Memorando saharaui sobre la
cuestión del Sáhara Occidental
Frente
Polisario
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 6 de octubre de 2004
El conflicto
del Sáhara Occidental permanece abierto como una herida
sangrante que impide la unidad cultural, política y económica
del Magreb Árabe. Desde hace 28 años continúa
un conflicto entre el Reino de Marruecos y el Frente POLISARIO,
organización representante de los saharauis como conflicto
colonial, poniendo en peligro la estabilidad de la zona. La última
resolución del Consejo de Seguridad de la ONU abre un
nuevo proceso de posible solución a este conflicto, camino
que los saharauis ya se han mostrado dispuestos a seguir. Sin
embargo, Marruecos lo considera una amenaza para su integridad
territorial a pesar de ser un plan ideado hace tres años
por él mismo. Recordando este hecho, el presidente de
la República de Sudáfrica, Thabo Mbeki, escribió
en agosto una carta al rey Mohamed VI en la que pide a Marruecos
una actitud positiva a favor del diálogo y anuncia la
disposición de Sudáfrica a reconocer a la RASD.
Memorando sobre la cuestión del Sáhara Occidental
dirigido a los Estados Miembros de las Naciones Unidas por el
Frente Popular para la Liberación de Saguia el-Hamra y
de Río de Oro (POLISARIO)
Tras la invasión militar
y la ocupación del Sáhara Occidental por el ejército
marroquí en octubre de 1975, facilitada por la dejación
de España, antigua Potencia colonial, de sus responsabilidades
con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas, la comunidad internacional
no ha cejado en su empeño por culminar la descolonización
del Sáhara Occidental, residuo colonial de África.
I.
Las firmes medidas emprendidas a tal efecto por la Organización
de la Unidad Africana (OUA, actualmente Unión Africana)
entre 1976 y 1984 se vieron frustradas por la falta de cooperación
y buena fe de Marruecos, cuya intransigencia y persistencia en
tratar de legitimar su ocupación ilícita del Sáhara
Occidental por la vía de los hechos consumados provocó
que, en 1984, la OUA reconociera y admitiera como Estado miembro
a la República Árabe Saharaui Democrática.
En lugar de rectificar su comportamiento, el Gobierno de Marruecos
decidió seguir desafiando la legalidad africana e internacional
y se retiró de la OUA.
II.
En el marco de la resolución 40/50 de la Asamblea General,
de 2 de diciembre de 1985, el Presidente de la OUA y el Secretario
General de las Naciones Unidas iniciaron en 1986 una mediación
conjunta para que las dos partes en conflicto, Marruecos y el
Frente Popular para la Liberación de Saquia el-Hamra y
de Río de Oro (Frente POLISARIO), aceptaran un plan de
arreglo cuyo principal objetivo era "permitir que los ciudadanos
del territorio ejerzan su derecho inalienable a la libre determinación
y la independencia en condiciones que sean aceptables para ellos
y, por tanto, para la comunidad internacional" (párrafo
6 del informe del Secretario General de 18 de junio de 1990 (S/21360)).
Tanto Marruecos como el Frente POLISARIO aceptaron oficialmente
el Plan de arreglo, lo que permitió al Consejo de Seguridad
aprobarlo en su resolución 658 (1990). Al año siguiente,
el Consejo de Seguridad aprobó el despliegue en el territorio
de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum
del Sáhara Occidental (MINURSO) con el mandato específico
de celebrar un referéndum sobre la libre determinación
en una fecha concreta "no más tarde de febrero de
1991" conforme al calendario de aplicación del Plan
de arreglo tal como fue aprobado por el Consejo de Seguridad
en su resolución 690 (1991).
III.
No obstante, con la intención manifiesta de tratar de
implicar a las Naciones Unidas en la falsificación de
las listas de votantes para el referéndum de modo que
los colonos marroquíes pudieran participar en la votación,
el Gobierno de Marruecos emprendió una política
de distorsión y obstrucción dirigida a frustrar
la aplicación del Plan de arreglo. Esa política
provocó el estancamiento de todo el proceso de paz hasta
abril de 1997, cuando el nuevo Secretario General, Kofi Annan,
designó al ex Secretario de Estado de los Estados Unidos,
James Baker III, su Enviado Personal para el Sáhara Occidental.
