitarista. En mi opinión, la constatación de que el antimilitarismo y la estrategia no violenta podían ser eficaces fue una de las principales aportaciones que hizo el antimilitarismo vasco, que poco después depararía profundas transformaciones.

Para el segundo año de insumisión, la misma coordinadora KAS planteó el tema en una reunión interna. Y cuando digo la coordinadora KAS, me refiero a la reunión entre todos los grupos que la formaban. Aunque en aquella reunión los jóvenes pensaban diferente, KAS decidió ponerse oficialmente del lado de la insumisión. Desde entonces, miles de jóvenes que se situaban en el seno de la Izquierda Abertzale se unieron al movimiento..

Aportación de EA, EE, Zutik y otros movimientos de izquierda

En los años 80 había varias luchas sectoriales que KAS no tenía del todo interiorizadas. Sobre todo el ecologismo, el feminismo y qué decir del antimilitarismo. KAS se situaba en el socialismo revolucionario, pero en la coordinadora convivían diferentes concepciones de socialismo. Por ejemplo, algunos, al igual que muchas corrientes del marxismo clásico, defendían el «desarrollismo», por ello no pocas de las propuestas que se hacían desde el ecosocialismo no se veían con buenos ojos. También en el feminismo KAS, a través del grupo de Egizan, sólo estaba dando los primeros pasos. La actuación de ETA jerarquizaba a todo KAS y las acciones militares condicionaban el rumbo estratégico.

En aquel contexto otras corrientes de izquierda se dedicaron a llenar esos nichos políticos. En la contienda electoral también estaba todo abierto: PNV 270.000 votos; HB 238.000; EA 180.000; EE 130.000. Mucho por aclarar. En ese marco, la Insumisión planteó nuevos alineamientos políticos

En un principio, Euskadiko Ezkerra apoyó a AOC (Asociación de Objetopres de Conciencia, grupo partidario del Servicio Social Alternativo), pero a raíz de una reunión de trabajo posterior con Juan Mari Bandrés, EE se puso oficialmente del lado de la insumisión.

Eusko Alkartasuna también nos apoyó casi desde el principio. La división con el PNV era muy reciente. EA se opuso a la OTAN; el PNV (como ahora), era un apasionado de la OTAN. Tres políticos se mojaron más notoriamente: Rafa Larreina, Joseba Azkarraga e Imanol Murua.

EMK y LKI estaban en fase de convergencia en Zutik, quien apostó por apoyar a Kakitzat. Antes de este proceso, la aportación de Joxean Izquierdo (uno de los creadores e impulsores de Kakitzat) en ese ámbito ideológico es digna de mención.  Por encima de las tiranteces entre KEM-MOC y Kakitzat, siempre mostró una gran disposición a la colaboración.

Ecologistas y feministas eran los grupos más cercanos a nuestro ámbito ideológico. En aquella época se usaba el nombre de «Izquierda Alternativa», al margen de la socialdemocracia de derechas y diferenciada de la izquierda «estatista» o clásica. La adhesión desde el ecologismo y el feminismo al objetivo del antimilitarismo era lógica. Estos dos campos ideológicos fueron nuestros aliados naturales, y aún hoy en día, son nuestros compañeros más cercanos.

El fenómeno de los gaztetxes también tuvo una gran influencia en la extensión de la insumisión. En la mayoría de los pueblos se creó una asamblea de jóvenes y se vio la necesidad de tener un local autogestionado. Este variado y amplio movimiento juvenil se organizó de forma asamblearia y los gaztetxes ocupados también difundieron su postura a favor de la desobediencia. En los gaztetxes diferentes «tribus urbanas» compartían espacio, tiempo y actividades y así surgieron interesantes dinámicas entre todas las corrientes de la izquierda.

El PSOE, nuestro gran rival

La corriente derechista dominaba la socialdemocracia de Europa Occidental: Mitterrand, Schröder, la división en el laborismo británico y, evidentemente: Felipe González, campeón entre los políticos cínicos.

El PSOE se enfrentó al antimilitarismo desde el principio. Recién incorporados a la OTAN, los socialdemócratas españoles estaban desarrollando su atlantismo con fervor. Aunque en el referéndum dijeron que no entrarían en la estructura militar, el PSOE trabajaba a toda velocidad para que el Estado español entrara cuanto antes, por la puerta principal.

