El pasado 19 de enero, el gobierno español
autorizaba por fin la ampliación por parte de EEUU de la base de
Rota, en Cádiz. El coste (125 millones de dólares, 22.250
millones de pesetas) será sufragado exclusivamente por EEUU. La Administración
Clinton había formulado en repetidas ocasiones desde 1999 al gobierno
Aznar la petición de la ampliación de la base de Rota. Tales
peticiones se inscribían en el desarrollo del nuevo plan estratégico
de defensa aprobado por la Administración Clinton en 1993, centrado
en garantizar el despliegue rápido y masivo de sus fuerzas armadas
en conflictos regionales exteriores, en concreto, en el Mediterráneo
Oriental y Oriente Medio. Las dos lecciones básicas de la guerra
contra Iraq de 1991 la debilidad estructural de los Estados petrolíferos
árabes aliados (con unas fuerzas armadas que en total no contabilizan
un cuarto de millón de soldados) y la necesidad de poder situar en
una zona de máximo intereses estratégico contingentes masivos
de fuerzas propias en el menor tiempo posible determinaron que EEUU
desarrollara una nueva estrategia de intervención rápida en
la que la ampliación de Rota juega un papel fundamental. Tras la
elección de Bush hijo como nuevo presidente de EEUU, el énfasis
puesto en la capacidad de acción inmediata contra Iraq junto
con Colombia, el único escenario reconocido por la nueva Administración
como de posible conflicto armado ha vuelto a situar la ampliación
de Rota entre las prioridades de la estrategia intervencionista de Washington.
En febrero de 1999 EEUU solicitó autorización al gobierno
español para realizar un "proyecto de mantenimiento [de la base
de Rota], consistente en la reparación del firme de la pista de aterrizaje,
con un coste de 1,5 millones de dólares" (Diario de Sesiones
de la Comisión de Defensa del Congreso del 10 de marzo de 1999),
primera petición estadounidense sobre Rota que fue entonces aceptada
por el gobierno. Asimismo, fue aceptada otra petición del 9 de febrero
de ese mismo año para el dragado del puerto de la base, con un coste
estimado de 5,7 millones de dólares. Una tercera petición
estadounidense, sin duda la más relevante, había sido formulada
al gobierno español meses antes (concretamente, el 7 de mayo de 1998)
a través del segundo Jefe del mando militar de EEUU en Europa: "la
ampliación de las posibilidades que ofrecen algunas de las actuales
instalaciones españolas de apoyo a EEUU en la base naval de Rota,
con el objeto de mejorar y potenciar la capacidad de despliegue de sus Fuerzas
Armadas", en palabras del ministro de Defensa de entonces, Eduardo
Serra. Estas mejoras que deberían realizarse antes del año
2006 consistirían, también según el ministro Serra,
en la ampliación de la actual capacidad de aparcamiento de aviones
de transporte, mejoras en el sistema de suministro de combustible, organización
de un departamento de transporte aéreo, y otras "mejoras colaterales"
aún no especificadas, incluída la construcción de un
cuarto muelle en su puerto, que comparten la VI Flota y el Grupo de Combate
de la Armada española.
En diciembre de 1999 EEUU reiteró su petición, indicando
la posibilidad de obtener financiación de la OTAN, concretamente
de su Programa de Inversiones de Seguridad, opción rechaza por el
gobierno español, que prefiere un control bilateral de la base. Desde
1988, un convenio bilateral hispano-norteamericano rige la utilización
de las bases conjuntas de Morón y Rota. Según este convenio,
EEUU requiere la autorización caso por caso por parte del gobierno
español para poder usar estas instalaciones en suelo español.
EEUU dispone desde 1991 de dos permisos indefinidos para el uso de las bases
en territorio español en relación a las tareas de control
aéreo de las zonas de exclusión establecidas al norte y sur
de Iraq al término de la Guerra del Golfo (dispositivos Southern
Watch y Provide Confort), otorgados en su día por el gobierno de
Felipe González
El interés estratégico de Rota
Cuando se efectuaron las primeras solicitudes de EEUU al gobierno Aznar,
sus máximos responsables no dejaron de resaltar en cuanto podían
el interés estratégico del proyecto de ampliación de
Rota. Strobe Talbott, secretario de Estado adjunto de EEUU, durante su visita
a nuestro país en marzo de 1999 calificó la petición
de su gobierno como un "asunto extremadamente importante en la relación
entre España y EEUU. España es un aliado estratégico
muy importante y, en ese contexto, las bases son muy valiosas para ambos
países" (El País, 11 de marzo, 1999); en términos
similares se había manifestado un mes antes el secretario de Defensa,
Willian Cohen, durante su estancia en Madrid el 5 de febrero, como igualmente
lo haría el propio presidente Clinton con motivo de la visita de
Aznar a Washington a mediados de abril.
