|
DESPUÉS
DEL SAQUEO, UN MURO CONTRA LA SUPERVIVENCIA Oscar
Arriaga, de DpT y miembro de la Plataforma para la Paz en la Amazonía Los flujos migratorios son tan antiguos como la humanidad misma. Y aunque no nos vayamos tan lejos, las últimas décadas han estado jalonadas por intensos flujos de personas de un lado a otro de cada continente, y entre continentes, hasta tal punto que en la huella de los caminos recorridos por la gente es posible reconstruir la historia de los acontecimientos más importantes: guerras, crisis económicas, represiones sociales y políticas, polos de desarrollo capitalista, descenso de actividades económicas -las rurales por ejemplo- en contrapartida con el ascenso de otras industriales y de servicios. Tal vez por eso hay una tendencia a razonar en términos de que "la migración siempre ha existido" y en consecuencia, tambien los fenómenos asociados a ella tanto en los ámbitos de partida (en algunos casos, alivio de la presión demográfica, remesas de dineros como verdadero sector informal e importante de las economías familiares y nacionales, pero también fuga de cerebros, envejecimiento social, ...) como en los de recepción (rechazo, modelos complejos de integración, racismos, xenofobias, etc.), sin olvidarnos de los profundos dramas de los propios sujetos migrantes (junto con el beneficio -aunque cada vez más restringido de las ventajas sociales de los países elegidos como destino- los perjuicios de pérdida de identidad, vulnerabilidad y desprotección, desarraigo, pérdida, ruptura de nucleos familiares y afectivos...) En términos del Estado Español, la muletilla podría ser que ya sabemos que "a los árabes ya los echamos hace siglos y con los gitanos siempre hemos sido racistas". Por tanto, nada nuevo bajo el sol, salvo que antes los de aquí eran los que se iban y ahora son otros a los que le toca llegar (aunque el olvido suele ser la mejor ideología de justificación del rechazo). Y es cierto, que hay profundas corrientes de intolerancia que recorren el tejido social a modo de legado vergonzoso. Pero siendo esto verdad, no es lo más significativo. Más preocupante es que de esta forma se hacen desaparecer en el análisis y en la conciencia de amplios sectores sociales, la esencia regresiva del actual modelo de capitalismo salvaje globalizado y la forma en que este se relaciona con los flujos migratorios actuales. En el fondo, de lo que se trata es de comprender que -salvo excepciones minoritarias- las personas no se desarraigan porque si, que no eligen alegremente el exilio de las matrices afectivas, la frustración de no poder realizar los proyectos individuales y colectivos dentro de lo que son las culturas que conforman la identidad, no son decisiones de curiosidad o sed de aventura. Más bien son dramáticos quiebres personales y colectivos. En el orígen de estas decisiones individuales y colectivas de emigrar hay factores socio-económicos, entendidos estos en un sentido amplio: imposibilidad de realización económica y profesional, desempleo y marginación, desarticulación de los modelos culturales endógenos, represión política, enajenación de valores a partir de la intensa presión propagandística realizada por los medios de desinformación, etc., elementos todos que estructuran en cada momento histórico y en cada contexto social lo que se ha dado en llamar factores de expulsión. La naturaleza y las causas de estos factores de expulsión como base explicativa de los flujos migratorios a escala planetaria han ido variando -particularmente en las últimas décadas- de acuerdo a los realineamientos de poder en el seno de capitalismo mundial, a la innovación en los procesos productivos, a las "coyunturas" fijadas por los ciclos expansivos-recesivos de las economías desarrolladas, etc. De esta forma, es posible
reconocer a grandes razgos los momentos históricos en que se
producen grandes flujos de migración, y por lo tanto identificar
las características sociales y espaciales de los desplazamientos
de gente a través del planeta, o lo que es lo mismo, es posible
"vincular" la naturaleza de estos flujos a las características
espaciales y sociales del capitalismo mundial en cada momento histórico.
En esta línea de análisis, se pueden delimitar tres grandes
períodos en el último siglo: En este marco de pensamiento, pretendemos ubicar la problemática de América Latina y la relación con Europa, no como ejercicio "de análisis académico" sino de denuncia política de la responsabilidad de este continente en la generación de flujos migratorios y las respuestas reaccionarias y cínicas que luego se esbozan desde el plano institucional.