El PSOE era y sigue siendo uno de los principales pilares del régimen 78. Su labor primordial: neutralizar las corrientes políticas que pueden ser realmente de izquierdas. Lo ha hecho siempre, lo acaba de hacer hace poco, e incluso lo intentó en la época de la insumisión. No acertó, eligió la represión con un Felipe González envalentonado por su mayoría absoluta. Encontramos los medios para poner la represión contra ellos y les superamos.

Ahora veo con mucha tristeza el recién acercamiento amoroso con el PSOE en algunos sectores de la izquierda de Euskal Herria. Todo sector de la izquierda que se ha acostado con el PSOE ha acabado despertándose en el mismo fango.

Insumisión en Ipar y Hego Euskal Herria

Pocas veces en los últimos siglos se han producido cambios sociopolíticos similares en  Iparralde y Hego Euskal Herria. Aunque el precursor del nacionalismo de izquierdas sea el suletino Agustín Xaho, y los primeros desertores conscientes se dieron en el País Vasco francés, la limitación impuesta por los Estados ha influido y los caminos transitados casi siempre han sido diversos.

La actitud hacia la lucha armada también fue diferente. Los abertzales de Iparralde consideraban a ETA un grupo de Hegoalde; el grupo armado Iparretarrak tuvo características y difusión muy diferentes. ETA se consideraba a si misma como la vanguardia armada del MLNV, mientras que Iparretarrak siempre consideró que debían estar al servicio del movimiento popular.

Antes de los años 80 del siglo XX, la relación entre los agentes políticos del Sur y del Norte de Euskal Herria era débil. A pesar de que la influencia de los represaliados del franquismo era antigua, de que la presencia de refugiados de ETA tenía repercusión, y sobre todo de que las acciones del GAL habían estrechado la solidaridad con los militantes del Sur, la Izquierda Abertzale del Norte había hecho un recorrido propio.

A principios de esa década EMA (Ezkerreko Mugimendu Abertzalea) era la mayor fuerza abertzale y de izquierdas de Iparralde. EMA observaba desde la distancia los vaivenes del Sur. Sin embargo, con la coalición Abertzaleen Batasuna  (AB) en 1988, las relaciones comenzaron a cambiar.

En cuanto al antimilitarismo, en Iparralde los insumisos iniciales salieron del sector más minoritario de la izquierda que conformaría AB: Patxa y Oldartzen, que unidos luego por el nombre de Herriaren Alde, se integrarían en la coalición de AB. En ambos grupos destacaban los complementos libertarios y euskaltzales. La Izquierda Abertzale de Iparralde tuvo claro su apoyo a la insumisión antes que la del Sur. Fue de gran ayuda.

MAIA (Militarismoaren Aurka Insumisioaren Alde) fue la coordinadora de insumisos de Lapurdi, Baxe Nafarroa y Zuberoa. Por primera vez en mucho tiempo, un movimiento político popular se formó a dos lados de la frontera, el antimilitarismo.

Autodeterminación. Documento de Ulia

Mención especial merece la aportación ideológica y práctica del antimilitarismo en un momento histórico clave. Antes de las Olimpiadas de 1992 y la Exposición Internacional de Sevilla, el Estado español inició otro intento de negociación con ETA: «El Proceso de Argel».

La negociación comenzó en 1989. Durante un tiempo, la Izquierda Abertzale bajó la presión en algunas luchas sectoriales. En ese momento, la reivindicación que cobró mucha fuerza fue la de la autodeterminación. Esto supuso un cambio, ya que la mayoría de los agentes que hasta entonces se alineaban con ETA (m) se reunían bajo la reivindicación de la Independencia y el socialismo. La reivindicación de la autodeterminación, en cambio, era utilizada con mayor frecuencia por otros agentes no nacionalistas. En efecto, siendo la autodeterminación un instrumento jurídico para los procesos de descolonización, también se ha desarrollado como un instrumento de resolución pacífica de conflictos armados. Por tanto, en el marco de un proceso político de negociación de paz encajaba muy bien dar centralidad al derecho de autodeterminación.

En 1991 fue uno de los momentos álgidos de la campaña de Insumisión. Grupos antimilitaristas locales por doquier; Kakitzat y KEM-MOC bien arraigados. Alta capacidad de acción directa. Cohesión estratégica profunda. Siendo así, desde KEM-MOC quisimos hacer una aportación: el Documento de Ulia.

El objetivo de este documento era crear un movimiento «por la autodeterminación, autodeterminante y autodeterminada». Una propuesta estratégica que podía obtener más legitimidad que una eventual negociación entre agentes políticos o político-militares, a la vez que lograr cambios más profundos.