El Sr. Baker consiguió llevar a las dos partes a la mesa
de negociaciones para tratar de superar las dificultades que
habían llevado al estancamiento del proceso de paz. Las
negociaciones culminaron en la firma de los Acuerdos de Houston
(Texas) en septiembre de 1997 por parte de Marruecos y el Frente
POLISARIO. En virtud de esos Acuerdos, el referéndum debería
haberse celebrado a finales de 1998 con arreglo al calendario
presentado por el Secretario General al Consejo de Seguridad
en su informe de 24 de septiembre de 1997 (S/1997/742 y Add.1).
De hecho, el Secretario General consideraba en ese informe (párrs.
26 y 27) que: "con esos acuerdos ... las principales cuestiones
contenciosas que habían obstaculizado la aplicación
del plan han sido resueltas satisfactoriamente ... Los logros
descritos crean las condiciones necesarias para avanzar hacia
la plena aplicación del plan de arreglo, a partir de la
reanudación del proceso de identificación [de los
votantes]".
IV.
Una vez más Marruecos retomó su política
de obstrucción cuando, en febrero de 2001, la MINURSO
publicó la lista de personas facultadas para participar
en el referéndum sobre la descolonización del Sáhara
Occidental. Marruecos llegó a la conclusión de
que, si se celebrara, el referéndum sobre la descolonización
llevaría a la independencia del Sáhara Occidental,
resultado que no estaba dispuesto a aceptar y por consiguiente,
se propuso desbaratar poco a poco todo el proceso de paz.
En una reciente entrevista emitida el 19 de agosto de 2004 por
PBS, un canal estadounidense de televisión, el Sr. Baker
afirmó: "Creo que cuanto más cerca estábamos
de aplicar el Plan de arreglo ... más nerviosos se ponían
los marroquíes por la posibilidad de que no ganaran el
referéndum". De hecho, como reconoció el Secretario
General en el párrafo 48 de su informe de 19 de febrero
de 2002 (S/2002/178), "Marruecos ha expresado que no está
dispuesto a seguir con el Plan de arreglo". De su política
de obstrucción parcial, Marruecos pasó a renegar
de plano del compromiso que había asumido oficialmente
ante el Consejo de Seguridad en 1990, cuando declaró su
aceptación del Plan de arreglo.
En su entrevista con PBS la valoración que el Sr. Baker
hace no deja duda alguna sobre la responsabilidad de Marruecos
en el fracaso de las medidas que las Naciones Unidas han adoptado
hasta ahora para resolver el conflicto: "Durante 10 u 11
años Marruecos afirmó pública y privadamente
su apoyo al Plan de arreglo y su deseo de que se celebrara el
referéndum. Sin embargo, al final del proceso, justamente
después de que se hubiera elaborado el censo y se hubiera
identificado a los votantes, Marruecos dijo que el plan ya no
era aplicable y que no iba a seguir adelante con el Plan de arreglo."
Después de varios meses de estancamiento, el Secretario
General de las Naciones Unidas y su Enviado Personal reanudaron
sus actividades para superar la situación creada por el
rechazo de Marruecos. Esas actividades culminaron, en enero de
2003, en la elaboración del Plan de paz para la libre
determinación del pueblo del Sáhara Occidental.
V.
El Plan de Paz, contenido en el informe del Secretario General
de 23 de mayo de 2003 (S/2003/565 y Corr.1), prevé que,
al final de a) un período transitorio de cinco años
(que en el Plan de arreglo era de seis meses), las Naciones Unidas
celebrarían un b) referéndum sobre la libre determinación
que permitiría al pueblo saharaui elegir entre la independencia
nacional, la integración en la Potencia ocupante o la
continuación del período transitorio (nuevo elemento
no previsto en el Plan de arreglo). El electorado c) que participaría
en ese referéndum (cuestión especialmente decisiva
para el futuro del Sáhara Occidental), se ampliaba para
incluir, además de a la población saharaui nativa
del territorio tal como contemplaba el Plan de arreglo, a los
"residentes" (civiles marroquíes) en el Sáhara
Occidental entre 1976 y diciembre de 1999. Aunque se trata de
una propuesta con elementos que contradicen claramente lo previsto
en el Plan de arreglo original, la parte saharaui decidió,
a principios de julio de 2003, aceptarlo como muestra de su sincera
voluntad de paz y cooperación con la labor realizada por
el Sr. Baker y el Secretario General. Tras un largo debate, el
Consejo de Seguridad decidió en su resolución 1495
(2003) de 31 de julio de 2003 "apoyar decididamente el Plan
de paz" y pedir a las partes que colaboraran con miras a
"aceptar y aplicar" dicho Plan. Sin embargo, Marruecos
sorprendió a todos rechazando tajantemente el Plan de
paz. En la entrevista antes citada, el Sr. Baker manifestó
lo siguiente en relación con la oposición de Marruecos
al Plan: "Los marroquíes llegaron a la conclusión
de que ni siquiera estaban dispuestos a arriesgarse a que se
celebrara una votación en esas circunstancias".