La primera petición de EEUU, la reparación del firme de
la pista de Rota, tiene como objetivo habilitar la base para el aterrizaje
y despegue de los terroríficos superbombardeos B-52 de 230 toneladas
de peso, que en la actualidad solo pueden hacerlo en la base de Morón
de la Frontera. El gobierno del PSOE permitió durante la Guerra del
Golfo 294 operaciones de bombardeo de los B-52 sobre Iraq directamente desde
Morón, una base que es, sin embargo, mucho más pequeña
que Rota. Por su parte, la dotación de aviones estadounidenses autorizada
en Rota se limita a cinco aviones administrativos, 13 de reconocimiento,
18 patrulleros, si bien los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP han autorizado
desde 1991 la escala de 3.200 aeronaves en la Base fuera de esa cuota. Tras
la autorización del 19 de enero, EEUU acometerá inicialmente
la construcción de 16 hangares para aviones de transporte estratégico
e instalaciones de suministro de carburante, con lo cual se triplicará
la capacidad de alojamiento de aeronaves de la base y se multiplicará
por seis su capacidad de repostar, al reducirse el tiempo de dos horas a
20 minutos. Con tales mejoras y coincidiendo con el cierre de otras bases
estadounidenses en Europa, Rota se convierte en la principal instalación
de EEUU en el continente, incluso por encima de Ramstein, en Alemania. De
hecho, albergará el Mando de Transporte Aéreo Estratégico
del Sur de Europa y, con ello, será punto neurálgico de la
capacidad de intervención exterior de EEUU:
En primer lugar, desde la Guerra del Golfo, EEUU ha tenido que lanzar
sus agresiones militares contra Iraq de septiembre de 1996, noviembre de
1997, y febrero y diciembre de 1998 recurriendo a sus aviones y misiles
anclados en portaviones, dado que Turquía y Arabia Saudí no
autorizaron el bombardeo de Iraq directamente desde bases en sus territorios
(en el último ataque de este año, Turquía volvió
a negar autorización a EEUU y Gran Bretaña para bombardear
Bagdad, obteniendo en cambio en está ocasión el permiso de
Arabia Saudí). La nueva Administración Bush como antes
la de Clinton está preocupada por ello: estos ataques con aviones
o misiles desde buques no pueden prolongarse por razones logísticas
más de cuatro o cinco días. Mejorando y ampliando la pista
de Rota se podrá bombardear Iraq u otro objetivo directamente
desde EEUU y el Estado español.
En segundo lugar, la ampliación de Rota es además fundamental
para desencadenar y sostener un conflicto prolongado en Oriente Medio u
otra zona del área mediterránea. Como indicó Talbott
en Madrid, en relación al interés de EEUU por Rota: "(...)
en los últimos años hemos visto acontecimientos, particularmente
en el Golfo, en los que es preciso mover grandes equipos rápidamente"
(El País, 11 de marzo, 1999). Las sucesivas Administraciones estadounidenses,
desde la de Bush padre a la de Bush hijo, pasando por las dos de Clinton,
han procurado compatibilizar ajustes presupuestarios en Defensa con la mejora
de la capacidad de intervención o proyección así
se denomina exterior de las fuerzas armadas de EEUU. Respecto a Oriente
Medio y la previsión de una nueva guerra contra Iraq, desde octubre
de 1994 EEUU tiene preposicionada una brigada mecanizada en Kuwait y espera
que Omán, Qatar o Arabia Saudí acojan al menos otra más.
Este sistema permite a EEUU almacenar todo el equipo de la brigada sin la
totalidad de su contingente humano, que en pocos días puede ser aerotransportado
a la zona con el equipo adicional para hacerla plenamente operativa. La
rapidez y el ahorro económico de este procedimiento es evidente:
26 millones de dólares y seis días frente a los 345 millones
y un mes que costaría transportarla completa, como hubo de hacerse
para desencadenar la Guerra del Golfo en 1991. EEUU pretende poder desplegar
en la zona del Golfo al menos tres divisiones pesadas en 21 a 30 días.
Y ello solo es posible gracias a las facilidades otorgadas a EEUU por Bahrein,
Kuwait, Omán, Qatar y Arabia Saudí para estacionar soldados
y/o almacenar armamento en sus territorios y aguas, pero asimismo a la mejora
y ampliación de bases fuera de Oriente Medio, como Rota y Morón,
que permitan trasladar desde el Atlántico, en el menor tiempo posible
y de la manera menos costosa, en un momento de reactivación bélica,
los contingentes masivos suplementarios de tropas y armamento. Así,
si a fin de evitar la desestabilización interna de las petromonarquías
del Golfo que una excesiva presencia militar estadounidense en estos Estados
provoca, EEUU ha reducido en estos años el número de sus soldados
hasta un máximo de 23.000 en situación de no-crisis, el almacenamiento
de material bélico ha ido en aumento y es masivo: medio millón
de toneladas de armamento pesado y equipos adicionales. |