Solidaridad con
el pueblo palestino
Paremos la guerra
Cuando parece que la fase bélica de la intervención
contra Afganistán se aproxima a su fin, Palestina es el
nuevo escenario de la guerra global que EEUU ha lanzado contra
los pueblos a raíz de los atentados del 11 de septiembre.
Sin duda, es el gobierno de Ariel Sharon el que está desencadenando
la que pretende ser la ofensiva definitiva contra la Intifada
palestina, pero cuenta para ello con el pleno respaldo de la
Administración Bush, sus intereses y objetivos son coincidentes,
y la argumentación para justificar esta guerra genocida
es la misma que la empleada para arrasar Afganistán: la
lucha contra el "terrorismo".
Tras la guerra contra Iraq de 1991, EEUU ha intentado en estos
años imponer en Próximo Oriente un orden regional
que preservara sus intereses estratégicos -básicamente,
el control de sus reservas petrolíferas- y garantizara
al tiempo la inserción económica del Estado de
Israel en la zona y, con ello, del conjunto del espacio árabe,
de sus poblaciones y sus recursos, en la economía capitalista
mundializada. Los dos pilares de este proyecto de control neocolonial
del Próximo Oriente eran la normalización política
árabe-israelí y la desestructuración de
Iraq por medio de la prolongación de las sanciones económicas.
La nueva Intifada palestina -junto con la resistencia del
pueblo iraquí a once años de embargo y agresiones
militares- ha desbaratado el proyecto norteamericano-israelí,
al asociar el relanzamiento de la resistencia popular contra
la ocupación con la exigencia de un nuevo marco de negociación
con Israel, que, a diferencia del de Oslo, recuperara como base
de un acuerdo de paz justo y definitivo la aplicación
de las resoluciones de Naciones Unidas, que amparan los derechos
de los refugiados palestinos y exigen a Israel su retirada incondicional
de los territorios árabes ocupados desde 1967.
Desde que se iniciara el proceso de paz árabe-israelí
en Madrid, los derechos internacionalmente reconocidos del pueblo
palestino han sido progresivamente escamoteados, mientras que
Israel -con la tolerancia de las sucesivas Administraciones norteamericanas
y la pasividad internacional- afianzaba su control económico
y demográfico sobre Gaza y Cisjordania, ampliando y creando
asentamientos, con el objetivo de hacer inviable sobre el terreno
la creación de un Estado palestino soberano. Hoy, la población
palestina de Gaza y Cisjordania vive encerrada en cantones aislados
entre sí, que pueden ser fácilmente sometidos al
asedio del ejército israelí o reocupados, como
está ocurriendo estos días.
Sin embargo, pese a una represión que se ha cobrado
un millar de muertos y más de 30.000 heridos, pese al
empobrecimiento generalizado y la devastación provocados
por la violencia israelí y el abandono internacional,
el pueblo palestino mantiene su Intifada desde hace más
de un año. Por ello, el gobierno Sharon, con el apoyo
explícito de EEUU, ha optado finalmente por la solución
militar, justificando el aplastamiento de la Intifada en el contexto
de la "guerra contra el terrorismo" iniciada en Afganistán.
Tras los atentados de Jerusalén y Haifa (que han costado
la vida a una treintena de ciudadanos israelíes) EEUU
e Israel han situado a la Autoridad Palestina, al propio Arafat,
ante la disyuntiva de su aniquilación física o
tener que asumir abiertamente la represión de su propio
pueblo y poner fin a la Intifada.
Pese a la brutal represión ejercida durante este año
de Intifada contra el pueblo palestino, Israel ha seguido siendo
un socio económico preferente de la Unión Europea
(UE). Tras el 11 de septiembre, anulada ya definitivamente por
la ofensiva belicista y represiva lanzada por EEUU tras el 11
de septiembre, la UE ha aceptado la lógica militar del
aplastamiento de la Intifada, uniéndose en las últimas
semanas a la Administración Bush en sus presiones sobre
Arafat para que imponga represivamente el fin del levantamiento
popular. Por su parte, el gobierno Aznar -tras haberse sumado
entusiásticamente desde el primer momento a la campaña
de "lucha global contra el terrorismo" de EEUU con
una clara utilización interna- se apresta ahora a aprovechar
la presidencia española de la UE para asumir un papel
'mediador' que no podrá ser otro que el de corre-ve-y-dile
de Washington ante los regímenes árabes.
Pero la resistencia contra la ocupación no es terrorismo:
la resistencia de los pueblos a la ocupación es un derecho
internacionalmente reconocido y la Intifada es hoy la expresión
renovada de la resistencia y las aspiraciones históricas
del pueblo palestino. El pueblo palestino está atrapado
en una espiral de violencia y represión que pretende malograr
el proyecto de reconstrucción social y nacional que significa,
como la anterior, esta nueva Intifada: resistir y vencer a la
ocupación y, al tiempo, cimentar las bases de una Palestina
libre y democrática. Los atentados palestinos indiscriminados
contra civiles israelíes no solo provocan inadmisible
sufrimiento y justifican la brutalidad militar y el terrorismo
de los colonos: también anulan el protagonismo popular
en la lucha contra la ocupación y por la emancipación.
Quienes integramos en Madrid la Plataforma 'Paremos la Guerra'
expresamos nuestra plena identificación y solidaridad
con el pueblo palestino y con su lucha, nuestro firme apoyo a
sus reivindicaciones nacionales. El Secretario de Estado norteamericano
Colin Powell asociaba explícitamente el pasado 19 de noviembre
guerra y expansión capitalista. La denuncia de la guerra
es la denuncia de la globalización: Afganistán,
ahora Palestina, después quizás Iraq y luego Colombia,
son fases de un mismo proceso de afianzamiento hegemónico
-militar primero, luego económico- de EEUU a escala planetaria,
diseñado contra los pueblos, sus derechos y su futuro.
A pesar de la guerra, miramos con esperanza al futuro: los pueblos
aprenden y se refuerzan con el tesón de luchas que son
sin duda convergentes.
PLATAFORMA 'PAREMOS
LA GUERRA'
MANIFESTACIÓN EN SOLIDARIDAD
CON PALESTINA
Viernes 21 de diciembre a
las 20 h.
Desde la Av. de la Albufera,
esquina a la Av. Pablo Neruda (Metro Alto Arenal), hasta la Junta
Municipal del Puente de Vallecas.
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