Mensaje de Ramsey Clark
(ex Fiscal General
de EEUU)
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
20 de noviembre de 2002
"EEUU no es una democracia;
es una plutocracia. No hay gobierno popular en EEUU. Gobierna
la riqueza, las corporaciones gobiernan. Gobiernan en el Congreso,
eligen presidentes, controlan el Pentágono. Poseen los
medios de comunicación que son la voz de la plutocracia"
Quiero enviar mis saludos al Comité de Solidaridad
con la Causa Árabe (CSCA), a la Campaña Estatal
por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq (CELSI) y a todos
y todas los que estáis presentes en esta importante conferencia
sobre Iraq que se celebra en Madrid este fin de semana.
Esta es la primera conferencia internacional sobre Iraq que
tiene lugar después de dos grandes acontecimientos: las
elecciones de EEUU y el voto del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas (CS de NNUU). Ambos acontecimiento muestran, sin duda
alguna, que el gobierno de EEUU ha determinado lanzar la guerra
contra Iraq y que solo los pueblos del mundo, y especialmente
el de EEUU, pueden y deben pararla.
Hace once días, el 5 de noviembre, las elecciones de
EEUU mostraron que la mayoría de la gente de EEUU vio
que votar no valía la pena. Mostraron que quienes ostentan
cargos y quienes tienen riquezas -especialmente los ricos que
quieren la guerra- deciden quién gana. La voluntad popular
estuvo ausente. EEUU no es una democracia; es una plutocracia.
No hay gobierno popular en EEUU. Gobierna la riqueza, las corporaciones
gobiernan. Gobiernan en el Congreso, eligen presidentes, controlan
el Pentágono. Poseen los medios de comunicación
que son la voz de la plutocracia. Los medios de comunicación
fueron los encargados de hacer pública de manera inmediata
la proclamación de la Casa Blanca de que las votaciones
"demuestran la resolución del pueblo de EEUU para
afrontar esta amenaza".
A quien se refiere esta amenaza -entre otras naciones y otras
entidades de la tierra- es a Iraq. Cada día y en todas
las formas posibles, se oye decir al presidente Bush, al vicepresidente
Cheney, al secretario de Estado Powell, al secretario de defensa
Rumself y, sobre todo a los poderosos medios de comunicación:
"Guerra ahora. Tenemos que destruir Iraq".
Después, el 8 de noviembre, el CS de NNUU aprobó
por unanimidad la resolución de EEUU que daba a Iraq ocho
días para aceptar las condiciones de inspección
o [exponerse]a afrontar su destrucción. Esas condiciones
son un escandaloso asalto a la soberanía de cualquier
país. Incluyen "acceso inmediato, sin trabas, sin
restricciones y privado para entrevistar a todo el personal oficial
y otras personas, dentro o fuera de Iraq", a discreción
de los inspectores. Podrían haber exigido entrevistar
inmediatamente a Sadam Husein y a la dirección militar
de Iraq en la prisión de EEUU de Guantánamo (Cuba),
o en el interior de EEUU, o incluso en la isla de Alcatraz, en
la Bahía de San Francisco. 60 días después
de que comiencen las inspecciones, el CS de NNUU deberá
ser informado para que pueda actuar.
Todo esto se impone a Iraq tras ocho años de inspecciones
que no han producido nada. El presidente Bush todavía
sostiene que atacará Iraq si el CS de NNUU no aprueba
autorizar un ataque ya que él cree que Iraq oculta
armas de destrucción masiva.
En ningún sitio se oye hablar de la responsabilidad
de EEUU en las guerras que ya han destruido Iraq. En 1991, el
Pentágono efectuó 11.000 salidas aéreas
durante 42 días, en las que se lanzaron 88.500 toneladas
de bombas, es decir, siete veces y media más de lo lanzado
en Hiroshima. Mataron a 150.000 iraquíes. El Pentágono
afirma que las bajas de EEUU fueron 155, de las que más
de un tercio se debieron a "fuego amigo" y el resto
a accidentes, sin que hubiera bajas en combate. Ello hace una
estadística en bajas de 1.000 [iraquíes] por cada
una de las bajas estadounidenses, aunque EEUU duplica por 10
la población de Iraq y tiene una capacidad de destrucción
infinitamente mayor.
Fue una matanza. Desde el punto de vista del Derecho Internacional
no se masacra con impunidad. Es un crimen de guerra. Es un crimen
contra la humanidad.
Más tarde, prolongamos [impusimos] las increíbles
sanciones contra Iraq que han matado a un millón y medio
de personas. Se mantienen cada día; cada día bebés,
niños y ancianos mueren como consecuencia de esas sanciones.
Acabamos de volver de Iraq en septiembre, donde escuchamos del
ministro de Sanidad iraquí que la tasa de mortalidad sigue
aumentando. El número de niños que nacen con peso
más bajo de lo normal -menos de dos kilos- es ahora uno
de cada cuatro. Hemos asesinado a un millón y medio de
personas con las sanciones genocidas. La población que
sobrevive está físicamente discapacitada y desfallecida.
