Un vacío legal garantiza
plena impunidad a los mercenarios contratados en Iraq, pieza
clave del mantenimiento de la ocupación
Sinfo Fernández
Navarro*
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 2 de agosto de 2004
Nota Informativa CSCweb, 28 de julio de 2004
"Uno de los múltiples
aspectos preocupantes de privatización de la guerra y
la ocupación en Iraq, y al que habría que hacer
frente de forma ejemplar para impedir que se sigan produciendo
nuevos capítulos de violaciones y para prevenir abusos
futuros, es impedir que los responsables de las torturas contra
los prisioneros iraquíes -o contra cualquier prisionero
en cualquier otro lugar del mundo- no puedan ser perseguidos,
procesados y castigados por violaciones de los derechos humanos,
como ha ocurrido, entre otros centros de detención, en
Abu Ghraib"
Nadie puede sorprenderse por
el estado de ruina general en el que la guerra de 2003 y la posterior
ocupación militar han subsumido a Iraq. La violencia de
los ocupantes y los sabotajes de los insurgentes han socavado
profundamente hasta límites incalculables y trágicos
la situación cotidiana de la población, por ejemplo,
ya en pleno verano, en relación al suministro eléctrico
y las posibilidad de refrigeración de domicilios y hospitales,
de almacenes de alimentos, etc.[1]. Únase a todo
esto los preámbulos vividos a través de una década
de guerra con Irán propiciada por Occidente con EEUU a
la cabeza; súmese también la primera Guerra del
Golfo (con una destrucción de infraestructura civil cifrada
por las propias Naciones Unidas en varios miles de millones de
dólares), los doce años posteriores de sanciones
y la situación final nos llevará hasta un cocktail
explosivo de desmantelamiento de las infraestructuras en todos
los ámbitos. Por eso, ¿a quién puede extrañarle
que según la encuesta encargada por la anterior instancia
de poder en Iraq, la Autoridad Provisional de la Coalición
(APC), y de cuyo resultado daba cuenta The New York Times,
la gran mayoría del pueblo iraquí quiera que las
tropas ocupantes salgan definitivamente del país?
Mercenarios
y contratistas
Como refleja Stewart Nusbaumer
en un reciente artículo [2], la Administración
Bush sobrevaloró la capacidad de sus militares que según
se ha demostrado carecen realmente de habilidad, formación,
comprensión y, por supuesto, interés para poder
controlar y dirigir un país de 25 millones de personas
abocadas a un profundo estado de resistencia civil y armada frente
a la indignación y frustración que provoca la ocupación.
Si en algo son hábiles los militares estadounidenses es
precisamente en reventar situaciones y después largarse
sin solucionar nada dejando el caos sobrenadando.
Los militares del Pentágono
tienen amplia experiencia en los resultantes de sus aventuras
militares. Vietnam les enseñó una lección
que, de aprovecharla, hubiera resultado muy valiosa: aunque su
poder militar sea el más fuerte del mundo, existen unos
límites a ese poder que no pueden ignorar. Y que el adversario
más difícil es precisamente el que no sigue las
normas tradicionales de la guerra.
Sin embargo, fueron los halcones
civiles de la Casa Blanca y sus intereses económicos,
y los de las compañías privadas con las que mantienen
firmes lazos, los que insistieron en el ataque militar contra
Iraq. La oposición asentada en el exterior -con el ya
periclitado Chalabi y el actual primer ministro Allawi a la cabeza-
llevó a la Administración Bush a pensar que sus
tropas serían recibidas como liberadores y que
campañas del modelo Conmoción y Pavor acobardarían
a todos los que ellos consideraban criminales. Quizá
tuvo también algo que ver su profunda ignorancia, ¿su
demencia?, su arrogancia, sus mentiras, su absoluto desprecio
hacia la dignidad y las capacidades de otros pueblos
Todas las previsiones falsamente
levantadas han llevado hasta la presente situación. La
economía nacional permanece muerta, sin inversiones y
sin esperanza. Poco más de un año después
de la declaración por Bush del fin de la guerra, la resistencia
armada en Iraq ha continuado creciendo y extendiéndose,
pudiendo alcanzar también en el comprometido año
de las elecciones estadounidenses al resultado de las mismas,
que se presenta cada vez más incierto para los republicanos,
aunque su actual presidente, ante el riesgo de no resultar reelegido,
esté dispuesto a dar otro quiebro más a la situación
obsequiando a sus ciudadanos con una nueva letanía de
amenazas para la patria que aconsejaría retrasar
la fecha de las elecciones.
Con las tropas en franco retroceso,
el vacío se ha ido llenando con los mercenarios alquilados
de las compañías militares privadas [3].
