Foro Social Europeo
Evaluación del CSCA
sobre la incidencia de las cuestiones árabes en el FSE
de París
Loles Oliván* y Jaume
Botey**
CSCAweb (www.nodo50.org/csca),
25 de noviembre de 2003
"Al
menos en lo que respecta al tratamiento de las cuestiones palestina
e iraquí, el contenido del Documento Final del FSE refleja
más la línea moderada y socialdemócrata
que representan ciertos sectores del Foro que la más comprometida
de grupos y organizaciones de la izquierda internacional dispuestos
a lograr que el Foro Social Mundial sea verdadera y operativamente
un ámbito de expresión y acción para la
transformación mundiales. En cualquier caso, el Documento
llama a secundar la movilización contra la ocupación
de Iraq y Palestina promovida por ANSWER para el 20 de marzo
de 2004"
Desde el 12 al 16 de noviembre,
una representante del CSCA y otro de la Campaña Estatal
contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq
(CEOSI) han participado en calidad de delegados de ambas organizaciones
en el Foro Social Europeo celebrado en París. La intervención
del CSCA ha tenido lugar en el marco del plenario "Iraq:
globalización neoliberal, ocupación y nuevo colonialismo"
(13 de noviembre) en el que Loles Oliván, representante
de nuestra organización, intervino como moderadora y co-relatora.
Igualmente, el CSCA intervino
como participante en el seminario "La justicia internacional
y el delito de la agresión a Iraq: hacia un tribunal independiente
en 2004" (15 de noviembre), en el que el CSCA presentó
formalmente ante el FSE el "Informe de Crímenes de
Guerra contra la población civil de Bagdad" elaborado
por el grupo de brigadistas del Estado español que permaneció
en Bagdad hasta el final de la guerra. Jaume Botey representante
de CSCA y CEOSI (Cataluña) participó asimismo en
el seminario "¿Normalización de la ocupación?"
(15 de noviembre).
Además de estas tres
actividades, CSCA/CEOSI han asistido a un buen número
de plenarios, seminarios y talleres del FSE relacionados con
Iraq y Palestina.
Si bien el proyecto de la Constitución
europea ha sido una prioridad para los organizadores del FSE,
la ocupación militar de Palestina e Iraq se han consolidado
como cuestiones centrales de la lucha del FSM por simbolizar
el rechazo a la doctrina imperante de "Guerra permanente"
promovida por la Administración Bush y adoptada por el
Estado de Israel, así como la denuncia del renovado modelo
de intervencionismo militar, político y económico
que EEUU pretende imponer a escala global, basado en el uso de
la fuerza y ajeno al Derecho Internacional.
El contexto
regional árabe parcelado
Si bien se ha avanzado en afirmar
la relación directa entre las ocupaciones de Palestina
e Iraq y en la necesidad de combatirlas interrelacionadamente,
el CSCA sigue mostrando su preocupación ante el hecho
de que tanto la causa palestina como la iraquí están
siendo en muchas ocasiones desconectadas de su contexto regional
árabe. A este respecto es ilustrativo el hecho de que
el Documento Final del FSE [1] no contemple en su redacción
ninguna referencia al contexto regional árabe, esencialmente
en cuanto a que se trata de un escenario integral donde se vive
un proceso de intervencionismo militar asociado a la expansión
del capitalismo globalizado.
Mientras en los debates del
Foro se reconoce que la ocupación militar representa el
nuevo modelo neocolonial que EEUU pretende imponer en Iraq y
se asocia a la inserción de este país y de sus
recursos en las esferas de la economía capitalista globalizada,
se ha vuelto a obviar que el modelo neoliberal que EEUU pretende
crear mediante la fuerza militar en Iraq es el mismo que se está
imponiendo, mediante fuertes presiones económicas e imposiciones
políticas (ejemplificadas en la iniciativa estadounidense
de la Asociación de Libre Comercio para Oriente Medio,
ALCOM) a los sumisos regímenes políticos árabes
cuya legitimidad está sujeta exclusivamente a la
aceptación del dictado estadounidense para la remodelación
de todo el Oriente Medio, y no a la voluntad popular y democrática
de los pueblos a los que dicen representar.