Hasta mediado del siglo XX América Latina había sido un receptor natural para personas de distintos lugares del planeta, pero fundamentalmente de Europa, España e Italia en particular, que huían de las guerras y las hambrunas, en busca de mejores perspectivas de vida, o en muchos casos, en busca de hacerse con unos buenos reales y volver a los terruños de origen con una cierta seguridad económica (de allí, lo de "hacerse la América" como frase popular en varios países latinoamericanos). Sin embargo, el profundo realineamiento económico que ha supuesto el modelo de globalización neoliberal promotor de capitalismo salvaje, ha forzado a su vez, esquemas de incorporación subordinada al capitalismo dominante, de amplios espacios del planeta, en particular y por lo que nos interesa, también de América Latina. Esta situación es la que configura en forma particular los "factores de expulsión" que reseñamos en los párrafos que siguen. 2.1. En lo socio-económico Los "sabios" del sistema ponen macroindicadores para ilustrar el éxito del modelo neoliberal en América Latina . Les suele durar poco porque los alumnos aplicados de todas las recetas liberales del FMI, BM, etc. de ayer (Argentina por ejemplo) suelen abruptamente caer en las horribles de las pesadillas económicas (y entonces el FMI dice que el no tiene nada que ver). Entonces pasan a otro país e indicador como si nada hubiese ocurrido. Sin embargo, más importante es lo que no se comenta acerca de lo que el modelo de incorporación subordinada al "nuevo orden mundial" ha supuesto para América Latina: §
Reordenamiento económico-productivo orientado "hacia
la exportación" y por tanto, hacia los consumos de las
poblaciones del primer mundo. Desatención de las necesidades
de poblaciones endógenas. En definitiva, un modelo de integración a la economía global que ha significado el retroceso en cuanto países y una profunda dualización interna de las sociedades de la región. En sólo la última década la distribución de las riquezas, duplicó su concentración de tal forma que aun en sociedades que había sido paradigmáticas por su redistribución interna "a la europea" (Argentina y su famosa clase media) el 10% de la población más rico pasó de ganar 14 a 27 veces más que el 10% más pobre de la sociedad. El nivel de exclusión y pobreza extrema se ha multiplicado por dos o más veces según los países, creando bolsones de desesperación e inseguridad colectiva, al superponerse las carencias absolutas de los desheredados del sistema con la obstentación del lujo desenfrenado que han adoptado las clases sociales oligarquicas y cipayas como modo de relación y afirmación social. Si se recuerdan los protagonistas de las luchas contra la Ley de Extranjería producidas en el territorio del Estado Español y los cambios de composición producido dentro del colectivo de inmigrantes, se advierte como hecho nuev, que los inmigrantes de los países del arco andino norte (particularmente Ecuador) se constituyen inpensadamente en prácticamente el primer grupo de inmigración, "curiosamente" coincidiendo con la crisis de los años 97/98 de aquel país y el recrudecimiento de las tensiones en Colombia, al mismo tiempo que se comienza a visualizar un crecimiento en general de las procedencias latinoamericanas. 2.2. En
lo político-social Algunos fenómenos a destacar son: - Dualización y exclusiones de nuevo tipo. La profunda dualización en términos sociales que han profundizado el quiebre entre los sectores tradicionalmente concentradores del poder y la riqueza. En Argentina la década menemista se tradujo en un aumento de la desigualdad de casi el 100% (el 10% más rico duplicó sus riquezas en relación al 10% más pobre). Y este proceso es común a toda Latinoamérica. Pero no sólo es un fenómeno exclusivamente "económico". Como al mismo tiempo se destruía el gasto social, se desarticulaba la educación y salud pública, con lo que han sentado las bases de una perpetuación por varias década (de no mediar cambios sociales radicales) en las nuevas condiciones de desigualdad y de exclusiones de nuevo tipo (imposibilidad de seguir el cambio tecnológico, los infopobres, etc.), empujando a amplios sectores de la población a la desesperanza o marginalidad (incluso delictiva) de todo tipo. - Represión política sistemática directa e indirecta La consolidación de estos modelos de regresión no podían hacerse sino a través de una intensa campaña orquestada de vaciamiento de la conciencia político-social perfectamente articulada con la represión desembozada. En países que ayer eran escenarios de guerras internas (El Salvador, Guatemala) o dictaduras (Argentina, Bolivia) los ejercitos genocidas o las policias "malditas", conformadas por siniestros personajes corruptos, torturadores y asesinos, no han sido ni mucho menos "depuradas", ni siquiera en términos "simbólicos" para cubrir la pantomima de las democracias débiles. Sigue habiendo desaparición forzada de personas (Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia...), sigue reprimiéndose a los movimientos de masa (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador...). Incluso, el grado de corrupción e impunidad dan pié a modelos de represiones irracionales aunque funcionales al sistema (el