La
ciudadanía exige democracia participativa y la anulación
de la Deuda Externa
Pepe
Mejía, de la Plataforma 0,7
Más de un millón
300 mil ciudadan@s participaron en la Consulta Social sobre la Deuda
Externa que organizó la Red Ciudadana por la Abolición
de la Deuda Externa, que aglutina a más de 1.200 organizaciones
sociales vinculadas a la ecología, feminismo, vecinos, solidaridad,
zapatistas y cristianos de base, entre otros.
La experiencia, única
en el Estado y que sepamos en la Europa del capital, constató
la irrupción de la ciudadanía ejerciendo la democracia
participativa y cuestionado la democracia formal. Por otro lado, ha
servido para dar un nuevo impulso a las organizaciones sociales y al
trabajo en red. Finalmente, la Consulta ha colocado a la deuda externa
y la realidad de los países del Sur en eje de movilización
y emplazamiento al Gobierno.
El Estado, a través
de sus brazos incluido el armado, se movilizó para frenar esta
iniciativa nacida desde la propia ciudadanía. La Junta Electoral
Central y los diferentes cuerpos de seguridad del Estado fueron los
más activos. La campaña se realizó a pesar de los
fuertes condicionantes. Los medios de comunicación no reflejaron
fielmente el trabajo en los nodos locales y regionales, que fue la base
del éxito. Los medios estuvieron más atentos al circo
que habían montado los partidos con el único objetivo
de salir medio minuto en directo en el telediario de turno.
Desde la Red y en el pequeño
espacio de cinco meses, con 25.000 voluntari@s en la organización,
se hizo un trabajo consciente y planificado de sensibilización
previo a la Consulta. En lugares en donde se partía desde menos
cero -caso de Galicia- los resultados han sido espectaculares en participación,
tanto en la misma Consulta como en aglutinar a gentes en la organización.
Por otro lado, en el transcurso de la Consulta Social hubo diversas
y "sabrosas" incidencias. Por ejemplo, en un barrio de Madrid, apoderados
del Partido Popular se presentaron en las mesas con sus credenciales
colgando del pescuezo y blandiendo una copia de la resolución
de la Junta Electoral Central, conminando a los voluntarios a levantar
la mesa. En otro caso, hubo policías que participaron votando
y también aquel Guardia Civil que en una localidad de la sierra
madrileña advertía a los que llevaban camisetas con el
logo "DEUDA EXTERNA ¡BASTA YA!", que podía constituir "delito
electoral".
Pero también hay
que destacar que hubo resistencia social. En Córdoba, la última
urna que sobrevivió a la escalada represiva fue rodeada espontáneamente
por los ciudadanos y no permitieron que la policía se la llevara.
En otra localidad, esta vez en Catalunya, la gente metió las
urnas en sus portales e impidió que la policía accediera
a sus viviendas. Y así hasta llenar las páginas de esta
revista...
Uno de los factores que
ha incidido en el éxito de la campaña -hemos salido hasta
en dos oportunidades en la revista del corazón Pronto-
ha sido la pluralidad. En la Red coexisten diversas tradiciones y experiencias
y también muchas gentes que se inician en la acción social.
Jóvenes y no tan jóvenes han sido los protagonistas de
este hecho que, aunque inédito, también ha generado contradicciones.
Por ejemplo, dentro de la Iglesia ha habido sectores muy activos en
contra de la Consulta. Sin embargo, muchas de sus bases estaban y están
trabajando en la Red. Las contradicciones también se han reflejado
en el diseño de las acciones más espectaculares y de envergadura.
No es lo mismo salir con globitos de colores en la Puerta del Sol que
plantear la ocupación de un banco. Pero en la variedad y la discusión
está la riqueza y las perspectivas son muy buenas.
En todos sus aspectos,
la campaña está resultando alternativa. En la organización:
la descentralización y la autonomía de los nodos locales
y regionales ha sido absoluta. El trabajo horizontal ha sido fundamental.
Sin embargo, la participación de las distintas organizaciones
integradas en la Red ha sido desigual y porque algunas de ellas su estructura
organizativa les dificultaba trabajar en Red. El compromiso personal
y la responsabilidad individual han sido elementos determinantes a la
hora de sacar adelante la campaña.
La Red ha conseguido el
apoyo de numerosos intelectuales, artistas, organismos internacionales
como la ONU y la prensa internacional. Su repercusión en países
de América Latina y África está por ver pero ha
sido una experiencia seguida por miles de personas a través de
intemet.
El cuestionamiento del
sistema -no por coincidencia se hizo la Consulta el mismo 12 de marzo-
desde la ciudadanía es el hecho más destacable. Pero también
el hecho de que esta iniciativa coincida con el amplio sentir de la
población en su rechazo a participar en esta democracia formal.
El nivel de abstención ha sido significativo en las elecciones
generales. La Consulta Social ha hecho reflexionar a más de un
partido y no sólo de izquierda. Conseguir movilizar a miles de
personas por un tema que afecta a más de la mitad de la población
mundial indica la importancia y la credibilidad que ha ganado la Red
Ciudadana.
Pero, ¿cuáles
son las perspectivas? En primer lugar, hacer una valoración más
profunda, reforzar la Red invitando a más colectivos, invertir
en formación de cuadros, desterrar actitudes sectarias y/o excluyentes,
preparar el diseño de la campaña en su etapa de presión
política de cara al Gobierno, partidos políticos, banca
y organismos internacionales, estudiar las posibilidades de seguir movilizados
en torno a otros temas que también interesan a la ciudadanía:
inmigración, Tasa Tobin, transgénicos,...
En las actuales circunstancias,
en la que se constata que no hay alternativas políticas partidarias
de oposición al sistema y al gobierno de turno, iniciativas ciudadanas
como la que estamos comentando cobran una especial relevancia. Juntos
tenemos que levantar ese bloque de resistencia social a las políticas
neoliberales e insolidarias.
En conclusión,
ha nacido una plataforma interesante para articular y potenciar las
redes sociales y tenemos la oportunidad de conseguir que la ciudadanía
sea la protagonista. En eso andamos.
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