El fenómeno, que empezó a manifestarse en la época
del presidente Ronald Reagan, ha alcanzado en la actualidad y
en Iraq su punto de inflexión máximo debido a un
notable cambio cualitativo: de proporcionar apoyo logístico
(transporte, construcción de barracones, servicios de
cocina, etc.) han pasado a convertirse en las tropas que luchan
en Iraq, con sus propios arsenales militares y helicópteros,
y en los interrogatorios dentro de las cárceles. Se trata
de un ejército privado, armado, comprado y pagado por
los contribuyentes estadounidenses, una fuerza mercenaria que
lucha en su nombre en una guerra. Los contratistas militares
aseguraban equipos y servían comida por dinero; los mercenarios
matan gente por dinero. La distinción entre contratista
y mercenario no siempre está clara pero lo que está
claro es que los militares estadounidenses están delegando
cada vez más en mercenarios que matan y son matados.
La economía de Occidente
y de forma fundamental la de EEUU, ha llegado a ser totalmente
dependiente del petróleo extranjero en virtud de los intereses
de las grandes compañías del sector, y para defender
finalmente ese statu quo es por lo que los militares han
pasado también a depender de los soldados privados. En
muchas de las instancias oficiales nadie parece preocuparse por
el desarrollo de esos acontecimientos. Sin embargo, y como recoge
en su artículo Nusbaumer, esa es la deriva que siguen
los Imperios cuando entran en período de decadencia.
La participación
libanesa
Esa fuerza mercenaria, comprada
y pagada por los contribuyentes de los países ocupantes,
está afectando aún más las sensibilidades
del Mundo Árabe con el reciente reclutamiento de libaneses
para las empresas de seguridad privadas, debido a las demandas
relativamente inferiores de salarios por parte de aquéllos.
Los libaneses son requeridos debido a la experiencia desarrollada
en temas militares y de seguridad durante las numerosas guerras
que machacaron también su país debido a sus demandas
de salario relativamente bajas comparadas con las de sus colegas
occidentales y por su conocimiento de la lengua árabe,
que les permite desenvolverse en un ambiente hostil a los occidentales
[4]. Los salarios ofrecidos a los libaneses fluctúan
entre los mil y los cuatro mil dólares al mes, una suma
baladí comparada con los salarios que se pagan a franceses,
estadounidenses, británicos, croatas, etc., que pueden
demandar pagos hasta de 1.500 dólares al día por
determinadas misiones.
Parece ser que la mayoría
de los reclutados son antiguos milicianos de la guerra civil
de 1975-90, la mayoría integrantes de facciones cristianas,
los temibles falangistas. Ese éxodo de nacionales
para luchar en la guerra de Iraq ha empezado a preocupar al gobierno
libanés, que se opuso en su día con firmeza a la
ocupación estadounidense. Los servicios de seguridad estatales
publicaron un anuncio de prensa pidiendo testimonios que pudieran
contribuir a elaborar "[...] listas completas de nacionales
libaneses y refugiados palestinos en Líbano que hubieran
sido reclutados para trabajar en Iraq", habiéndose
llegado a identificar a unos 70. Este anuncio se publicó
tras la noticia de que tres libaneses fueron secuestrados en
Iraq, uno de ellos fue liberado más tarde mientras un
cuarto era asesinado.
Impunidad
de los mercenarios
Uno de los múltiples
aspectos preocupantes de privatización de la guerra y
la ocupación en Iraq, y al que habría que hacer
frente de forma ejemplar para impedir que se sigan produciendo
nuevos capítulos de violaciones y para prevenir abusos
futuros, es impedir que los responsables de las torturas contra
los prisioneros iraquíes -o contra cualquier prisionero
en cualquier otro lugar del mundo- no puedan ser perseguidos,
procesados y castigados. El vigilante oficial de las Convenciones
de Ginebra, el Comité Internacional de la Cruz Roja, ha
denunciado la ignominia que supone dar poder a los contratistas
civiles para interrogar a los detenidos y que a causa de esto
sean responsables de actos de violencia y abusos infamantes.
Pero lo más terrible de todo es que los autores de esos
hechos salgan impunes de los mismos.
Sin duda, las víctimas
iraquíes y sus familias preferirían los juicios
en el país, pero esa opción es altamente improbable,
por no decir nula. En Iraq, bajo el paraguas de un decreto promulgado
el año pasado por las autoridades de la APC, los contratistas
civiles gozan de protección e inmunidad frente a encausamientos
penales locales por todo tipo de conductas criminales, incluso
por hechos tales como asesinato, tortura y violación.
Este decreto seguirá en vigencia incluso dentro de la
nueva Ley de Seguridad Nacional aprobada por el nuevo gobierno
de Allawi [5].
¿Enjuiciamiento
en tribunales de EEUU?
La opción que podría
tener alguna posibilidad sería la de que esos criminales
fueran procesados en tribunales penales estadounidenses. El pasado
mes de mayo, el Fiscal General estadounidense Ashcrof declaró
que el Departamento de Justicia tenía jurisdicción
para perseguir a los civiles implicados en los crímenes
en Iraq. Hay dos leyes federales que podrían ser utilizadas
dependiendo de la ofensa en cuestión:
Los crímenes más
graves podrían ser procesados bajo el Acta de Crímenes
de Guerra de 1996. Los crímenes de guerra, como los define
la ley, incluyen las violaciones graves de las Convenciones de
Ginebra de 1949 (tales como tortura o trato inhumano) y las violaciones
del artículo 3 común a las dos Convenciones ("ultrajes
a la dignidad personal" y "trato humillante y degradante").
