Turquía y el negocio
de la invasión de Iraq
3 de marzo de 2003. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
Dos aliados indispensables
de EEUU para su campaña bélica contra Iraq, la
Turquía oficial y las organizaciones kurdo-iraquíes
del PDK y la UPK, enfrentados por el negocio de la guerra. La
Administración Bush relega a la servil oposición
iraquí de sus funciones para llevar adelante la plena
ocupación de Iraq.
En Turquía,
el parlamento ha negado al gobierno la autorización para
el despliegue de 62.000 tropas estadounidenses y el equipamiento
militar imprescindibles para poder garantizar la invasión
militar de Iraq por la frontera sur de Turquía. Coincidiendo
con la voluntad mayoritaria de los ciudadanos turcos, el parlamento
ha dado, sin embargo, un revés solo formal al gobierno
de Abdullah Gull y a EEUU. Su mayoritario voto contrario no implica
que la clase política turca ni sus instituciones más
influyentes, entre ellas el ejército, rechacen el despliegue
de tropas estadounidenses en suelo turco o, mucho menos, la intervención
militar contra Iraq. Y ello es así porque contra lo que
realmente se ha votado en el parlamento esta semana ha sido contra
la ausencia de resultados satisfactorios en las negociaciones
mantenidas en las últimas semanas por el gobierno del
Partido islamista Justicia y Desarrollo con la Administración
Bush para rentabilizar la ayuda indispensable que Turquía
debe otorgar a EEUU en su guerra contra Iraq.
La primera petición turca de que EEUU concediera unos
beneficios de 40 mil millones de dólares en ayuda económica
que paliasen su profunda crisis financiera fue reducida por los
negociadores de la Administración estadounidense a un
mínimo de 5 mil millones en donaciones y 10 mil millones
en préstamos. Para paliar el resto, la Administración
Bush se habría comprometido a garantizar para el futuro
posbélico ciertas concesiones comerciales y contratos
del crudo iraquí [1] a Turquía. Asumida
esta contraoferta por el gobierno turco, el acuerdo final no
ha podido alcanzarse pues más importante que la ayuda
económica resulta para la Turquía oficial obtener
garantías plenas de que en ningún caso la intervención
militar en Iraq servirá para dar paso a la creación
de una entidad kurda en el territorio kurdo-iraquí, donde,
además de haber presencia de kurdos turcos refugiados
y perseguidos por Ankara, operan con un firme alineamiento pro
estadounidense las dos grandes formaciones kurdo-iraquíes
Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y
Unión Patriótica del Kurdistán (UPK)
que han sido en estos años y siguen siendo, a las puertas
de la invasión militar, con el soporte financiero de EEUU
y el asesoramiento de la CIA, los mercenarios esenciales para
la intervención estadounidense en el norte Iraq.
Alineados en el mismo bando proestadounidense, la Turquía
oficial y los partidos kurdo-iraquíes del PDK y la UPK,
están resultando ser para la Administración Bush
socios altamente desestabilizadores para su ya avanzada planificación
bélica por ser abiertos competidores que pugnan, a costa
de la agresión contra Iraq y del pingüe negocio de
la guerra, por satisfacer sus propios beneficios contrapuestos.
Turquía no acepta la creación de ningún
tipo de entidad kurda en el territorio de Iraq porque su reconocimiento
abalado por el imperialismo estadounidense constituiría
un precedente que abriría la vía de las reivindicaciones
de la población del Kurdistán turco. Para satisfacer
sus demandas, el gobierno turco habría incluso reclamado
a la Administración Bush que sea Turquía quien
supervise la participación militar de los kurdos iraquíes
en el norte de Iraq, quien controle su armamento y su desarme
tras las invasión y, a los efectos de garantizar el mantenimiento
de las fronteras actuales de Iraq, participar en la Administración
militar que EEUU instalará en Bagdad una vez invadido
y ocupado el país [2].
Por su parte, las organizaciones kurdo-iraquíes del
PDK y la UPK, bien recompensadas por EEUU al igual que Turquía
durante estos últimos doce años de sanciones contra
Iraq, han protestado ante un eventual acuerdo bilateral entre
EEUU y Turquía que cuestione no solo la consolidación
de la autonomía financiera y administrativa que EEUU les
ha permitido desarrollar en las provincias del Kurdistán
iraquí a la sombra del embargo contra Iraq y su gestión,
sino su participación activa en el reparto territorial
con que ambas organizaciones esperan ser recompensadas en el
nuevo mapa que EEUU prevé diseñar para el futuro
de Iraq.
La alarma que ha generado en ambas organizaciones kurdo-iraquíes
un posible acuerdo entre EEUU y Turquía que les niegue
la concesión de una futura entidad kurda, se ha trasladado
al ámbito donde el PDK y la UPK intervienen más
activamente, el de los divididos grupos de la oposición
iraquí en el exilio partidarios de la invasión
contra Iraq [3], donde confluyen en una única caracterización
común: la de estar al servicio de los intereses de EEUU
y de satisfacer los propios sin perjuicio de lo que pueda ocurrirle
en el futuro a su propio Estado y a su propio pueblo.