Los pretextos alegados por Marruecos para justificar su rechazo
a la nueva propuesta no fueron aceptados por el Consejo de Seguridad,
que, en su resolución 1495 (2003), expresó su pleno
apoyo al Plan de paz. Así pues, el Consejo estimó
relevantes los argumentos expuestos por el Secretario General
y su Enviado Personal, en el informe antes citado de 23 de mayo
de 2003, que ponían de manifiesto que la posición
de Marruecos era especialmente insostenible. En efecto, en el
párrafo 51 del informe, el Secretario General afirmaba:
"La objeción principal de Marruecos al Plan de paz
parece ser que en el referéndum para determinar la condición
final del Sáhara Occidental una de las opciones es la
independencia. Sin embargo, la independencia también es
una de las opciones que se plantean en el Plan de arreglo [de
1990-1991], que Marruecos había aceptado."
En el párrafo siguiente, el Secretario General consideraba
que la objeción de Marruecos era insostenible desde el
punto de vista de la legalidad internacional: "Es difícil
plantear una solución política que, como requiere
la resolución 1429 (2002) del Consejo de Seguridad, prevea
el derecho de libre determinación pero que sin embargo
excluya la posibilidad de la independencia como una de las preguntas
del referéndum."
En realidad, es esta exclusión lo que Marruecos busca.
No obstante, el Secretario General no descartó la posibilidad
de que Marruecos reconsiderara su postura. En ese contexto, el
Consejo de Seguridad, tras ofrecer su pleno respaldo en la resolución
1495 (2003) a la propuesta presentada por el Sr. Baker, decidió
prorrogar el mandato de la MINURSO hasta octubre de 2003. Ante
la obstinada actitud de rechazo de Marruecos, el Secretario General
hizo un llamamiento formal al Gobierno de Marruecos en su informe
de 16 de octubre de 2003 (S/2003/1016). Así, en el párrafo
27 afirmaba: "El Plan de paz representa un enfoque justo
y equilibrado a la cuestión del Sáhara Occidental
... La aceptación del Plan de paz por el Frente POLISARIO
ahora da un respiro para resolver la controversia de larga data.
Insto a Marruecos a que aproveche la oportunidad y participe
en forma positiva en el proceso aceptando y ejecutando el Plan."
En el párrafo 28, el Secretario General afirmaba abrigar
"la sincera esperanza de que para esa fecha el Reino de
Marruecos esté en situación de participar en forma
positiva en la ejecución del Plan. De no ser así,
volveré a dirigirme al Consejo de Seguridad en enero con
mis opiniones sobre el futuro del proceso de paz en el Sáhara
Occidental, al igual que sobre el mandato de la MINURSO".
VI.
En enero de 2004, Marruecos no había dado ninguna respuesta
positiva. El Consejo de Seguridad prorrogó nuevamente
el mandato de la MINURSO hasta finales de abril.
En su informe de 23 de abril de 2004 (S/2004/325 y Add.1), el
Secretario General y su Enviado Personal informaron al Consejo
de Seguridad del rechazo definitivo del Plan de paz por parte
de Marruecos. De hecho, en su respuesta, que figura como anexo
I del informe, Marruecos rechaza la aplicación al pueblo
saharaui del principio de libre determinación, derecho
inalienable que constituye el fundamento de la doctrina de las
Naciones Unidas en relación con el Sáhara Occidental
(con arreglo a lo manifestado por el Consejo de Seguridad, la
Asamblea General y su Comisión Política Especial
y de Descolonización (Cuarta Comisión) y la Corte
Internacional de Justicia).