Igualmente, la oposición
a la ocupación de Israel se desconecta progresivamente
de su vertiente regional, al no incidir en la estrecha relación
que existe entre el proyecto de control territorial y demográfico
de toda Palestina por parte de Israel y el proyecto sionista
a nivel regional, que forma parte de la misma estrategia de implantación
de la hegemonía israelí en todo el área.
La cuestión
de 'normalización' árabe-israelí, ausente
El FSE sigue sin contemplar
la necesidad de abordar una cuestión central para la lucha
contra la globalización capitalista en el espacio árabe
-y no solo en Iraq y en Palestina-, que de manera renovada se
viene reclamando por amplios sectores sociales árabes
desde 1991, desde Marruecos a Bahrein, pasando por Egipto, Túnez,
Jordania, Líbano y algunos países del Golfo: el
de rechazar la imposición estadounidense de la normalización
árabe-israelí por medio del establecimiento progresivo
de relaciones diplomáticas, políticas, culturales,
económicas y de seguridad del Estado de Israel con los
regímenes árabes sin que se haya producido la devolución
de los territorios árabes ocupados por parte de Israel
y sin que este Estado haya renunciado a la regresiva y racista
ideología que funda su proyecto nacional: el sionismo.
La normalización
constituye un instrumento esencial para asegurar la hegemonía
económica regional de Israel (una vez que la militar ya
se ha consolidado tras el desmantelamiento del Estado de Iraq
mediante la invasión y la ocupación y gracias a
las permanente ayudas militares de EEUU a los gobiernos israelíes)
y está teniendo en los Estados árabes -como es
el caso jordano- consecuencias nefastas, pues la inserción
de Israel en las economías árabes está directamente
asociada a la aplicación de impopulares reformas económicas
y financieras que, inspiradas por Washington, por el FMI y por
el Banco Mundial, no solo obligan a los Estados árabes
a ejecutar políticas de privatización de los sectores
públicos y a favorecer el intervencionismo económico
extranjero -aumentando con ello la dependencia y el empobrecimiento
nacionales- sino que además el beneficiario directo de
tales políticas, en réditos tanto económicos
como estratégicos, es el Estado de Israel; un Estado que
sigue ocupando ilegalmente territorios árabes en Palestina,
Líbano y Siria, que ha radicalizado el uso de la fuerza
militar al amparo de la "Guerra total contra el terrorismo"
de Bush para acabar con la Intifada y el movimiento nacional
palestinos, y que además está ya interviniendo
activamente en el Iraq ocupado, tanto económicamente como
en el ámbito de la seguridad.
Palestina:
derechos humanos y ocupación; derechos nacionales y resistencia
Sin duda alguna la causa palestina
se ha convertido, como así se ha visto en el FSE, en referente
insustituible de la lucha de las fuerzas progresistas internacionales
por la autodeterminación de los pueblos. Las dimensiones
de brutalidad militar y las violaciones impunes que el Estado
de Israel viene practicando colectivamente contra toda la población
palestina en los Territorios Ocupados (TTOO), particularmente
en los tres últimos años de Intifada, están
siendo respondidos desde el ámbito de la solidaridad internacional
con el impulso de campañas específicas que, como
la lanzada desde Francia en 2002 por la Campaña Civil
Internacional para la Protección del Pueblo Palestino
(CCIPPP) o la de International Solidarity Movement (ISM)
desde EEUU, han contribuido a extender entre amplios sectores
europeos y estadounidenses el conocimiento de lo que realmente
ocurre en los TTOO y a articular respuestas para las tareas de
la solidaridad con Palestina. Igualmente, el intenso respaldo
que se está dando en Europa a la campaña contra
el "Muro del Apartheid", lanzada desde Palestina, da
cuenta de la respuesta de la solidaridad internacional con el
pueblo palestino.
