Israel y ciertos niños*
Juan Gelman
Página/12, 6 de julio de 2006
/ CSCAweb, 10 de julio de 2006
"La
represalia israelí por el secuestro de uno de sus soldados
no sólo es desproporcionada: también es repetida.
Hace casi medio año que Israel acentúa su castigo
colectivo a los palestinos, a quienes no perdona que hayan dado
la victoria, en elecciones impecables, a los representantes de
Hamas. Se supone que éstos son gobierno, pero viven en
la clandestinidad más estricta por temor a los bombardeos
y a las ejecuciones extrajudiciales que para Tel Aviv ya son
costumbre. Así se desnudan dos ficciones: que la Autoridad
Palestina es soberana y que Israel se ha retirado de Gaza. ¿Cuándo
sucedieron esas cosas?"
Al proponer el intercambio
del soldado israelí secuestrado, Gilad Shalit, 19 años,
por 380 niños palestinos arrestados por las Fuerzas de
Defensa de Israel, los Comités palestinos de resistencia
popular han puesto el dedo en la llaga de un problema muy poco
aireado en los medios internacionales: desde septiembre de 2000,
inicio de la segunda intifada, un promedio de 300 menores de
edad de los territorios ocupados por Israel son detenidos cada
año y quedan a disposición de la justicia militar
israelí. No tienen asistencia legal y es común
que se los obligue a firmar "confesiones" redactadas
en hebreo, que no entienden. Probablemente tampoco les resultarían
comprensible en árabe.
Israel es Estado Parte de la Convención sobre los Derechos
del Niño de las Naciones Unidas, pero da igual: aplica
un sistema de justicia que no contempla disposiciones especiales
para los menores de edad. Cuando son palestinos, no cuando son
israelíes. La odisea de los primeros comienza con su arresto,
tal vez en un allanamiento nocturno a cargo de efectivos israelíes
o en uno de los frondosos retenes que interrumpen y cercan la
vida económica y social de los territorios ocupados. Después
de un par de noches tras las rejas, son procesados y, en el ínterin,
sometidos a malos tratos y torturas (The Daily Star, 30-6-06).
Como dijera el primer ministro de Israel Ehud Olmert, la vida
de un israelí es "más importante que la de
un palestino" (www.workingforchange.com, 30-6-06). Bueno.
La organización no gubernamental Defensa de Niñas
y Niños Internacional que tiene status consultivo
en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas,
Unicef, Unesco y el Consejo de Europa ha denunciado el caso
típico de Zakariyan y Nemer, ambos de 13 años,
arrestados por tropas israelíes por arrojar piedras cerca
de la barrera de la Ribera Occidental que la separa de Israel
(www.dci-is.org). Les vendaron los ojos y los golpearon con saña
antes de llevarlos a un centro de detención israelí
ubicado en el asentamiento ilegal de Gush Etzion, cerca de Hebron.
Pasaron dos semanas con otros 17 detenidos en una celda pequeña
y dormían en el piso con sólo media hora al día
para ir al baño. Ni familia ni amigos podían visitarlos.
No es lo único que sufren los menores palestinos: de 5
meses a 17 años tenían los cinco alcanzados por
la artillería terrestre israelí el 9 de junio pasado
en una playa de la Franja de Gaza.
Ehud Olmert ha rechazado el canje de niños palestinos
presos por el soldado israelí preso, lo calificó
de chantaje y se ha dedicado a bombardear la flaca infraestructura
que existe en Gaza: el 43 por ciento de sus habitantes se quedó
sin electricidad, la comida, el agua y el combustible escasean
mucho más que de costumbre y el premier israelí
no encontró mejor cosa que arrestar a 87 dirigentes de
Hamas entre los que figuran ocho ministros, es decir, un tercio
del gabinete de la Autoridad Palestina que, al parecer, del título
sólo tiene la nacionalidad. "Me hago personalmente
responsable de lo que está sucediendo en Gaza, no quiero
que nadie duerma de noche en Gaza", afirmó Olmert
en una reunión de gabinete. Y dijo a Kofi Annan, el pálido
secretario general de las Naciones Unidas cuyo comentario sobre
el tema fue "pareciera que no es aconsejable" el operativo
israelí en la Franja: "Es cierto que es incómodo
para los palestinos que no tengan electricidad. Pero nadie ha
muerto por falta de electricidad. Hay una pequeña incomodidad.
¿Y qué?" Sopla algo loco en todo esto. Así
se piensa al menos en el diario israelí Haaretz.
Su editorial del 30 de junio último, titulado "El
gobierno está perdiendo la razón", señala
que Tel Aviv "quiere convencernos de que todas esas acciones
sólo procuran la libertad del soldado Gilad Shalit".
Esas tácticas, subraya, se aplicaron antes y "reflejan
una pérdida de orientación más que una concepción
general basada en la razón y el sentido común".
Y advierte: "Los libaneses, por ejemplo, conocen bien la
táctica israelí de destruir centrales eléctricas...
se aterrorizó a los habitantes de aldeas enteras que huyeron
a Beirut... finalmente, Israel se vio obligada a negociar con
Hezbollah y a retirarse del Líbano". Como se dice,
hay gente que nunca aprende la lección.
La represalia israelí por el secuestro de uno de sus soldados
no sólo es desproporcionada: también es repetida.
Hace casi medio año que Israel acentúa su castigo
colectivo a los palestinos, a quienes no perdona que hayan dado
la victoria, en elecciones impecables, a los representantes de
Hamas. Se supone que éstos son gobierno, pero viven en
la clandestinidad más estricta por temor a los bombardeos
y a las ejecuciones extrajudiciales que para Tel Aviv ya son
costumbre. Así se desnudan dos ficciones: que la Autoridad
Palestina es soberana y que Israel se ha retirado de Gaza. ¿Cuándo
sucedieron esas cosas?
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