terror como instrumento de amedrentamiento ante cualquier forma de protesta o rebeldía) como el caso de Argentina en que la policía de la provincia de Buenos Aires ha asesinado a casi un centenar de adolescentes "de la calle" que se atrevieron a denunciar las torturas a que son sometidos cuando caen en las redadas policiales. Tampoco han desaparecidos los escuadrones de la muerte brasileño, sino que se han extendido a otros países centroamericanos. Pero además se han desarrollado planes de represión supranacionales específicos (disfrazados bajo el rótulo de "planes de desarrollo, antidrogas,...) como el Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina, y otros por el estilo. También desde la perspectiva de entender los flujos migratorios de la región, es clarificante mencionar los efectos devastadores del paramilitarismo, Colombia el mejor ejemplo aunque lamentablemente no el único, no sólo como represión de los movimientos populares, sino como expulsión de campesinos y trabajadores rurales que se ven brutalmente privados de sus medios de vida, viéndose obligados a trasladarse no se sabe a donde. En definitiva, la falta de democracia, de derechos sociales y humanos básicos (incluyendo la vida misma) está expulsando centenares de miles de personas de sus lugares de residencia, iniciando desde allí terribles periplos de hambre y persecusiones que no pocos casos tienen al continente europeo como destino. 2.3. Desintegración de las culturas e identidades Las élites regionales que se han dado alegremente al festín globalizador, aprenden inglés, se educan en Harvard o Chicago, hacen sus doctorados en el norte, viajan y consumen productos e ideas globales y globalizadas. Y trasladan islas de globalidad a sus ghetos de riquezas en medio de las pobrezas regionales: sus countries, sus villas fortificadas, sus centros financieros y urbanisticos sellados a la porosidad de las miserias locales. Es decir, no hablamos sólo de las dualizaciones sociales y económicas. Hablamos de la implantación de modelos culturales "globales" funcionales a sus hábitos de consumos pero profundamenta fragmentadores de las culturas regionales y las identidades de los pueblos que luchan oponiendo la autodeterminación también en lo cultural. El ataque a las tradiciones indigenistas de la población civil ecuatoriana en cuanto eje estructurador de la resistencia, el exilio de tribus amazónicas como efecto de la rapiña de suelos, maderas y otros recursos, pueden ser ejemplo puntuales de estos procesos de destructuración y extrañamiento de las personas en sus propias tierras. Pero más destructiva es la masificación de los llamados valores "occidentales", que en realidad son esencialmente, modelos uniformados de consumo que de esta manera buscan explicitamente crear las economías de escala para la producción y circulación capitalista hegemónica actual, que van superponiendo capas de cultura básicamente alienantes y rupturistas de las sociedades latinoamericanas, desde una doble perspectiva: primero en cuanto "ideología" negadoras de la identidad de los pueblos (no estamos diciendo ailacionismo sino el reconocimiento de si mismas, de la historia, de los sujetos sociales reales) y en segundo lugar, como alienación de amplias capas sociales que se someten a la sueño mágico de modelos de consumo que nunca podrán tener. Pero otra vez, estas desestructuraciones sociales a partir de la negación de las culturas endógenas y de la negación de las identidades sociales propias de cada pueblo, lo que hacen es disolver lo lazos de ligazón al lugar, realimentando así las tendencias a la expulsión de gente. 2.4. Devastación medioambiental Para no ser demasiado extensos, fijemos sólo el ejemplo de la Amazonía y su mercatilización, tanto como reservorio de oxígeno como de devastación por el capitalismo salvaje que está destruyendo un pulmón planetario por su voracidad de beneficios económico a corto plazo. Pero también deben señalarse otros emprendimientos de "modernidad capitalista" como comprar zonas (es decir, derecho a contaminar territorios y personas) para cementerios radioactivos, desechos industriales altamente tóxicos (Usuhaia, Argentina por ejemplo). Los impactos de corto
y largo plazo (salinización de aguas, desertización de
bosques y selvas, inundaciones por falta de retención de aguas,
etc.) vienen otra vez a expulsar economías y asentamientos poblacionales,
que aunque no suelen verse en forma "directa" como efecto
migratorio hacia otros países (sobre todo a Europa) constituyen
eslabones de una cadena de expulsión: migración desde
zonas rurales devastadas a las urbes, hacinamiento y precarización
de masas en las grandes urbes, presión demográfica, deterioro
de condiciones económicas y sociales de las ciudades, etc. que
terminan derivando en la migración de contingentes humanos distintos,
