El temor del sionismo a la campaña BDS

Juan Pablo Crespo

Parece que en Israel aumenta la preocupación por los efectos que provoca la campaña BDS. En ese sentido no pueden sorprender los panegíricos que frecuentemente ofrece el señor Lévy sobre Israel en el diario El País,(..) utilizando argumentos inconexos, manipuladores y torticeros que parecen dirigidos a idiotas y que pretende hacer colar detrás de su traje de intelectual útil a su causa.

CSCA

Parece que en Israel aumenta la preocupación por los efectos que provoca la campaña BDS. En ese sentido no pueden sorprender los panegíricos que frecuentemente ofrece el señor Lévy sobre Israel en el diario El País, el último aparecido el domingo 30 de enero bajo el título “Qué esconde el boicot contra Israel”(1). En el mismo, este vocero del régimen sionista comienza por una justificación prepotente que le delata: excusatio non petita culpatio manifesta.  Posteriormente, eso sí, aprovecha para lanzar un obsceno ataque contra la campaña “Boicot, Desinversiones y Sanciones” (BDS), utilizando argumentos inconexos, manipuladores y torticeros que parecen dirigidos a idiotas y que pretende hacer colar detrás de su traje de intelectual útil a su causa.
Según Lévy los convocantes al acto informativo sobre BDS en Francia pasaron por alto cuestiones que hacen catalogarlo como una campaña “belicosa, infame, falaz y antidemocrática”. Para empezar distingue entre democracias y los regímenes totalitarios que son, según su versión, los realmente merecedores de prácticas de boicot. Sin detenerse en citar los países que pone como ejemplo, solo cabe mencionar lo simplista de un planteamiento que pretende confundir más que aclarar ¿Cuántos estados en el mundo no están actualmente investidos del marchamo democrático? Queda patente al instante que esto lo menciona sólo para dar merecimiento a la teocracia castrense instalada en el estado de Israel, que viene a calificar con la consabida etiqueta de única democracia de la región.
Tiene además la desfachatez de afirmar que los defensores del BDS se olvidan las negociaciones de paz y sentimientos israelíes sobre las colonias y sus ampliaciones, y recuerda cómo los palestinos de Gaza viven oprimidos bajo Hamás, sin mencionar las consecuencias del bloqueo al que está sometida por Israel, otra auténtica versión tendenciosa ofrecida por el señor Lévy actuando como un mercenario de la pluma al servicio del aparato al que sirve.
En otro apartado afirma que la campaña pretende deslegitimar a Israel, como si internacionalmente no estuviera claro que Israel se deslegitima a si mismo, a través de sus inaceptables acciones de barbarie que sirven para mantener una ocupación atroz y cruel de Palestina, a la que se suman agresiones salvajes que causan un continuo e incalculable sufrimiento humano sobre la población palestina. Ensucia este individuo términos que, formando parte de la justicia y los derechos humanos, utiliza en beneficio del agresor que los viola sistemáticamente, Israel.
Sin un ápice de incomodidad se permite tachar de confusión intelectual y moral a Europa a la que, sin entrar en otras valoraciones, lastra citando su pasado criminal, mientras lo que directamente atañe a Israel no merece ninguna línea o mención, escondiendo literalmente la cruda realidad que demuestran tozudamente los hechos sobre el terreno y certifican decena de informes avalados por instancias internacionales. En ningún lugar de su discurso aparece la Ocupación de Palestina, y sus efectos sobre millones de seres humanos, como el elemento clave que ha propiciado después de tantos años de sufrimiento una campaña internacional como BDS, que intenta sensibilizar y movilizar pacíficamente a ciudadanos para que ejerzan su derecho a denunciar a través del boicot lo que se esconde detrás de un estado agresor, racista y criminal como Israel.