Las posibles penas por las condenas bajo esa Ley incluyen la
cadena perpetua, prisión durante una serie de años
o, si la víctima del crimen ha muerto, pena de muerte.
Otro tipo de crímenes
podrían ser perseguidos bajo el Acta de la de la Jurisdicción
Militar Extraterritorial. Este Acta que fue promulgada en su
origen para proteger a los soldados estadounidenses y a sus familias
que viven fuera del país abarca crímenes punibles
con más de un año de prisión. Sin embargo,
aunque fue aprobada en 2000 todavía no se ha estrenado.
Sin embargo, pesar de la citada
declaración del Fiscal General estadounidense Ashcroft
de que el Departamento de Justicia tenía jurisdicción
sobre los crímenes de los contratistas civiles en Iraq
no ha mencionado lo que piensa hacer el gobierno estadounidense
con estos casos. Y desde luego, las posibilidades de procesamiento
no parecen ir muy lejos. Ashcroft ha declarado que mejor que
enviar a los agentes del FBI a Iraq para investigar los crímenes,
era que los fiscales federales esperaran el resultado de las
investigaciones del Pentágono. Pero mientras los investigadores
militares quizá pueden ser competentes para reunir pruebas
para los procedimientos de un tribunal militar, es tarea del
FBI responder por los crímenes civiles.
La negativa del gobierno de
EEUU para llevar a cabo una investigación seria es un
signo preocupante. Para poder perseguir con éxito los
crímenes cometidos en Iraq se requeriría una asignación
seria de recursos. ¿Quien podría, por ejemplo,
llevar a EEUU a las víctimas para testificar? ¿Y
sería posible o imaginable que un jurado estadounidense
llegara a condenar a un contratista de su país responsable
de causar daños a un detenido -considerado incluso como
enemigo- extranjero?
Reclamaciones
de empleados
Otro aspecto más de
los hechos considerados que está alarmando además
a los responsables de la elaboración de algunas partidas
del presupuesto de EEUU, es que desde hace un año casi
la mitad de todas las reclamaciones por muertos y heridos presentadas
por los contratistas privados ante el gobierno de EEUU fue por
sucesos que habían tenido lugar en Iraq [6]. El
gobierno federal tendrá que gastar millones de dólares
en pagos para compensar a estos trabajadores.
La ley federal requiere que
todos los contratistas y subcontratistas del gobierno de EEUU
tengan seguros de compensación para sus empleados civiles
que trabajen en el exterior. Si se informa sobre un caso de herido
o muerto provocado por un "riesgo por motivo de guerra",
el Acta de Compensación por Amenazas en Caso de Guerra
proporciona a los corredores de seguros una serie de reembolsos
por parte del gobierno.
De las 771 reclamaciones por
heridos presentadas este año por contratistas de EEUU,
345 tuvieron lugar en Iraq. De las 66 muertes sobre las que se
informó durante la primera semana de junio, excepto 9,
todas habían sucedido en Iraq, según el Departamento
de Trabajo, que es quien maneja los informes de reclamaciones
y compensaciones. Desde enero de 2003 ha habido reclamaciones
por 476 heridos y 80 muertes en Iraq.
Los funcionarios del Departamento
de Trabajo declaran que no han valorado el coste de los reembolsos
por las reclamaciones referidas a Iraq pero considerando que
el pago máximo es de 1.030,78 dólares por semana
y teniendo en cuenta la cifra de heridos y muertos, las compensaciones
ascenderán a cantidades multimillonarias. El Fondo de
Compensación de los Empleados, organismo encargado de
pagar por los riesgos que puedan correr los trabajadores federales,
tiene asignado unos 2.300 millones de dólares anuales.
Notas:
1. The Washington
Post, 28 de julio de 2004. Véase al respecto al reciente
informe de la US General Accounting Office del Congreso
de EEUU, de 28 de junio de 2004, Rebuilding Iraq. Resources,
Security, Governance, Essebtial Services, and Oversights Issues,
que concluye que la situación cotidiana de los iraquíes
ha empeorado desde la invasión al menos en lo que atañe
a prestaciones sociales.
2. Nusbaumer, S.: "Bush's Mercenary Army", 18 de junio
de 2004 en Intervention Magazine, www.uruknet.info/?=3638
3. Véase en CSCAweb: Sinfo Fernández Navarro: El
mantenimiento de la ocupación en Iraq depende cada vez
más de la seguridad privada y enlaces relacionados.
4. An-Nahar, www.middle-east-online.com/english/?id=10338
5. Véase en CSCAweb: Una "ley de seguridad
nacional" contra la resistencia y para la ocupación
militar de Iraq
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