Una empresa salvada de la quiebra por sus
trabajadores desarrolló un producto único en el mundo: el primer tractor
con motor a gas líquido de petróleo. El vehículo, que lleva la marca
Zanello, recibió el Premio a la Innovación Tecnológica en la Exposición
Rural que se está desarrollando, y puede simbolizar el éxito de la
recuperación de esa fábrica. A fines de 2001, la firma cordobesa Zanello
había quebrado, dejando a su personal en la calle. Los trabajadores,
organizados en cooperativa, elaboraron un proyecto para volver a poner la
empresa en funcionamiento: el plan desarrollado por ellos convocó al
personal jerárquico, a los concesionarios que vendían los tractores y a
la Municipalidad de la ciudad donde estaba radicada la fábrica. Hoy,
Zanello ha remontado hasta el punto de constituirse en la empresa líder
del país por producción en su rubro, y se consolidó como fuente de
trabajo. En cuanto al tractor premiado, podría empezar a producirse
comercialmente el año que viene.
El tractor funciona con gas líquido de petróleo (GLP), combustible en
auge en el mundo gracias a su bajo precio, su elevado poder energético, y
su reducido potencial contaminante; en la Argentina fue aprobado para uso
vehicular hace no más de un año, y no hay que confundirlo con el gas
natural comprimido (GNC) que usan muchos taxis y autos: “El GLP se
mantiene líquido a muy baja presión, lo cual ofrece un margen de
seguridad muy superior al del GNC”, explica el ingeniero Manuel Martínez,
técnico de Pauny S.A., como se llama la empresa recuperada que fabrica
los productos marca Zanello. El motor fue fabricado por la empresa
norteamericana Cummings, la mayor productora del mundo en motores diesel,
que eligió a Zanello para lanzar mundialmente su motor a gas. El vehículo
mereció el Premio al Desarrollo Tecnológico en la Exposición de Ganadería
e Industria que se desarrolla en la Rural.
El modelo –que se presentará oficialmente hoy en la Exposición–
tiene plena capacidad de funcionamiento y “nuestra intención es
producirlo comercialmente desde principios del año que viene”, precisa
Martínez. Las perspectivas son muchas ya que –señala Alberto Morero,
supervisor de ventas– “el precio no va a superar en más del 15 por
ciento al de un tractor convencional, y, con el ahorro de combustible, la
inversión se amortiza en un año y medio”. El combustible para el
tractor puede ser almacenado directamente por el productor en los grandes
tanques llamados “zepelines”, que ya se usan para plantas de secado y
otros equipamientos.
El proceso que hoy demuestra su consolidación había empezado en
setiembre de 2001, cuando la firma Zanello quebró. Fue una catástrofe
para sus 360 empleados y para los 16.000 habitantes de Las Varillas, Córdoba,
donde era la principal fuente multiplicadora de trabajo. En ese momento
los trabajadores ya llevaban cinco meses de suspensión, y una historia de
dos años de lucha por salarios impagos y pérdida de fuentes de trabajo,
que había incluido puebladas, quemas de neumáticos en las calles y
represión policial.
Desde hacía cuatro meses se habían organizado en cooperativa. “Nos dábamos
cuenta de que algo se podía hacer con la fábrica: estaba la maquinaria,
estaban nuestras manos para trabajar: aunque no se vendiera un solo
tractor más, por lo menos se podían producir repuestos para los 40.000
tractores que ya se habían vendido”, razonaron entonces y hoy recuerda
Mario Gastaldi, presidente de la cooperativa.
La cooperativa, formada en ese momento por 80 trabajadores, se presentó
ante el juez de la quiebra, quien les pidió un proyecto concreto. “Hubo
que golpear puertas en el gobierno cordobés, en la Justicia, en todos
lados”, enseña Gastaldi. Según el plan finalmente aprobado, el juez
accedió a alquilar las instalaciones –por períodos semestrales
renovables, pagando un canon mensual y con compromiso de déficit cero–
a una empresa que pasó a llamarse Pauny S.A., de la cual la cooperativa
tiene el 33 por ciento de las acciones; el personal jerárquico tiene otro
tanto; otro 33 por ciento es para los concesionarios, que además
aportaroncapital, y la Municipalidad de Las Varillas tiene el uno por
ciento restante.
“El primer tractor salió a los tres meses; mientras tanto, vendíamos
repuestos; no retirábamos más de 12, 15 pesos por semana –cuenta el
presidente de la cooperativa–. Empezamos 60 compañeros; después,
aprovechando planes de trabajo del gobierno nacional, como los de Jefas y
Jefes de Hogar, entraron 105 compañeros más, que fueron pasando a planta
permanente; hoy somos más de 200, todos bajo convenio colectivo de
trabajo. Este mes vamos a llegar a una producción de 40 tractores. Somos
el primer productor de tractores en el país; somos líderes.”
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