En Europa y en el FSE, dos
vectores recorren el caudal de la solidaridad con Palestina:
la defensa de los derechos humanos palestinos y la denuncia de
la ocupación militar de los TTOO. El drama en que ha situado
a la población palestina la política sionista de
Israel, representada ahora por el gobierno de Sharon, obliga
indudablemente a reclamar y exigir desde la solidaridad el respeto
al derecho fundamental y básico a la vida que el ejército
israelí conculca y viola sistemáticamente en Palestina.
Igualmente, las políticas de represión israelí
de la Intifada han exacerbado el castigo colectivo en prácticas
que, como los ataques militares contra la población civil,
la reocupación de áreas autónomas, el cierre
de carreteras y territorios, los toques de queda, la demolición
de viviendas, los asesinatos selectivos o la expropiación
de tierras constituyen una violación indigna y permanente
de los derechos humanos fundamentales que inciden en la violación
de derechos igualmente básicos como el libre movimiento,
la educación, la sanidad o la vivienda. Por todo ello,
y contra la ocupación militar israelí, que es la
causa central del drama humano palestino, la defensa de los derechos
humanos palestinos y la denuncia de la ocupación siguen
centrando el debate general en el FSE sobre Palestina.
Sin cuestionar en absoluto
esta necesaria defensa asumida por el FSE, cabe también
reflexionar acerca de las consecuencias a que puede conducir
extrapolar, en el marco de la solidaridad internacional, la defensa
de los derechos humanos palestinos y la denuncia de la ocupación
militar de aquella otra que ha vertebrado la lucha palestina
y su Movimiento de Liberación Nacional a lo largo de su
historia: la de los legítimos derechos nacionales palestinos,
que siguen siendo el fundamento de la causa palestina para su
población, que se siguen conculcando en Palestina y que
deberían ser el referente político básico
para articular la solidaridad internacionalista con Palestina
y con un proyecto nacional laico, democrático y progresista.
En el afán de aglutinar
al mayor número posible de las diversas fuerzas, corrientes
y sensibilidades que conforman el FSE, en un contexto, además,
de máxima hostilidad impuesto por la política israelí
y estadounidense contra Palestina, se corre el riesgo de debilitar
progresivamente ese referente de reivindicación nacional
que justifica por qué, además de apoyar los derechos
humanos palestinos y denunciar la ocupación israelí,
hay que respaldar sin ambages la lucha palestina y su legítima
resistencia, entendida tanto en su faceta popular, civil y colectiva
de no colaborar con la ocupación, como en aquélla
que ejerce la resistencia armada contra objetivos militares israelíes
y contra los asentamientos. Porque la desproporción de
la violencia israelí contra Palestina -verdadero terrorismo
de Estado- no es en ningún caso comparable con las acciones
de la legítima resistencia armada palestina, y porque
el drama que representa el fenómeno de las bombas suicidas
que estallan dentro del Estado de Israel no puede disociarse
de la desigualdad de condiciones en la lucha entre un pueblo
ocupado y la potencia ocupante, el FSE debería ser claro
en rechazar el discurso extendido en su seno por el pacifismo
de la izquierda sionista israelí y de buena parte de la
izquierda oficial europea de que la violencia afecta por igual
a "ambos pueblos".
La izquierda
sionista y el pacifismo israelí en el FSE
Identificado con el mérito
de quienes minoritariamente dentro de Israel y muy especialmente
dentro de las filas del ejército israelí han dado
un paso adelante al negarse a actuar en los TTOO -y están
siendo penalizados por ello por el aparato militar israelí-
el FSE ha vuelto a contar con la presencia de varias organizaciones
de la izquierda israelí y con dos representantes del movimiento
Refusenik. Con ello, el FSE se hace eco de las minoritarias
voces que en el interior de Israel se han situado contra la ocupación
y a favor del pueblo palestino.
