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LOS JEFES SON PREPOTENTES, IRRESPETUOSOS Y SORDOS
Pilar Trucios,
en "Expansión" La falta de respeto se traduce en conductas relacionadas con la falta de consideración: hablar a gritos, groserías, broncas en público y mal carácter. "Sorprende que exista este comportamiento en la mitad de los directivos de alto nivel que tienen entre sus colaboradores a otros jefes, lo que indica que posiblemente esto se agrave con los empleados de base", comenta Paco Muro, consejero delegado de Otto Walter. Por otro lado, la prepotencia incluye vanidad, empecinamiento, protagonismo, ir de superior por la vida, de listillo y orgulloso, mientras que la incompetencia se asocia más con la falta de preparación, la desorganización y la ausencia de liderazgo. Para Paco Muro, "la dirección de personas es una especialidad en sí misma y quizá se ha descuidado este asunto. Al contrario que hace unos años, el jefe actual está al servicio de su equipo. El miedo ya no sirve para retener, porque en tiempos de bonanza, si no se cuida al profesional, la desbandada es general". Por sectores, los encuestados coinciden en señalar la falta de respeto en el primer lugar. En las entidades financieras padecen en mayor medida que otros la prepotencia y la ausencia de apoyo, así como la no implicación del jefe y el mal trato. En la industria y construcción se quejan más de la falta de confianza y delegación y a cambio son los que menos padecen el autoritarismo. También son los que más detestan a los jefes que no reparten los logros y acaparan méritos del equipo, así como las injusticias y favoritismos. El más sensible a la vanidad y a la prepotencia, a la falta de escucha a la falsedad y a la hipocresía es el sector servicios, que acusa con mayor intensidad que el resto de sectores el abuso de su tiempo. Por último, las personas que trabajan en informática y telecomunicaciones se sienten más afectadas por la incompetencia directiva, por la falta de apoyo y de comunicación de sus superiores. No es mi caso La investigación deja al descubierto los comportamientos que más irritan, fastidian y minan la motivación de los equipos. "Y es que, a menudo -dice Muro-, el problema no está en cambiar de empresa sino de jefe". |