|
A
MODO DE ADELANTO:
Este a modo de adelanto es un tributo a la disponibilidad de espacio (y de tiempo, claro), pero también un compromiso. Estamos analizando en detalle el tema y da para mucho, al menos mucho más de lo que cabe en unas pocas páginas (dónde ni siquiera cabe una parte de la rabia ante tanta desfachatez política oficial). Por eso el compromiso es que pronto volveremos con más. Pero no pueden dejar de comentarse algunos aspectos políticamente "fuertes". Para empezar, el empeño puesto por el PP en modificar una Ley que apenas significó un tibio reconocimiento de derechos básicos y esenciales de cualquier sociedad que se precie de democratica, por más devaluado que este concepto esté. Y lo hizo desde el enredo, desde el ocultamiento de su verdadero pensamiento tras una maraña de tecnicismos y falsedades políticas que, para colmo, en condiciones normales, no resistirían el menor análisis. Claro, no vamos a descubrir aquí la sociología de la derecha política y social real, pero es bueno no perder de vista el tipo de escenario en que les toca actuar a los sectores y fuerzas alternativas y progresistas. En este sentido, hay tres cuestiones que merecen ser destacadas. En
primer lugar, algunos de los fundamentos esgrimidos en los
propios considerandos del Proyecto de Reforma. Allí se destaca,
por ejemplo, que se promueve la derogación de la reciente Ley 4/2000
para ajustarse a los compromisos internacionales asumidos en la Cumbre
de Tampere. Y esto es esencialmente falso, porque en Tampere sólo
se establecieron algunas declaraciones generales y no vinculantes, que
si bien, en las manos (y los cerebros) de esta derecha neoliberal dominante,
puede ser siempre "carta libre" para cualquier recorte de libertades,
en rigor no obligan a nada de lo que la Reforma propone. En segundo lugar, se mencionan las "deficiencias técnicas" observadas durante la vigencia de la anterior ley. Ante esta afirmación llama la atención el tamaño de las falsedades escritas. Recordemos que en el mismo momento de aprobarse la Ley 4/2000, el PP ya estaba anunciando que la derogaría; por tanto antes de que entrase en vigor. Pero además, porque en la práctica, en los escasos ocho meses de vigencia ha habido poco desarrollo reglamentario (y menos aplicación aún por parte del Gobierno), pero en aquellos aspectos que se han podido aplicar, se ha demostrado todo lo contrario. Por ejemplo, se han extendido miles de tarjeta sanitarias a extranjer@s, sin que se haya producido ningún tipo de problemas o desequilibrios técnicos ni económicos en los sistemas sociales correspondientes. En
tercer lugar, según
el Gobierno, se busca parar el "efecto aluvión" producido
por la Ley 4/2000. Y aquí hay que denunciar la intensa campaña
institucional y la irresponsable aportación mediática dando
cuenta de "oleadas de inmigrantes ilegales" para referirse a
algunos centenares de pobres que arriban como pueden (o sea, con mafias
consentidas y laberintos burocrático-legales de por medio). Insistimos,
algunos centenares, cifra ridícula si nos atenemos, por ejemplo,
a los estudios publicados por la ONU que concluyen que el Estado Español
requiere de al menos 250-350 mil inmigrantes al año para tener
una pirámide poblacional sostenible. Y, si miramos a nuestro alrededor,
vemos países con proporciones del 20% (varios millones) de inmigración
(la nuestra ronda apenas el 2%). En el fondo
de este escenario decadente, de degradación de la ética
social y de discursos insultantes por su cutrez, hay temas políticos
cuyo debate se le está escamoteando a la sociedad. Para comenzar
una lista demasiado extensa, deberían al menos plantearse con urgencia
las siguientes cuestiones: __________________________________ |