Los aviones estadounidenses y británicos han sobrevolado
diariamente el territorio soberano de Iraq desde 1991, bombardeándolo
casi cada día desde entonces. Hemos elegido los días
con cuidado. El 17 de enero de 1993 -dos días antes de
que el presidente Bush dejara la Casa Blanca- envió 30
misiles de crucero Tomahawk. Impactaron en el Hotel Al Rashid
[en Bagdad]. Con un misil de crucero Tomahawk, [Bush padre] acabó
con la vida de Layla al Attar, a 15 millas de Bagdad. Layla era
una gran artista árabe, directora del Museo de Arte Moderno
de Bagdad.
E incluso en septiembre y octubre de este año, cuando
los medios de comunicación hablaban de bombardear pronto,
los bombardeos ya estaban teniendo lugar día a día.
El día de la llegada de nuestra delegación a Iraq,
en septiembre, ocho personas habían sido asesinadas por
bombas de EEUU cerca de Basora. Más de 40 fueron asesinadas
en octubre. Y la guerra sigue. Y el presidente Bush afirma que
ellos son el mal. Más nos valdría tener cuidado.
Estamos destruyendo el Derecho Internacional en el que descansa
el potencial de la paz. Estamos destruyendo las Naciones Unidas,
que fueron creadas para acabar con el azote de la guerra. Estamos
haciendo un palmo de narices a la Carta de Nuremberg, que afirma
que no se puede atacar primero.
En los últimos días, el segundo presidente Bush
ha declarado que él no quiere la guerra y que la decisión
depende de Sadam Husein. Eso equivale a un ladrón que
nos exige todo el dinero diciendo: "no quiero dispararte;
tú eliges".
Esos dos acontecimientos las elecciones de EEUU y el
voto de NNUU- hacen de la acción popular el único
recurso para la paz.
Afortunadamente, el 9 de noviembre tuvo lugar un tercer acontecimiento
que ayudó a mostrarnos la respuesta. En la bella ciudad
de Florencia, en Italia, un millón de personas llenaron
las calles para decir no a la guerra contra Iraq.
La acción de Florencia del 9 de noviembre, la manifestación
masiva del 28 de septiembre en Londres, la manifestación
masiva a comienzos de este año en Barcelona, y nuestras
propias manifestaciones amplias y exitosas de miles y miles de
personas en Washington y San Francisco, en el corazón
de EEUU, el 26 de octubre, contra un ataque de EEUU sobre Iraq
mostraron de manera trágicamente clara que solo una cosa
puede parar la agresión de EEUU contra Iraq: nosotros,
los pueblos.
Solo las manifestaciones masivas de los pueblos pueden parar
la agresión militar de EEUU contra Iraq. Solo las manifestaciones
masivas pueden mostrar al mundo que el pueblo de EEUU se opone
a la determinación de su propio gobierno de cometer una
mayor agresión contra Iraq.
El 26 de octubre se mostró que ello es posible. Ahora
debemos afirmar sin descanso la oposición pública
a la guerra mientras nosotros, en EEUU, nos preparamos para las
manifestaciones masivas del 18 y 19 de enero en Washington. Si
fracasamos ahora en poner fin al militarismo de EEUU la próxima
generación no conocerá sino la violencia y la miseria
humana.
Cada acto de los gobiernos de los últimos 30 años
muestran que tenemos que perseverar más allá del
18 y 19 de enero de 2003, hasta que el poder popular fuerce al
gobierno de EEUU a poner fin a su política militarista
y de explotación económica de los pobres dentro
y fuera de EEUU.
Ello llevará tiempo y requerirá reformas profundas
antes de que la gente pueda confiar en un presidente o en el
Congreso para buscar la paz y el fin de la pobreza. Las Naciones
Unidas serán inútiles hasta que no se liberen de
la dominación de EEUU y no se reformen.
El cambio de régimen tiene que comenzar aquí,
en EEUU.
Nosotros, el pueblo, necesitamos separar a EEUU del militarismo.
Día tras día [se producen] asesinatos masivos.¿Quién
posee las armas de destrucción masiva?, ¿quién
se está enriqueciendo cada día más con más
armas? Tenemos que conseguir liberar a este país del militarismo.
Tenemos que conseguir liberar a este país de la oligarquía
de las multinacionales que está destruyendo nuestras vidas.
Tenemos que conseguir liberar a EEUU de la represión.
¿No sabemos acaso que tenemos a dos millones de personas
en la cárcel?, ¿no sabemos que ejecutamos a más
de una persona por semana en este país? Liberemos a los
Estados Unidos de América. Tenemos que defender la paz
en todo el mundo, acabar con la pobreza, el hambre y la enfermedad,
y crear puestos de trabajo para todos en todo el mundo.
La mano de la amistad nos alcanzará a todos en todo
el mundo. No más guerras.
Muchas gracias
Ramsey Clark
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