En los años siguientes, algunos antimilitaristas trabajamos en esta línea de trabajo. Pero, esa historia, habrá que dejarla para otra ocasión.

Antimilitaristas e «insumisado»

El asamblearismo fue una de las aportaciones que hicieron, entre otros, el antimilitarismo y otros sectores afines. Cada grupo antimilitarista local era autónomo; cada insumiso era independiente y autónomo. La coordinación se realizaba a través de una red horizontal. Y confirmo sinceramente que estos criterios se cumplían escrupulosamente. Largas reuniones, asambleas de fin de semana completo, decenas de ponencias. Todo se estudiaba, todo se discutía, y todo se decidía en asambleas, utilizando generalmente el Consenso como instrumento.

El creciente éxito de la campaña de la insumisión vino acompañado de cierta brecha entre los insumisos no organizados y su círculo de amistades y los que actuábamos en grupos antimilitaristas. Hay quien considera que los grupos antimilitaristas actuaban como «sindicatos de objetores» (sin pretenderlo) y que la mayoría de los insumisos para el tercer año de la campaña consideraban a los colectivos antimilitaristas como «grupos de servicios».

Con el paso del tiempo, la brecha se fue agrandando y en ocasiones se empezó a utilizar una terminología que nunca me ha gustado: los antimilitaristas y «el insumisado». Debido a la expansión de la campaña, cada vez era más difícil llegar a todos los insumisos y mantener el modelo horizontal; la ideología de muchos de los que se hacían insumisos era poco elaborada y en contraste, los activistas de los grupos estábamos sobreideologizados. En un principio pudimos gestionarlo bien; luego, creo que nos superó. En mi opinión, cuando algunos grupos propusieron la «insumisión en los cuarteles», se agrandó la brecha entre el antimilitarista y el «insumisado», y el movimiento sufrió una grave crisis.

Victoria, techo y derrota

Por sorpresa, el Movimiento Antimilitarista tocó techo. El gobierno de Aznar eliminó el servicio militar obligatorio. Fue la mayor victoria de la desobediencia civil en una sociedad europea occidental. Y sin embargo, con ello, comenzó la decadencia.

La mayoría de los grupos antimilitaristas tuvieron como prioridad la insumisión, la eliminación del servicio militar. Y aunque en algunos grupos habíamos tratado desde siempre otros temas antimilitaristas, el tema de la mili lo absorbió todo. Nuestra mayor victoria, fue también el indicador de nuestra derrota.

Con el fin del servicio militar obligatorio, desaparecieron la mayoría de los grupos antimilitaristas. No supimos moldear el mensaje y el accionar antimilitarista. Prueba de ello, la segunda guerra de Irak. En la primera guerra de Irak en 1991, cuando la insumisión estaba al rojo vivo, la respuesta fue amplia, eficaz y potente. En 2003, en cambio, fue mucho más modesta. También nos tocó la feroz guerra de la ex Yugoslavia. Debido a las características de esa contienda, difícilmente pudimos gestionar una respuesta coherente y la mayoría de las veces sólo abordamos la temática de los refugiados.

En los años siguientes desaparecieron la mayoría de los grupos y durante años el antimilitarismo se relegó en sectores minoritarios.

Solo unos pocos movimientos tuvieron continuidad: la Objeción Fiscal, el trabajo contra la Industria Armaméntistica, el desarrollo teórico práctico de la no violencia activa o la creación y regeneración de las plataformas Gerrarik Ez. Durante todos estos años hemos seguido algunos grupos, pero en absoluto hemos conseguido influir en la agenda política. A través de la Insumisión, no sólo conseguimos influencia, sino fuerza suficiente para condicionar la agenda política. Desde entonces, pocas veces nuestra aportación ha ido más allá de lo simbólico. Ser un movimiento minoritario no es malo; podemos ser minoritarios, pero para influir es imprescindible tener capacidad de llegar a amplios sectores. La frontera entre minorización y testimonialismo es muy resbaladiza.

Globalización y militarismo

El proceso de globalización impulsado por las transnacionales ha supuesto cambios profundos. Vivimos en otro mundo. Desde la crisis capitalista de 2008, los cambios se han acelerado. En aquella crisis, con lo ocurrido en Grecia, por ejemplo, quedó claro que las Organizaciones Internacionales apoyaban con fervor a los lobbys de la energía, los alimentos, los medicamentos y la industria armamentística; sin ningún tipo de preocupación, liquidando con ello los últimos restos de democracia.

