SMARA:
CUNDE EL MALESTAR
La ciudad, sin recursos propios e independientes del Estado, se encuentra
sometida a graves presiones sociales.
Aniss
Maghri,
en "L'Economiste". Traducción de ARSO
El taxi con destino a Smara
abandonará El Aiún hacia las 14h. 30. Se detendrá
dos veces a la salida de la ciudad: dos barreras, de la policía
la primera y de los gendarmes la segunda, filtran a los pasajeros. En
la segunda se obliga a los ocupantes del taxi a salir del vehículo
para verificar su identidad. La CIN no es suficiente. El gendarme anota
toda la filición del viajero.
El taxi se detiene de nuevo una hora y media después. No se trata
de una nueva verificación sino de la oración de Al-Aasr
que los viajeros realizarán sobre la arena misma.
A lo largo de la carretera que une El Aiún y Smara el paisaje
es desértico. De vez en cuando, a lo lejos, desfilan rebaños
de camellos pastando.
A las 18 h., al llegar a la entrada de Smara, dos nuevas barreras.
El viajero se extrañará del gran número de personas
que rompen el ayuno fuera de casa, en los cafés, en este final
de jornada del Ramadan. "Son, sobre todo, militares y funcionarios
solteros", explica un compañero de viaje.
Aparte de los salarios de la Administración pública, el
comercio, muy poco desarrollado, constituye una de las principales fuentes
de ingresos en Smara. "Es difícil desarrollar nuevas actividades
económicas en la ciudad". Abdelghani Sebbar, gobernador
de la ciudad es consciente de las limitaciones de la provincia de la
que es responsable. Con una población de 50.000 almas, el 70%
de ellas en edad laboral y con una tasa de paro del 27%, la presión
sobre la administración, principal proveedor de empleo es grande.
Smara vive gracias a las subvenciones del Estado.
La provincia trata de reducir la presión demográfica hacia
su capital por medio del desarrollo de las comunidades rurales. "El
futuro de la capital está en un afianzamiento de la población
en estas comunidades que le permita dedicarse a una actividad que domina:
la ganadería" indica el gobernador.
Otro sector que encaran los reponsables de Smara que pretenden relanzar
el comersio con Mauritania, es el turismo. "La ciudad cuenta con
un importante patrimonio rupestre y numerosas zaouias* que pueden constituir
una atracción turística. Cuando se reunan las condiciones
objetivas para su desarrollo, se relanzará el sector", explica
Abdelghani Sebbar. Entretanto la administración local tiene que
vérselas con los graves problemas sociales que fueron la causa
de los incidentes del 17 de noviembre: el paro y la vivienda. A ello
se ha venido a añadir el expediente de los saharauis desaparecidos.
"Opacidad"
El número de saharauis desaparecidos es de 54 según una
lista depositada por sus familias en la Provincia. "Se ha descargado
a la administración local de este expediente que hoy se encuentra
en manos del Consejo Consultivo de Derechos Humanos".
El impacto de este expediente sobre las familias saharauis es importante
debido a las fuertes relaciones tribales que todavía existen
en la región. En la Provincia se precisa que "este expediente
sólo se ha agitado tras las primeras indemnizaciones del Consejo
Consultivo. El aspecto pecuniario a despertado el apetito de muchas
personas".
Los habitantes de Smara reprochan a los responsables locales la opacidad
con que se gestionan los temas de empleo y vivienda. "A cada nueva
convocatoria de empleos o distribución de viviendas nos asombramos
por la aparición de beneficiarios que no tienen ninguna relación
con la provincia", declara un joven parado. Una pérdida
de confianza que condujo, el 17 de noviembre, a un fuerte enfrentamiento
con las fuerzas del orden y que se saldó con la detención
de unas quince personas que hoy se encuentran en la cárcel de
El Aiún a la espera de ser juzgadas. "Ese día yo
lamenté el hecho de ser marroquí. Las fuerzas del orden
no ahorraron a nadie: saharauis y no saharauis, mujeres, niños
y ancianos, a sus ojos todos eran separatistas", reprocha un joven
de la ciudad. La población, que llevaba en la cabeza de la manifestación
los retratos de Su Majestad el rey, cuando se desencadenaron los enfrentamientos
comenzo a gritar slogans pro-POLISARIO. Fueron sustituidos por las células
de los separtistas in situ. "No comprendo por qué la autoridad
local no renuncia a su enfoque de la seguridad y nos mira como a todos
los demás ciudadanos de Marruecos", se pregunta otro joven
de Smara.
¿Pero por qué los acontecimientos de Smara han tomado
semejante dimensión? En enero del 2000 hubo incidentes similares
en Oulmes. Problemas de empleo llevaron a un enfrentamiento muy violente
entre la población de un pueblo próximo a Oulmes y las
fuerzas del orden. Para dispersar a la población que fue perseguida
hasta en el interior de sus domicilios, se utilizaron armas de fuego
con balas de goma y helicópteros. Al pueblo, cerrado durante
muchos días, se desplazaron algunos generales. Sin embargo durante
estos incidentes, mucho más violentos que los de Smara en ningún
momento se cuestionó la marroquinidad de los manifestantes.
Un periodista
en la cárcel
Nourredine Darif, corresponsal de Al Amla Adimocrati, periódico
del partido de la OADP fue detenido y seriamente maltratado por las
fuerzas del orden cuando cubría la manifestación del 17
de noviembre. Según cuenta su mujer, su domicilio fue allanado
y su material de trabajo destruido. Darif continúa en la cárcel
de El Aiún desde el 17 de noviembre junto con otros manifestantes
detenidos, a la espera de su juicio. Al comienzo fue acusado de "colaboración
con partidos extranjeros", una grave acusación que posteriormente
fue descartada. Darif es acusado en la actualidad "por haber destrozado
bienes públicos". Según su familia ha sido muy torturado
y todavía sufre intensos dolores en la espalda. Mohamed Ben Said
Ait Ider señala que se utilizaron "métodos policiales"
para hacerle hablar. La petición de un examen médico solicitada
por su abogado no ha sido atendida hasta ahora. Darif no es saharaui.
Es maestro, originario de Khouribga. Como militante del partido de la
OADP se ha hecho cargo de los problemas cotidianos de los saharauis
"lo que le ha valido la ira de la administración cuyos responsables
le han reprochado siempre sus contactos". Ibrahim Yassine, número
dos de la OADP se sorprende de las acusaciones vertidas contra Darif: "acreditar la idea de hay que pro-polisarios dentro mismo de los partidos políticos es el mejor servicio que la administración
puede hacer a los separatistas. Las autoridades locales han gestionado
muy mal el expediente". El gobernador de la ciudad se ha negado
a comentar los incidentes del 17 de noviembre: "El expediente se
encuentra en manos de la Justicia", explicó. Ciertamente
estar ante la Justicia es mejor que "desaparecer", pero todavía
queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar un tratamiento más
normal.
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