LOLITA
LEBRON: 44 AÑOS DE LUCHA POR LA INDEPENDENCIA PUERTORRIQUEÑA
«Puerto Rico unido a EEUU sería otra Irlanda
del Norte»
Javier Espínosa,
envíado especial
de "El Mundo" en San Juán de Puerto Rico (29 de
Julio de 1998)
Han pasado 44 años, pero Lolita
Lebrón, de 79, recuerda el ataque al Congreso de Estados Unidos
con vehemencia. Hace gestos como si empuñara una pistola y rememora
el lugar exacto en donde portaba la bandera de Puerto Rico, «en
el hombro derecho», aclara. «Grité: "¡Libertad
para Puerto Rico ahora!" Y comencé a disparar», recuerda.
El ataque del grupo separatista dejó heridos a cinco diputados.
Lebrón fue encarcelada durante 25 años hasta recibir el
indulto del presidente Jimmy Carter en 1979. Símbolo de la causa
independentista, Lebrón dice que «la anexión con EEUU
provocaría una guerra civil en Puerto Rico».
Pregunta.-
A 100 años de la intervención de EEUU en la isla y cuando
las encuestas señalan que el movimiento separatista no atrae a
más de un 6% del electorado, ¿cree todavía factible
la independencia de Puerto Rico?
Respuesta.- Por supuesto. Es cierto que Puerto Rico se ha americanizado.
Estados Unidos trajo un gran progreso económico a la isla si usted
nos compara con el entorno latinoamericano. No podemos pedir la independencia
porque suframos miseria y hambre...
P.- Pero entonces, si la asociación con Estados Unidos ha reportado
un evidente beneficio económico para la población y la mayoría
de los puertorriqueños quiere mantener esa situación, ¿por
qué defender un Puerto Rico soberano?.
R.- Porque la libertad es un derecho inalienable de todos los pueblos.
La dignidad no reside en el bienestar material sino en los principios
y el primero entre ellos es la libertad. Aquí no tenemos que vivir
bajo la bandera de nadie. Ya tenemos la nuestra.
P.- En las elecciones de 1952 los independentistas eran la segunda
fuerza política de Puerto Rico. ¿Por qué se convierten
en un movimiento minoritario en menos de 50 años?
R.- Por varios factores. Porque el independentismo se quedó anclado
en los 30, en los 40. ¡Mire esas autopistas, la gente conduciendo
esos automóviles enormes! ¿Cómo le vamos a pedir
que renuncien a todo eso y se tiren al monte con la guerrilla? Ese tiempo
pasó. EEUU también comete un gran crimen con su adoctrinamiento,
con la educación que le da a nuestros niños. Hay gran cantidad
de puertorriqueños devorados por la cultura imperialista. Han asesinado
el espíritu nacional.
P.- ¿Qué opina sobre la convocatoria de un nuevo plebiscito
para decidir la suerte política de la isla?
R.- Me parece positivo, porque este país es como una máquina
a la que hay que darle cuerda. Servirá para que la población
despierte.
P.- ¿Qué ocurriría si ganaran los anexionistas?
R.- Se rebelaría toda la isla. La anexión provocaría
una guerra civil en la que todos moriríamos. No quiero que se vierta
sangre, pero tienen que saber que no nos quedaríamos de rodillas.
EEUU es consciente de eso e impedirá que se concrete la unión.
No quieren crear una nueva Irlanda del Norte.
P.- ¿Qué le impulsó a atacar el Congreso de EEUU?.
R.- Fue una orden que recibí del dirigente nacionalista Pedro Albizu
para protestar por la implantación del Estado Libre Asociado [que
entró en vigor en 1952]. Pedro Albizu me pidió que atacara
el Pentágono, la Casa Blanca, el Capitolio y la Corte Federal.
No teníamos tanta fuerza y nos limitamos al Capitolio. Allí
nacieron todas las leyes que nos someten. Iba dispuesta a
morir.
P.- ¿Se arrepiente de aquella acción?
R.- No. Lo haría de nuevo. La lucha armada es el último
recurso de los pueblos. Los libertadores no somos unos matones, pero no
existía otra manera de reclamar. Además, ¿con qué
derecho hablan de terrorismo países que han asesinado a miles de
personas para conseguir su condición de nación? Muchos de
los héroes que ahora venera EEUU fueron terroristas para los ingleses.
Terrorismo es lo que hicieron ellos cuando nos invadieron y prohibieron
el español. Los niños tenían que pedir permiso en
la escuela en inglés para ir al baño y muchos se hicieron
sus necesidades encima antes que hablar en ese idioma. Eso sí es
terrorismo.
P.- ¿Todavía sigue defendiendo la lucha armada? ¿Está
de acuerdo con los atentados de Los Macheteros?
R.-Creo que los tiempos han cambiado y que ahora no hay necesidad de matar
para conseguir la libertad. Yo no empuñaría hoy las armas,
pero admito que el pueblo tiene el derecho a usar todos los medios a su
alcance para liberarse. A Los Macheteros y a su líder, Filiberto
Ojeda, los admiro, pero me gustaría que no recurrieran a la violencia.
EL PRIMER ATENTADO TRAS
LA "LIBRE" ASOCIACIÓN
Cuando Lolita Lebrón y otros tres compañeros de militancia
independentista irrumpieron en el Capitolio a tiro limpio, Puerto Rico
atravesaba uno de sus periodos históricos más convulsivos.
En realidad, este atentado, en el que resultaron heridos los parlamentarios
Alvin M. Bentley, George H. Fallon, Ben F. Jensen, Clifford Davis y Kenneth
A. Roberts, era el primero después
de que a la antigua colonia española le fuera concedido el estatuto
de «Estado libre asociado» el 3 de julio de 1950. Esta proclamación
por parte de Estados Unidos provocó una revuelta popular el 30
de octubre de ese año, que fue sofocada tres días después
coincidiendo con un supuesto complot puertorriqueño para asesinar
al presidente Truman.
Como responsable de ambas acciones fue detenido y condenado a prisión
Pedro Albizu Campos, presidente del entonces Partido Nacionalista de Puerto
Rico, que fue disuelto. Por eso el atentado del comando del que formaba
parte Lolita Lebrón puede ser considerada como la primera acción
armada para recuperar la independencia; de acuerdo con la teoría
del «primer disparo» de Malcon X, el ataque al corazón
del sistema político norteamericano tendría que haber multiplicado,
por simpatía, las acciones armadas. Pero no ocurrió así.
Habría que esperar a 1968 para que, al calor de un ambiente revolucionario
que recorría todo el mundo, surgieran los Comandos Armados de Liberación,
cuyos objetivos principales fueron las propiedades de empresas norteamericanas
y las delegaciones establecidas en la isla por la Administración
de Washington.
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