pero que sin duda se conectan con los fenómenos anteriores. 3. La responsabilidad de las instituciones y las corporaciones transnacionales europeas Podría simplemente decirse que todos los factores de expulsión que se han reseñado para América Latina no son sino los efectos de la Globalización en curso dentro de la Región. Y que por tanto, los flujos migratorios actuales no sino una de las caras bajo las cuales se presentan los profundos desequilibrios mundiales de este modelo regresivo de capitalismo salvaje. Y es cierto. Y en cuanto verdad "de perogrullo", las instituciones de la UE y las corporaciones a las cuales sirven, son responsables directos de la producción de los modernos flujos migratorios en la misma medida que son soportes e impulsores del modelo de Globalización que denunciamos. Pero es necesario ir más alla; bajar la crítica desde la categoría de enunciación general y atisbar en las responsabilidades directa de los agentes sociales y económicos de la UE en la producción de "inmigración" latinoamericana, que por supuesto, luego rechaza. Proponemos en esta parte, una intensa labor de investigación, debate y denuncia del papel del las transnacionales europeas en la consolidación de los desequilibrios económicos, sociales, culturales y medioambientales de América Latina. Esta es una labor que en el Estado Español deberíamos empeñarnos en hacer a lo largo de estos meses de presidencia española de la UE. Mientras tanto, se pueden adelantar algunos datos. ·
Las manifestaciones públicas y enfervorizadas de Aznar, Prodi,
Piqué, etc. advirtiendo al Gobierno argentino (y no nos equivoquemos,
no es ni popular ni democrático, es simplemente un mafioso alineado
con otros sectores del gran capital que tiene algunas contradicciones
con la fracción hegemónica del menemismo-delarruismo),
demuestra hasta que punto, el cacareado discurso de "los destinos
comunes, el patrimonio compartido de la lengua, etc." se van al
traste al menor signo de que algo de los enormes beneficios de las empresas
de base europea amenazan con reducirse. En definitiva, estamos enunciando la tesis política de que las corporaciones empresariales europeas, las instituciones y los gobernantes que en los últimos días han mostrado claramente cual es su "rol" respecto a América Latina, están directamente implicados en el diseño y sostenimiento del modelo de inserción de aquel continente al actual modelo de globalización y han contribuido directa y explícitamente a promover la emigración de ciudadan@s latinoamerican@s con sus lógicas de beneficio y de mercados, siendo activos protagonistas de lo que en el primer apartado hemos denominados "los factores de expulsión" específicos de América Latina.
No vamos en esta parte a repetir los análisis y las denuncias que el conjunto del movimiento anti-globalización y anti-UE está haciendo frente al reaccionario planteo de Europa-fortaleza, y de la visión políciaca y criminalizante de la inmigración. Ni siquiera vale la pena abundar en el cinismo e hipocrecía de aquellos que abogan por la libre circulación del capital y los factores de producción ... siempre y cuando no se refieran a los propios trabajadores. Por lo menos, hasta que la tecnología termine de poner a punto la libre circulación del trabajo sin movilizar a los trabajadores (Teletrabajo, trabajo a distancia, trabajo informacional sobre las redes de comunicación electrónicas, etc.). Si queremos llamar la atención a dos elementos de la política de gestión de la inmigración, puesta jactaciosamente por las instituciones de la UE dentro de las necesidades de la gobernabilidad y las políticas de Estado. Nos referimos a las politicas "de cupos" y la negociación bilateral (ya que en general son de Estado-Estado). La conjunción de estos dos elementos son la formalización de una perversidad política mayúscula. Ya dijimos que la propia política de rapiña de las corporaciones transnacionales y el capital financiero que están conduciendo en la práctica la globalización neoliberal (y que incluye a "nuestras" empresas europeas) son las responsables de forzar condiciones de expulsión y por tanto, de alimentar las tensiones migratorias. Una vez producidas estas tensiones, se busca regularlas ...!en función de las necesidades del norte!, con el fin de: ·
Cubrir la demanda de puestos de trabajos en donde sólo
una tasa de sobreexplotación del trabajo hace viable economicamente
esas actividades. Como socialmente hay todavía un rechazo o resistencias
(sindicales, políticas, etc.) en la población autóctonas
del primer mundo, se hecha mano a mano de obra extranjera de los países
periféricos. Y sobre ello, dos comentarios: en primer lugar,
que estas actividades tienen una "ventana de oportunidad"
porque a medio plazo se irán traslando a los propios países
periféricos en la medida que la tecnología, los transportes
y la desregulación compense el coste de la deslocación
(por ejemplo, los centros de llamadas de Telefónica ya están
en Marruecos aunque aquí nos parezcan que están ahí
nomás). En segundo lugar, que el cupo lo único que hace
es desarrollar la clandestinidad de los inmigrantes, creando las condiciones
de su precariedad laboral, que es en esencia la función reguladora
de demandas reivindicativas del mercado de trabajo que el capitalismo
está utilizando. 5. Conclusiones y propuestas · Por lo expuesto, debemos responsabilizar directamente a las transnacionales y las instituciones
europeas de causar y/o promover directa o indirectamente el flujo migratorio
desde América Latina en la medida que han aportado sustancialmente
a crear los factores de expulsión de población latinoamericana. |