En su lugar, lo único que Marruecos se ha mostrado dispuesto
a considerar es un acuerdo que excluya a priori el derecho del
pueblo saharaui a la independencia. Según la respuesta
oficial de Marruecos, este plan consistiría en "una
autonomía (para el Sáhara Occidental) en el marco
de la soberanía marroquí". En el párrafo
5 del informe de 23 de abril de 2004, Marruecos insiste en que
una "solución política basada en la autonomía
será necesariamente definitiva". El Secretario General
ha rechazado esta postura ya que "tiene consecuencias negativas
para el ejercicio de la libre determinación, contemplado
en la resolución 1429 (2002) [del Consejo de Seguridad]"
(S/2004/325, párr. 5).
VII.
La reivindicación de la soberanía sobre el Sáhara
Occidental por parte de Marruecos y su posterior invasión
del territorio fueron las causas del conflicto que se inició
en 1976. En este sentido, en su informe de 23 de abril de 2004,
el Secretario General y su Enviado Personal llegaron a la conclusión
de que "por supuesto, la cuestión de la soberanía
es la cuestión fundamental que ha dividido a las partes
durante todos esos años" (S/2004/325, párr.
36). Según la legalidad internacional, sólo un
referéndum libre e imparcial que permita la libre determinación
del pueblo del territorio, organizado y supervisado por las Naciones
Unidas, podría zanjar esta cuestión, algo que ahora
Marruecos rechaza radicalmente, pese a que ya aceptó el
referéndum previsto en el Plan de arreglo original de
1990-1991. Además, la reivindicación marroquí
de soberanía ya había sido categóricamente
rechazada por los dos órganos de las Naciones Unidas competentes
en asuntos jurídicos.
Por una parte, en su histórica opinión jurídica,
emitida el 16 de octubre de 1975, la Corte Internacional de Justicia
llegó a la conclusión de que los "elementos
e informaciones de que disponía no establecían
la existencia de ningún vínculo de soberanía
territorial entre el territorio del Sáhara Occidental
y el Reino de Marruecos". Asimismo, la Corte resaltó
la naturaleza colonial de la cuestión del Sáhara
occidental y, por consiguiente, recomendó "la aplicación
de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General por
lo que respecta a la descolonización del Sáhara
Occidental y, en concreto, del principio de libre determinación
mediante la expresión libre y auténtica de la voluntad
de los pueblos del territorio".
Por otra parte, 26 años después de la invasión
y ocupación ilícita del territorio, las Naciones
Unidas, a través de la Oficina de Asuntos Jurídicos,
emitió el 29 de enero de 2002 una opinión en respuesta
a una petición cursada por el Consejo de Seguridad en
noviembre de 2001: "El Acuerdo de Madrid [firmado conjuntamente
por España, Marruecos y Mauritania el 14 de noviembre
de 1975] no transfirió la soberanía sobre el territorio
ni confirió a ninguno de los signatarios la condición
de Potencia administradora, condición que España,
por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente."
Asimismo, en opinión del Sr. Baker, está claro
que la reivindicación de Marruecos sobre el Sáhara
Occidental carecía de legitimidad internacional alguna.
En su entrevista dijo: "Difícilmente sé de
algún país del mundo que, desde el punto de vista
del derecho internacional o del reconocimiento internacional,
comparta la reivindicación marroquí sobre el Sáhara."
El Sr. Baker se pronunció sobre la propia esencia y naturaleza
del conflicto al afirmar en la misma entrevista: "Marruecos
nunca recibirá el visto bueno de la legitimidad internacional
por su ocupación del territorio a no ser que llegue a
algún tipo de acuerdo que cuente con el respaldo de la
comunidad internacional."
VIII.
Pese al rechazo marroquí del Plan de paz, el Secretario
General y su Enviado Personal siguen estando convencidos de que
el Plan es el mejor instrumento para llegar a una solución
definitiva del conflicto. Por consiguiente, en el párrafo
38 del informe de 23 de abril de 2004, el Secretario General
afirma: "Mi opinión y la de mi Enviado Personal es
que el Plan de paz, que contempla la libre determinación
en cumplimiento de lo dispuesto en el párrafo 1 de la
resolución 1429 (2002), sigue constituyendo la mejor solución
política para el conflicto relativo al Sáhara Occidental.
