Javier
Lago, de
"Cultura Africana"
VIAJAR
ESTA DE MODA
Después de años de pensar que "como en mi pueblo
no se está en ningún sitio", a los españoles
nos ha entrado la fiebre viajera. Y los medios de comunicación
recogen la moda y nos dan consejos de mucho fuste y profundidad. Nos
dicen, por ejemplo, que no hay que confundir al "viajero"
con el "turista". Y al personal le empieza a entrar la mala
conciencia (¿qué seré yo?) y ya no sabe a qué
atenerse.
Una amiga mía, y cliente desde hace años, dio el otro
día un manotazo sobre el mapa en que yo le explicaba una ruta
por Senegal, diciendo muy ofendida:
- "¡Javi, por Dios, que yo no soy ninguna turista!"
Mi único pecado fue sugerirle tres días de hotel en
lugar de los dos habituales.
EL ARTE
DE VIAJAR
Si viajar es un desplazamiento y un deseo irrefrenable de visitar
otro lugar, otras gentes, otras religiones, otras arquitecturas, otras
economías... entonces todos somos viajeros. Aunque solo sea
por curiosidad.
Y es que entiendo que para viajar sólo se necesita tiempo,
dinero y curiosidad. Lo demás son ganas de meterse en camisas
de nueve metros veinticinco, que vienen a ser las de once varas, aproximadamente.
VIAJEROS
CÉLEBRES DEL PASADO
También parecen estar de moda ya que se reeditan muchos autores
y muchas obras. A mí, personalmente, me atrae su aventura pero
no el modo en que solían realizarla. Y es que viajar con una
corte de cuatrocientos esclavos que te limpiaba la mula, te preparaba
la cama, te enfriaba la tienda y te calentaba el té... no me
parece de gran mérito. Además solían dejar una
carnicería a su paso, tanto de animales salvajes como de tribus
rebeldes. Y estaban tan endiosados que acostumbraban a cambiar los
nombres de ríos, lagos, montes y cascadas por el suyo propio
o por el de sus gobernantes.
Lamentable.
A mi entender, el buen viajero ve, observa, aprecia y, si puede, comparte.
Pero nunca debe meterse en los asuntos del "otro".
Y para un viaje se necesita bien poco: una mente abierta, siempre
dispuesta a aprender y a ser aprehendida. Y nunca se debe aceptar
más esclavitud que la del tiempo y dinero de que dispongamos.
LAS VIRTUDES
DEL TURISMO
Mal comparado, el turismo consigue hoy en día lo que el estudio
lograba en los antiguos monasterios medievales: trabajar las tres
potencias del alma. Es decir, el turismo esponja la memoria, recrea
el entendimiento y aviva la voluntad. Todo aquel que viaja a otros
países y culturas también realiza, de alguna manera,
un viaje interior. Su curiosidad le permitirá conocer otras
formas de vida y pensamiento y a la vez le dará una nueva dimensión
de su propia persona. Una dimensión tan placentera como insaciable
que, posiblemente, le hará ser más cabal y tolerante
y menos racista y prejuicioso.
AFRICA
Se nos mete en el cuerpo sin remedio a través de todos los
sentidos, incluso de los que tenemos más desentrenados. Nos
acaricia y nos sacude, nos susurra y nos grita, nos endulza y nos
amarga, nos mira y nos sueña... Pero nunca nos deja indiferentes.
DESCONOCIMIENTO
-.¿Adónde dices que vas ahora?".
- A Mozambique
- Pues ten cuidado, macho, que creo que hay una guerra tremenda.
Mi vecino Nicolás siempre me dice lo mismo, tanto vaya a Camerún,
a Etiopía, a Níger o a Madagascar. Y no es que sea más
tonto o más listo que cualquier otro español medio sino
que tiene una visión parcial y limitada de Africa. Es decir,
tiene la que se nos ofrece a todos por la tele: una visión
en la que sólo hay guerras, dictaduras, epidemias, catástrofes,
hambre y desolación.
Mi vecino Nicolás, como cualquier otro español medio,
no me sabe decir el nombre de una fiesta africana, de una alegría
común, de una celebración única, de un rito ancestral,
de un paisaje irrepetible, de un artista celebrado, de una persona
honesta... Sospecha que no hay nada de eso en Africa.
EXAGERACIONES
A este desconocimiento también contribuyen algunos periodistas
que con tal de colgarse medallas en pecho propio son capaces de confundir
las cabezas ajenas distorsionando la realidad.
