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NOS HAN ROBADO EL FÚTBOL
La mafia que controla la FIFA, los negociados, la corrupción de los árbitros, los manejos sucios a la hora de designar las zonas y las sedes, no hacen más que reflejar lo que ocurre en toda la sociedad. Si el fútbol no sirve para ennoblecer al hombre y hermanar a los pueblos, ¿para qué sirve? Perder un partido o no ganar el campeonato termina siendo una tragedia para los equipos y para los países, cuando no debiera ser así. En esta sociedad enferma de ambición y de egoísmo, saturada de superficialidad, desproporción y pérdida del equilibrio, ni siquiera el deporte puede cumplir con su función. Para los antiguos griegos, la práctica del deporte servía para mejorar el carácter, para templar el espíritu y para formar al ser humano. Hoy, un mundial de fútbol sólo sirve para frustrar a los jugadores, para enfrentar a los pueblos y para que un grupo de mafiosos vinculados al poder transnacional se llenen los bolsillos de dinero. Los árbitros son sólo un detalle; el punto es que la popularidad del fútbol ha potenciado a ese deporte como excelente negocio, y los capitalistas no dudan en corromperlo con tal de enriquecerse. Ellos, los mismos que asesinan a los pueblos, que desmantelan los países y destruyen el medio ambiente, también nos han robado la alegría y el placer del fútbol. El capitalismo pudre todo lo que toca; sólo hay una cosa peor que la economía capitalista: esto es la cultura capitalista. |