Por consiguiente, confío en que el Consejo de Seguridad
reafirmará su reciente apoyo unánime al Plan de
paz y una vez más pedirá a las partes que colaboren
con las Naciones Unidas y entre sí con miras a aceptar
y a aplicar el Plan de paz."
En respuesta a este llamamiento, el Consejo de Seguridad adoptó
el 30 de abril de 2004 la resolución 1541 (2004), en la
que "reafirma su apoyo al Plan de paz para la libre determinación
del pueblo del Sáhara Occidental". El Consejo de
Seguridad también prorrogó el mandato de la MINURSO
hasta el 30 de octubre de 2004, a la espera de un informe del
Secretario General sobre las novedades relativas a la aplicación
de la resolución 1541 (2004). Este plazo también
permitirá que la Asamblea General aborde, en su quincuagésimo
noveno período ordinario de sesiones, la cuestión
del Sáhara Occidental desde el punto de vista de la descolonización.
IX.
Al igual que hizo con las medidas adoptadas por la OUA entre
1976 y 1984, el Gobierno del Reino de Marruecos ha seguido una
política obstruccionista consistente en frustrar y paralizar
los esfuerzos emprendidos por las Naciones Unidas en los últimos
13 años.
La tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión
Africana, ce-lebrada en Addis Abeba del 6 al 8 de julio de 2004,
expresó su preocupación por estos acontecimientos.
En su informe presentado a los Jefes de Estado, el Presidente
de la Comisión de la Unión Africana afirmó
lo siguiente: "El Plan de paz fue aceptado por el Frente
POLISARIO y respaldado por Argelia, como uno de los países
vecinos interesados en la cuestión. Sin embargo, Marruecos
rechazó el plan por considerarlo inaceptable. Tras ello,
el Consejo de Seguridad decidió dar más tiempo
a Marruecos para que siguiera reflexionando, confiando en que
aceptaría y aplicaría el Plan de paz. Desde entonces,
Marruecos ha contestado a la petición del Consejo de Seguridad
aunque, en su respuesta, no hace gala de la flexibilidad que
se esperaba. De hecho, su reacción incluso pone de manifiesto
un endurecimiento de su postura, ya que no sólo rechaza
la opción de la independencia, sino que considera inaceptable
la fase transitoria como arreglo provisional previo al referéndum."
Conclusiones
El 11 de junio de 2004, el
Secretario General remitió una carta (S/2004/492) al Presidente
del Consejo de Seguridad en la que afirma: "El Sr. Baker
me ha informado de que considera que ha hecho todo lo que estaba
en sus manos en relación con esta cuestión y, por
consiguiente, ha presentado su dimisión como mi Enviado
Personal. Lamentándolo profundamente, he aceptado su dimisión".
La marcha del Sr. Baker, quien, como Enviado Personal del Secretario
General, ha trabajado denodadamente durante siete años
para encontrar una solución justa y duradera al conflicto
colonial del Sáhara Occidental, fue recibida con alborozo
por Marruecos. Su Ministro de Relaciones Exteriores, Mohamed
Benaissa, en una declaración distribuida el 12 de junio
de 2004 por la agencia oficial de noticias Maghreb Arabe Presse
(MAP), valoró positivamente la dimisión del Sr.
Baker afirmando que "era el resultado de la tenacidad de
la diplomacia marroquí".
Han pasado 30 años desde que Marruecos decidió,
mediante un acto de pura fuerza contrario a la legalidad internacional,
ocupar un territorio y un país que no le pertenecían.
Las conclusiones que pueden extraerse de los informes del Secretario
General de las Naciones Unidas y del Presidente de la Comisión
de la Unión Africana, así como de la citada entrevista
del Sr. Baker con PBS, son claras. Marruecos no sólo ha
incumplido los compromisos asumidos en virtud del Plan de arreglo
que "había aceptado durante muchos años",
sino también las responsabilidades que se derivan de su
calidad de Miembro de las Naciones Unidas, que exigen que los
Estados Miembros apliquen de buena fe y respeten las resoluciones,
los principios y los objetivos de la Carta, que considera el
derecho de libre determinación de los pueblos un pilar
esencial de la paz y la seguridad internacionales.