Reconociendo en su valor lo
que representa particularmente el movimiento Refusenik,
cabe, no obstante, proponer dos consideraciones para la reflexión
que apenas se han tenido en cuenta en los debates del FSE: primera,
que en su argumentación la izquierda pacifista de Israel
(cuya presencia es incomparablemente más influyente que
la de las fuerzas progresistas insertas en el mundo árabe
apenas reconocidas en los ámbitos del FSM -y no las establecidas
en Europa) se opone a la ocupación israelí de los
TTOO desde una consideración que escasamente supera el
compromiso humanitario -los derechos humanos palestinos- y desde
una posición que invierte a su favor la lucha anticapitalista
en Israel.
Así, se dice que hay
que acabar con el sistema de la ocupación porque éste
repercute muy negativamente en la economía israelí,
al priorizar una economía de guerra permanente en detrimento
de un sistema de desarrollo social que hace aumentar la exclusión,
el desempleo y las desigualdades. Si bien este argumento de la
izquierda israelí es absolutamente coherente, por el contrario
no cuestiona ni denuncia, al menos públicamente y con
determinación, el nefasto componente esencial que nutre
la idiosincrasia israelí: el sionismo. Mientras la izquierda
israelí no renuncie, denuncie y combata al sionismo -y
en el FSE muy pocos lo han hecho-, el apoyo que recibe de amplios
sectores del FSE será un flaco favor, no ya a la lucha
nacional palestina, sino a la propia emancipación de los
ciudadanos y ciudadanas realmente progresistas del Estado de
Israel comprometidos con los derechos nacionales palestinos.
Segunda consideración:
la izquierda israelí tampoco denuncia la inserción
hegemónica del Estado de Israel en la región árabe
-esencia del proyecto sionista de Israel-, ni el principio de
la normalización regional como instrumento de la
globalización capitalista en Oriente Medio. Si el internacionalismo
debe de ser fundamento esencial de la izquierda y los sectores
progresistas mundiales, la izquierda israelí debería
denunciar y combatir -como hace, por ejemplo, la izquierda del
movimiento contra la guerra en EEUU contra la política
exterior de su Administración- el proyecto asociado al
sionismo en el marco regional de Oriente Medio.
Iraq, el
fin de la ocupación
A pesar de que el sentir unánime
del FSE es contrario al mantenimiento de la ocupación
militar de Iraq, la elaboración del Documento Final a
este respecto ha sufrido los efectos negativos de los sectores
más moderados de la organización del FSE: a pesar
de haberse reclamado mayoritariamente desde la asamblea de preparación
del documento que el texto se pronunciara a favor de la "Retirada
inmediata de las tropas. Fin a la ocupación de Iraq",
esta expresión tuvo que ser modificada tras un prolongado
debate por la de "Retirada de las tropas. Fin inmediato
de la ocupación", expresión que abre la fórmula
(poco debatida en el seno de los diferentes plenarios, seminarios
y talleres del FSE relacionados con la ocupación, al menos
en los que ha estado presente el CSCA y la CEOSI) de que las
tropas de ocupación estadounidenses puedan ser reemplazadas
progresivamente por tropas de Naciones Unidas como paso previo
a la devolución de la soberanía de Iraq.
Valoración
final
En lo que respecta al menos
al tratamiento de las cuestiones palestina e iraquí, el
contenido del Documento Final del FSE refleja más la línea
moderada y socialdemócrata que representan ciertos sectores
del Foro que la más progresista de grupos y organizaciones
de la izquierda internacional comprometida en lograr que el Foro
Social Mundial sea verdadera y operativamente un ámbito
de expresión y acción para la transformación
mundial. El Documento Final llama a secundar la movilización
contra la ocupación de Iraq y Palestina promovida por
ANSWER para el 20 de marzo de 2004, primer aniversario del inicio
de la invasión del país [2].