Un ejemplo: programa documental televisivo, firmado por profesional
de campanillas (sobra el nombre). Nos insiste una y otra vez en que
las imágenes que estamos viendo -las de una mujer Bassari realizando
una ceremonia nocturna entre hombres- son presenciadas por primera
vez por ojos occidentales. No explica el ritual ni aclara la razón
de aquella presencia femenina. Sólo insiste en su "primicia"
informativa.
Y hasta eso es incorrecto. Muchas personas que han viajado con nosotros
lo saben, entre otras cosas porque guardan desde hace años
alguna que otra foto de la misma ceremonia y de la susodicha mujer.
LA ECONOMIA
VIAJERA
La contradicción más grande de este continente es que,
aún disponiendo de grandes reservas naturales y contando con
gente laboriosa, no acaba de despegar. Sabemos que los intereses del
Primer Mundo y de los caciques locales coinciden: les interesan, por
ejemplo, las maderas exóticas de los bosques ecuatoriales,
los diamantes de Angola o Sierra Leona, las minas de Sudán...
Curiosamente, zonas todas ellas que tienen una guerra enquistada en
sus entrañas.
La triste realidad es que la gran mayoría de africanos tiene
una economía de subsistencia. Pareciera que no tienen derecho
a la educación, a la sanidad, al futuro. Siendo viajero, o
turista, se contribuye a las economías locales. Ya sabemos
que no es lo mismo "ir de hoteles" que convivir con las
poblaciones. Pero siempre se contribuye. Sin necesidad, claro está,
de dar lecciones magistrales o de meter las narices en asuntos que
no te incumben.
Y respetando siempre el espacio y las costumbres de allí. En
caso contrario, no hay que sorprenderse de lo que nos puedan llamar.
Mi amiga Agnes, por ejemplo, se quitó la parte de arriba del
bikini en la playa de Lobé (Camerún), algo que no suelen
hacer las nativas. Dos niños que iban a acercársele,
quizá a pedir un bombom, desistieron de ello al ver los dos
pechos blancos al aire:
- Déjala, está medio salvaje
- Tienes razón.
ESPAÑOLES
EN AFRICA
Dicen de nosotros que hablamos muy alto y que bebemos mucho ("Bebéis
como pigmeos"). No es una conclusión estadística,
sino la opinión habitual que me transmiten guías, conductores,
cocineros o familias que nos acogen.
Pero también piensan que somos una buena gente con la que merece
la pena compartir casa y comida. Saben que nos gustan las fiestas
y que nos acostamos tarde. Y también que no solemos olvidarnos
de las amistades hechas, porque casi siempre seguimos intercambiando
cartas, regalos o nuevas visitas.
COOPERANTES
Y MISIONEROS
En mi opinión, la suya es una labor más que discutible
y que, a no tardar, habrá que abordar sin prejuicios, ñoñerías
y paternalismos. A mí me provoca algunas dudas: ¿Se
contribuye verdaderamente al desarrollo? ¿La educación
que se transmite es la adecuada? ¿Somos más inteligentes
los blancos que los negros? ¿Tenemos derecho a decirles lo
que está bien o está mal? ¿Respetamos sus culturas?
A lo mejor sería más interesante que, en vez de darles
la tabarra a ellos, se la diéramos a nuestros gobernantes para
que cambiaran de una puñetera vez sus políticas con
el continente.
Puede que sea un dato anecdótico, pero en cualquier caso me
parece vergonzoso que siempre, siempre, haya un coche a la puerta
de las discotecas, con el logotipo de un organismo de cooperación
o de una ONG y con el chófer nativo esperando a que el señor
salga con una nueva y jovencísima señorita.
Incluso estos impresentables contribuyen a la economía local.
VIAJEROS
AFRICANOS EN ESPAÑA
Los africanos que nos visitan no suelen atormentarse, como nosotros,
por saber si son "viajeros" o "turistas". Saben
que sólo pueden ser emigrantes.. o al menos intentarlo. Su
viaje es penoso y está lleno de trampas. Les acechan las mafias,
el mercado negro y nuestra policía.
Muchos españoles que viajan a Africa se quejan de les pidan
el pasaporte, el visado y la cartilla de vacunación. A los
africanos que vienen les exigimos todo eso... y además un "pronto
retorno".
Y esto es algo que, amigos míos, como viajeros, turistas y
emigrantes que somos, nos debería hacer reflexionar mucho más
hondamente de lo que lo hacemos.