Ocupar ilícitamente un país vecino, oprimir a su
pueblo durante 30 años, esquilmar sus recursos naturales,
causar guerras y tensión en la región y frustrar
los valiosos esfuerzos pacificadores emprendidos por la comunidad
internacional son comportamientos inaceptables que conculcan
gravemente la propia coherencia, validez y credibilidad del sistema
internacional que las Naciones Unidas representan.
Hoy está más claro que nunca que la larga espera
del pueblo saharaui, parte de cuyo país permanece bajo
ocupación extranjera en el siglo XXI, así como
la paciencia de la comunidad internacional y su confianza en
que este conflicto se resuelva pacíficamente han sido
ignoradas por Marruecos al rechazar el Plan de arreglo y el Plan
de paz.
Pese a la incorporación de la República Saharaui
a la OUA, algunos Estados Miembros de las Naciones Unidas, por
su propia iniciativa o a petición de Marruecos, siguen
esperando al resultado del proceso de referéndum para
pronunciarse sobre la cuestión misma que se encuentra
en la raíz de este conflicto de descolonización,
esto es, el derecho del pueblo saharaui a la independencia y
su aspiración legítima a formar parte de la comunidad
internacional, como nación libre y soberana junto con
todos los Estados grandes y pequeños del mundo.
Dicho de otro modo, el caso del Sáhara Occidental remite
implícitamente a una cuestión de carácter
sustantivo consistente en determinar hasta qué punto el
reconocimiento formal del derecho a la independencia de un pueblo
sujeto a ocupación extranjera depende de la voluntad de
una Potencia ocupante que, en infracción de sus propios
compromisos, ha demostrado públicamente su renuencia a
cooperar con las Naciones Unidas para resolver el conflicto.
Los hechos han demostrado que el proceso que debería haber
culminado en un referéndum de libre determinación
organizado por las Naciones Unidas no ha alcanzado la fase natural
prevista en las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo
de Seguridad debido a la actitud de Marruecos.
El pueblo saharaui, que se ha opuesto y seguirá oponiéndose
a esta ocupación extranjera hasta que consiga ejercer
plenamente sus derechos legítimos a la libre determinación
y la independencia, expresa su agradecimiento a todas las naciones
del mundo que han creído en su justa causa y la han apoyado.
El pueblo saharaui reafirma a todos ellos su voluntad de no escatimar
esfuerzos en su cooperación con las Naciones Unidas para
aplicar el Plan de paz o el Plan de arreglo, que son las dos
propuestas de solución que han recibido el respaldo del
Consejo de Seguridad y de la Asamblea General. En este contexto,
el pueblo saharaui confía en que los Estados Miembros
actuarán con firmeza y utilizarán los medios de
presión necesarios para que Marruecos coopere con las
actividades de las Naciones Unidas y permita la celebración
del referéndum de libre determinación tan largamente
esperado y tantas veces pospuesto.
NACIONES
UNIDAS
1º de septiembre de 2004
Asamblea General
Quincuagésimo noveno período de sesiones
Tema 20 del programa provisional
*Aplicación de la Declaración sobre la concesión
de la independencia a los países y pueblos coloniales
Consejo de Seguridad
Quincuagésimo noveno año
Carta de fecha 30 de agosto de 2004 dirigida al Secretario General
por el Representante Permanente de Namibia ante las Naciones
Unidas
Tengo el honor de transmitirle el memorando anexo sobre la cuestión
del Sáha-ra Occidental (véase el anexo).
Le agradecería que tuviera a bien hacer distribuir la
presente carta y su memorando, antes del 15 de septiembre de
2004, como documento oficial de la Asamblea General, en relación
con el tema 20 del programa provisional, y del Consejo de Seguridad.
(Firmado) Martin Andjaba
Embajador y Representante Permanente
* A/59/150.
* Anexo de la carta de fecha 30 de agosto de 2004 dirigida al
Secretario General por el Representante Permanente de Namibia
ante las Naciones Unidas
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