Recientemente el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) reconoció que todavía quedan 1700 toneladas de cenizas radiactivas en la planta de ACERINOX, donde se produjo la fusión de una fuente de Cs-137 el 30 de mayo de 1988. Según Ecologistas en Acción este hecho confirma que la descontaminación de la planta era imperfecta.
El proceso inicial de descontaminación de la factoría de ACERINOX, dado por finalizado por el CSN fue ya denunciado como imperfecto por Ecologistas en Acción. Esta organización estima que las dosis radiactivas m·ximas garantizadas para los trabajadores eran demasiado altas. El hecho de que en ACERINOX queden todavía 1700 toneladas de cenizas radiactivas, con una actividad media de 70 Bq/gr. (es decir, 70 desintegraciones por segundo y por gramo) viene a confirmar esta aseveración. El CSN se ha visto obligado a revisar sus apreciaciones y a evacuar estas cenizas. La radiactividad que contienen viene a ser entre el 2 y el 3% de la liberada al medio ambiente en la fusión de la fuente de Cs-137. El propio CSN todavía mantiene en la factoría una carpa con el signo de la radiactividad, lo que muestra que la descontaminación no ha sido finalizada.
Por otra parte, el CSN pretende tratar como inertes estos residuos, lo cual es inadmisible. Ecologistas en Acción quiere denunciar además que existe un vacío legal sobre los límites por debajo de los cuales un residuo pasa a ser considerado como inerte en lugar de radiactivo. Esta consideración permite al CSN tratar los residuos sin ninguna precaución especial y depositarlas en algún vertedero de inertes. Todavía no se ha determinado el lugar de destino de estas sustancias que pasaran a contaminar el lugar donde se depositen.
Ecologistas en Acción quiere reclamar de nuevo que le sean entregadas las actas que se levantaron durante el proceso de inspección y descontaminación de las plantas de ACERINOX, PRESUR y EGMASA. Estos documentos fueron denegados en su día por el CSN, violando el derecho al libre acceso a la información en materia de Medio Ambiente. Es de esperar que en estos documentos haya información sensible sobre cómo se han desarrollado estos procesos que el CSN no tiene demasiado interés en que salga a la luz. Ejemplo de lo cual puede ser las 1700 toneladas de cenizas que se han hallado ahora. Y si no es así, no se comprende el esfuerzo por mantenerlas en secreto. Ecologistas en Acción interpuso en su día recursos ante los tribunales y ante la Unión Europea para que le sean entregadas estas actas.
Un siglo y cuarto después de la llegada de los ingleses, la Cuenca Minera de Riotinto sigue siendo ese espacio colonial descrito por el geógrafo Francisco Sánchez, salvo que ahora en ósmosis inversa: antes salían al exterior sus materias primas, sin que se procurara la transformación industrial «in situ» que hubiera dado valor añadido a la pirita,el cobre y el gossan; ahora, entran toneladas de residuos tóxicos y peligrosos que nadie quiere en ninguna parte. Su destino es el macrovertedero promovido por la Junta y el Ayuntamiento con el señuelo de los puestos de trabajo y construido en Nerva contra la voluntad de buena parte de sus habitantes, expresada, ¡todavía!, en una diaria manifestación. La «logica» colonial alcanza así su perfección: primero se esquilman, mediante pozos y cortas mineros, las riquezas de la comarca, y despues se aprovechan los residuos derivados de las materias primas para rellenar las depresiones en ese terreno. Círculo cerrado. Pese a que antes Pezzi y después Blanco proclamaron que jamás se traerían a Nerva residuos generados fuera de Andalucía, desde su construcción hasta final de 1998 se han arrojado allí al menos 630 toneladas de desechos procedentes de lugares tan dispares como Baracaldo, Valladolid, Puertollano, Cartagena, Madrid, Barcelona y Valencia, según ha admitido la Junta de Andalucía. La Convención de Basilea prohibió la exportación de residuos a los países del Tercer Mundo, que a cambio de unas divisas se estaban convirtiendo en el basurero de Occidente. «Mutatis mutandis», con Nerva y respecto de las industrializadas regiones del Norte, Andalucía esta asumiendo ese rol tercermundista condenado en Basilea. A cambio de 30 empleos en Nerva, pero de un negocio multimillonario para unos pocos, Andalucía se convierte así en vertedero de España. Y nuestro Parlamento, sin inmutarse. (Editorial Diario de Sevilla 24-4-99).