Al respecto de las cuestiones
árabes, convendría tener en cuenta la necesidad
urgente de promover en el FSM una mayor intervención y
protagonismo de organizaciones árabes progresistas desde
dos consideraciones:
1) que, mientras se combate
desde la políticas oficiales estadounidenses y europeas
toda noción de cohesión y unidad para un espacio
conectado en sus dimensiones geográficas, humanas, políticas,
económicas, sociales y culturales, la región árabe
conforma un escenario privilegiadamente unitario para el intervencionismo
intenso de EEUU y del capitalismo neoliberal. En este sentido,
extrapolar la agresión militar y la ocupación de
Iraq y Palestina de la más sofisticada que extiende la
globalización capitalista en sus facetas políticas,
económicas, culturales e ideológicas en toda la
región árabe, contribuye a favorecer el discurso
hegemónico de la división y fragmentación
que se quiere desde EEUU y la Europa oficial para un mundo árabe
en permanente debilidad, dependencia y sometimiento.
2) que dado que la lucha contra
el imperialismo está también siendo contestada
desde el interior del mundo árabe, es necesario fortalecer
la interlocución con los sectores progresistas árabes
y dar a conocer y respaldar, en el ámbito internacional,
su lucha contra la globalización capitalista y contra
el intervencionismo, que no es otra que la lucha contra el proceso
de normalización de Israel en el entorno árabe.
Normalización esencialmente económica pero
también política, estratégica e ideológica
que el Estado de Israel y EEUU tratan de imponer, con la subsidiaridad
de la UE, a unos regímenes políticos ilegítimos
en contra de las aspiraciones e intereses de los pueblos árabes.
La lucha árabe contra la normalización es
el principio político que expresa el eje central del combate
contra la globalización capitalista en el mundo árabe
y es, por tanto, un principio y un referente inexcusable en la
agenda de la solidaridad internacionalista que propugna el FSM.
La reciente decisión
de retrasar la organización del Foro Social Mediterráneo
(Foro que pretende incluir junto a organizaciones de Israel,
Turquía, Malta y países bálticos, a organizaciones
de los países árabes mediterráneos) debido
a que "las condiciones políticas no son propicias",
entra de lleno en el debate a cerca de una cuestión central
en lo que se refiere a las organizaciones árabes: quiénes
son y quiénes deben ser los interlocutores árabes
en la creación y configuración de un Foro Social
Mediterráneo.
Se justifica la falta de interlocución
árabe a la ausencia de tradición asociativa en
los países árabes pero casi nadie quiere abordar
la cuestión de fondo, que pasa necesariamente por reconocer
que desde la izquierda europea apenas se conoce el mundo social-político
árabe y que, de tener voluntad, la interlocución
con las fuerzas progresistas árabes pasaría probablemente
de manera necesaria, por sectores mucho más radicalizados
que lo que cierta izquierda europea e israelí están
dispuestas a asumir; interlocución que podría llegar
a poner en cuestión la propia validez de un Foro Social
Mediterráneo frente a la necesidad acuciante de crear
un Foro Social Árabe. La pregunta que cabe hacerse desde
el FSM es ¿por qué no existe un Foro Social Árabe
en el FSM?, ¿dónde habrán de coordinarse
los sectores progresistas árabes pero no mediterráneos
como los iraquíes, yemeníes, jordanos, sudaneses,
somalíes, mauritanos y del Golfo si no es en un Foro Social
Árabe junto al resto de los árabes?, ¿no
debería ser el compromiso del FSM identificar y reconocer
a esos sectores progresistas árabes y favorecer, en tanto
que árabes y progresistas, que definan, construyan, coordinen
y financien su propio Foro Social Árabe en el que articulen
y expresen sus aspiraciones y desde el que puedan hallar una
plataforma para exponerlas al movimiento internacional?
Notas:
1. Traducido
en esta misma página (columna izquierda).
2. Véase
en CSCAweb: Jornada
internacional contra la ocupación de Iraq
|