Por otro lado, su respuesta autoritaria y distópica a la «pandemia» fue predictora de los nuevos tiempos. Se puso de manifiesto que las redes sociales occidentales estaban muy débiles. Los impulsores del sistema que hoy sufrimos tomaron buena nota de lo sucedido. Quieren extender la sensación de inseguridad. Nuestras sociedades envejecidas tienen un miedo terrible a la muerte, a la pérdida de confort, nos han pillado, pero que bien pillados.

En tercer lugar, quedó claro que la guerra entre Ucrania y Rusia es la antesala de un conflicto global. La OTAN se refuerza. Hego Euskal Herria, Catalunya y Canarias mostraron su rechazo en el referendum de la OTAN. Me temo que si consultásemos hoy, el sí se impondría. ¿Qué haría la izquierda de Euskal Herria ante esto?, ¿no está aceptando «de facto» la pertenencia a la OTAN a través de los presupuestos?

Videovigilancia, Ertzaintza reforzada, militarización de la Policía Municipal, normalización de las leyes de excepción, control militarista y privatizado de fronteras. Europa está dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger sus privilegios. La ultraderecha se extiende, los conservadores se acercan a sus posturas, la socialdemocracia gestiona los mandatos del capitalismo corporativo, las etiquetas estéticas «progresistas» reemplazan a la «izquierda», las reivindicaciones revolucionarias del ecologismo son destrozadas por el capitalismo verde. Sí, el sistema ha sido capaz de reinventarse y nosotros/as…

En esta escalada militarista la Industria armamentística vasca se prepara para pescar en río revuelto. Esos que reivindican el «suelo ético» no tienen ningún problema para proteger al sector armamentístico. Ya no disimulan. El caso de los Aperribay es el más conocido, pero son más de 150 las empresas que integran esta red criminal. El principal reto del antimilitarismo vasco será denunciar que «las guerras empiezan aquí», iniciar el proceso de desmilitarización de la industria armamentística y profundizar en la colaboración con los sindicatos de clase.

La nueva sociedad. Dar el testigo.

En toda Europa, y en Euskal Herria en particular, estamos en otra fase histórica. La globalización nos ha atrapado de lleno. Una sociedad envejecida, cobarde, prudente. Las reivindicaciones, consumistas; el ocio, sacralizado; para no perder la cercana jubilación, dóciles; a la deriva.

¿De verdad nos sorprende que muchos jóvenes rebeldes se acerquen a lugares como los GKS? Aunque el determinismo histórico sea un error estratégico, ¿nos sorprende tanto que los jóvenes hayan encontrado ahí una brújula? Aunque el principio de incertidumbre es un instrumento epistemológico correcto, es más fácil ofrecer criterios firmes para gestionar la deriva. Muchos jóvenes se han agarrado a estos soportes seguros para hacer frente a la catástrofe que dejaron sus predecesores.

Deberíamos ser muy críticos con nosotros mismos. Los que fuimos hijos y nietos de agricultores, baserritarras y trabajadores, ¿qué tipo de modelo de sociedad hemos aceptado? Aprovechamos los derechos que están a punto de perderse gracias al trabajo realizado por los anteriores. Aunque sufrimos años duros y somos esclavos de las hipotecas, de alguna manera pertenecemos a una generación que ha tenido éxito socioeconómico. Sin embargo, ¿qué somos? ¿No somos una copia «progre» de nuestros padres-madres? ¿Hemos transmitido la necesidad de la lucha? ¿Qué podemos echar en cara a los jóvenes?.

Quienes pensamos que un proceso revolucionario en Euskal Herria era viable a través de la desobediencia hemos fracasado; quienes decían que era alcanzable mediante la lucha armada también han fracasado. Han ganado las fuerzas sistémicas; y lo peor, una multitud de agentes transformadores y ex revolucionarios se han acercado a su seno. Diría más, que algunos de estos actores están dispuestos a gestionar la masacre por salvar unas migajas, migajas paliativas que repercutirán en solo algunas clases sociales limitadas.

Sin eludir la responsabilidad que nos corresponde, estamos en la hora de ceder el testigo. Si monopolizamos los espacios que deberían ocupar los jóvenes, sólo estorbaremos. Ahora que el antimilitarismo es más necesario que nunca, es probable que este movimiento sea el complemento, y no el eje, de las otras luchas que tienen mayor fuerza. Sin embargo, hay mucho que hacer, porque las guerras empiezan aquí: en el sector armero vasco y en los presupuestos que votan nuestros políticos. La lucha continúa.

Patxi Azparren Olaizola

 

[related_posts_by_tax posts_per_page="4"]

You May Also Like

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *