Los casos Sharon y Franks en Bélgica
Aprendiendo la
lección: la Jurisdicción Universal belga bajo amenaza
Laurie King-Irani*
4 de Julio de 2003. Indict Sharon,
24 de junio de 2003
Traducción de Paloma Valverde (www.nodo50.org/csca)
"El intrincado entramado
de la legalidad internacional uno de los más nobles compromisos
del sangriento siglo XX se encuentra en serio peligro. La feroz
oposición de EEUU al TPI, a lo que hay que sumar los acontecimientos
en Bélgica, limita o debilita las jurisdicciones en las
que las víctimas de las atrocidades pueden verse resarcidas."
El 23 de junio de 2003 en un acto de ingerencia sin precedentes
en los procesos judiciales y políticos de un Estado, el
gobierno de EEUU forzó al gobierno belga a dejar sin contenido
la admirable y progresista legislación belga sobre Jurisdicción
Universal (coloquialmente, "Ley Anti-atrocidades"),
la cual ya sufrió una meticulosa remodelación en
el parlamento belga hace dos meses. EEUU temía que esa
ley, que incorpora la legislación internacional a la legislación
nacional belga, pudiera llevar al procesamiento de militares
o de altos cargos del gobierno estadounidenses, o a su posible
detención en Bélgica. Existen numerosos impedimentos
legales para llevar a cabo esas posibilidades. Bélgica
ha subrayado todos ellos en un intento de evitar la presión
de EEUU pero sin resultado frente a las poderosas técnicas
de persuasión del secretario de Defensa Donald Rumsfeld
[1] .
Presiones del Departamento de Defensa
A pesar de que era altamente improbable que algunos de los
casos llevados contra oficiales estadounidenses a Bélgica
pudieran llegar a ser investigados alguna vez en un proceso judicial,
y a pesar del aplazamiento por el gobierno belga de todos los
casos que se presentan contra oficiales y militares estadounidenses,
con lo que tienen que volver a EEUU, Rumsfeld continuó
su presión sobre Bélgica amenazado con retirar
grandes cantidades de dinero para las operaciones de la OTAN
y para la construcción de proyectos, e incluso advirtió
repetidamente que EEUU trasladaría fuera de Bélgica
el Cuartel General de la OTAN al completo a menos que la ley
se suavizara.
Hablando en términos económicos, tal traslado
sería para Bruselas como sacar de Manhatan la Bolsa de
Nueva York. Muy pocos países podrían haber soportado
tales presiones y el gobierno belga acaba de capitular, corriendo
el riesgo de dejar su Ley de Jurisdicción Universal sin
el componente universal. Se supone que estos inquietantes
acontecimientos debilitan algunos casos importantes, casos que
suponen intentos legalmente irrebatibles de alcanzar la justicia
internacional en los tribunales belgas; en primer lugar un caso
sobre el ex-dictador Hissene Habre y el caso histórico
contra Ariel Sharon, Amos Yaron, Rafael Eitan y otros israelíes
y libaneses por su implicación en las masacres aún
sin investigar de Sabra y Chatila en 1982, un Crimen de Guerra
sobre el que el Tribunal Supremo belga, recientemente constituido,
garantizó una completa investigación judicial [2].
Regodeándose en su éxito al forzar la complicidad
de Bélgica con las cuestionables concepciones de EEUU
sobre una justicia global, Rumsfeld manifestó el 23 de
junio con aprobación sobre la obediencia belga: "Bélgica
ha aprendido la lección: sus acciones tienen consecuencias".
Irónicamente, fue precisamente esa verdadera lección
por la que la Ley de Jurisdicción Universal belga fue
diseñada: para decir a los criminales de guerra y a los
violadores de los derechos en todo el mundo que "si violas
las Convenciones de Ginebra, la Convención para la Prevención
de la Tortura o la Convención para la Prevención
del Genocidio, has de saber que no puedes disfrutar de impunidad.
No escaparás a la justicia; tus acciones tendrán
consecuencias legales y judiciales".
Miles de víctimas y supervivientes de terribles abusos
de los derechos humanos, tortura, genocidio, y Crímenes
contra la Humanidad se enfrentan a un mundo más peligroso
y oscuro hoy, mientras que aquellos que les atormentan y asesinan
a sus familias, pueden respirar tranquilos sabiendo ahora que
"los negocios", como siempre, seguirán igual
y sus posibilidades de ser condenados alguna vez por sus crímenes
son ahora otra vez escasas. Algunos analistas han afirmado que
la ley belga ya no tenía sentido debido al establecimiento
del Tribunal Penal Internacional (TPI) el año pasado en
La Haya. Pero este nuevo tribunal, un hito, un logro en la historia
de la legalidad internacional, no puede juzgar Crímenes
de Guerra, Crímenes contra la Humanidad o Crímenes
de Genocidio fechados con anterioridad al 1 de julio de 2002.
Las atrocidades cometidas antes de esta fecha no serán
investigadas jamás ni juzgadas sin la constitución
de un tribunal penal internacional especial o sin utilizar los
sistemas judiciales nacionales, como el ofrecido por Bélgica.
A pesar de que muchos comentaristas y analistas han intentado
describir la ley belga de Jurisdicción Universal como
rara, extrema, incómoda, vergonzosa, o incluso peligrosa,
no es nada de eso. De hecho, la legislación belga sobre
jurisdicción universal de 1993, 1999 y 2003 simplemente
formaliza y codifica en el cuerpo legislativo nacional belga
lo que se espera de cada uno de los estados firmantes de las
Convenciones de Ginebra: procesar o extraditar a cualquiera que
sea culpable de los crímenes más abyectos contra
la Humanidad. Para actos de tortura, Crímenes de Guerra
(por ejemplo, cualquier violación grave de las Convenciones
de Ginebra) y Crímenes contra la Humanidad, la jurisdicción
para juzgar no es simplemente territorial, sino universal. Todos
los países no sólo tienen el derecho, sino la obligación
de juzgar a tales criminales en el interés de proteger
a toda la Humanidad, denegando a los criminales cualquier santuario
o inmunidad. Bélgica simplemente se toma este principio
en serio y lo lleva a la práctica, insertándolo
en su cuerpo de leyes nacionales y dirigiéndolo con políticas
claras y minuciosas. ¡Ojalá que todos los países
siguieran el liderazgo belga! Ningún alto cargo belga
tiene que manifestar incomodidad o vergüenza por la Ley
de Jurisdicción Universal. La ley, por contra, debe ser
celebrada como una razón de orgullo nacional y presentada
como una lección de coraje y de legislación con
principios, [una ley] de la cual otros pueden aprender y obtener
inspiración.
Reforzar la campaña contra
la impunidad
Para quienes apoyan la campaña global contra la impunidad
por Crímenes de guerra y Crímenes contra la Humanidad,
el reloj se ha detenido dramáticamente tras la decisión
del gobierno belga plegarse a las irracionales peticiones estadounidenses.
En un mundo dominado por un único superpoder, enemigo
del concepto de leyes humanitarias internacionales y de justicia
global, esos compromisos para detener los peores abusos que la
Humanidad puede infligirse a sí misma mediante la prevención
de la impunidad, se enfrenta a grandes tareas. La primera y más
importante entre esas tareas es el trabajo de educar a los periodistas,
educadores, estudiantes y políticos locales y nacionales
sobre el papel y la importancia de las leyes humanitarias internacionales
y de las leyes sobre derechos humanos. Esas leyes nos pertenecen
a todos nosotros. Existen para protegernos a cada uno de nosotros
del daño y de los abusos del poder; no están para
proteger a las elites, a las personas bien relacionadas y a los
poderosos de ser vigilados y de su responsabilidad. Sólo
en un contexto de profunda ignorancia ciudadana acerca de los
preceptos, principios y prácticas de la legalidad internacional,
la Ley de Jurisdicción Universal belga podría ser
rechazada por ser más peligrosa que los criminales a los
que debe aprehender y que los crímenes que debe evitar.
El intrincado entramado de la legalidad internacional uno
de los más nobles compromisos del sangriento siglo XX
se encuentra en serio peligro. La feroz oposición de EEUU
al TPI, a lo que hay que sumar los acontecimientos en Bélgica,
limita o debilita las jurisdicciones en las que las víctimas
de las atrocidades pueden verse resarcidas.
Proteger, preservar y avanzar en el conjunto de las leyes
internacionales siempre en evolución es una obligación
de todos nosotros, no sólo por nuestra seguridad y por
la seguridad de todos aquellos que han sufrido daños inenarrables
en el pasado, sino sobretodo por las generaciones venideras que
van a perder mucho si se permite el actual estado de falta de
atención y respeto a la Justicia para hacer florecer primero
y destruir después el marco global de responsabilidad,
un marco por el que Bélgica trabajó mucho para
hacer avanzar y mejorar.
El procesamiento contra Sharon
La Campaña Internacional para la Justicia de las
Víctimas de Sabra y Chatila ha intentado por todos
los medios jugar su pequeña parte en este esfuerzo crucial
de educación. Nos mueve la preocupación y las cartas
de apoyo que hemos recibido de personas de todo el mundo, agradeciendo
el duro trabajo de los abogados Luc Walleyn, Michael Verhaeghe,
y Chibli Mallat, asombrados por el valor de los supervivientes
de la masacre y agradecidos por que nuestro caso haya llegado
tan lejos como lo ha hecho en el sistema judicial belga [3].
Que el Tribunal Supremo belga se pronunciara favorablemente
a las peticiones de [las víctimas] de Sabra y Chatilla
en febrero pasado es un hito. A pesar de las presiones sin precedentes
y carentes de principios, antes mencionadas, ejercidas por EEUU,
nuestro caso todavía podría llegar más lejos
en los tribunales belgas. Aún no hemos llegado al final
del camino ni hemos abandonado la esperanza, puesto que el parlamento
y el pueblo belga aún tienen algo que decir sobre las
draconianas exigencias de Donald Rumsfeld. Además, la
posibilidad de seguir con el caso en otra jurisdicción
territorial, en Europa o en otra parte, todavía es una
posibilidad real.
Como señalan tanto Amnistía Internacional como
la Asociación pro Derechos Humanos en sus análisis
sobre el uso del principio de la jurisdicción internacional
en los tribunales nacionales, el ingrediente más importante
para lograr con éxito enjuiciar los crímenes de
guerra y los crímenes contra la humanidad en las jurisdicciones
nacionales es la voluntad política de hincar el diente
a la legalidad internacional. El pueblo belga ha sido condenado
por ir más lejos que cualquier otro país. Simplemente
por eso. Quizás su valentía, iniciativa y compromiso
con la justicia internacional inspirará a otros países
para seguir un camino similar ofreciendo sus tribunales penales
nacionales para perseguir los peores crímenes conocidos
contra la humanidad.
Aportaremos actualizaciones, análisis editoriales y
artículos al sitio Web de la Campaña www.indictsharon.net
en los próximos días. Por favor visita el sitio
y difunde la información. Haz tu parte en la campaña
de educación sobre legalidad internacional en tu propia
vida.
Notas CSCAweb:
1. El 14 de
mayo abogados belgas en nombre de ciudadanos iraquíes
y jordanos presentaron una demanda por Crímenes de Guerra
ante la Justicia belga contra el general Tommy Franks, quien
dirigió las operaciones bélicas de EEUU y Reino
Unido en Iraq. Esta iniciativa determiono las medidas de limitación
de aplicación de la jurisdicción universal en Bélgica
que reseña este texto. Sobre el enjuiciamiento al general
Tommy Franks véase en CSCAweb: El
Informe de los brigadistas del Estado español sobre ataques
a población civil iraquí apoyará la demanda
por Crímenes de Guerra presentada ante la Justicia belga
contra el general Tommy Franks
2. Véase en CSCAweb: El Tribunal Supremo de Bélgica
dictamina que Sharon será enjuiciado por los crímenes
de guerra cometidos en Sabra y Chatila cuando pierda su inmunidad
diplomática
3. Véase en CSCAweb: El Tribunal Supremo de Bélgica
dictamina que Sharon será enjuiciado por los crímenes
de guerra cometidos en Sabra y Chatila cuando pierda su inmunidad
diplomática y enlaces correspondientes.
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