La oposición aliada de Washington
pierde su funcionalidad
Reunidos ante el enviado especial del presidente Bush, Zalmay
Khalilzad [4] en Salah Addin, ciudad de la provincia kurda
del norte de Iraq, y para designar el nombramiento de un "consejo
dirigente" de seis miembros según lo acordado en
su última reunión mantenida en Londres el pasado
mes de diciembre [5], los opositores Talaban (UPK), Barzani
(PDK), Ahmad Chalabi (Congreso Nacional Iraquí, CNI),
Abdul Asis Al Hakim (Consejo Supremo de la Revolución
Islámica de Iraq, CSRII), Ayad Allawi (Acuerdo Nacional
Iraquí, ANI), y Adnan Pachachi, (independiente), han tenido
que afrontar, finalmente, la incompatibilidad de sus intereses
particulares con aquellos de la hegemonía imperialista
que defiende la Administración Bush: la determinación
de EEUU de instalar una Administración militar estadounidense
en Iraq tras su invasión se revela bien contraria a sus
pretensiones de ser recompensados por el servicio prestado desde
1991 a las Administraciones de EEUU, a través de un ansiado
reparto territorial del Estado iraquí que, siguiendo criterios
étnicos y confesionales les hubiera permitido regresar
a un Iraq dividido en entidades kurda (al norte), shi'i (al sur)
y sunní, (asociada a una reinstauración de la monarquía
a través de la línea jordana hachemí en
el centro del actual Estado) [6].
Frente a tales pretensiones, ha tenido que ser el propio enviado
de Bush, Khalizad quien les llamase al orden y les recordase
que, habida cuenta de su propia falta de representatividad en
el interior de Iraq y de su incompetencia para organizarse en
los últimos años (a pesar del desembolso económico
que las Administraciones Clinton y Bush realizaron para su financiación
y entrenamiento [7]) como una oposición unitaria
que facilitase a EEUU la instauración de un gobierno designado
desde el exterior, reproduciendo el modelo de intervención
afgano, la Administración estadounidense ha acabado por
planificar y decidir su control directo sobre Iraq. Las ambiciones
políticas de quienes han estado durante años favoreciendo
con su apoyo el asedio de Iraq y respaldando el cambio de régimen
desde las directrices emanadas del Pentágono, la CIA y
el Departamento de Estado se ven ahora frustradas, como no podía
ser de otra manera, por la ambición suprema de Washington.
La desfachatez con la que ahora pretenden desmarcarse criticando
el proyecto estadounidense de ocupación de Iraq como
están haciendo todos ellos ilustra la falta de escrúpulos
que define a todos ellos [8].
Frente a sus miserables ambiciones de retornar cómoda
y gratuitamente a un Iraq posbélico como "gobierno
en el exilio" legitimado por EEUU, el llamamiento
hecho por otras organizaciones iraquíes en el exilio agrupadas
en la Alianza Nacional Iraquí (ANI) [9] para retornar
a Iraq y defender colectivamente el país de la agresión
exterior y de la recolonización marca la pauta de lo que
significa el compromiso nacional en un momento de máxima
emergencia en el que está en juego la preservación
del Estado de Iraq, de su soberanía, su independencia
y de la dignidad de su pueblo.
Notas:
1.- La Vanguardia,
24 de febrero de 2003.
2.- Op. cit.
3.- Véase
en CSCAweb: La
oposición iraquí en el exilio
4.- The
New York Times, 1 de marzo de 2003. Véase en CSCAweb
: La
Administración Bush prevé la ocupación indefinida
de Iraq y la imposición de un régimen militar provisional
estadounidense
5.- Véase
en CSCAweb: Mientras
inicia el entrenamiento de mil exilados en Hungría y ante
el fracaso de la conferencia opositora de Londres, la Administración
Bush se reafirma en la opción de un gobierno militar propio
tras la ocupación de Iraq y EEUU y Gran Bretaña
vuelven a convocar en Londres a una enfrentada oposición
iraquí para diseñar el futuro de Iraq tras la guerra
y ocupación del país
6.- Véase
en CSCAweb: El
reparto de poder en el futuro de Iraq tras la guerra divide de
nuevo a los opositores iraquíes y EEUU promueve al príncipe
Hasan de Jordania como posible candidato a encabezar un nuevo
régimen monárquico en Iraq tras la ocupación
del país
7.- Véase
en CSCAweb: Iraq:
¿Qué es el INDICT? y El presidente
Bush autoriza el entrenamiento militar de la oposición
iraquí
8.- The
New York Times, 1 de marzo de 2003, op. cit.
9.- Véase
en CSCAweb: Entrevista
con Abd al-Jabbar al-Kubaysi: La oposición patriota iraquí
lista para regresar y defender el país de la agresión
de EEUU
y Llamamiento
conjunto de la Oposición Patriótica Iraquí
y del Campo Antiimperialista a la defensa de Iraq - Informe del
III Congreso de la Oposición Patriótica Iraquí
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